Historia de una negociación, memoria del déficit tarifario y paisaje con retroprogresivos al fondo

A principios del curso político-energético, la trampa del déficit tarifario había conseguido ubicarse como un elemento de fuerte desestabilización del sector, tanto de las empresas como de la actuación de los reguladores, tanto del Ministerio de Industria como de la Comisión Nacional de Energía. Se detectaban fuertes oscilaciones y turbulencias derivados de esa deuda acumulada que no paraba de crecer.

Y en qué se podía apreciar esas turbulencias. En el Ministerio de Industria, en su ultima étapa se habían instrumentado y articulado las alternativas menos pensadas para intentar reducir esta factura pendiente. Por su parte, la Comisión Nacional de Energía, con dos consejeros al frente, se echaba al monte para cuestionar el sistema de de formación de precios en el mercado eléctrico con un Informe sobre Costes y Precios. Por otra parte, este organismo ya había dado signos de agotamiento en el proceso de colocación mediante subastas de la financiación del déficit. Tres elementos se unen en este hecho que fue piedra de toque en la situación de no retorno: primero, la crisis financiera internacional (que fue el pretexto principal para dar cobertura a la CNE de este fracaso); segundo, la ausencia de reconocimiento de las carencias propias y falta de experiencia en realizar este tipo de operaciones en los mercados financieros, y tercero; la falta de respaldo de las instituciones económicas del Estado (Ministerio de Economía, Dirección General de Seguros, Banco de España…), incluyendo una rocambolesca y Taif intentona promovida desde la presidencia de la CNE de involucrar al Gobernador del Banco de España, como se supo después.

Así, por otro lado, también los usuarios con el déficit tarifario cambian o modifican sus hábitos de consumo. Los propios usuarios, no conscientes del precio de la electricidad real, podían seguir consumiendo y llevar al traste todas las políticas de eficiencia energética que se quisieran impulsar, por que para qué. En el fondo, la primera política de eficiencia energética es el precio y su ajuste a la realidad. Y, una oposición a la misma, directa o por vía intervencionista, partía de una desconfianza de que los precios sean el mecanismos de ajustes de oferta y demanda.

Entre tanto, las turbulencias en las empresas no hacían más que crecer, sobre todo en el ámbito financiero y hasta niveles preocupantes, sobre todo para compañías que precisan realizar inversiones futuras y financiarlas. La no colocación de estos déficit en los balances de las empresas lastraban las cuentas, algo que empezaba a ofrecer un cierto regusto al colectivo de retroprogresivos del sector energético, cuyas cavilaciones iban en el siguiente sentido: como el gobierno no estará dispuesto a subir el precio de la energía a su nivel real, el déficit no hay manera de colocarlo, se puede conseguir una quita importante de las empresas eléctricas, es decir, llegar a un modelo de expropiación por el procedimiento del “cuanto peor mejor” y se podrán interponer medidas más intervencionistas en el sector energético. El déficit quedaría extinguido así definitivamente por un procedimiento poco ortodoxo y bastante soviético.

Así, por tanto, el año comenzaba con una fuerte carga emocional, y el Ministerio de Industria comenzó tras el verano a tratar este problema con las empresas llegando en el proceso de negociación, de forma más o menos lógica, a posiciones más o menos cercanas. El proceso se prolongó más de lo previsto por todos, estando a punto de saltar por los aires, porque los problemas en los mercados financieros detectados por analistas y operadores se multiplicaban. Los nervios estaban a flor de piel, lo que hizo que durante varios meses se esperase el ansiado Real Decreto que no llegaba en todas las convocatorias del Consejo de Ministros.

Varios fueron los puntos críticos y amenazas de cortocircuito: en primer lugar, la entrada en liza de la Moncloa en el proceso que incluyó un frenazo al empeño que había puesto el ministro Sebastián en resolver la situación y en llegar a un acuerdo que incluía también un descuento importante a las empresas, establecía una “pax” en el sector y retomaba una senda de estabilidad regulatoria rota con la actuación del equipo energético de Clos y Nieto; en segundo lugar, las interferencias en la propia negociación derivadas de la incesante actividad del grupo de retroprogresivos ligados a la energía (que han visto esta solución como un fracaso y un revés en las posiciones antiliberalizadoras), incluyendo el sabotaje por la vía de la filtración en varias ocasiones de los términos de los acuerdos.

La solución ansiada, se materializó, finalmente, en el Real Decreto Ley 6/2009, que se dilató hasta bien entrado el año, en el mes de mayo. El Real Decreto Ley, que fue convalidado por el Parlamento (incluyendo alguna intentona de última hora de que sus opositores influyeran en grupos políticos y ciertas organizaciones afines de consumidores), establece un déficit tarifario adicional transtitorio hasta 2012, un calendario hasta entonces para su amortización, crea el bono social para los usuarios más desfavorecidos y establece los mecanismos para su negociación y colocación en el mercado, de manera análoga a lo que fue la moratoria nuclear. Y, todo ello, desbloqueando la liberalización pendiente que será y es uno de los argumentos más importantes de este curso.

