Los mercados petroleros cierran 2006 en búsqueda de mayor estabilidad

Tras más de dos años de inusitada escalada de los precios del crudo, a mediados de 2006, se produjo un punto de inflexión con una reinversión de la tendencia que ha despertado la expectativa de una mayor estabilidad en los mercados petroleros.

Así, al finalizar el año, la principal cuestión que planea en el sector es si el movimiento de las cotizaciones en los próximos meses revelará que existe un techo mínimo, y si habrá también una cotización máxima.

Tras bajar cerca de un 25 por ciento desde agosto, los precios del barril (de 159 litros) de crudo Brent y del Petróleo Intermedio de Texas (WTI), los referentes para Europa y Estados Unidos, respectivamente, han vuelto a superar los 60 dólares por barril, prácticamente el mismo nivel que tenían a finales de 2005, sólo que entonces eran percibidos como «caros», mientras que hoy se consideran «moderados», después de haber superado el barril los 78 dólares durante el pasado verano, si se observa el promedio anual se mantiene un fuerte encarecimiento, que para el caso del valor del barril del crudo de referencia de la OPEP es de más del 20 por ciento: frente a su precio medio de 50,64 dólares en 2005, en lo que va de 2006, su promedio se sitúa en los 61,34 dólares.

Los productores consideran que la situación actual justifica la defensa de 60 dólares como valor mínimo para el barril de WTI, y así se interpreta la rebaja de la oferta en 1,2 millones de barriles diarios de crudo que pactó, el 20 de octubre pasado en Doha, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Esa cita trajo el primer recorte de la oferta de la OPEP desde 2004, pues hasta entonces, en las reuniones de enero, marzo, junio y septiembre, el grupo, que controla cerca de dos tercios de las exportaciones mundiales de petróleo, mantuvo sin cambios la cuota vigente de producción en 28 mbd.

Durante la primera mitad del año, los mercados estuvieron dominados por el temor a problemas de abastecimiento, en un ambiente marcado por la impresión de que la oferta de crudo era muy ajustada para hacer frente al fuerte crecimiento de la demanda. En los mercados de futuros, ese escenario atraía en masa a los especuladores, especialmente los «hedge funds» -fondos de inversión de alto riesgo-, lo cual exacerbaba las subidas de los precios cada vez que el empeoramiento de las tensiones geopolíticas ponía al rojo vivo el miedo a una eventual escasez de petróleo.

Así es como el barril del crudo Brent se disparó hasta los 68 dólares en enero, debido al aumento de las tensiones en torno al contencioso nuclear iraní, unos de los conflictos que más encareció el «oro negro» en los primeros meses de 2006. También la creciente violencia en Irak y los ataques de la milicia independentista contra la infraestructura petrolera de Nigeria, que desde febrero han causado una reducción de más del 20 por ciento del bombeo total del país, y la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, contribuyeron a fortalecer la escalada, el punto culminante fue la violenta crisis entre Israel y la milicia chií libanesa Hizbolá, que llevó al barril del WTI a batir el récord de 78,40 dólares el 14 de julio, mientras que el del Brent y el del crudo de referencia de la OPEP alcanzaron ambos su máximo el 8 de agosto, de 78,67 y 72,67 dólares, respectivamente.

El fin de los enfrentamientos violentos marcó el punto de inflexión a partir del cual comenzó un pronunciado descenso de los precios, que bajaron cerca de un 25 por ciento en dos meses, y se fortaleció la impresión de una amplia oferta, superior a la demanda.

La ausencia de huracanes que golpearan a la industria petrolera del Golfo de México, como lo hicieron «Katrina» y «Rita» en 2005, y el aumento de las inventarios de crudo y derivados en las naciones consumidoras hasta un nivel que no se veía desde 1998, aplacaron los temores anteriores a cortes del abastecimiento, además de las sucesivas correcciones a la baja de los pronósticos sobre el crecimiento de la demanda mundial de crudo, que mes a mes efectuaron la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y la OPEP, unido a la previsión de un fuerte incremento de los suministros ajenos a la organización, propiciaron también una perspectiva futura de alivio en el sector y la caída de los precios.

La OPEP acordó entonces limitar su oferta a partir de noviembre en 26,3 mbd (sin Irak) y afronta una posible segunda rebaja, que será estudiada el 14 de diciembre en Abuya. Esta política del grupo petrolero ha logrado ya frenar el descenso de las cotizaciones y apuntalarlas por encima de los 60 dólares/barril para el crudo de Texas y el Brent, con el precio de la OPEP en más de 55 dólares.

Lo que ha quedado claro este año es que el petróleo barato se ha acabado, con la consecuencia de que el asunto de la energía se ha convertido en una de las principales cuestiones para los gobiernos.
Mientras la UE, Estados Unidos y China elaboran planes para asegurarse el abastecimiento futuro, productores como Venezuela, Argelia, Rusia, Bolivia y Ecuador adoptan políticas que fortalecen cada vez más la participación estatal en la gestión de sus recursos.

La OPEP, integrada por once países, se prepara para su primera ampliación en más de treinta años, ante la perspectiva de que Ecuador, Angola y Sudán se adhieran en 2007, y aumenten así su control y presencia en el mercado mundial del «oro negro».

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *