Bruselas da su visto bueno a nueva central nuclear en Bulgaria

La Comisión Europea dio su visto bueno al proyecto de construcción de una nueva central nuclear en Belene (Bulgaria), tras comprobar que cumple los requisitos necesarios de seguridad y que cuenta con un plan para la gestión de los residuos.

En un comunicado, el ejecutivo de la UE recuerda que, según el tratado de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM), cualquier nueva inversión relacionada con la actividad nuclear debe ser notificada a Bruselas, que debe emitir un informe al respecto.

La Comisión destaca que la compañía que va a desarrollar la planta (la eléctrica estatal NEK) ha tenido en cuenta los gastos futuros derivados de la «basura nuclear». También valora que el proyecto, cuya construcción comenzará en 2008, con una inversión prevista de 4.000 millones de euros, incluye varios sistemas de seguridad pasiva, así como protección contra contingencias externas, como terremotos y accidentes aéreos.

En cuanto al préstamo EURATOM que los responsables de la planta planean solicitar, el ejecutivo de la UE indica que se evaluará en función de las condiciones económicas, financieras y medioambientales, pero recuerda que su visto bueno es un requisito para obtenerlo.

Bruselas asegura, por último, que seguirá muy atentamente el desarrollo de las actividades nucleares en el proyecto de Belene, sobre todo los aspectos medioambientales.

La central de Belene, que tendrá una capacidad de generación de 2000 MWe, será desarrollada por la rusa Atomstroyesport como contratista principal y un consorcio en el que participan la francesa Areva y la alemana Siemens.

La Comisión Europea ofrece ayuda a Bélgica y Arcelor Mittal para resolver el problema de las cuotas de CO2

La Comisión Europea se ha ofrecido a ayudar al Gobierno belga y a la empresa Arcelor Mittal a resolver el problema planteado por la amenaza del grupo siderúrgico de abortar sus planes de relanzar dos altos hornos en Lieja (este del país) si tiene que pagar 260 millones de euros por permisos para emitir CO2.

El portavoz comunitario, Johannes Laitenberger, expresó la disposición de la CE a colaborar con las autoridades federales y regionales belgas y con la empresa para «explorar las pistas» contenidas en el Plan Nacional de Asignación de Emisiones de Bélgica, con el fin de resolver el problema planteado.

El pasado miércoles el presidente de Arcelor Mittal, Lakshmi Mittal, amenazó con interrumpir sus planes para relanzar la actividad de dos altos hornos si el Gobierno regional valón no le asigna 13 millones de toneladas de CO2 (dióxido de carbono) para su actividad entre 2010 y 2012. Dado que la decisión del grupo siderúrgico de retomar la producción en sendos altos hornos fue posterior a la elaboración del plan del gobierno valón para el reparto de cuotas de emisiones, la asignación costaría al grupo 260 millones de euros.

El portavoz comunitario se mostró convencido de que el plan nacional de emisiones de Bélgica contiene los elementos necesarios para resolver el problema planteado. Aunque la solución al mismo corresponde a las autoridades belgas y a la empresa, Bruselas «está dispuesta a asistir en la exploración de esas pistas», señaló Laitenberger.

Según el portavoz, el problema planteado no pone en cuestión la arquitectura del sistema europeo de comercio de emisiones, que prevé un conjunto de elementos para resolver ese tipo de situaciones.

Mittal considera que la normativa comunitaria que obliga a las empresas a pagar para poder emitir CO2 supone una «penalización» a las inversiones en Europa y ha advertido del «riesgo» de «deslocalización» hacia otras regiones del mundo más flexibles en este ámbito.

El comercio de cuotas de dióxido de carbono es un sistema que entró en vigor en 2005 para frenar el cambio climático, por el que los gobiernos de la UE otorgan al año un número determinado de permisos de emisión a las instalaciones industriales y del sector energético de su territorio.

Una instalación que emite más CO2 de lo permitido tiene que adquirir derechos de emisión en el mercado, mientras que otra que lanza menos de esa cantidad está capacitada para vender sus derechos sobrantes.