Esta solución tardía ha hecho que todo se precipite para llegar a 1 de julio, pero después de tanto empantanamiento habría que colegir que más vale tarde y, sobre todo, si la dicha es buena. Y razonable.

La operación que surgió del frío o como Gas Natural se zampó a Unión Fenosa

A la tercera va la vencida. Y parece que la operación de adquisición de Unión Fenosa al grupo ACS que preside Florentino Pérez, por parte de Gas Natural fue posible después de varios intentos del grupo gasista que había enfrentado previamente operaciones de mayor envergadura para hacerse con Iberdrola y con Endesa.

Operaciones que desde el punto de vista financiero eran de complicado encaje (fuerte apalancamiento y ecuaciones de canje en las que los papelitos de la nueva compañía sufragan la operación sin poner pasta por delante) y que, en el ultimo caso, en el de Endesa, desató el proceso que dio lugar al cambio de manos de la eléctrica. Así, Endesa en ese momento empezó a estar en un escaparate internacional hasta que se completó este proceso que ha sido casi paralelo. Por eso, es particularmente llamativo como Salvador Gabarró se lamentara en «El País» en una entrevista reciente de que la compañía de sus desvelos pasados pasase a manos italianas.

Por otro lado, también hay que reconocer que, en su momento la posición de Rodrigo Rato hizo todo lo posible para desbaratar el intento de operación con Iberdrola, y en aquellos tiempos, la Comisión Nacional de Energía, también tuvo que ver, y mucho en el sorpasso, para disgusto del hoy desaparecido Pedro Meroño.

Por eso, Gas Natural a partir de ese momento, como buen gato escaldado que del agua caliente huye, y con la prevención que se tiene en Catalunya a los asuntos que dependen del poder central, había preparado exquisitamente sus operaciones en el ámbito político con todos sus flecos. La operación de Endesa tuvo su período de sacristía en la Oficina Económica del Presidente y ésta operación, la “refinitiva”, de proporciones mucho más asequibles, también ha tenido su “cocina”. Eran los tiempos en que la energía estaba en manos del PSC, con el tridente Joan Clos, Ignasi Nieto y Maite Costa, con lo cual el camino parecía más allanado, pero en eso que llegó Pizarro, E.ON y Enel, por este orden y, un nuevo repliegue fue necesario para Gabarró, Villaseca y, en el proscenio, para Antoni Brufau. La piedra de toque era tener a Rodrigo Rato en la propia órbita de La Caixa.

Por tanto, el curso para Gas Natural empezó un año antes y se ha cerrado recientemente con la aprobación por parte de las Juntas de las dos empresas de la fusión y el cierre de la OPA. Partamos del hecho de que la integración de gas y electricidad tiene un sentido estratégico claro desde el punto de vista energético. Partamos del hecho de que Gas Natural tenía un tamaño antes de la fusión que no era ni grande ni pequeño, sino todo lo contrario y partamos del hecho de que la generación de tesorería de los contratos de suministro de gas oficiados en su momento por Alfonso Guerra había permitido generar un plus en la capacidad de cierto ensoñamiento con respecto a aspirar a metas empresariales de operaciones corporativas de mayor volumen y enjundia.

Pero también podemos colegir como la nueva empresa Gas Natural+Unión Fenosa ha reconfigurado de nuevo un monopolio en el aprovisionamiento de gas en nuestro país. Si la operación parece impecable desde el punto de vista de integración del gas y la electricidad (dónde se podría constituir un operador alternativo a las dos grandes eléctricas Endesa e Iberdrola), parece que la acumulación de capacidad gasista ha sido sobreseída tanto por los analistas energéticos, económicos y de competencia de los medios de comunicación, como por la propia Comisión Nacional de Competencia (a la que dedicaremos un artículo completo de este Resumen del Curso).

Del mismo modo, la CNC determinó unas medidas suaves (“cumplibles, asumibles”, que es lo peor que puede declarar un interesado el mismo día que se conocen) tanto en generación (con desinversiones fundamentalmente en electricidad) como en el ámbito de la comercialización, dónde además se producen solapamientos en la competencia en gas y electricidad, en determinados ámbitos geográficos, dónde seguramente las dos empresas son comercializadoras de ultimo recurso, respectivamente en los dos mercados simultáneamente.

