Petrobras cree que empieza a recuperar su credibilidad

«Cerramos un capítulo» la semana pasada con la presentación del balance de 2014 y ahora «se empieza a recuperar la credibilidad», declaró Bendine ante la Comisión de Asuntos Económicos del Senado.

El balance correspondiente al año pasado admitió unas pérdidas cifradas en 21.587 millones de reales, unos 7.200 millones de dólares, que representaron el primer resultado negativo de la petrolera brasileña desde 1991.

También registró que la deuda de la compañía llegó a fines de 2014 a 351.000 millones de reales (unos 117.000 millones de dólares) y por primera vez le puso cifras a la corrupción, al calcular que las irregularidades que investiga la justicia costaron al menos 6.200 millones de reales (2.066 millones de dólares) desde 2004.

Cumplido ese trámite, Bendine aseguró que ahora el «desafío» de la empresa es presentar en un plazo de treinta a cuarenta días, un nuevo plan de negocios que refleje la «nueva realidad» y ponga «mucho énfasis» en la reducción de su abultada deuda.

Petrobras «va a convivir durante un tiempo con un nivel de deuda que no es sano», pero en el plan de negocios quinquenal que será presentado en las próximas semanas se plantearán alternativas para reducir esas obligaciones en un plazo de «dos o tres años», indicó.

Sobre las voluminosas pérdidas registradas en 2014, el presidente de Petrobras señaló que, en su mayor medida, fueron producto de la bajada de los precios del petróleo, aunque también reconoció que pudieron influir algunos «errores de planificación«.

Pese a la difícil situación de la compañía, Bendine insistió en que, tras haber cumplido con su obligación de presentar el balance del año pasado, Petrobras inicia una «nueva etapa», en la que será «fundamental mantener el proceso de recuperación de confianza«.

En opinión de Bendine, eso será «clave» para que Petrobras pueda mantener su credibilidad en los mercados y el acceso a los créditos internacionales de los que depende la financiación de la empresa.

Bendine asumió la presidencia de Petrobras en febrero pasado, cuando sustituyó a Graça Foster, funcionaria de perfil técnico que se vio obligada a dejar el cargo debido al escándalo de corrupción que salpica a la empresa, cuyas operaciones representan cerca del 13% del Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil.

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