La Comisión Europea fijará un plan de acción para la energía eólica marina a finales de 2008

La Comisión Europea (CE) fijará a finales de 2008 un plan de acción relativo al desarrollo de la energía eólica marina, según explicó a el responsable de la Dirección General de Energía y Transporte de la CE, Alfonso González.

González, que participó en Berlín en la conferencia de la Asociación Europea de Energía Eólica Marina (EWEA), indicó que el nuevo marco regulador permitirá a los inversores y empresas del sector «saber a qué atenerse en materia de permisos medioambientales y financiación». Según los cálculos de la CE, en 2020 el 12 por ciento del suministro eólico de la Unión debería proceder de fuentes eólicas, de las que un tercio se ubicarían en el mar.

González aseguró que las plataformas eólicas en alta mar estarán incluidas en el próximo marco regulatorio sobre energías renovables de la Unión Europea, pero precisó que se trata de una «tecnología peculiar, aún en periodo de aprendizaje» y que tampoco es rentable, por el momento. Explicó que el potencial español en este sector es bajo, por la gran profundidad de la plataforma continental, lo que dificulta la instalación de parques eólicos sobre el fondo marino, más factible en el norte del continente, pero destacó las posibilidades de la energía solar en el sur de Europa.

En el marco de esta conferencia, que se prolongará hasta el jueves y que reúne a un millar de participantes, Alemania, Suecia y Dinamarca suscribieron un acuerdo de colaboración para fomentar el intercambio de experiencias, personal y apoyo técnico para la puesta en marcha de parques eólicos marítimos.

El convenio fue suscrito por el secretario de Estado alemán de Medio Ambiente, Michael Müller, la ministra danesa de Clima y Energía, Connie Hedegaard y la vicepresidenta y ministra de Empresa y Energía sueca, Maud Olofsson.

Müller destacó que «todos» los países de la UE están invitados a formar parte de este acuerdo y afirmó que las mejores oportunidades económicas de futuro del continente pasan por fomentar las energías renovables y crear un modelo ecológico propio.

Olafsson sostuvo que este convenio de intercambio de conocimiento es «el punto de partida» y aseguró que Europa debe «demostrar al mundo que tiene la tecnología y la industria del futuro».

Por su parte, Hedegaard destacó que actualmente Dinamarca genera el 15 por ciento de su energía a partir de energías renovables, lo que le convierte en el primer país del mundo, y añadió que para 2025 esperan duplicar esa cifra, en parte, con la puesta en marcha de tres nuevos parques eólicos marinos en 2009, 2010 y 2012, respectivamente.
Afirmó que la fórmula danesa funciona pero que cada país europeo debe encontrar su «propia fórmula energética» de acuerdo con sus recursos naturales.

El ministro de Energía británico, Malcolm Wicks, que asistió a la firma del convenio del que el Reino Unido no forma parte, destacó que en su país se están desarrollando con rapidez los parques eólicos marinos y aseguró que el Gobierno es «muy ambicioso» en este sentido. Afirmó que el Ejecutivo anunciará pronto sus propuestas para fomentar el desarrollo de la industria para «mantener al Reino Unido en la primera línea de esta nueva tecnología».

Por su parte, el director ejecutivo de EWEA, Christian Kjaer, afirmó que los próximos cinco años serán «clave» en lo que respecta a la puesta en marcha de legislaciones si se quiere alcanzar el objetivo de la UE de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 20 por ciento en 2020.

El presidente de la asociación, Arthouros Zervos, destacó que actualmente existen 25 proyectos de este tipo en Europa y que en 2006 la cuota de la energía marina era del 1,8 por ciento de toda la eólica pero proporcionaba el 3,3 por ciento de la electricidad suministrada por el sector.

Bruselas decide sobre las condiciones de la Comisión Nacional de Energía a la opa de Enel y Acciona

La Comisión Europea decide si las condiciones impuestas por la Comisión Nacional de la Energía (CNE) a la opa de Enel y Acciona son compatibles con la legislación comunitaria, a la vista de las explicaciones aportadas por el Gobierno español. El portavoz de Competencia del ejecutivo comunitario, Jonathan Todd, confirmó que el asunto figura en la agenda de la reunión que celebrará el colegio de comisarios.

