El etiquetado energético de los electrodomésticos

En el año 1989 la Comisión Europea desarrolló una iniciativa para contribuir al ahorro energético a través del etiquetado energético.

El propósito de esta medida era informar a los clientes del consumo de energía del electrodoméstico en el momento de su utilización, tanto en la forma de uso de la energía, eficiencia y costos de la misma. La etiqueta energética permite así la comparación de estos equipos.

La normativa sobre etiquetado energético de electrodomésticos entró en vigor en España en el año 1994. Las etiquetas tienen una parte común que hace referencia a la marca, denominación del aparato y clase de eficiencia energética; y otra parte que varía de unos electrodomésticos a otros, y que hace referencia a otras características, según su funcionalidad: por ejemplo, la capacidad de congelación para frigoríficos o el consumo de agua para las lavadoras.

El sistema de etiquetado tiene las siguientes características:

– Es obligatorio para electrodomésticos como frigoríficos, congeladores, lavadoras, secadoras, lavavajillas y secadoras de uso doméstico.
– Un electrodoméstico es eficiente si ofrece las mismas prestaciones que otro consumiendo menos energía.
– Existen siete clases de etiquetas energéticas que se tipifican, en función de los consumos eléctricos en diferentes colores y con letras del abecedario de la A (que se corresponde a la clase más eficiente) hasta la G (vinculada a la menos eficiente)
– Las etiquetas solo son comparables dentro de un mismo grupo de electrodomésticos.
– A la hora de asignar las etiquetas energéticas, se midió el consumo anual de cada electrodoméstico, y al consumo medio, se le asignó el punto intermedio entre las letras D y E.
– La diferencia de precio entre un aparato de la clase C se amortiza en cinco años gracias a su menor consumo.

La asignación de estas etiquetas a los electrodomésticos es realizada por los propios fabricantes a través de laboratorios homologados, que asignan las etiquetas a sus productos. También es responsabilidad de los fabricantes la aportación de fichas con la información energética del aparato (valores de consumo, capacidad, ruido, etc..,.)

El sistema de etiquetado de los electrodomésticos (G-A+) ofrece información de la desviación del consumo eléctrico respecto al consumo medio (etiqueta D-E). En un estudio realizado por la empresa Electrolux (2007), se considera que con la sustitución de aparatos eléctricos por los de la clase más eficiente se conseguiría:

– Ahorro de más de un millón de toneladas de emisiones de dióxido de carbono.
– Ahorro total en términos económicos de 175 millones de euros.
– Ahorro en términos energéticos de 1.400 millones de kWh
– Ahorro de 21.000 litros de agua.

EJEMPLO DE ETIQUETA ENERGÉTICA

COMPARATIVA DE AHORROS POR CLASIFICACIÓN DE EFICIENCIA ENERGÉTICA

LOS MAS EFICIENTES

A Consumo de energía inferior al 55% de la media

B Entre el 55% y el 75 % de la media

C Entre el 75% y el 90% de la media

PRESENTAN UN CONSUMO MEDIO

D Entre el 90% y el 100 % de la media

E Entre el 100 y el 110% de la media

ALTO CONSUMO DE ENERGÍA

F Entre el 110% y el 125% de la media

G Superior al 125 % de la media

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