El Parlamento vasco acusa de «imponer» la reapertura de la central nuclear de Garoña al Gobierno y exige iniciar su desmantelamiento

La iniciativa, presentada por el PSE, fue respaldada por todos los grupos excepto por UPyD que se abstuvo, y el PP que votó en contra.

Sin embargo, el alcalde de Vitoria, el popular Javier Maroto, recurrió al voto particular para votar a favor de la iniciativa.No es la primera vez que el alcalde de la capital alavesa va en contra de la postura de su partido respecto a Garoña.

El Ayuntamiento de Vitoria, gobernado por el PP, exigió el pasado viernes al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que no lleve a cabo ninguna modificación normativa que posibilite la reanudación de la actividad de la central.

La Cámara vasca rechazó la necesidad de reapertura de Garoña porque «no aporta nada a las necesidades energéticas
, ya que es una energía potencialmente insegura de por vida y porque la sociedad actual apuesta por energías renovables«.

Por ello, denunció la actitud del Gobierno central de hacer «todo lo que esté en su mano para imponer la reapertura de la central» y le exigió el inicio de los trabajos de desmantelamiento de la infraestructura nuclear.

Por otro lado, se instó a las empresas Iberdrola y Endesa, propietarias de Nuclenor, a escuchar «la voluntad de la mayoría social vasca» y a renunciar a una prórroga que permitiría el reinicio de la actividad de una central «obsoleta y peligrosa».

Además, pidió al Gobierno vasco que solicite una reunión con los consejeros delegados de Iberdrola y Endesa para trasladarles el contenido de esta iniciativa y darles a conocer la opinión contraria de la mayoría política de la cámara sobre su reapertura. También le pidió que utilice «todos sus recursos institucionales y jurídicos» para que la central no se reabra.

El parlamentario del PP vasco, Carmelo Barrio, defendió la política del Gobierno central en materia energética y acusó a los socialistas de promover la apertura de centrales nucleares en el Estado, así como impulsar una ley, con el apoyo del PNV, para alargar la vida útil de las mismas, más allá de los 40 años. «No sabemos qué va a hacer Endesa e Iberdrola pero cualquier decisión que tomen se va a amparar en la normativa aprobada por los socialistas y por el PNV», advirtió.

Asimismo, precisó que la central «aporta», ya que «da empleo directo e indirecto a más de mil personas y a alrededor de 63 empresas» y defendió que el Gobierno central «tiene que ser responsable» en este asunto y «eso es lo que está haciendo».

Por otro lado, acusó al PNV de no actuar en el seno de Iberdrola, ya que Kutxabank es uno de los «principales accionistas» de la empresa, para impedir la reapertura de Garoña.

El parlamentario del PSE, Txarli Prieto, rechazó los argumentos del PP para no apoyar la iniciativa y destacó el voto particular de Maroto, para pedir a Barrio que «convenza al alcalde de Vitoria, que es más que la voz de un parlamentario: es la voz de un servidor público». «¿Qué ocurre? ¿Maroto es un insensato que se ha pasado a los que quieren cerrar la central y que quiere que fracase la actividad económica y comercial de la zona como argumentan?», se preguntó.

Prieto pidió al parlamentario del PP que explique «cómo es posible que cuando Nuclenor tomó la decisión de no seguir explotando la central de Garoña, que tiene un coste de 150 millones de euros en inversión de seguridad y otro de 150 millones de euros en política fiscal, se hable hoy de reapertura sin haber hecho nadie un pronunciamiento público, asegurando que no hace falta la seguridad o que no se va a condonar esa política fisca». «Explique dónde está la trampa porque 300 millones de euros están volando por el camino en seguridad y política fiscal», zanjó.

Desde el PNV, Juan Carlos Ramirez-Escudero, recordó que estar en contra de Garoña no significa estar en contra de la energía nuclear sino que esta oposición está motivada por la falta de seguridad de la misma. Al respecto, recordó que Garoña se encuentra a 44 kilómetros y 385 metros en línea recta de la Cámara vasca «distancia que los vientos de la zona no tardarían en recorrer en menos de dos horas».

Por otro lado, defendió que la central burgalesa «no es indispensable en el sistema eléctrico» del Estado y que su puesta en marcha «no supondría beneficio de bajada de coste ni para clientes ni para la industria», por lo que considera que «el único interés que motiva su reapertura es el de los beneficiarios de su empresa explotadora».

El parlamentario de EH Bildu, Dani Maeztu, reiteró la oposición de su formación a Garoña ya que defienden un modelo energético basado en las energías renovables, en el que la energía nuclear «no tiene lugar». Tras recordar que la central burgalesa tiene el mismo tipo de reactor que el de Fukushima (Japón), consideró que su posible apertura responde a «razones económicas», a que desde el Estado se «priorizan» los intereses de Endesa e Iberdrola, «dos empresas multinacionales del oligopolio eléctrico».

El parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro, acusó al Gobierno central de actuar mediante «decretazo, normativa ‘ad hoc’ u opacidad», especialmente respecto a Garoña, para reclamar un debate «transparente y riguroso» sobre la energía para que la sociedad pueda conocer los costes y ventajas de cada tipo. Además, defendió que en el actual ‘mix energético’, la energía nuclear «sigue siendo necesaria» porque las renovables «no son suficientes».

«Nos parece bien conservar las nucleares, siempre que cumplan todas las condiciones de seguridad que sean exigibles», precisó antes de explicar que apuesta por reiniciar la actividad de Garoña, en su caso, «tras mantener las exigencias de seguridad y las inversiones necesarias».

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