El pasado 21 de septiembre, Bruselas llegó a la conclusión preliminar de que algunos de los requisitos que deben cumplir Enel y Acciona para hacerse con Endesa vulneran el artículo 21 del reglamento comunitario de concentraciones, que establece que la Comisión tiene competencia exclusiva en las fusiones de dimensión comunitaria.

En virtud de esa norma, los Estados miembros sólo pueden aplicar su legislación nacional en este tipo de operaciones o imponer condiciones con el objetivo de proteger intereses distintos a la libre competencia (como la seguridad pública) y las medidas deben ser, además, proporcionadas y compatibles con la legislación comunitaria.
El Ejecutivo de la UE autorizó en julio sin condiciones a Acciona y al grupo energético italiano la toma de control de la eléctrica española.

Si Bruselas confirma que las condiciones de la CNE a Enel y Acciona -entre las que figura el mantenimiento de la marca Endesa y la sede de la empresa en España, así como la obligación de informar a la CNE de los acuerdos adoptados por el Consejo de Administración siempre que afecten al interés general- son ilegales, exigirá a Madrid su retirada.

La Comisión Europea ya llevó a España al Tribunal de Justicia de la UE por su negativa a retirar las condiciones impuestas a la opa de la alemana E.ON sobre Endesa.

La industria propone cambiar el etiquetado energético de los electrodomésticos

La industria europea propuso reformar el sistema de etiquetado energético de los electrodomésticos para permitir que éste siga siendo efectivo y que se impulse el desarrollo de productos más eficientes y ecológicos.

El Comité Europeo de Fabricantes de Equipamiento Doméstico (CECED), que reúne a las principales empresas del sector, presentó en una rueda de prensa su propuesta para adaptar a la situación actual y futura el sistema de etiquetado vigente en la UE.

Éste cataloga los electrodomésticos desde la clase G, la menos eficiente, hasta la A++, la mejor en este apartado, y los relaciona con colores que van del rojo al verde pasando por naranjas y amarillos para ofrecer una información sencilla al consumidor.

El plan de CECED propone cambiar esta escala por otra numérica en la que el 1 y el color rojo se asignarían a la clase de aparatos menos eficientes y los siguientes números y colores hasta el número 7 y el color verde a las superiores. El objetivo de las empresas es permitir que la clasificación pueda dar cabida a los nuevos productos que se están desarrollando, y que ya están por encima de la clase A, la más alta en el actual sistema.

Los frigoríficos, lavadoras o lavavajillas calificados ahora con A++ (una clase temporal creada para dar cabida a los aparatos más eficientes) se situarían en el 7 de la nueva escala, según explicó el director general de CECED, Luigi Meli. Esto permitiría asignar a las futuras clases ultraeficientes los números sucesivos, mientras se eliminarían los más bajos para mantener siempre un espectro de siete clases, como ocurre ahora.

CECED ha trasladado su propuesta a la Comisión Europea (CE), que tiene previsto acometer la reforma del actual sistema de etiquetado durante 2008, y que ha acogido «positivamente» las ideas de la industria, según aseguró Meli.

La apuesta de los fabricantes por los electrodomésticos eficientes y por contribuir a alcanzar los objetivos europeos de reducción de emisiones contaminantes se completa con una propuesta para retirar obligatoriamente del mercado todos los frigoríficos y congeladores de la clase A e inferiores de aquí a 2013. Actualmente, éstos representan las tres cuartas partes de los aparatos en uso, mientras que el resto son ya frigoríficos y congeladores de las clases A+ y A++.

El director general de CECED destacó el «enorme impacto» que esto podría tener en la estrategia europea para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que los países de la UE pretenden recortar un 20% para 2020 con respecto a los niveles de 1990.

Siete países de la Unión Europea presentarán alternativas a la separación de las redes energéticas

Siete países de la UE, encabezados por Alemania y Francia, presentarán en las próximas semanas alternativas a la separación de las redes energéticas propuesta por la Comisión Europea, para tratar de sacar adelante una «tercera vía» que los demás Estados miembros y Bruselas se han comprometido a estudiar.

Los Veintisiete escenificaron su división sobre este asunto en un Consejo de Ministros de Energía celebrado en Bruselas, en el que analizaron el tercer paquete de medidas de la CE para la liberalización de los mercados del gas y de la electricidad.

