Bondades de la disciplina germánica

Ayer conocíamos por los medios de comunicación (se puede ver en el vídeo de nuestra portada y también en el siguiente vídeo de Energía Tube) que en Alemania se va a producir un fuerte crecimiento del precio de la electricidad que pagan los consumidores con motivo del cambio del mix de generación decretado por Angela Merkel, para sustituir la tecnología nuclear. Era algo que se veía venir en la medida en que los cierres previstos desde que se produjo este anuncio se han ido produciendo con cierto retraso.

Podemos extraer lecciones de esta noticia, que nos llega desde fuera de nuestras fronteras:

A los alemanes, nos les duelen prendas a la hora de subir la factura de la luz y asumir políticamente su efecto.

En Alemania, hay una correlación entre las decisiones políticas y el precio del suministro. Por tanto trasladan a los consumidores las consecuencias de la política con inmediatez, sin necesidad de transferírselo temporalmente a gobiernos posteriores.

– Explican que la subida se produce por un cambio en el mix de generación, que va incrementar notablemente el coste por aumentar su cuota renovable.

Es posible que tengan un problema de subsidios cruzados entre los distintos tipos de consumidores (domésticos e industrias). Sistema de subsidios cruzados que es posible que, en presencia de esta subida de la electricidad, sea insuficiente para mantener las industrias en territorio germano.

El mercado, el sistema empresarial y los mecanismos económicos (la correlación entre coste de suministro y factura) no se cuestionan, se asumen.

Podemos aprender respectivas contralecciones para el caso español, comparativamente:

En España, la correlación entre las decisiones políticas y el precio del suministro no existen. No se traslada al precio del suministro, las consecuencias de las decisiones políticas con inmediatez se trasladan hacia los gobiernos sucesivos. Los mecanismos de administración de nueva potencia renovable según qué tecnologías, tipo termosolar y fotovoltaica, fueron la rechufla en manos de la Administración Central y Autonómicas y de un sistema de primas generoso y descontrolado, a cualquier precio, con una visión buenista de la realidad.

– Por la vía de la tarifa (o si se produjera su traslado a los Presupuestos Generales del Estado) a los españoles no se les quiere contar que el precio de la electricidad debe subir por las mayores primas a las renovables. Ya son 8.000 millones y el ritmo de crecimiento de su montante va al 25% anual. Se escamotean las causas y lo que es peor se distorsionan los orígenes de la misma.

Los productores renovables de las tecnologías más caras alientan la no subida de tarifas y la expropiación fiscal del mercado. El gobierno cae en sus fauces.

El mercado, lo empresarial, lo sectorial se cuestionan de forma maniquea.

Los mecanismos económicos se pervierten y se maquillan para mantener un modelo beatífico de crecimiento de primas a las renovables.

El efecto sobre la industria, la competitividad y los consumidores en España se pretende paliar, irónicamente, una vez tomadas las decisiones anteriores, tanto de mix de generación como de primas, y se alambican y estropean sucesivamente los mecanismos regulatorios para conseguirlo.

Los alemanes conocen a la percepción el «trade off» entre precio de la energía y sus efectos sobre competitividad del país, las empresas y empieza el debate alrededor de los subsidios cruzados con toda crudeza. Alemania hasta el momento tiene un cierto crecimiento económico, que está empezando a ralentizarse por la caída del consumo en los países rescatados y rescatables. España, por su parte, está en una fuerte recesión con un 25% de paro.

Veamos pues, cómo podría escucharse una noticia correspondiente a nuestro país, tal y como le puede llegar a Angela Merkel, si no existieran tantos filtros de distorsión:

Seis nuevos impuestos a la generación de electricidad en España por la deuda eléctrica acumulada porque los españoles no conocen los precios reales de su suministro

España fijará unos nuevos impuestos a la generación eléctrica y específicos a la generación hidráulica y nuclear según un proyecto de Ley del Gobierno español. Parece ser que el Gobierno español le llama a esta ley de «medidas en materia de fiscalidad medioambiental y para la sostenibilidad energética», aunque se ceba en las tecnologías no emisoras y afectará a la seguridad de suministro, al mix de generación, incrementará fuertemente los costes a las industrias españolas con amenazas ciertas de deslocalización de los grandes consumidores. También habrá un efecto de traslado a los consumidores y a la inversión. Incluso puede afectar al precio de la electricidad y al comercio de energía con Portugal y Francia.

Los gobiernos sucesivos han ido aplazando las subidas de electricidad en el pasado por temores políticos, generando una deuda a largo plazo de 24.000 millones de euros, derivada de un suministro corriente denominada déficit tarifario. Para ello, han ido adaptando las tarifas de acceso en las revisiones trimestrales que son las que recogen los costes regulados y las tarifas, con un mero análisis político, de opinión pública y de coste electoral. De hecho, este año el déficit alcanzará casi los 5.000 millones de euros y el Gobierno ha decidido congelar la tarifa del cuatro trimestre.

