La verdad de las mentiras

El pasado viernes el periodista Miguel Ángel Aguilar publicó en Cinco Días un artículo titulado “Sobre los costes y precios de la electricidad”, donde recoge con más o menos acierto la versión más cercana a la autoría del informe sobre costes y precios de la Comisión Nacional de Energía. La evidencia de que el gran periodista (colaborador de El País y La Vanguardia, además del citado medio económico) muestra una versión oficial, es palpable, cuando se aprecia que en el texto recoge información deliberadamente falsa de la que le han provisto.

Quizá todo proviene de la propia naturaleza del propio informe impropio, verdadero informe del ácido bórico del sector energético. Se trata de un informe que no sale de los servicios de la Comisión (no cuenta ni con los datos económicos, ni contables del organismo) y que desde la Dirección de Regulación se acepta como propio, a instancias de un consejero, como ya relató este medio (recordemos que la Dirección Eléctrica del organismo no participó en su elaboración).

El informe se redacta desde alguna instancia académica, con unos intereses turbios, pero lo que es seguro es que ha conseguido generar una sensación de inseguridad jurídica y, patrióticamente, abaratar los precios objetivos de las empresas españolas energéticas. Este fin de semana, por fin, se ha desvelado la autoría intelectual del consejero Jorge Fabra. De hecho, como también ya informamos en Energía Diario, parte del contenido del mismo se encuentra en un artículo que será publicado por la propia Comisión Nacional de Energía en una próxima publicación.

Repasemos las falsedades inoculadas y difundidas por el informe.

La primera información falsa es la de que las instalaciones nucleares e hidroeléctricas están amortizadas y su coste de generación sea cero. Y es falsa porque en los estados contables figuran esas cantidades que los autores del informe no han querido incorporar. Por tanto, hay testimonio legal, juridico, económico y documental de la mentira. ¡Que barbaridad! Hay que remitirse a la contabilidad de las empresas. Una central hidroeléctrica, por ejemplo, tiene un período de amortización de más de sesenta años y las últimas puestas en funcionamiento en España son de principios de los noventa. Hagan la cuenta y seguro que no les sale. Pero es que además, faltan más gastos, tributos, mantenimiento y repotenciación, incluso los autores del informe no conocen los precios de los contratos del gas para poder hacer comparaciones. Un supuesto de pizarra para llegar a conclusiones nefandas. ¿Quién le dado esta información (falsa y falaz) al Sr. Aguilar?.

Otra información peculiar es que, tanto la energía nuclear como la hidráulica, no emiten dióxido de carbono y, por tanto, no se ven penalizadas por ello. Falso. Radicalmente falso. El último real decreto ley aprobado por procedimiento de urgencia (en una encerrona en el parlamento) consolidó la metodología de detracción de los derechos de emisión, afectando a todas las tecnologías emisoras o no. Todas las empresas eléctricas, a pachas, y a todas sus tecnologías se les descuentan los derechos de emisión, incluso a las no emisoras. ¿Quién le ha contado al Sr. Aguilar sólo una versión interesada de los hechos que oculta los costes reales? ¿Por qué nadie salió a explicar porqué se deducen los derechos de emisión a la hidráulica y la nuclear, aunque no emiten carbono? ¿Qué política medioambiental se quiere trasladar con este mensaje?.

La última información falsa es que el informe ha pasado sin ser visto. Bueno, si ha sido visto, Por todos los analistas internacionales y bancos de negocios, que en sus informes sitúan en nuestro país riesgo regulatorio. Lo dijo recientemente Goldman Sach, estimando una rebaja de los precios objetivos de las eléctricas españolas, por el riesgo regulatorio. Como si fuéramos una república bananera.

Pero lo más grave, la más falsa de todas, que está entrelazada en lo que hay escrito en el propio informe de la Comisión Nacional de Energía, es la ambigüedad demagógica consciente de que no sirve para bajar los precios de la energía y sólo justifica ilusionas posiciones de rebaja de los precios de la energía. El propio informe no cuestiona el precio de la energía. Sólo sirve para justificar que hay rentas, de dos energías en concreto, sobre las cuales hay una cruzada particular, dado que se trata de un mercado marginalista y aceptan el precio medio. Como todos los mercados.

De esta manera la Comisión quiere poner al gobierno en el disparadero para que modifique el mercado que se configuró en la Ley del Sector Eléctrico, para volver a un mecanismo puramente arbitrista, un franquismo de Directores Generales que deciden las “rentas” no sólo por empresas, sino por tecnologías. Una autoridad competente, fija los precios, en función de los costes reconocidos, más una tasa de beneficios fijada reglamentariamente. Lo que abre paso a que los gestores se compren peceras de peces caros. Cuanto más coste tiene una actividad, más es la base sobre la que se aplica el interés del beneficio previsto reglamentariamente, ¿no?. Así se engorda todo lo que forma parte del negocio, por lo que no hay incentivo a ser eficiente, sino a lo contrario. ¡Qué tiempos aquellos del franquismo del marco legal estable!.

Además, cuando no hay mercado y todo es decidido por la Autoridad, se beneficia al que más capacidad de poder tiene. Así, por ejemplo, se ha permitido que en el modelo de transporte (plenamente sujeto a un modelo de determinación de su retribución regulado, pero con la ventaja de ser monopolio) Red Eléctrica tenga hoy mejores previsiones y valoraciones de sus resultados que las eléctricas que se someten al mercado. Además en septiembre ya lo tiene todo cobrado, como pedía. También se lo debían haber explicado a Miguel Ángel Aguilar, porque también sale de la tarifa eléctrica.

Nuestro país ha crecido desde que se han liberalizado los mercados y la actividad. El Marco Legal Estable dejó nuestro país al borde de una crisis de seguridad de suministro por falta de inversión, y el mercado lo ha resuelto gracias a un mecanismo muy eficiente de funcionamiento. Por ello, hoy la situación económica de nuestro país no está para tonterías, como introducir mecanismos de inseguridad jurídica, de quiebra sobre los modelos y de involución sobre lo que estipula la Unión Europea. O bien, de retrocesos en los mercados liberalizados por las aspiraciones nostálgicas tardofranqusitas, para ir a energía subvencionada.

Miguel Ángel Aguilar, que es un excelente escritor y periodista, un hombre que conoce la estrategia militar como nadie, sabe que estos argumentos, cuidadosamente elaborados y sencillos de trasladar, encierran un importante veneno para la credibilidad económica de un país. Pero también es cierto que un informe tan oscuro, no es tan fácil de desgranar y, con una visión tan «oficializada», ¿quién va a pensar que hay otro tipo de intereses detrás?. Por ello, seguramente precisará de información de algún antagonista para que reequilibre la posición ideológica y trasnochada de un informe que nos lleva a la caverna.

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