Mientras que la mayoría de Estados miembros -entre ellos España– defiende los planes de Bruselas para forzar la separación patrimonial de las redes de transmisión de energía, un grupo de siete países liderado por Francia y Alemania se opone frontalmente.

«Creemos que la separación patrimonial es tal vez un ataque al derecho de propiedad» y «no vemos proporcionalidad» en esta medida, señaló el ministro francés, Jean-Louis Borloo, que además consideró que la separación -conocida por el término inglés «unbundling«- puede debilitar a las empresas europeas frente a las de terceros países.

Para Alemania, la desmembración de los gigantes energéticos crea el riesgo de «paralizar las inversiones en las redes», explicó su secretario de Estado de Energía, Joachim Wuermeling, quien anunció que en las próximas semanas Berlín va a presentar propuestas alternativas.

La que ya ha pasado a llamarse «tercera vía» es un modelo aún por definir que supondría una alternativa a las dos opciones presentadas por Bruselas para aumentar la competencia en el sector: la separación patrimonial -opción preferida de la CE– y el sistema de operador independiente (ISO), que permite a las empresas mantener la propiedad de las redes pero obliga a una gestión independiente supervisada por un regulador.

Este segundo modelo, ofertado por Bruselas como una solución para aquellos países que no quieren la separación de la propiedad, no es considerado «realista» por países como Francia.

A pesar de todo, el ministro español de Industria, Joan Clos, aseguró en unas declaraciones que, si se alcanza una solución de compromiso entre todos los Estados miembros y la CE, ésta será «algo parecido al ISO«.

El Ejecutivo comunitario ha instado a los países críticos a que le presenten sus propuestas que, en cualquier caso, «deben introducir cambios estructurales similares» a los que suponen las de la CE y «no limitarse a reforzar el papel de los reguladores», señaló el comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs.

Junto a Francia y Alemania se alinean por diversos motivos Austria, Luxemburgo, Chipre, Bulgaria y Eslovaquia, todos muy críticos con el principio de separación patrimonial, mientras que los países que ya lo han introducido -como España, el Reino Unido, Italia, Bélgica u Holanda– son los principales aliados de la Comisión.

Pese a sus diferencias, los ministros y el comisario europeo se mostraron abiertos a examinar nuevas propuestas, siempre que éstas se presenten «cuanto antes» y no retrasen el calendario previsto, según el cual los Veintisiete tratarán de alcanzar un acuerdo político sobre el dossier en el Consejo Europeo de junio del próximo año.

Los países con una mayor dependencia energética de Rusia, como Estonia y Letonia, pidieron también un mayor debate sobre las salvaguardas frente a las empresas de terceros países propuestas por la CE, a las que consideran que debe darse más importancia para asegurar que las empresas extracomunitarias, como el gigante ruso Gazprom, tienen que cumplir las mismas condiciones que las europeas.

Además, el comisario de Energía presentó a los Estados miembros el plan estratégico de la CE sobre tecnologías energéticas, con el que pretende impulsar el desarrollo y reducir los costes de las energías menos contaminantes.

Los ministros también evaluaron las últimas evoluciones de las relaciones energéticas de la UE con algunos de sus socios como Rusia, Brasil y los países africanos.

Clos ve aceptable una alternativa a la separación patrimonial si garantiza la competencia

El ministro de Industria español, Joan Clos, aseguró que el Gobierno está dispuesto a aceptar una solución alternativa a la separación patrimonial de las redes energéticas propuesta por la Comisión Europea (CE) siempre que se garantice la competencia en el mercado.

España, que ya obligó hace años a separar las actividad de producción y distribución de gas y electricidad de las de transporte, es uno de los países que defiende los planes de Bruselas, a los que se oponen frontalmente otros Estados miembros liderados por Francia y Alemania.

En declaraciones a la prensa a su llegada a la reunión de ministros europeos de Energía que debate este asunto, Clos aseguró que, aunque le gustaría que triunfase la opción del «unbundling» (separación), España está dispuesta a «buscar una solución de compromiso siempre que se garantice la competencia en el mercado».

Los Estados miembros expondrán sus opiniones sobre el tercer paquete de medidas para la liberalización de los mercados del gas y de la electricidad que la CE presentó el pasado mes de septiembre.

