El equilibrio «friendly» de Lafuente

De forma subrepticia, las actividades y comportamientos de la languideciente CNE han empezado a cobrar sentido. Siguiendo las notas de prensa y los dictámenes del organismo, se puede comprobar lo dúctil que se ha vuelto el mismo con el nuevo equipo ministerial, e incluso el seguidismo casi obsceno que ejerce con los intereses y asuntos en agendas que sigue el Ministerio de Industria, a través de la Secretaría de Estado de Energía. Así, de pasar a la irrelevancia más absoluta parece que ha dado un paso al frente hacia su definitiva «coordinación» con este Ejecutivo, como organismo independiente, atributo, por otra parte, nada bien entendido en España.

Con un poco de perspectiva se pueden encontrar en estos meses asuntos muy trascendentes como son, por un lado, la retribución de la distribución, cuyo modelo, encargado a la CNE, ha sido aparcado convenientemente para ayudar al Ejecutivo en su política politizada y poco sofisticada de enjuagues y recortes retributivos para la resolución del problema del déficit tarifario.

El hecho de que haya un informe sobre bases objetivas, cualquiera que sea el resultado, recorta los niveles de discrecionalidad y arbitrariedad en los que se quiere mover en estos momentos las relaciones con el sector. Y eso que la distribución de electricidad es una cuestión en la que hay un consenso generalizado sobre el hecho de que no existe un modelo retributivo, y se ha configurado la misma como un comodín económico, más que como una actividad reconocida en su papel y en su función.

Del mismo modo, la apertura de expedientes a las petroleras por el denominado «efecto lunes», la meliflua contestación a la última revisión de tarifas eléctricas, o las inspecciones que se están iniciando a las plantas fotovoltaicas en relación con la resolución de los «huecos de tensión» también responden al mismo esquema, poco sofisticado, de relación entre organismo independiente y el Ejecutivo con sus prioridades políticas y sus actuaciones muy aparatosas.

La razón parece ser, tal y como ya se están haciendo eco los medios de comunicación, la intención de su presidente Alberto Lafuente de pasar desapercibido, incluso «friendly«, de cara a sus aspiraciones en el nuevo macroorganismo (que no se sabe si será regulador, supervisor o inspector). Esta reconfiguración persigue ultrapolitizar el organismo. Al parecer, el aragonés quiere/aspira o tiene prometido ocupar el cargo de vicepresidente. Y, según se cuenta, existe más que un baile de rigodón: lo que hay en marcha es un proceso de insinuaciones políticas que puede ser resuelto fácilmente en un sentido u en otro en la negociación política final.

Mientras, por su parte, Alberto Lafuente vive, en relación con los servicios internos, separado y pertrechado merced al papel de Antonio Fernández Segura que, con métodos expeditivos y muy criticados, «depura» la institución por dentro. Y, por otra parte, el presidente se encuentra en la más absoluta soledad con respecto al Consejo de Administración del organismo. Hay quien dice que en la sala de Consejos hay trincheras y sacos terreros.

1 comentario
  1. David Lacalle
    David Lacalle Dice:

    Pues apañados vamos si la solución y el futuro del supervisor de mercados regulados es el Sr. Lafuente, con el Sr. Fernandez Segura de escudero.

    La incapacidad del segundo en sus relaciones con el personal de la CNE, ha hecho no solo perder dinero a TODOS los empleados de la CNE, sino acabar cabreando incluso a todo el personal directivo.

    En cuanto al primero, su incapacidad para darse cuenta de la responsabilidad del cargo que ostenta y su falta de visión institucional y estratégica en el mismo le ha llevado a distanciarse de un Consejo de Administración que intenta ejercer con dignidad las labores que tiene asignadas en la normativa, labor inmensa teniendo en cuenta las habilidades técnicas de alguno de sus componentes.

    Desafortunadamente, la CNE desaparece con el peor presidente que nunca la ha presidido, haciendo buena a la Sra. Costa para renacer en el seno de la CNMC con las peores referencias para vicepresidente de un organismo de supervisión nunca vistas para tal cargo.

    Ojo, que igual en estas etapas de imputaciones, conflictos internos y externos y judicialización de conflictos igual nos llevamos una sorpresa….

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