El precio del petróleo coquetea con la barrera de los 60 dólares por barril

Los precios del crudo han vuelto a subir esta semana en los mercados de futuros de Londres y Nueva York, donde, en un ambiente de gran volatilidad causado por factores de incertidumbre, han vuelto a coquetear con la barrera de los 60 dólares por barril.

A la ola de frío en Estados Unidos y el consiguiente aumento de la demanda de combustible para calefacción, la reducción de los suministros de la OPEP y la inseguridad en Nigeria se ha sumado el recrudecimiento de las tensiones por el contencioso nuclear iraní.

El Petróleo Intermedio de Texas (WTI), crudo de alta calidad por su bajo contenido en azufre cuyo precio se toma como referencia para Estados Unidos, alcanzó el nivel más alto de todo 2007 al venderse puntualmente por encima de los 60 dólares por barril.

En la perspectiva semanal la variación es sin embargo moderada: frente al valor del cierre de la semana anterior, de 59,02 dólares, el barril del crudo de Texas terminó ayer a 59,89 dólares en la Bolsa Mercantil de Nueva York (NYMEX).

El crudo Brent, el de referencia para Europa, concluyó la semana a 59,01 dólares por barril en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, donde el viernes anterior había quedado a 58,41 dólares/barril. La cotización del barril de referencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) apenas varió, al pasar de 53,39 a 53,52 dólares en siete jornadas (de jueves a jueves).

La incertidumbre sobre la evolución geopolítica, que repercute en los sensibles precios del «oro negro», ha vuelto a cernirse sobre los mercados principalmente con Irán y Nigeria.

El jueves, una ciudadana filipina y un francés se sumaron a las decenas de trabajadores extranjeros del petróleo que están en manos de las milicias independentistas de la región del delta del Níger. Estos secuestros, y los frecuentes atentados contra la industria de la región, han obligado a algunas compañías a retirar a sus trabajadores y provocado una disminución en un 20 por ciento del bombeo total de Nigeria, primer productor de crudo de África.

Por otro lado, las tensiones en torno a Irán van en aumento a medida que se acerca el fin de los 60 días de plazo fijado por el Consejo de Seguridad de la ONU, en su resolución 1737 del 23 de diciembre, para que Teherán abandone las actividades relacionadas con el enriquecimiento de uranio. La resolución abre las puertas a sanciones contra el régimen de los ayatolás, si del informe que presentará el director general del OIEA, Mohamed El Baradei, el próximo día 21 se desprende que Teherán no ha cumplido con lo exigido.

En los mercados petroleros se teme que Irán, segundo productor de crudo de la OPEP y cuarto del mundo, pueda finalmente recurrir al «petróleo como arma» en este contencioso, en reacción a eventuales sanciones, pues defiende su derecho a enriquecer uranio, mientras Occidente insiste en que no lo haga para demostrar que no intenta fabricar la bomba atómica.

A pesar de esta difícil situación, de momento las cotizaciones del petróleo se sitúan ligeramente por debajo de las que había hace un año, cuando mostraban una clara y sostenida tendencia al alza que las llevó a superar, en julio, los 78 dólares por barril.

Es evidente que la situación ha cambiado desde entonces, y ahora la percepción dominante es que hay abundantes suministros, con cómodas reservas almacenadas de «oro negro» y sus derivados en las naciones consumidoras, es decir, se cuenta con un buen colchón de reserva para afrontar eventuales problemas en el abastecimiento. Los dos recortes de la oferta de crudo de la OPEP, pactados por el grupo petrolero en octubre y diciembre de 2006 para apuntalar los precios y que significan el compromiso de reducir los suministros en un total de 1,8 mbd tienen como contrapartida un efecto tranquilizador. Este volumen de barriles queda en la retaguardia como «capacidad ociosa», es decir, con la posibilidad de volverlos a ofrecer rápidamente a la venta si se produce un imprevisto, y se convierten así en un amortiguador para las sacudidas de los precios que suelen provocar los conflictos geopolíticos.

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