La separación forzosa de las actividades de producción y distribución y las de transporte, que en la práctica supondría la desmembración de los grandes grupos energéticos que operan en Europa, es el principal punto de conflicto entre los países de la UE.

La oposición de varios de ellos, principalmente de Francia y Alemania, ha llevado a la CE y a la Presidencia de turno portuguesa a escuchar propuestas alternativas que, en cualquier caso, tendrán que garantizar el acceso a las redes transporte a otras compañías y no discriminar a las empresas de los países que opten por la separación patrimonial.

La Unión Europea discute las diferencias sobre la separación patrimonial del gas y la electricidad

Los países de la UE analizan las principales diferencias que mantienen entorno a la propuesta de la Comisión Europea para forzar la separación patrimonial de las redes de gas y electricidad, defendida por países como España, pero a la que otros como Francia y Alemania se oponen.

Los ministros de Energía de los Veintisiete debatirán basándose en un informe de la Presidencia de turno portuguesa que recoge la situación de los puntos más conflictivos del tercer paquete de medidas para la liberalización de los mercados energéticos, presentado por el Ejecutivo comunitario el pasado mes de septiembre.

Por encima del resto, destacan las diferencias que los Estados miembros mantienen sobre la separación forzosa de las actividades de producción y distribución y las de transporte, lo que en la práctica supondría la desmembración de los grandes grupos energéticos que operan en Europa.

Varios países, encabezados por Francia y Alemania, consideran que la separación patrimonial es una medida desproporcionada, que atenta contra los derechos de propiedad, y tampoco aceptan la alternativa del Sistema de Operador Independiente (ISO) introducida por la CE en su propuesta. Este sistema, con el que Bruselas buscaba convencer a los países más reacios, permite a las empresas mantener la propiedad sobre las redes de transporte, pero obliga a una gestión independiente supervisada por un regulador.

Ante la negativa frontal de París y Berlín a estas opciones, la CE y la Presidencia han invitado a estos países a presentar «una alternativa concreta», que en cualquier caso debe garantizar el acceso a las redes transporte a otras compañías y no discriminar a las empresas de los países que opten por la separación patrimonial. Según fuentes diplomáticas, el Gobierno francés ya baraja una propuesta que supondría mantener una situación prácticamente similar a la que existe hoy en día, pero que introduciría mayores exigencias sobre los propietarios de las redes para que faciliten el acceso de competidores a las infraestructuras.

Frente a Francia y Alemania, España es uno de los grandes defensores de la propuesta de Bruselas, pues ya aplica en su territorio la separación patrimonial para garantizar la competencia en el mercado. Aunque este punto centra los debates sobre los planes de la CE para liberalizar los mercados de la Energía, fuentes diplomáticas aseguran que existen otros sobre los que algunos Estados miembros han expresado sus dudas, como la cláusula de «tercer país», un aspecto central de la propuesta comunitaria.

Esta salvaguarda sólo permitiría a una empresa extracomunitaria hacerse con el control de una red de transporte en la UE si su Gobierno ha firmado un acuerdo energético con los Veintisiete.
Pero dicha posibilidad es criticada por el Reino Unido, que considera que puede crear problemas a escala de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y dificultar las inversiones en su territorio, explicaron las mismas fuentes.

Por otra parte, los ministros europeos de Energía tienen previsto intercambiar sus primeras impresiones sobre el plan estratégico sobre tecnologías energéticas presentado en noviembre por la CE, con el que Bruselas pretende impulsar el desarrollo y reducir los costes de las energías menos contaminantes.

Además, las delegaciones de los Veintisiete repasarán el capítulo de relaciones internacionales en el campo de la energía, con especial atención a países como Rusia y Brasil.

La Comisión Europea estudia un impuesto ecológico contra los productos que no respeten Kioto

La Comisión Europea (CE) aseguró que estudia la aplicación de un impuesto específico para aquellos productos que provengan de países que no respeten el protocolo de Kioto contra el cambio climático.

El vicepresidente del Ejecutivo comunitario, Gunter Verheugen, aseguró en una rueda de prensa que la iniciativa lanzada por el presidente francés Nicolas Sarkozy, «es una propuesta a estudiar y una opción aplicable en el futuro».