Todo ello después de que desde el punto de vista del análisis de la operación se concluyera que la venta de Unión Fenosa se había realizado a precios altos (y beneficiosos, como es obligación del vendedor) para ACS y Florentino Pérez, lo que ha generado para el comprador, un fuerte apalancamiento, poco margen para las operaciones de desinversión obligatoria, necesidad de algunas voluntarias no estratégicas (que se tendrán que ejecutar en momentos malos para la venta) y, una cierta complicación larvada, con los derechos de tanteo con ENI en el caso de Unión Fenosa Gas (la pieza que sería la joya de la corona en el engarce de la operación) y también, aunque en menor medida, con Enel, a través de Eufer y su negocio de renovables.

En el plano directivo, las mayores críticas a la operación se derivan de la salida del equipo eléctrico de Unión Fenosa, en especial dos pesos pesados, dos históricos muy respetados y reputados en el sector: Honorato López Isla y Juan Luis López Cardenete, lo que se evalúa como dos pérdidas fuertes para la nueva empresa que debe reforzar sus equipos en el sector eléctrico. Por su parte la salida de José María Paz no ha tenido la misma unanimidad sectorial, más bien al contrario. En todo caso esta depuración directiva se está haciendo a golpe de talonario, lo cuál siempre endulza el trance, después de que Florentino Pérez acordara un incremento del bonus en el tiempo de descuento (¡qué símil este, el futbolístico!)

Luego, en todo lo externo, por parte de Gas Natural, si que ha existido más miramiento en lo que se conoce de la operación de cara a garantizar durante un tiempo, un cierto decoro, la imagen compartida y la atención a varios hechos diferenciales como, por ejemplo, el gallegusimo de la empresa adquirida.

Por tanto, esta operación surgió del frío gélido del fracaso de las operaciones anteriores y de la lección bien aprendida. Hoy, la nueva empresa, se enfrenta además a la caída de la demanda gasista y a unas condiciones de mercado difíciles marcadas por la crisis. Lo que está claro es que la nueva empresa tendrá que asumir un nuevo papel en el sector eléctrico y energético. Por tanto, así se zampó Gas Natural a Unión Fenosa. Ahora toca la digestión.

Desciende casi un 10% el precio del crudo de la OPEP en una semana

En su informe anual de previsiones del consumo mundial para 2009, publicado el miércoles, la OPEP dibujaba un sombrío panorama para la demanda de crudo, que debido al impacto de la crisis económica pasará una larga etapa de capa caída, hasta 2012, cuando se prevé por primera vez un mayor consumo frente al último pico de 2007.

El jueves, el precio del barril de los doce países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) caía hasta los 60,58 dólares por barril, lejos del máximo histórico de los 140,73 dólares alcanzado justo hace un año.

Al cierre de la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex) el viernes, los contratos de Petróleo Intermedio de Texas (WTI, de referencia en EEUU), para entrega en agosto, los de vencimiento más próximo, se negociaban 79 centavos por barril más baratos que al final de la sesión anterior y cerraban así por primera vez en siete semanas a menos de 60 dólares por barril.

En Londres, el precio del barril de Brent bajó ayer un 0,94% para cerrar a 60,52 dólares en el mercado de futuros, en una semana bajista que confirmó que los inversores siguen dudando sobre la recuperación económica.

El petróleo del mar del Norte, de referencia en Europa, para entrega en agosto acabó con una bajada de 58 centavos en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) londinense, respecto al día anterior.

En cuanto a la OPEP, la caída de los precios esta semana es la mayor desde enero y obedece igualmente a los temores de que la recesión económica mundial deteriore la demanda del «oro negro» en los próximos dos o tres años.

Ante todo, el mercado energético norteamericano, el mayor del mundo, puede ser el más afectado por el anémico crecimiento económico y ello se ha percibido ya por el aumento de reservas de combustible en EEUU.

A mediados de la semana, los futuros de petróleo se desplomaron después de que los datos semanales de la Agencia Internacional de Energía (AIE) mostraran una subida de los inventarios que superaba las previsiones en 8 millones de barriles, según la consultara vienesa JBC.

Agregaba que la impresión es que el sentimiento en los mercados de crudo es bajista, por lo menos a corto plazo, y que los fundamentos débiles son los que atraen la atención.

Tanto una caída de los inventarios en EEUU como los problemas de suministro en Nigeria y unas perspectivas ligeramente mejores de la economía dadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para 2010 contribuirán a que los futuros de WTI no superen los 60 dólares por barril.

De hecho, las previsiones pesimistas de la OPEP para 2009 venían a corroborar el sentimiento negativo sobre la economía global a corto y medio plazo.

Según el informe de la OPEP, la demanda mundial de petróleo se recuperará modestamente de los 82,2 millones de barriles diarios (b/d) en 2009 a 87,9 b/d en 2013.

A más largo plazo, hasta 2030, el cartel también ha revisado a la baja los pronósticos de la demanda hasta 97,8 millones b/d, por debajo de otras previsiones más optimistas.

Sin embargo, a corto y medio plazo, la consultora JBC era más optimista para la demanda del crudo con un incremento de 960.000 b/d en 2010, mientras que la OPEP se mostraba más pesimista y situaba el aumento en 400.000 b/d.

La visión más optimista de JBC se basaba en la revisión al alza del crecimiento de la economía global hecha por el FMI para 2010 de un 2,5%, frente al 2,1% mencionado en abril por esa institución, gracias a la mejora de las condiciones financieras.

La bajada del crudo perdura ante una recuperación económica lejana

A final de la semana, el crudo marcó unos precios entre un 3 y un 5 por ciento por debajo de las cotizaciones de hace siete días.

La semana no comenzó sin embargo mal para los mercados petroleros. Las sesiones del lunes en las Bolsas de Londres y Nueva York vieron como las cotizaciones del «oro negro» repuntaron un 3 por ciento.

Los continuados ataques a instalaciones petroleras en Nigeria, la mejora de la confianza de los consumidores de la Eurozona y los buenos datos de producción industrial de Japón, que subió en mayo el 5,9 por ciento respecto a abril, fueron elementos que empujaron las cotizaciones al alza.

Sin embargo, ese buen comienzo de semana no tuvo su continuación en los días siguientes.

El martes, los datos de junio sobre la caída de la confianza de los consumidores estadounidenses en la economía rompió la tendencia positiva de los dos meses anteriores.

El índice de confianza elaborado por la entidad privada The Conference Board señaló que ese indicador bajó en junio a 49,3 puntos, desde los 54,8 de mayo, mientras que los economistas esperaban que subiera a 55 puntos.

En general, el temor a que la recesión económica en Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de energía, reduzca la demanda de crudo y carburantes es una de las principales causas de que la cotización internacional del petróleo sea ahora menos de la mitad que la de hace un año.

Pese a los descensos del precio el martes, los crudos de tipo Brent y Texas terminaron el primer semestre en una posición mucho mejor que cuando comenzó 2009.

Así, por ejemplo, el Texas de referencia en Estados Unidos, cerró ese día a 69,30 dólares por barril, 25,29 dólares por encima del precio que tenía cuando comenzó el año.

Pese a esta apreciación de más del 50 por ciento en el primer semestre de 2009, el crudo aún está muy lejos del máximo histórico que alcanzó hace casi un año, cuando el 11 de julio de 2008 llegó a cambiarse a 147,27 dólares por barril.

Sin embargo, las cotizaciones del crudo siguieron perdiendo enteros, y el jueves sufrieron un nuevo desplome tras hacerse público que en EEUU se perdieron en junio 467.000 puestos de trabajo, lo que subió el índice de desempleo al 9,5 por ciento, el más alto en más de un cuarto de siglo.

La última vez que Estados Unidos tuvo un porcentaje de paro tan alto fue en agosto de 1983.

Esos datos negativos sorprendieron a los mercados y empujaron a la baja el precio del crudo, ante la constatación de que la recesión está aún lejos de superarse.

Quienes han perdido su empleo suelen utilizar menos sus automóviles e intentan reducir sus gastos lo que afecta a la demanda de muchos productos relacionados con el crudo.

Así las cosas, la semana terminó como el Brent de referencia en Europa a 65,43 dólares por barril, un 5 por ciento, ó 3,49 dólares, por debajo del precio que marcó el pasado jueves en Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres.

Por su parte, el barril de Texas WTI cotizó el jueves, último día laborable, a 66,73 dólares en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), una cotización que supone un descenso del 3,5 por ciento respecto al cierre del viernes anterior.

Por su parte, el precio de la llamada «cesta OPEP», un promedio de doce crudos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, perdió un 3 por ciento entre el lunes y el jueves, último día del que se hizo público, hasta cotizar a 67,04 dólares por barril.

El mercado del petróleo vivió una semana de gran volatilidad e indecisión

El mercado internacional de petróleo vivió una semana de gran volatilidad e indecisión de los precios, primero presionados por las dudas sobre la recuperación de la economía mundial y luego impulsados por la creciente inestabilidad en Nigeria e Irán, dos importantes productores y exportadores de crudo.

El Petróleo Intermedio de Texas (WTI), la marca de referencia para EEUU, empezó la semana con una bajada del 3,7 por ciento hasta menos de 67 dólares por barril, superó a mitad de la semana los 70 dólares y la cerró finalmente a 69,16 dólares por barril.

