Tarifas, falacias y talantes

«En las polémicas ocurre lo que en la medicina, nadie persigue los errores, sino los malos resultados. (USO DE RAZÓN. DICCIONARIO DE FALACIAS. Ricardo García Damborenea)»

Cuando los argumentos no se construyen para extraer conclusiones adecuadas y se emplean de forma aparente con el fin de manipular un hecho o una situación, nos encontramos ante una falacia o un sofisma, término que acuñaron los griegos para identificar los argumentos engañosos. No se trata de que se profieran mentiras pero sí una construcción distorsionada de forma interesada.

Tal y como recogemos hoy en Energía Diario, el enfrentamiento por la propuesta de tarifas que remitió el Ministerio de Industria desde la Secretaria General de Energía de Ignasi Nieto y la Comisión Nacional de Energía, ayer supuso una importante catarata de declaraciones al respecto. Solbes, Costa, Nieto y el propio Fernández Ordóñez, que también se refirió a las tarifas, aunque para valorar el poder inflacionario de la misma.

En su caso, Solbes volvió a destacar que la ultima palabra en materia de tarifas la tiene el Gobierno, dejando la puerta abierta a que se apruebe la normativa de Industria, sin contar con las recomendaciones de la Comisión Nacional de Energía. Por tanto, volvió a incidir en el carácter político de la tarifa, sacándolo de la esfera de lo económico. Suponemos que querría evitar que su homónima Fernández de la Vega se le adelantase como en diciembre en el momento en que se fijó la tarifa eléctrica de este ejercicio y situó la subida en términos políticos. Posteriormente, puso otra vela en otro altar, esta vez reconociendo que la política de déficit tarifario y de elevar la carga a los consumidores futuros no es sana y que hay que recuperar el tiempo perdido. Ninguna apreciación del Vicepresidente sobre la ‘forma’ de calcular el déficit en las operaciones bilateralizadas del año 2006, sobre la eliminación de las penalizaciones tarifarias a los consumos excesivos, sobre la asimetría tarifaria entre consumidores domésticos e industriales y, consecuentemente, sobre las señales económicas que todas estas cuestiones trasladan tanto a los consumidores como a los mercados.

Por su parte la presidenta de la CNE, María Teresa Costa, quiso echar agua al fuego y negó tensiones con el Ministerio de Industria, aunque se reafirmó en la falta de datos (carencia de memoria económica, como denomina este organismo en sus comunicados y deliberaciones) para poder aprobar la tarifa eléctrica.

Otra falacia ha sido el tratamiento ‘comunicacional’ que ha tenido esta cuestión, en el que se recoge que ‘la Comisión Nacional de Energía ha aprobado las tarifas eléctricas’. En realidad, lo que se produce en la sesión del pasado lunes por la tarde es que el Consejo de la CNE, aprueba un Informe de sus servicios internos que cuestiona de forma importante numerosos aspectos de la propuesta de tarifas que recibe de Industria y, además, añade graves cuestionamientos a la totalidad por parte de los consejeros.

En todo caso, de todas las declaraciones de ayer el más ‘eléctrico’ fue Ignasi Nieto, como era predecible. Empezó suave: “las críticas de la CNE forman parte del juego democrático”. Pero enseguida pasó al ataque, ya que preguntará al regulador que aspectos de la memoria económica no le gustan, de forma que aseguró que ‘les preguntaremos como la quieren’. También indicó que es saludable que los reguladores independientes critiquen las decisiones políticas. En lo que sí parece que hay coincidencia en el gobierno es que la determinación de la tarifa, o de los precios del mercado eléctrico, son cuestiones políticas. También se refirió a la independencia ‘concesional’ de la CNE (otro término falaz) que administrará paso a paso, dándole mayor capacidad para que proponga cosas: tarifas, subastas y eso.

Quizá lo más grave fue eludir la responsabilidad sobre el déficit tarifario, amparándose en errores del pasado desde el año 2000 (los platos rotos del 2000). Incurre el Secretario General de Energía en otro argumento falaz (falacia por conclusión desmesurada). Cada Gobierno y Administración, tiene capacidad plena de evitar el déficit tarifario y, por tanto, es responsable de su déficit. Sólo tiene que trasladar en cada ejercicio (ahora cada trimestre) los costes de generación y configurar lo que los expertos denominan ‘tarifa aditiva’ (que quiere decir, suma de todos los costes energético, ahora es una tarifa política con el tope que fija el gobierno por kW). Esta cuestión no es nueva. Es más, seguramente, esta responsabilidad alcanza a cada Ministro o cada Secretario General de Energía, con la aquiescencia o no, del Ministerio de Economía o del Presidente del Gobierno, según proceda. Y, si además, se comparan los importes del déficit de estos años, los grandes montantes, de muchas mayores proporciones del déficit dados los costes de generación energética, se han producido en estos últimos tres años, algo que no resiste ni la comparación. Es una cuestión de que primen o no los argumentos políticos (haya voluntad o valentía política en cada momento) a la hora de decidir el importe de la tarifa eléctrica, reconociendo que la sequía y la elevación de los precios del petróleo, se han producido en estos tres últimos años pero no se han querido trasladar a los consumidores.

Probablemente, con este acto reflejo Ignasi Nieto confirmó todo lo que circuló en los medios de comunicación ayer: que hay tensión entre Comisión Nacional de Energía y Ministerio de Industria y que su ‘talante’ no digiere bien las críticas, algo que confirman sus cercanos y dentro del sector. Aunque, en el fondo, es la solución razonable para el gobierno: que en esta cuestión se ‘queme’ únicamente el Secretario General de Energía, evitando convocar a más turbamulta a esta ceremonia.

Queda por pensar, o anticipar, que va a pasar en próximas subidas trimestrales. Si van a seguir esta tónica tan emocionante. O cuando coincidan con otras elecciones municipales o autonómicas, con las generales, con la vuelta a presidio de De Juana Chaos o el Giro de Italia por poner solo unos ejemplos. Se prometen emociones fuertes.

Como ven día de argumentos falaces, uno tras otro, y de que se desvelen los talantes entre los pliegues de las declaraciones. Lo que pasa es que la realidad económica no es una confrontación de argumentos para ganar en los titulares.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *