Javier Penacho contesta a Energía Diario

Recientemente esta publicación iniciaba una información bajo el
siguiente titular: AEGE y FORTIA se debilitan. Pues bien, y con la que
está cayendo en el mundo energético, ¿a quién le beneficia ese titular?,
¿para quién supone una ventaja que AEGE y FORTIA se debiliten?. Desde
luego, a AEGE no le parece ninguna ventaja una UNESA débil de cara a
todo el complejo paso de tarifa consolidada durante 25 años a un mercado cuando menos todavía no suficientemente desarrollado a nivel regional y, desde luego, inexistente desde la perspectiva UE27.

Pero, en todo caso, de lo que ahora se trata no es de juegos de
palabras, sino de que la forma y condiciones en las que el Gobierno ha
decidido eliminar las tarifas de alta tensión deja fuera de competencia
a muy buena parte de la industria básica española. No estamos hablando de las 60/80.000 empresas alimentadas en alta tensión, ni de cuántas de ellas van a obtener en el mercado condiciones ventajosas respecto de las de tarifa, sino de lo que pasa para esas 200 empresas que configuran el conjunto que en Francia se ha venido en denominar como “Industrias electrointensivas deslocalizables” y que, precisamente por ello, en España han aplicado a tope desde hace 25 años el conjunto de señales de gestión de demanda que fueron parte integrante del marco estable desde el principio, y que han configurado para todas ellas un sistema de producir directamente relacionado con el calendario eléctrico y la forma de la curva de carga de nuestro sistema, y que gracias a ello han conseguido precios competitivos para su materia prima electricidad en nuestro país.

Lo que importa es si para las empresas españolas, todas, y por supuesto para esas 200 -más si, como es el caso, pertenecen a multinacionales- el paso definitivo de tarifa a mercado mejorará o empeorará el precio de su materia prima electricidad respecto de su competencia europea de forma que, sea cual sea su situación actual, estén preparadas para cuando lleguen las vacas flacas, que llegarán para unos y ya han llegado para otros, porque el mercado y los ciclos son inexorables. Y esa es la única receta eficaz de las empresas fuertes en competencia global, estar en la mejor situación de costes posible cuando los mercados se ponen difíciles, a cada uno en su momento.

Y hay que tener en cuenta que esta materia prima es la única cuyo precio se fija en condiciones locales, como mucho ibéricas, con lo que la
energía eléctrica pasa a formar parte de la competitividad estructural
del país, como las buenas carreteras, o los buenos puertos, o los buenos
servicios y gabinetes jurídicos, entre otras muchas cosas que la empresa
asentada en España espera obtener de este país en condiciones óptimas.

Es decir, la clave para la industria en general, pero de forma
superlativa para esas 200 instalaciones, es que el precio eléctrico y
sus condiciones sigan motivando a la multinacional de turno a seguir
invirtiendo en España en lugar de en Francia, o a la vez que en Francia,
sin ir más lejos pero, analizando esas motivaciones para la energía
eléctrica, nos encontramos con que ayer estábamos en precios comparables y hoy, 1 de julio, estamos hasta un 60% más caros, y aquí teniendo que comprar día a día en el pool, y allí bajo el respeto que supone para el consumidor que tu proveedor te plantee contratos a 15 años indexados de forma coherente para ambas partes. Ante esta situación, ¿qué importa si la empresa compra directamente o a través de un comercializador o en un contrato bilateral?.

Y tampoco consiste en pedir que la autoridad actúe en función de la
cuenta de explotación del momento, en un país moderno, en la UE y en el siglo XXI. Pero es que, además, y como prueba, no estamos hablando de una o dos empresas, o de uno o dos sectores. ¿Se prevén momentos
brillantes para el cemento?, ¿alguien se sabe las cuentas de las
químicas?, ¿qué está haciendo el precio de cada uno de los metales?,
¿cómo va a afectar al precio del acero en Asia el impuesto a la
exportación de acero en India?. Es decir, lo que estamos planteando es
preservar la competitividad del país, y no que se tomen decisiones sobre
la energía eléctrica como materia prima en función de la situación del
negocio coyuntural de un sector, y menos de una empresa. Estamos
hablando de la imperiosa necesidad de mantener la competitividad de esa materia prima eléctrica en el mercado regional ibérico, de forma que se puedan conseguir en España precios comparables a los que nuestra
competencia puede conseguir hoy en determinados países europeos. Pura, simple y llanamente.

Al respecto, nos sorprenden los ríos de tinta que provoca el precio de
kWh doméstico, y que nadie se preocupe de la materia prima energía
eléctrica. Es más, en cuanto alguien se preocupa, y reclama condiciones
mejores que las de este pool, que ni siquiera es de ajustes, sea AEGE o
FORTIA, automáticamente se habla de subvenciones o de fórmulas
sospechosas, como la interrumpibilidad. Para que quede claro, REE ha
aplicado el contrato de interrumpibilidad o medidas similares de forma
general o por zonas, en función de su propio criterio, y en algunos
casos en condiciones contractuales, pero aceptadas de forma voluntaria
por las empresas, 16 veces en 2001, 1 en 2002, 9 en 2003, 6 en 2004, 5
en 2005 ninguna en 2006 y 1 en 2007. Y para seguir aclarando, señalar
que informes independientes demuestran que simplemente con que su
aplicación evite un cero cada 10/15 años, según precios, el coste del
servicio queda amortizado. Tras 38 cortes en 7 años, ¿se puede saber
donde están los subsidios cruzados?

Y no es esta la única figura de gestión de demanda positiva para
garantizar el servicio público luz al ciudadano. Se han estado
practicando otras, que el mercado no reconoce en España pero si en
Holanda, por ejemplo, y se han estudiado otras adicionales para prevenir las fuertes oscilaciones de oferta de nuestro mix de generación, mucho viento o poco viento, mucha agua o poco agua, depósitos de gas vacíos o llenos, gestión de reactiva “in situ” a disposición del distribuidor, y así sucesivamente.

Pero nada de esto importa. Nada vale, porque la única referencia de
precio para todas las compras de todos los consumidores sólo puede ser
la de un pool marginal que ni siquiera distingue volumen, que diferencia
mal los precios de noche y de día, y en un mercado aislado y con las
tecnologías decididas mucho más por la política que por la competencia,
aquí la apuesta valiente por las renovables, difícil y cara a corto y
medio plazo, y al otro lado de los Pirineos, y en otros países, nuclear,
con todas las referencias de costes y precios más que sabidas y
planteadas desde el primer día.

En definitiva, ¿es ante este altar de mercado donde hay que sacrificar
empresas punteras en eficiencia en sus respectivos productos que, hasta ahora, y en conjunto, han podido crecer y garantizar 250.000 puestos de trabajo directos e indirectos?. Porque las multinacionales son
absolutamente frías. Si aquí blanco, adelante, y si negro a donde está
blanco. Sin más palabras ni razonamientos, y menos si el blanco es
radicalmente distinto del negro, y está a pocos kilómetros, y con las
mismas garantías UE en cuanto a fiabilidad de las inversiones.

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