El Brent, la marca de referencia en Europa, abrió la semana con una bajada del 3,1 por ciento a 66,98 dólares por barril para cerrar el viernes a 68,92 dólares por barril, el 1,2 por ciento menos que su máximo semanal alcanzado el jueves cuando rozó los 70 dólares.

Por su parte, el precio de la llamada «cesta OPEP», un promedio de doce crudos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, se mantuvo esta semana entre los 67,41 dólares del lunes y los 68,65 dólares del jueves, su último día de cotización. Al inicio de la semana los precios bajaron ante el pesimismo en el mercado acerca de la marcha de la economía mundial y un posible debilitamiento de la demanda energética si la crisis se alarga.

Las dudas tomaron fuerza después de que el Banco Mundial informara de que la economía global se contraerá en 2009 un 2,9 por ciento, frente al 1,7 por ciento que había pronosticado hace tan sólo tres meses. Los precios empezaron a subir tras el anuncio de la guerrilla nigeriana Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND) de que seguirá atacando las instalaciones de la petrolera anglo-holandesa Shell.

Los rebeldes comunicaron esta acción a través de una carta abierta dirigida al presidente ruso, Dmitry Medvedev, de visita en Nigeria el miércoles, en la que afirman haber destruido tres estaciones de bombeo que alimentan una importante terminal de exportaciones petrolíferas. Otro factor que influyó esta semana sobre los precios fue la situación en Irán, aunque las tensiones parecen ceder tras las polémicas elecciones del pasado día 12.

El «oro negro» se encareció temporalmente por una nueva debilidad del dólar estadounidense, que esta semana perdió terreno ante varias monedas, sobre todo el euro.

Esa circunstancia se debe a que un dólar débil hace que se abaraten las materias primas como el petróleo -que se comercian en la moneda estadounidense- para inversores que manejan divisas más fuertes, lo que acaba por estimular la demanda de crudo y con ello impulsa los precios al alza.

Según los analistas de la consultora de petróleo JBC en Viena, el hecho que los precios del crudo siguieron subiendo en junio y se situaron por encima del mes anterior es «una señal de que el estado de la economía mundial está mejorando».

En un informe emitido el miércoles pasado agregan que «eso ha causado expectativas de que la demanda de petróleo se recupere rápidamente

El crudo se mantiene estable en el entorno del 70 dólares a pesar de revueltas iraníes

Los precios del petróleo se han mantenido relativamente estables y terminaron a la baja, en el umbral de los 70 dólares/barril, en una semana marcada por las revueltas en Irán, segundo productor de crudo de la OPEP y cuarto del mundo. La llamada «prima de riesgo» a la que hace un año se atribuían las fuertes alzas de los precios del crudo, cuando se producía la más mínima tensión en torno a Irán, parece haber desaparecido de los mercados petroleros.

«El año pasado, unos disturbios en Irán como los actuales habrían provocado que los precios se fueran al cielo«, recordó la asesora especializada JBC Energy, con sede en Viena, en un análisis sobre el sector energético. Sin embargo, el valor del «oro negro» apenas ha reaccionado a las revueltas e incertidumbre que reinan desde la reelección de Mahmud Ahmadineyad como presidente en los comicios del 12 de junio.

Según los expertos de JBC, un importante elemento que explica el cambio en los mercados es la amplia capacidad excedentaria (es decir, la de aumentar en breve plazo sus suministros de crudo) que dispone la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Si hace un año todos los productores bombeaban al máximo de su capacidad y apenas contaban con barriles adicionales para compensar un eventual corte de suministros, hoy, después de haber retirado del mercado más de 3 millones de barriles diarios (mbd) y gracias también a una fuerte caída de la demanda, contarían con 6,6 mbd de capacidad ociosa, según los cálculos de la asesora.

Gracias a ello, y aunque la situación en Irán ha despertado recuerdos de los problemas en el suministro y exportaciones de crudo producidos tras la revolución de 1979, esta vez no se esperan ver afectadas las ventas petroleras a corto plazo. Incluso a largo plazo, no se descarta un cambio político en Irán que conlleve a una mayor apertura económica, con más inversiones extranjeras que podrían incrementar la capacidad de producción y exportación del país.

Así, lejos de dispararse por la inestabilidad iraní, el precio del Brent retrocedió un 2,4% y el del Petróleo Intermedio de Texas (WTI), un 2,5%, respecto al viernes precedente. El barril de crudo Brent inició la semana con una caída del 2 por ciento, hasta los 69,44 dólares, y también concluyó a la baja la sesión de ayer en el Intercontinental Exchange Futures (ICE), donde quedó en 69,19 dólares, después de llegar a los 71,16 dólares al cierre de la jornada anterior.

