Pasar la cuenta para pedir pista

En esta misma línea, en días pasados, el periódico digital VozPopuli se hacía eco de la solicitud de cambio de destino de Alberto Nadal Belda, actual secretario de Estado de Energía. Leído de forma textual, el medio señalaba el interés del mismo por abandonar la política activa y, a la vez, su deseo de ser destinado como miembro de la delegación española en un organismo internacional como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial, siendo éste un destino muy deseado entre los funcionarios españoles.

Dicha reclamación se hace explícita (y, por cierto, tampoco ha sido desmentida hasta el momento) en una circunstancia en la que se están «rifando» las candidaturas a los comicios municipales y autonómicos del mes de mayo, con un efecto todavía no dimensionado sobre el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy. Contextualizando, decíamos ayer que, según las últimas informaciones, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria estaría cuasi designado como candidato de los populares a la Presidencia del archipiélago canario (aunque fuese un poco a regañadientes).

Y es ahí donde viene la segunda parte de la historia de la demanda del secretario de Estado y sus posibles variantes. En la versión conocida y escrita, y siempre según las fuentes a las que alude Baltasar Montaño de VozPopuli, el secretario de Estado justifica su demanda en virtud de los «servicios prestados» y, principalmente, al logro de haber liquidado el déficit tarifario eléctrico como mérito sustantivo para hacerse valer de cara a esos jugosos destinos internacionales. Añadía la información que dicha absorción del déficit tarifario, además de irrogársela, se habría hecho sin que se hayan producido quiebras de empresas, aunque sí haya habido consecuencias corporativas, empresariales y sectoriales (¡!). En definitiva, se trataría de una forma muy particular de «pedir la cuenta» por los servicios prestados.

Bien es cierto que este tipo de demandas no suelen ser bien interpretadas desde el prisma de la denominada «cultura política» en el seno de las formaciones políticas, pero también es cierto que los propios códigos en los que se mueve Nadal no son «códigos» de partido, sino que están más relacionados con la propia forma de entender el mérito y su forma de administrarlo, con rapidez y audacia. Si a eso unimos su fulgurante intervención en la tertulia de La Noche de Canal 24 horas, también en términos de meritorio, es posible dudar del objetivo final de esta filtración.

Por eso, cabría que una de las posibles variantes de esta demanda podría ser una postulación para el propio nombramiento de Alberto Nadal, como futuro ministro de Industria, Energía y Turismo, en sustitución de José Manuel Soria, de forma que el actual secretario de Estado desistiese de su deseo de abandonar la política.

En resumen, con las reservas necesarias a la solución al problema del déficit tarifario (demanda, meteorología, consecuencias jurídicas, económicas, financieras, etc…), esgrimida por el secretario de Estado, hay que darle gracias de que no haya quebrado ninguna empresa. De forma meteórica, Alberto Nadal pide pista. Lo que pasa es que no da señales de cuál. O sí.

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