Los precios del crudo buscan nuevo horizonte entre 50 y 60 dólares

Los precios del petróleo han caído un 14 por ciento en este atípico enero, un mes que normalmente trae consigo fuertes alzas, a causa del mayor consumo de combustible de calefacción y el drenaje de inventarios. Pero un invierno boreal inusualmente suave alimenta la volatilidad y las especulaciones en el mercado de energía.

La presión bajista se ha reforzado con los recientes aumentos de inventarios de crudo, gasolina y residuales en Estados Unidos, el principal productor, consumidor e importador de energía del mundo. En ese país y en Europa los crudos referenciales «Texas» y «Brent» han retrocedido hasta muy cerca de la barra sicológica de 50 dólares el barril.

Tras morder momentáneamente el polvo de los 49 dólares la semana pasada, el Texas se levantó el lunes con un repunte del frío, sólo para volver a caer el miércoles tras los anuncios de mayores inventarios en Estados Unidos.

En un mercado ahíto de petróleo y derivados, ni siquiera las más recientes amenazas de nuevos recortes venidas de socios de la OPEP, como Venezuela, han logrado devolver el barril a la senda alcista por la que transitaba hace apenas seis meses.

En el verano boreal pasado, el crudo bordeó los 80 dólares y desató el nerviosismo de consumidores y economistas que temían un serio impacto sobre el crecimiento económico global. En estos momentos, acumulan un retroceso del 33 por ciento respecto a ese máximo. Ya a finales de 2006 la OPEP acordó dos reducciones de su cuota, una de 1,2 millones de barriles por día (bpd), a partir de diciembre, y otra por 500.000 bpd, que comenzará el 1 de febrero.

Mientras, hay un mercado con oferta y demanda estabilizada y el actual precio de entre 50 y 60 dólares parece reforzar la tesis de quienes ven en ese faja la nueva referencia a la que hay que acostumbrase en las condiciones actuales.Además en el seno de la OPEP hay evidencias de poca cohesión.

Como en otras oportunidades, el grupo de 11 países -incluyendo Iraq- que responde por el 60 por ciento del crudo comercializado en los mercados, está dividido entre quienes quieren más recortes y los que prefieren conformarse con las cotizaciones actuales y producir más.

El propio presidente de Venezuela, Hugo Chávez, admitió la semana pasada que una nueva Cumbre de presidentes de los países socios se ha atrasado porque tanto Arabia Saudí como Libia se disputaban la sede del encuentro que ahora irá a Riad. Venezuela y Libia, defienden cumplir y profundizar los recortes de producción en la OPEP.

En el otro extremo, Arabia Saudí ha manifestado que los dos recortes hasta ahora adoptados ya han frenado la acumulación de inventarios.
Con capacidad para producir entre 10,5 y 11 millones de bpd y un excedente de tres millones de bpd, Arabia Saudí carga con la mayor parte proporcional de estos recortes.

Ante sus principales clientes, como Estados Unidos y Japón el reino se presenta como un proveedor eficiente que defiende «precios más moderados» para no desalentar la demanda global. A sus socios Arabia Saudí advierte que el espacio dejado por los recortes simplemente sería tomado por nuevos productores emergentes venidos de fuera del grupo.

Este miércoles los precios del Texas para entrega en marzo cayeron un 1,78 por ciento en Nueva York, hasta 54 dólares, lo que parece indicar que el mercado no está por ahora muy seguro de que haya nuevos repuntes, ni siquiera cuando se haga efectivo el nuevo recorte de 500.000 bpd ya acordado por la OPEP.

Para el Centro Global para Estudios Global de Energía (CGES), basado en Londres, los recortes voluntarios o involuntarios (en Irán, Venezuela y Nigeria por problemas operativos), han sido suficientes para balancear el mercado en 2007 con un precio en torno a los 50 dólares.

Entre la mayoría de los analistas prevalece la tesis de que no hay razones para que los precios regresen a niveles de entre 20 o 30 dólares, aunque tampoco para que otra vez remonten hasta los 80 dólares a los que llegaron espoleadas por los especuladores.

La razón para que el precio se mantenga alto es que las alzas no obedecen a crisis de abastecimiento -al contrario de lo ocurrido en los años 70-, sino a una razón fundamental: la economía aún atraviesa su mayor expansión desde la II Guerra Mundial.

Todos los precios de las materias primas y productos básicos han subido a su mayor nivel en 200 años, estimulados por la demanda asociada al despertar de gigantes asiáticos como China e India. También por países occidentales como Alemania, la segunda economía mundial que en 2006 alcanzó su mayor crecimiento en seis años

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