En la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), el WTI tuvo un comportamiento similar y bajó el viernes hasta los 69,55 dólares por barril, desde los 71,37 dólares del jueves. El barril referencial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) pasó de 70,87 a 70,28 dólares de jueves a jueves.

La mayor capacidad excedentaria de la OPEP parece también haber amortiguado el impacto alcista sobre los precios que en años anteriores hubiese tenido el recrudecimiento de la violencia guerrillera en el sur de Nigeria.

El Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND) ha endurecido sus ataques y amenazas a la industria petrolera de la región en respuesta a la ofensiva del Ejército nigeriano iniciada a mediados de mayo en la región. El miércoles, la multinacional anglo-holandesa Shell anunció la suspensión «por fuerza mayor» de sus embarques de crudo en la terminal de Forcados, durante lo que queda de junio y julio.

El optimismo respecto a una recuperación financiera y el descenso de los inventarios comerciales de crudo en Estados Unidos también han sostenido el nivel del valor del «oro negro«. Pero estos factores alcistas se han visto neutralizados por la percepción de que la economía real tardará en seguir a la de los mercados financieros, y que la demanda de gasolina será débil este verano, sobre todo en EEUU y Japón.

El crudo se apunta una nueva semana al alza en el nivel más alto del año

El barril de crudo Brent concluyó el viernes a 70,92 dólares en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, un 1,21% menos que el jueves, pero un 3,8% por encima del viernes anterior.

El de crudo de Texas (WTI) bajó un 0,88% y terminó a 72,04 dólares en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), lo que supone un encarecimiento semanal del 5,26%, mientras que el barril referencial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) llegó el jueves hasta los 70,87 dólares.

Aunque aún dista considerablemente del valor que tenía hace un año, en torno a los 130 dólares/barril, el «oro negro» se ha fortalecido de forma sostenida en las últimas semanas y ya supera en más del cien por cien el nivel de febrero pasado.

El viernes, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) frenó un poco la tendencia alcista al revisar ligeramente a la baja su pronóstico sobre la demanda mundial de crudo, pero al mismo tiempo apoyó la percepción de una recuperación al aventurar que «lo peor» de la crisis parece haber pasado ya para el mundo petrolero.

En su informe mensual, la organización afirma esperar «una recuperación gradual en la demanda a finales de este año», debido a una coyuntura mejor de la anticipada inicialmente en China e India.

Para todo el planeta, la OPEP prevé que en 2009 el consumo petrolero retrocederá un 1,9% frente a 2008, una caída más moderada que la pronosticada un día antes por la Agencia Internacional de Energía (AIE), del 2,9%.

«El mercado petrolero parece haber entrado en un nuevo entorno», dijeron los expertos del grupo de doce países, al considerar que los precios del barril han subido pese a las claras evidencias de que la oferta aún supera a la erosionada demanda, y el exceso de suministro está acumulado en reservas almacenadas de los consumidores.

«Instituciones de inversión predijeron precios más altos, inspirando flujos hacia los contratos de futuros de energía cuando el dólar cae», destacaron.

El informe alude a la «fuerte correlación» que están mostrando las cotizaciones petroleras con las bolsas internacionales, pues suben cuando éstas muestran optimismo en base a eventuales «brotes verdes» de la coyuntura, así como con las fluctuaciones del valor del dólar, la moneda en que cotiza esta materia prima.

Especialmente la depreciación del billete verde está impulsando a los inversores a comprar contratos de futuro de crudo y derivados.

También la AIE subrayó el papel de la especulación financiera en la más reciente escalada de los precios, que «parece difícil de justificar sólo» en base a la relación entre la oferta y la demanda.

En su informe, esta agencia que defiende los intereses de las principales naciones consumidoras concluyó que expectativas sobre una mayor tensión en el mercado petrolero y la afluencia de dinero están pesando sobre los precios a corto plazo.

No obstante, la semana también aportó datos alcistas relacionados directamente a los fundamentos del mercado físico, como un descenso de las reservas almacenadas comerciales en Estados Unidos.

A ello se añaden datos oficiales de China, según los cuales las importaciones de crudo aumentaron en mayo hasta quedar «solo ligeramente por debajo del récord alcanzado en marzo de 2008», según destaca en un análisis la asesora JBC Energy.

El crudo suma otra semana de aumentos y vale casi el doble que en febrero

Los crudos de referencia internacional casi duplican los valores que tenían en febrero después de una rally alcista que algunos analistas atribuyen, en parte, a la especulación.

Las mayores alzas se han registrado en las últimas seis semanas, con un incremento de valor del crudo de unos 20 dólares, aunque ni los datos de la demanda ni las cifras económicas acompañasen el optimismo de los inversores.

El barril de crudo de Texas, referente en EEUU, registró el viernes un leve descenso en su precio, debido en parte al fortalecimiento del dólar, pero terminó la jornada a 68,44 dólares, un 3,21% más caro que hace una semana.