Para paliar esta situación, el Gobierno actual prefiere poner impuestos a la generación en vez de atacar los costes regulados y las primas para reducir la factura. En este período, las primas han escalado hasta los 8.200 millones de euros al año, en tasas anuales de crecimiento superiores al 40%. Además los gobiernos han decretado crecimientos de potencia termosolar y fotovoltaica que multiplican las previsiones de los Planes de Energías Renovables, hasta triplicarlas o quintuplicarlas. Son las tecnologías más primadas y perciben entre 270 euros MWh y 280 euros MWh de subvención, pero los gobiernos han tratado de esconder el origen de este desfase y ahora lo quieren distribuir con arreglo a criterios políticos de las élites extractivas del país, aunque sus efectos fiscales se ramifiquen por los sectores energéticos y la economía, afectando la seguridad jurídica, regulatoria y empresarial.

Un grupo de correligionarios retroprogresivos, (con miembros del Gobierno asesorados directamente por las empresas con intereses en las tecnologías más primadas) dan cobertura a esta postura: consideran que hay que abolir el mercado, introducen falsedades no demostradas periódicamente sobre su funcionamiento, tratan de olvidarse y esquivar el modelo liberalizado (uno de los más baratos de Europa hasta que se anunciaron estos nuevos impuestos), de la aditividad de la tarifa de acuerdo al coste del suministro, para abstraerse de forma inconsciente e indolente del crecimiento de las primas. Se trata de promover la transferencia de ingresos entre tecnologías, mediante la determinación de precios intervenidos o de impuestos discrecionales y diferenciales, que recaigan sobre los accionistas de las empresas eléctricas, fundamentalmente. Todo ello para garantizar la forma de generación de plusvalía de las élites extractoras de rentas.

La ley se encuentra actualmente en el Congreso y desde que se anunció la misma el escenario ha cambiado enormemente para el Gobierno, pese a que tiene capacidad para ejercer el rodillo el Partido Popular en el Parlamento”.

Esperemos que la señora Merkel y los hombres de negro de la Unión Europea, en el precio al rescate, analicen y conozcan correctamente el origen de estos 20.000 millones de euros de déficit tarifario que tienen un tratamiento asimilado a la deuda pública y, por tanto, forma parte de la deuda de nuestro país. Y que conozcan el mecanismo propuesto para su «solución» (cosa que tampoco está muy clara). De cómo se escamotean los datos, los mecanismos económicos, se distorsionan y se cuestionan los mercados, la forma en que se genera su monto galopante. Y lo que somos capaces de hacer para enmascarar la realidad. Para que vean cómo las gastamos en España.

Bondades de la disciplina germánica

Ayer conocíamos por los medios de comunicación (se puede ver en el vídeo de nuestra portada y también en el siguiente vídeo de Energía Tube) que en Alemania se va a producir un fuerte crecimiento del precio de la electricidad que pagan los consumidores con motivo del cambio del mix de generación decretado por Angela Merkel, para sustituir la tecnología nuclear. Era algo que se veía venir en la medida en que los cierres previstos desde que se produjo este anuncio se han ido produciendo con cierto retraso.

Podemos extraer lecciones de esta noticia, que nos llega desde fuera de nuestras fronteras:

A los alemanes, nos les duelen prendas a la hora de subir la factura de la luz y asumir políticamente su efecto.

En Alemania, hay una correlación entre las decisiones políticas y el precio del suministro. Por tanto trasladan a los consumidores las consecuencias de la política con inmediatez, sin necesidad de transferírselo temporalmente a gobiernos posteriores.

– Explican que la subida se produce por un cambio en el mix de generación, que va incrementar notablemente el coste por aumentar su cuota renovable.

Es posible que tengan un problema de subsidios cruzados entre los distintos tipos de consumidores (domésticos e industrias). Sistema de subsidios cruzados que es posible que, en presencia de esta subida de la electricidad, sea insuficiente para mantener las industrias en territorio germano.

El mercado, el sistema empresarial y los mecanismos económicos (la correlación entre coste de suministro y factura) no se cuestionan, se asumen.

Podemos aprender respectivas contralecciones para el caso español, comparativamente:

En España, la correlación entre las decisiones políticas y el precio del suministro no existen. No se traslada al precio del suministro, las consecuencias de las decisiones políticas con inmediatez se trasladan hacia los gobiernos sucesivos. Los mecanismos de administración de nueva potencia renovable según qué tecnologías, tipo termosolar y fotovoltaica, fueron la rechufla en manos de la Administración Central y Autonómicas y de un sistema de primas generoso y descontrolado, a cualquier precio, con una visión buenista de la realidad.

– Por la vía de la tarifa (o si se produjera su traslado a los Presupuestos Generales del Estado) a los españoles no se les quiere contar que el precio de la electricidad debe subir por las mayores primas a las renovables. Ya son 8.000 millones y el ritmo de crecimiento de su montante va al 25% anual. Se escamotean las causas y lo que es peor se distorsionan los orígenes de la misma.

Los productores renovables de las tecnologías más caras alientan la no subida de tarifas y la expropiación fiscal del mercado. El gobierno cae en sus fauces.

El mercado, lo empresarial, lo sectorial se cuestionan de forma maniquea.

Los mecanismos económicos se pervierten y se maquillan para mantener un modelo beatífico de crecimiento de primas a las renovables.

El efecto sobre la industria, la competitividad y los consumidores en España se pretende paliar, irónicamente, una vez tomadas las decisiones anteriores, tanto de mix de generación como de primas, y se alambican y estropean sucesivamente los mecanismos regulatorios para conseguirlo.

Los alemanes conocen a la percepción el «trade off» entre precio de la energía y sus efectos sobre competitividad del país, las empresas y empieza el debate alrededor de los subsidios cruzados con toda crudeza. Alemania hasta el momento tiene un cierto crecimiento económico, que está empezando a ralentizarse por la caída del consumo en los países rescatados y rescatables. España, por su parte, está en una fuerte recesión con un 25% de paro.

Veamos pues, cómo podría escucharse una noticia correspondiente a nuestro país, tal y como le puede llegar a Angela Merkel, si no existieran tantos filtros de distorsión:

Seis nuevos impuestos a la generación de electricidad en España por la deuda eléctrica acumulada porque los españoles no conocen los precios reales de su suministro

España fijará unos nuevos impuestos a la generación eléctrica y específicos a la generación hidráulica y nuclear según un proyecto de Ley del Gobierno español. Parece ser que el Gobierno español le llama a esta ley de «medidas en materia de fiscalidad medioambiental y para la sostenibilidad energética», aunque se ceba en las tecnologías no emisoras y afectará a la seguridad de suministro, al mix de generación, incrementará fuertemente los costes a las industrias españolas con amenazas ciertas de deslocalización de los grandes consumidores. También habrá un efecto de traslado a los consumidores y a la inversión. Incluso puede afectar al precio de la electricidad y al comercio de energía con Portugal y Francia.

Los gobiernos sucesivos han ido aplazando las subidas de electricidad en el pasado por temores políticos, generando una deuda a largo plazo de 24.000 millones de euros, derivada de un suministro corriente denominada déficit tarifario. Para ello, han ido adaptando las tarifas de acceso en las revisiones trimestrales que son las que recogen los costes regulados y las tarifas, con un mero análisis político, de opinión pública y de coste electoral. De hecho, este año el déficit alcanzará casi los 5.000 millones de euros y el Gobierno ha decidido congelar la tarifa del cuatro trimestre.

Para paliar esta situación, el Gobierno actual prefiere poner impuestos a la generación en vez de atacar los costes regulados y las primas para reducir la factura. En este período, las primas han escalado hasta los 8.200 millones de euros al año, en tasas anuales de crecimiento superiores al 40%. Además los gobiernos han decretado crecimientos de potencia termosolar y fotovoltaica que multiplican las previsiones de los Planes de Energías Renovables, hasta triplicarlas o quintuplicarlas. Son las tecnologías más primadas y perciben entre 270 euros MWh y 280 euros MWh de subvención, pero los gobiernos han tratado de esconder el origen de este desfase y ahora lo quieren distribuir con arreglo a criterios políticos de las élites extractivas del país, aunque sus efectos fiscales se ramifiquen por los sectores energéticos y la economía, afectando la seguridad jurídica, regulatoria y empresarial.

Un grupo de correligionarios retroprogresivos, (con miembros del Gobierno asesorados directamente por las empresas con intereses en las tecnologías más primadas) dan cobertura a esta postura: consideran que hay que abolir el mercado, introducen falsedades no demostradas periódicamente sobre su funcionamiento, tratan de olvidarse y esquivar el modelo liberalizado (uno de los más baratos de Europa hasta que se anunciaron estos nuevos impuestos), de la aditividad de la tarifa de acuerdo al coste del suministro, para abstraerse de forma inconsciente e indolente del crecimiento de las primas. Se trata de promover la transferencia de ingresos entre tecnologías, mediante la determinación de precios intervenidos o de impuestos discrecionales y diferenciales, que recaigan sobre los accionistas de las empresas eléctricas, fundamentalmente. Todo ello para garantizar la forma de generación de plusvalía de las élites extractoras de rentas.

La ley se encuentra actualmente en el Congreso y desde que se anunció la misma el escenario ha cambiado enormemente para el Gobierno, pese a que tiene capacidad para ejercer el rodillo el Partido Popular en el Parlamento”.

Esperemos que la señora Merkel y los hombres de negro de la Unión Europea, en el precio al rescate, analicen y conozcan correctamente el origen de estos 20.000 millones de euros de déficit tarifario que tienen un tratamiento asimilado a la deuda pública y, por tanto, forma parte de la deuda de nuestro país. Y que conozcan el mecanismo propuesto para su «solución» (cosa que tampoco está muy clara). De cómo se escamotean los datos, los mecanismos económicos, se distorsionan y se cuestionan los mercados, la forma en que se genera su monto galopante. Y lo que somos capaces de hacer para enmascarar la realidad. Para que vean cómo las gastamos en España.

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