Bombillas tradicionales y de bajo consumo

La eficiencia luminosa de una bombilla se expresa en Lumen/Watt (lm/W). Por ejemplo, una bombilla de 150w emite aproximadamente 2.000 lúmenes, o lo que es lo mismo, 13 lúmenes por cada watio absorbido, mientras que una bombilla de bajo consumo alcanza los 80 lm/w.

Las bombillas que tienen una eficiencia luminosa superior a 50 lm/w están clasificadas como bombillas de bajo consumo.

Es importante tener en cuenta la vida media de las bombillas: las tradicionales duran una media de 1.000 horas, mientras que las de bajo consumo duran unas 8.000 horas, de ahí su alto precio. Por lo tanto para evaluar qué tipo de bombilla nos conviene en cada momento, debe tenerse en cuenta la relación entre el coste de compra con el consumo de energía eléctrica y su vida útil.

Cada lámpara tiene su lugar

Las bombillas incandescentes son las más utilizadas en nuestros hogares. Están caracterizadas por una eficiencia luminosa modesta, aproximadamente 10–13 lm/w, puesto que gran parte de la energía eléctrica se transforma en calor y sólo una pequeña parte en luz. Estas bombillas tienen una vida breve (aproximadamente 1000 horas), pero cuentan con la ventaja de costar poco y de propagar una luz caliente y acogedora.

Las bombillas de incandescencia son adecuadas para las habitaciones en las que la luz se enciende poco, como por ejemplo dormitorios, pasillo, baño, etc.

A la familia de las bombillas de incandescencia pertenecen también las bombillas halógenas. Estas bombillas tienen la característica de producir una tonalidad de luz más blanca y de ser mucho más pequeñas respecto a las bombillas normales. Esto las hace especialmente adecuadas para ser utilizadas en proyectores de tamaño reducido (focos) y para una iluminación fuerte y directa. La eficiencia luminosa es bastante baja (13–22 lm/w) y su vida es de unas 2.000 horas (el doble de las bombillas normales), aunque su coste es mucho más alto. Se usan, generalmente, para la iluminación de cuadros, objetos de arte o para crear determinados ambientes.

Las bombillas fluorescentes compactas están clasificadas de bajo consumo porque tienen una gran eficiencia luminosa (55–65 lm/W) a niveles similares de consumo, lo cual quiere decir que consumen aproximadamente un quinto menos que las bombillas tradicionales. Su duración media es de unas 8.000 horas.

Tienen también la ventaja de tener el mismo casquillo que las bombillas convencionales y por lo tanto pueden sustituir a estas últimas. Las de encendido electrónico son especialmente adecuadas para ser utilizadas en habitaciones donde sea necesario un encendido instantáneo y repetido.

Su coste en cambio es entre 10 y 15 veces superior al de las tradicionales. La sustitución de las bombillas comunes por fluorescentes compactas es ventajosa en todas las habitaciones de la casa donde sea necesaria una iluminación continua y prolongada, como por ejemplo el salón o la cocina. La mayor duración de la bombilla y el ahorro en la factura eléctrica compensan su alto precio.

Por último, las bombillas comunes de neón, también están clasificadas como de bajo consumo (55-65 lm/W). En el mercado se encuentran de diferentes tamaños, potencia y formas. Tienen una duración de aproximadamente 10.000 horas y, a igualdad de luz propagada, consumen un quinto respecto a las comunes bombillas de incandescencia. La utilización doméstica de estas bombillas es limitada por el inconveniente del mayor tamaño respecto a las tradicionales y por el hecho de que algunos modelos alcanzan la máxima intensidad luminosa tras unos segundos desde que se encienden. Su coste, incluida la luminaria adosada y el sistema de encendido, es de aproximadamente diez veces el de las bombillas tradicionales. Es ideal para iluminar escaleras comunes, aunque también son útiles para cocinas y otras zonas de trabajo.

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