La posible causa del fallecimiento de los seis mineros de Pola de Gordón fue la asfixia por ausencia de oxígeno

La titular del Juzgado de Instrucción número 1 de León está facilitando a las familias la carta de enterramiento de sus familiares muertos en el accidente. La juez recibió los resultados provisionales de las pruebas de autopsia que el Instituto de Medicina Legal de León practicó a las seis víctimas del siniestro.

Asimismo, una cerrada ovación y un grito de «¡vivan los mineros!» puso fin a la concentración silenciosa en la que participaron cientos de personas frente al Ayuntamiento de Pola de Gordón (León), como gesto de apoyo a las familias y compañeros de los seis mineros fallecidos.

Representantes sindicales, cargos institucionales y responsables políticos quisieron acompañar a los compañeros y familiares de los fallecidos en un gesto solidario convocado tras el siniestro laboral más grave registrado en la comarca en los últimos 60 años.

Este miércoles, en Santa Lucía de Gordón tendrá lugar el funeral conjunto a las 11 horas por los cinco mineros de la zona que perdieron la vida. Ya por la tarde se celebrará en Pola de Lena (Asturias) el último, de donde era natural uno de los mineros. Posteriormente, su cadáver será incinerado en Mieres.

Uno de los mineros heridos en el accidente, J.M.M, de 42 años, continúa ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UVI) del Complejo Asistencial de León, sedado, con ventilación mecánica y en estado «grave». Según recoge el último parte médico, ofrecido por los servicios hospitalarios, los otros cuatro heridos permanecen «estables» y evolucionan «favorablemente».

El gerente del Complejo Asistencial de León, el doctor Burón, dio parte de la situación de los otros cuatro heridos en este accidente: A.A.H. y J.C.C., de 55 y 40 años, respectivamente, están ingresados en la Unidad de Cuidados Intermedios y presentan una «evolución favorable», mientras que R.J.C.G. y A.V.A., de 38 y 43 años, se encuentran en planta, estables y con evolución también favorable. Los responsables médicos no descartan que alguno de los heridos que mejor evolucionan puedan ser dados de altas «en las próximas horas».

En relación al herido más grave, que continúa en la UVI, los profesionales médicos dicen ser «optimistas» sobre la evolución del paciente, siempre dentro de la gravedad, y sobre las posibles secuelas reconocen que es «pronto» aún para ofrecer un diagnóstico al respecto.

Los Reyes envían un telegrama de condolencia

Los reyes don Juan Carlos y doña Sofía remitieron un telegrama al presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, expresando su «consternación» por las «trágicas» consecuencias del accidente registrado León, en el que fallecieron seis mineros cuando trabajaban en el Pozo Emilio del Valle.

El telegrama recoge la petición al presidente del Ejecutivo autonómico de que haga llegar su «más sentido pésame» a las familias y sus compañeros, en unos momentos de «profundo dolor». También expresaron el «reconocimiento» al «valor y sacrificio» de todos aquellos que dejaron su vida «en este duro trabajo».

El Congreso guarda un minuto de silencio por las víctimas

Por su parte, el Congreso de los Diputados guardó un minuto de silencio «en señal de condolencia y solidaridad» con las víctimas del «peor accidente» minero ocurrido en los últimos 18 años, el que tuvo lugar en el Pozo Emilio del Valle.

Antes de comenzar el debate de los distintos puntos del día, el presidente de la Cámara, Jesús Posada, se dirigió a los diputados para pedirles un minuto de silencio en señal de «condolencia y solidaridad» con las víctimas del trágico accidente.

«Consternados, los miembros de esta Cámara queremos hacer llegar nuestro más sentido pésame a familiares y amigos«, dijo Posada, quien expresó el deseo de los congresistas de que los heridos tengan un «rápido restablecimiento».

Tras destacar que los diputados están «profundamente afligidos» por la noticia, el hemiciclo entero se puso en pie para mostrar su pesar. Minuto de silencio que se rompió con un caluroso aplauso dedicado a las víctimas.

El portavoz del Grupo Parlamentario IU-ICV-CHA: La Izquierda Plural, José Luis Centella, expresó el pésame de su agrupación a las familias de las víctimas del accidente ocurrido en una mina de León.

En una rueda de prensa celebrada al término de la reunión de la Junta de Portavoces, Centella expresó también su solidaridad con el colectivo minero, por sus condiciones de trabajo y su situación.

La Izquierda Plural pidió la comparecencia urgente de los titulares de Industria y de Empleo, José Manuel Soria y Fátima Báñez, en las comisiones correspondientes a ambas carteras para que expliquen las circunstancias en que se ha producido el trágico accidente minero.

La petición fue presentada por los diputados Gaspar Llamazares (IU) y Chesús Yuste (CHA). El objetivo es que Soria y Báñez acudan a la Cámara Baja «para informar sobre el accidente con resultado de seis muertos y varios heridos a causa de un escape de gas metano registrado en el Pozo Emilio del valle de la localidad leonesa de Llombera de Gordón, en el municipio de Pola de Gordón (León)».

Por su parte, el portavoz adjunto del grupo, Joan Coscubiela (ICV) señaló la necesidad de esclarecer las causas y las responsabilidades «de un accidente de esa magnitud» que, además, es «muy doloroso».

A su juicio, «es muy difícil de entender que se puedan producir accidentes de esa naturaleza».

La Hullera Vasco-Leonesa, una empresa con 120 años

Por su parte, la sociedad anónima Hullera Vasco-Leonesa, que explota la Mina Pozo Emilio del Valle, en la que murieron los seis trabajadores, cuenta con más de un siglo de vida en uno de los sectores industriales con más tradición en el norte de Castilla y León, la minería del carbón.

Constituida el 19 de octubre de 1893, su nacimiento se enmarca dentro del proceso de la incipiente revolución industrial que, a partir de 1860, convierte el carbón en la principal fuente de energía. En julio, tras una situación compleja, dio por superado el preconcurso de acreedores que había declarado ante el negro futuro del sector.

Esta compañía es una de las pocas supervivientes de los planes de reestructuración mineros, que a lo largo de las últimas décadas aceleraron la desaparición de la actividad en la provincia leonesa. El Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, ubicado en Sabero, es uno de los pocos centros que atesoran parte del legado de este sector económico que revolucionó la forma de vida de las comarcas limítrofes con el Principado de Asturias.

Según la información que ofrece la empresa en su página web, en la actualidad explota tres pozos mineros de antracita y carbón.

El Pozo Aurelio del Valle cuenta con una torre de extracción de 51 metros de altura y 664 metros de profundidad. Tiene una jaula o ascensor que puede transportar hasta 100 personas y un «skip» o contenedor con una capacidad de 21 toneladas de carbón. Emilio del Valle. Tiene un castillete de 32 metros de altura y 694 metros de profundidad, mientras «Eloy Rojo» es el más pequeño y antiguo de los tres. Cuenta con una torre de 18 metros de altura y una profundidad de 250 metros.

En el interior, la compañía utiliza el método de explotación denominado de plantas horizontales descendentes con «sutiraje». Consistente en provocar, desde la labor inferior, el hundimiento controlado, mediante explosivos, de la parte superior de la capa. El aprovechamiento del yacimiento obliga a explotar por el exterior las zonas más superficiales de las capas ya explotadas, por el interior. Este tipo de extracción, conocido como destroza, tiene la peculiaridad de que afecta a la actividad de interior, lo que obliga a compaginar ambas explotaciones, que incluso comparten infraestructuras.

Finalmente, la empresa dispone de una brigada de salvamento compuesta por un cuerpo de élite de 14 miembros que está preparada para actuar en caso de emergencia. También, cuenta con un hospital de empresa propio, sede del servicio médico, que está compuesto por varios médicos de empresa y ayudantes técnicos sanitarios que velan por la salud de los trabajadores.

Las extractivas tienen una tasa de mortalidad 11 veces superior a la media

Las industrias extractivas, entre las que se incluye la minería del carbón junto a la explotación de otros recursos naturales como los hidrocarburos o los hídricos, registraban a cierre de 2012 un índice de incidencia de accidentes laborales mortales once veces superior a la media, según las estadísticas de accidentes de trabajo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Pese a que en valores absolutos la mortalidad de esta industria parece reducida, su incidencia se dispara cuando se contrasta la frecuencia de estos accidentes con el conjunto de trabajadores. De hecho, la mortalidad en las industrias extractivas alcanza una media de 35,2 casos por cada 100.000 trabajadores, frente a la media de 3,2.

Estas industrias duplican además en tasa de mortalidad a la segunda actividad de mayor riesgo, que es la del suministro de electricidad y gas, con una tasa de 15,5 accidentes mortales por cada 100.000 trabajadores. Por detrás figuran el transporte y almacenamiento (11,2), el suministro de agua, saneamiento y residuos (10,6) y la construcción (9,4).

En valores absolutos, hubo nueve accidentes mortales en 2012 en la industria extractiva, de los que ocho fueron en «otras actividades» y uno solo en la minería del carbón, donde trabajan menos de 5.000 personas. Como la tasa de incidencia se mide por cada 100.000 trabajadores, este fallecimiento situaría en 20 casos el índice de incidencia en este tipo de minería.

La incidencia media de accidentes mortales en el conjunto de actividades económicas se redujo de 3,8 casos por 100.000 trabajadores en 2011 a 3,2 en 2012. Los ámbitos con tasas inferiores a un caso son los de actividades científicas, información y comunicación, educación, sanidad y servicios sociales y personal doméstico.

Las industrias extractivas son también las que más accidentes laborales sufren en comparación con su volumen de trabajadores. En 2012, alcanzaron los 11.791 casos por 100.000 empleados, lo que, pese a suponer un descenso del 7,3%, casi duplicó los 6.297 casos de la segunda actividad con más riesgo, que es la construcción.

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