Año electoral, energía barata

Una relevancia que también se ha construido como coartada para justificar un proceso continuado de intervencionismo por parte de los sucesivos gobiernos. Intervencionismo que, en el plano sectorial tiene muchas formas: fundamentalmente, en los precios y en términos de liberalización jibarizada, sobre todo en sectores como el eléctrico y el gasista, lo que en definitiva se traduce en que no es una liberalización efectiva. Además, el intervencionismo como justificación supuestamente “protectora” tiene su vis política, para bien o para mal.

Tanto es así que actualmente nos encontramos con que ninguna de las opciones políticas en liza en las próximas elecciones, por muy “liberales” que se autocalifiquen, tiene una concepción “liberal” de la energía y de sus distintos sectores. Así, en España, como últimos reductos de la extinta Junta Superior de Precios, queda el precio del butano, el del gas o del kilowatio eléctrico. Sea por desconocimiento o por temor a las críticas, la realidad política española está en esos términos y es algo a lo que hay que prestar atención.

Además, si recordamos los distintos momentos del año en que se conoce la evolución del precio de la energía, se puede encontrar una constante informativa que casi es un axioma. Si fruto de la metodología existente previamente, deviene en un previsible aumento de los precios, entonces hay escándalo asegurado en términos de comunicación política retroprogresiva. Si deviene en una disminución de los precios, el ruido mediático se desvanece y asistimos a un intento de propaganda política por parte del Gobierno.

Por ello, toda la inflación y toda la metralla que se introduce en el discurso público desde las capas más intervencionistas acerca del precio de la energía en los momentos de alza, se tratan de rentabilizar políticamente en los momentos de disminución en los que, digámoslo así, las noticias son más simpáticas y agradables. En realidad, son dos caras de la misma moneda, que incluso se retroalimentan y se necesitan.

En este sentido, el departamento que dirige José Manuel Soria se ha encontrado con unas muy favorables condiciones internacionales en el mercado del crudo, balsámico en lo que se refiere a los precios de los carburantes, gasolina y gasóleos. Soria tiene baraka en este sentido. La evolución de los precios del petróleo es tan balsámica que, en realidad, es uno de los elementos que intervienen con mayor intensidad en la recuperación de la economía española.

En lo que se refiere al butano, también influido por los precios del crudo, además ha tenido una ayuda técnica en términos de cambio de la metodología de cálculo. Y, finalmente, en lo que atañe a los precios de la electricidad, ese ligero superávit contable que acaba de anunciarse de 2014, según las últimas informaciones, parece que quiere aprovecharse para plantear una rebaja momentánea de precios de la electricidad, no vaya a ser que las condiciones atmosféricas lo impidan en su momento.

Es año electoral. Permanezcan atentos a las pantallas.

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