Viernes 13 para el Gobierno y para la CNMV

El coste político de la dimisión de Conthe se acrecienta por momentos para el gobierno. Y desde el viernes a este fin de semana no ha habido minuto que no se haya incrementado. Así, cada acción que tuvo lugar el viernes pasado aumentó los costes políticos para el ejecutivo. Tanto las palabras de Solbes, incendiariamente medidas, como el acuerdo de los miembros del Consejo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (lo más grave del viernes) como la respuesta del propio Manuel Conthe, van aumentando un suma y sigue de difícil cuantificación. Si durante la semana santa, se había elevado la temperatura de la situación, dentro de unos ciertos márgenes del equilibrio con las declaraciones de la vicepresidenta, este segundo viernes ha sido fatídico. Todo un viernes 13 para la credibilidad de los órganos de regulación y el gobierno.

Además, el estado actual de la situación impide comprender cuáles son los motivos y las razones por las cuales nos encontramos en este estadio, por todo lo oculta una pátina de escándalo. Por tanto, antes de juzgar a Manuel Conthe en sus formas y en su evidente desafío al gobierno, sería razonable identificar los motivos y las razones que nos han abocado a esta situación, y en todo caso, resolver de la manera más ágil posible la controversia. Lo que parece evidente es que el vicepresidente de la CNMV no va a salir indemne de situación ya que se trata de un actor específico de mucho más peso del que parece y con una conexión directa con el gobierno mucho más fuerte que la de Conthe, lo cual es llamativo.

Haciendo cronología del día, en primer lugar, Solbes afirmando la pérdida de confianza del ejecutivo y del propio Vicepresidente del gobierno en Manuel Conthe. Como se podía leer en Expansión este fin de semana, se trata de una negación de San Pedro hacia la persona de Manuel Conthe (sólo que sin lágrimas). Seguramente a Solbes le ha faltado este mismo arrojo que exhibió en su comparencia en los medios, para intervenir públicamente semanas atrás cuando se estaba dilucidando el objeto y causa que ha desatado todo este escándalo: la irrupción de Enel y Acciona en la OPA de Endesa y si existía motivos para sancionar su actuación. Evidentemente, está dentro de toda lógica esta declaración que el gobierno pierda la confianza en Conthe. Eso es obvio, pero era evidente desde el momento en que el vicepresidente es más interlocutor que el Presidente. Pero, lo que hay que identificar es que no es porque el actual presidente de la CNMV no haya actuado en cada momento, sino porque no sigue las consignas. Claramente, lo que se atisba es que el gobierno se quiere hacer con un consejo cómodo, a la medida de la necesidad de gestión de intereses, en un momento tan complejo para el sector empresarial español.

En segundo lugar, la propia iniciativa del Consejo de hacer público un escrito contra Conthe desde el Consejo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. No se puede valora si el objetivo era utilizarlo como una herramienta jurídica para tratar de justificar un cese por parte del gobierno o como mecanismo mediático para complicar aún más el asedio a Conthe. Este tipo de actuaciones, suelen volverse contra quien las provoca (en primer lugar) y contra quien las firma (en segundo lugar). En un diagnóstico comunicacional de la situación, Conthe es el débil en esta situación y está teniendo una postura de enfrentamiento por dignidad contra toda la maquinaria y relaciones del estado. Lo que no favorece el resultado para el Consejo y más si en algún momento aparece cualquier información que haga dudar del posicionamiento de la CNMV.

Finalmente, la respuesta de Conthe, también contundente (pueden resultar saludables estos encontronazos con el ejecutivo y su “política industrial”, por lo que no es preciso contar siempre con su confianza), con el anuncio de su petición de dimisión del Vicepresidente Carlos Arenillas y la publicación de las actas internas de los Consejos. Conthe sigue tensando la cuerda y como ya anunciamos en Energía Diario, tambiénj aumenta su carácter mítico. Y, desde el punto de vista informativo, en la elección entre un gobierno con sospechas de intervenir en la vida económica (aunque solo sean ‘sospechas’ e ‘intuiciones’) y un regulador que reclama la independencia que otros reguladores de otros países tienen, también la batalla está perdida. Conthe reclama independencia de los reguladores sobre los ejecutivos, algo que casualmente nadie ha pedido en todo este proceso, lo cual también es premonitorio y esclarecedor.

Lo que está claro es que la situación se ha desbocado y se puede llevar por delante al propio Solbes, además de Arenillas, a Conthe (está en tiempo de descuento y él lo sabe, lo que tiene que hacer es saberlo gestionar) y no se sabe a quien más. No obstante, esto debe terminar. Conthe debe ir al Congreso, explicarse, si es preciso que se anticipe su intervención anual y posteriormente dimitir. Y se debe configurar un nuevo Consejo que elimine la sombra de duda de su independencia. Para evitar males mayores y actuaciones tan torpes. Sin perjuicio que la causa, el origen, la semilla que ha provocado que este incendio se produzca, se ha llevado la credibilidad exterior de las instituciones de regulación de los mercados en España, como ya han dicho los medios internacionales antes de todo esto. Y eso, no por Conthe.

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