En Londres el petróleo Brent del mar del Norte, de referencia en Europa, cerró la semana a 68,34 dólares por barril, 0,7 dólares menos que el jueves y 2,82 dólares más que la semana anterior, un 4% más.

El viernes los datos positivos de la economía estadounidense, con un ritmo de destrucción de empleo menor al esperado, impulsaron el precio por encima de los 70 dólares, aunque remitió al final de la jornada.

Los mercados parecen compartir el optimismo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que ve el fin de lo peor de la crisis global cerca y considera que la economía mundial ya puede permitirse un crudo más caro.

La OPEP espera que el barril cotice en 75 dólares a finales de año, mientras que las predicciones del banco estadounidense Goldman Sachs son aún más optimistas y sitúan el precio del crudo en esa fecha en 85 dólares.

Esas cifras están muy lejos del máximo histórico alcanzado en julio pasado, cuando el crudo tocó el techo de los 147 dólares para desplomarse después debido al efecto de la crisis.

Los países productores han venido asegurando que un precio por debajo de los 75 dólares hace imposible mantener el ritmo de inversión necesario para responder al incremento de la demanda en los próximos años.

Los analistas de la consultora JBC de Viena subrayan que un estudio de Ernst & Young indica que las petroleras nacionales más importantes dedicarán este año alrededor de 100.000 millones de dólares en inversiones, 22.000 millones menos que hace un año.

Ante las turbulencias económicas mundiales y sólo con signos muy leves de recuperación, el crudo, como otras materias primas, parece haberse convertido de nuevo en un refugio para los inversores.

Con esta situación, tanto la OPEP como algunos analistas han advertido que las inversiones puramente especulativas estaban volviendo a los mercados del petróleo.

El secretario general de la OPEP, Abdalá El Badri subrayó recientemente en Viena que los fundamentos del mercado no justifican de momento el actual nivel de los precios, puesto que sigue habiendo un exceso de suministros que se acumula en los inventarios tradicionales y en buques.

Cuestionado por las razones de la considerable subida que han experimentado los precios en los últimos días, reconoció que una parte corresponde a la actividad especulativa en los mercados de futuros.

«La especulación está volviendo en todas las materias primas», subrayó.

La consultora JBC destaca que aún existen unos 100 millones de barriles acumulados en grandes superpetroleros que no han conseguido ser colocados en los mercados.

JBC recalca, sin embargo, como aspecto positivo, que el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, Nobuo Tanaka, prevé que la demanda pueda empezar a recuperarse a finales de año si la OPEP mantiene su actual nivel de producción y no recorta su oferta en los próximos meses.

El petróleo sube un 7,5% apoyado por el optimismo de la OPEP

A 66,31 dólares el barril, el nivel más alto en seis meses, terminó el viernes el mercado de Nueva York el crudo de Texas (WTI), el de referencia para América, acumulando un encarecimiento del 7,52 por ciento respecto al viernes anterior.

También prosiguió su escalada el precio del barril del crudo Brent, referente para Europa, que se revalorizó un 7,6 por ciento en la semana hasta quedar a 65,52 dólares en el mercado de Londres.

El precio del petróleo OPEP, calculado en base a doce tipos de crudo, se situó el jueves a 61,77 dólares por barril, casi un 5 por ciento más que al final de la semana anterior.

Las cotizaciones del crudo, si bien han seguido dependientes de los vaivenes de las bolsas internacionales y los altibajos del dólar respecto a otras divisas, esta semana estuvo marcada por la 153 conferencia ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) celebrada en Viena.

Ya en vísperas de la reunión extraordinaria del jueves, los ministros del grupo se mostraron favorables a dejar todo como está, después de haber retirado del mercado más de 3 millones de barriles diarios (mbd), es decir, cerca del 80 por ciento del recorte de 4,2 mbd acordado el año pasado para apuntalar los desplomados precios.

El sector fue sorprendido por el optimismo de Ali I. Naimi, ministro de Petróleo de Arabia Saudí -el mayor exportador mundial de crudo, quien vaticinó una pronta recuperación de la demanda.

«La demanda está repuntando, especialmente en Asia (..) Es un buen repunte», dijo Naimi el miércoles en Viena, y aseguró que en estos momentos había clientes pidiendo más petróleo.

Consideró además que la coyuntura mundial puede soportar un precio del crudo más alto y vaticinó que el valor del barril alcanzará los 75 dólares «entre el tercer y cuarto trimestre».

Después de que el grupo que controla cerca del 40 por ciento de la producción mundial de crudo concluyera su reunión dejando sin cambios la cuota de bombeo de 28,4 mbd (sin incluir a Irak), el informe semanal del Departamento de Energía de EEUU fortaleció la percepción optimista sostenida en Viena.

El informe reflejó un descenso de 5,4 millones de barriles en las reservas almacenadas de crudo, frente a un aumento que se esperaba, así como mayor actividad en las refinerías.

Así, los inventarios petroleros bajaron por tercera semana consecutiva, restando 12,2 millones de barriles, si bien el nivel registrado, de 363,1 millones de barriles sigue siendo alto, un 17,9 por ciento más que el de hace un año.

Los ministros de la OPEP no ocultaron su preocupación en Viena por esta situación, que consideran un riesgo para los precios puesto que refleja un exceso de oferta considerable, por lo que prometieron continuar vigilando la evolución de cerca.

Naimi reconoció que el aumento de los precios del crudo, que en el último mes fue del 30%, no se debe únicamente a la relación entre la oferta y la demanda, mientras que el secretario general de la organización, Abdalá El Badri, reconoció ayer que «la especulación está volviendo en todas las materias primas».

«No estamos felices con la especulación», dijo en declaraciones a un grupo de periodistas al recordar que ya el año pasado, cuando el valor del barril se disparó a más de 140 dólares, había advertido de los riesgos que conlleva una gran especulación con el petróleo.

Sea como fuera, la reciente escalada del crudo ha hecho sonar la alarma en Washington ante el temor de que pueda ahogar los tímidos «brotes verdes» de la golpeada economía.

La OPEP confía en la recuperación económica y mantiene su cuota de producción

«El mercado está sobreabastecido pero estamos viendo la luz al final del túnel. No queremos enviar una señal errónea para la recuperación del mercado. Queremos mantener las cosas como están», dijo el secretario general de la OPEP, Abdalá El-Badri para justificar esa decisión.

En rueda de prensa tras finalizar la 153 conferencia extraordinaria de la OPEP celebrada en Viena, confirmó que la cuota de producción de once de los países miembros -todos menos Irak- permanece «inalterada» hasta nueva decisión.

Esa cuota, de 24,8 millones de barriles diarios (mbd), vigente desde el 1 de enero de 2009, fue establecida en diciembre pasado en Orán (Argelia), tras un acuerdo por el que el grupo decidió retirar del mercado 4,2 mbd respecto al bombeo de septiembre.

Fue la mayor limitación de la oferta de la OPEP en la historia y ha contribuido ya a recuperar el valor del «oro negro», a pesar de que el grupo no cumple plenamente con el recorte.

«Tomamos (entonces) una gran decisión y hemos decidido mantener el curso», señaló el ministro saudí de Petróleo, Ali I. Naimi, al salir de la reunión en el secretariado de la organización.

El ministro del mayor exportador de petróleo del mundo había ya anticipado en los días previos que su país no veía necesidad de reducir más los suministros ante las primeras señales de una recuperación de la demanda petrolera.

Por eso, la decisión de hoy no ha sorprendido a los mercados, donde el valor del crudo superó ayer los 63 dólares por primera vez en seis meses, después de haberse desplomado hasta menos de 35 dólares en diciembre pasado.

Aunque no ha vuelto aún a las cotizaciones récords cercanas a los 150 dólares/barril que alcanzó en julio de 2008, los ministros de la OPEP se mostraron satisfechos de la recuperación lograda y coincidieron en mostrarse optimistas, a pesar de reconocer que hay un fuerte exceso de la oferta, acumulada en los inventarios.

«Creemos que la economía va a mejorar en el futuro y la demanda también va a mejorar. Así que nuestra decisión es seguir con el mismo nivel porque vemos las cosas ir a mejor», señaló el ministro de Energía de Argelia, Chakib Jelil.

Al mismo tiempo, los delegados reiteraron que aspiran a un valor mínimo de 75 dólares para el barril, entre otros motivos, porque consideran ese nivel indispensable para garantizar las necesarias inversiones en el sector si se quiere evitar una escasez de oferta en el futuro.

La OPEP cree además que los pasados meses de petróleo barato supusieron una ayuda a la golpeada economía mundial.

«La OPEP ha tenido 400.000 millones de dólares menos en sus ingresos, y eso ha sido un paquete de estímulo al consumidor», dijo El Badri.

Por su parte, el ministro venezolano de Petróleo, Rafael Ramírez, insistió en que los socios se han comprometido a «cumplir con el recorte en un cien por cien».

De acuerdo al último informe de la OPEP, los once países que participan en el sistema de cuotas bombearon juntos 25,8 millones de barriles diarios (mbd), es decir, un millón más que el límite establecido.

«La situación será revisada nuevamente en la reunión regular prevista para el 9 de septiembre en Viena», señalaron los ministros en su declaración final.