La propuesta de Sarkozy consiste en la creación de un impuesto a nivel europeo que grave los productos importados desde fuera de la Unión Europea que no cumplan los requisitos del protocolo de Kioto, entre los que se encuentra Estados Unidos o China.

Verheugen hizo estas declaraciones en la presentación de las conclusiones de un grupo de trabajo de alto nivel creado por la Comisión Europea para analizar la relación entre competitividad, energía y medio ambiente. El comisario precisó que este grupo de trabajo no se ha planteado la deslocalización de la industria intensiva de energía (aquellas que usan una gran cantidad de energía para elaborar sus productos como la del aluminio, el papel o el acero) ya que se transmitiría el mensaje de «exportar la contaminación».

El grupo de alto nivel concluyó que estas industrias deben reducir su consumo de energía y reducir sus emisiones, pero sin afectar a su competitividad, y que trasladarla fuera del territorio de la UE sería negativo para la competencia y para el empleo.

Aunque la UE ha suscrito Kioto y se ha comprometido a reducir sus emisiones brutas de CO2, Verheugen hizo hincapié en la conveniencia de desarrollar sistemas de captura y almacenamiento que permitan seguir producir dióxido de carbono pero prevengan su impacto en la atmósfera. Puntualizó que el desarrollo de estos sistemas no tienen que ir en detrimento de las investigaciones de energías renovables.

Entre las conclusiones presentadas por el grupo de trabajo de alto nivel, se pide la participación de la empresa privada «para que la UE se convierta en el líder de las energías renovables» y que se financien conjuntamente proyectos en este ámbito.

El grupo de trabajo de alto nivel también pidió a la CE una mejor regulación de este sector, así como una mayor cooperación entre Estados miembros.

La patronal europea BusinessEurope dice que el sistema de comercio de emisiones amenaza la competitividad de las empresas

La patronal europea BusinessEurope aseguró que el sistema de comercio de emisiones de CO2 supone una «seria amenaza» a la competitividad y pidió a la Comisión Europea (CE) que prime la eficiencia energética en sus propuestas para combatir el cambio climático.

La organización que agrupa a los empresarios de la UE ha enviado una carta al presidente del Ejecutivo comunitario, Jose Manuel Durao Barroso, en la que expone sus expectativas ante los nuevos paquetes de medidas sobre cambio climático y energías renovables que la CE presentará a principios del próximo año.

En el marco del sistema europeo de comercio de emisiones de dióxido de carbono, BusinessEurope insta a la Comisión a permitir mayores emisiones a las empresas que introduzcan nuevas tecnologías menos contaminantes, para incentivar así la inversión en eficiencia energética.

Los empresarios piden también a la CE que asegure que sus nuevas propuestas no dañan la competitividad de las compañías europeas y no llevan a la industria a trasladarse a otros continentes.

«Para reducir el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero es necesario mantener la industria en Europa, donde se desarrollan la mayor parte de las tecnologías rentables» en este ámbito, señaló en una rueda de prensa el presidente de BusinessEurope, Ernest-Antoine Seillière.

En este sentido, un estudio presentado por la patronal europea señala que si en todo el mundo se utilizase la energía con la misma eficiencia que en la UE, el consumo global se reduciría en más de un 25 por ciento. En cuanto a las energías renovables, los empresarios creen que el objetivo del 20 por ciento de este tipo de fuentes para 2020 establecido por los Veintisiete es «poco realista», señaló Seillière.

En su opinión, las autoridades públicas deben ser «flexibles» en la aplicación de estas medidas y «cuidadosas en sus incentivos para las energías renovables, adoptando únicamente aquellas verdaderamente rentables desde el punto de vista económico». En este contexto, insistió en que la energía nuclear es «necesaria» y apostó por eliminar los «numerosos obstáculos innecesarios» a los que tiene que hacer frente en Europa.

Además, Seillière pidió a las autoridades europeas y nacionales que desarrollen programas de información y de incentivos para permitir a las empresas acceder a las nuevas tecnologías menos contaminantes, muchas de ellas ya disponibles, pero poco conocidas o con periodos de amortización prolongados.