No es cosa de risa

La risa, siempre tiene una capacidad de exorcismo político y personal, en nuestro país dónde el humor tiene una capacidad cáustica lo suficientemente potente como para arrasar cualquier ejercicio de solemnidad. La ironía y el despego de las instituciones una característica española, en un momento en que salvo honrosas excepciones la sátira no es lo que predomina, sino más bien el cainismo. Grandezas y miserias. Pero, en contra de todo esto, la semana pasada ha impregnado de humor el sector energético al hilo de las propuestas y el comportamiento de los personajes públicos de la energía en su actuación y prosopopeya. Hagamos un repaso de los argumentos más hilarantes de estas dos semanas.

La mención a la tarifa social de Miguel Sebastián desata las risas en su intervención en el Forum Nueva Economía. Una reacción espontánea que irritó visiblemente al titular de la cartera de Industria. Tanto es así, que el Ministro de Industria llegó a pedir a la concurrencia que no se riese. Vamos, como si le hubieran nombrado los 400 euros. Pero es que la sociedad civil y empresarial es así, como los manifestantes que no hacen caso al Presidente del Gobierno, el ‘cafarnaum’ pendiente que persigue a Magdalena Álvarez (y la persistencia en el error de quienes la sostienen) o quienes critican la política de igualdad de una de las ‘miembras’ del Gobierno. Más allá de la reacción del Ministro, probablemente lógica en la medida que el ‘patinazo’ de la mal llamada tarifa social, es un peso muerto del que se tendrá que reponer en los próximos meses, una vez que esta primera subida le haya pillado a ‘trasmano’.

Garajes, pajares y castañeras. También parece que está siendo chacota la propia aplicación de la tarifa social. Haciendo cuentas de los consumidores que tendrían derecho a no pagar el término de potencia por tener menos de 3 kW, aparecen todos los que tienen hasta 2,2 kW (los saltos en los contratos de potencia llevan esos escalones. En concreto, el recopilatorio de puntos de consumo cuya potencia contratada es de 2,2 kW hacia abajo son: porterías, garajes, bombillas para las castañeras, barracas de feriante, puestos de chuches en la explanada de las Ventas, chamizos para la maquinaria agrícola. La retahíla crece hasta 4,5 millones de usuarios y la ironía devasta la propuesta, que no llega a los pisos de los mileuristas que usan la tarifa nocturna con acumuladores, a los cuales se les sablea después de haberse comprado los voluminosos cacharritos. Por eso, para ahondar en la herida, se le llama la ‘tarifa ahorro’ a lo que se perpetra en materia de tarifa nocturna, cuando los consumidores pagarán entre un 20 y un 70 % más, según los propios servicios técnicos de la CNE.

El informe de la CNE sigue con su esperpento. En síntesis, el informe sobre costes y precios en el mercado energético, de la CNE dice dos cosas. Primero que el precio que surge del equilibrio en el mercado a través de las ofertas beneficia a unas tecnologías más que a otras. Y beneficia a las tecnologías que ya tienen ‘amortizados’ sus activos (cuestión que no es cierta a la luz de de la contabilidad, pero aceptemos pulpo como animal de compañía). El hecho es que hay muchas cosas “amortizadas” o mejor dicho “hechas hace muchos años” (es distinto que amortizado, con independencia de la enorme inversión que se hiciera en aquel momento) por las que se paga: por ejemplo, las líneas de teléfono, los aeropuertos o las autopistas. Incluso algunas por las que se paga mucho: la ópera de Verdi o de Wagner, las obras de Calderón de la Barca o de Cervantes. Nadie duda de que el transporte o la cultura sean un bien común y nadie duda de lo que se invirtió en su momento, por el autor o por las concesionarias. Sólo no se paga en el ‘Gulag’.

Maite Costa y sus ‘futuros’. El martes pasado la Presidenta de la Comisión Nacional de Energía tuvo el día completo de eventos, como ‘miembra’ de varias mesas, unida en la programación con el propio Ministro de Industria. Primero en las jornadas del Consejo Económico y Social y luego en la Presentación del Balance Energético. La presidenta de la Comisión Nacional de Energía despierta en sus intervenciones-clases-conferencias-lecturas declamadas una sensación de desasosiego que va extendiéndose entre el auditorio, hasta la incredulidad como se puede ver en las caras de los asistentes, incluso de algún compañero de mesa. Tampoco parece que le benefició mucho que la selección española jugase esa misma tarde, lo que parece que hacía sentir en mayor medida que la duración de su conferencia en el acto de presentación del Balance Energético fuera excesiva, además de dedicada al manierismo regulatorio de los mercados de futuros y derivados (con la que está cayendo hoy mismo, con los mercados presentes y físicos). La pregunta es: ¿qué conversación podrían haber mantenido Maite Costa y Miguel Sebastián (en caso de que pudiera haberse producido)?

En todo caso, aunque se haya desatado formas diferentes de humor, la cosa no tiene mucha gracia.

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