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Daniel Lacalle considera que cerrar las centrales nucleares por motivos medioambientales es un «engaño» si se mantiene el carbón

Europa Press.- El economista Daniel Lacalle ha advertido de que la propuesta de acuerdo para formar Gobierno de PSOE y C’s que contempla el cierre de las centrales nucleares cuando cumplan 40 años de edad es «un engaño a los ciudadanos si se hace por motivos medioambientales» mientras se mantiene el carbón. Una medida que, según sus cálculos, conllevará «tranquilamente» un aumento del 30% de la tarifa de la luz. Así se expresó en el marco de la Jornada de experiencias operativas de la Sociedad Nuclear Española (SNE).

Respecto al compromiso de cerrar las plantas al cumplir 40 años, opina que puede hacerse, siempre y cuando el consumidor conozca, entienda y acepte lo que esa decisión conlleva. En concreto, ha advertido de que «tal y como está el mix y la estructura de costes, la propuesta supondría, tranquilamente un aumento del 30% de la tarifa para los consumidores».

Por ello, criticó que el proceso de transición tecnológica acordado no identifica cómo se realizará «sin que le suponga al consumidor un aumento total de las tarifas del 50 o 60%». Así, denuncia que «se está engañando con el coste de esas medidas» y defiende que la decisión sobre si una planta nuclear puede extender su funcionamiento no es competencia política sino de los organismos técnicos. Lacalle reclama que el objetivo sea buscar la fórmula para que el Gobierno consiga que las tarifas en España bajen. «El problema de competitividad en el que estamos a través de grandes subvenciones y enormes costes fijos debe ser la prioridad del Gobierno», aconseja.

Lacalle cuestiona también la falta de análisis económico de las medidas del acuerdo por lo que califica la propuesta de «limitada», ya que se debe entrar en detalle en el «problema triple» del sector energético, consistente en el «enorme coste de tarifa» por los costes fijos y las subvenciones; la sobrecapacidad instalada y la «decisión unilateral» de los Gobiernos de incentivar una u otra tecnología.

De este modo, está «sorprendido» porque si la propuesta es de carácter ambiental y no política, no se hable del carbón, «mucho más contaminante e ineficiente» que la energía nuclear. «Me parece curioso», comenta.  A su juicio, la transición energética y tecnológica debería acometerse desde la competencia frente a la penalización del eficiente para subvencionar al ineficiente, de modo que las más competitivas lideren la bajada de precios. Además, tachó de «error histórico y monstruoso» subvencionar tecnologías ineficientes en un momento naciente como la energía solar, sin que España pueda ahora beneficiarse de su caída de costes, y que ha provocado una sobrecapacidad del 40%, además de sobrecostes al consumidor.

Por todo ello, opina que el mix energético «no puede ser una decisión política» pues el Gobierno no tiene mejor información que las empresas sobre el desarrollo tecnológico de las tecnologías y eso provoca que se perpetúen sectores obsoletos y contaminantes como el carbón. «Me parece ideológicamente demagógico que se olvide la parte más subvencionada, más contaminante y más ineficiente en el acuerdo de PSOE y C’s. Es alucinante y tiene que ver con la decisión política de sostener a sectores rentistas», sentenció Lacalle que lamenta que, al final, es el consumidor el que paga estas decisiones en su factura.

A su juicio, la descarbonización de la economía será posible gracias a la tecnología que aumentará la eficiencia energética, que «es esencial». Sin embargo, ha asegurado que esto será «imposible» sin la nuclear. «Podremos hacer todo tipo de cábalas sobre la solar, cuyo desarrollo es espectacular, el viento, que también, la biomasa, que en realidad no es una renovable, todo eso se puede tener en cuenta y es muy importante en la transición; pero la descarbonización como objetivo fundamental no puede existir sin la nuclear, ni en España, ni en ningún otro país», ha sentenciado.

El economista defendió la nuclear porque la mayor parte del consumo energético es de base, lo que cada ciudadano consume cada día, de modo que si se prescinde de una energía ininterrumpida para sustituirla por otras con variabilidad enorme, el sistema se encarece y se incurre en riesgo de apagones. Lacalle opina que mientras la tecnología va poco a poco buscando alternativas ininterrumpibles de almacenamiento, no se puede destruir la competitividad y la capacidad de consumo solo por negar el efecto inapelable de la eficiencia.

Por otro lado, el economista cree que los objetivos de cambio climático alcanzados en la Cumbre del Clima (COP21) se pueden conseguir «en cuanto se quiera» pero el problema es una falta de voluntad por lo que, en realidad, «es un cuento chino«. Desde su análisis, los objetivos de cambio climático no se conseguirán subiendo los costes a los ciudadanos del tercer mundo, ni los precios de la energía ni poniendo trabas al crecimiento económico y está «100% seguro» de que como no va a ocurrir es «con planes quinquenales».

Lacalle criticó estas cumbres, que «cuestan una pasta» y que son parte del juego en el que se comprometen a invertir 100.000 millones de dólares que “no conseguirán nada” mientras se trasladen los errores de planificación y los costes a los ciudadanos. En este sentido, plantea que si China, Rusia o Venezuela, por ejemplo, cierran sus empresas «estatales» bajaría la temperatura «ya», pero estamos ante un «cuento chino» que van a pagar, por ejemplo, ciudadanos europeos, que emiten el 12% del total de gases invernadero, o los españoles, que representan un 1% del PIB mundial.

A su juicio, por ejemplo, la realidad es que Venezuela no quiere cerrar sus empresas estatales y, de hacerlo, exigiría que el resto de los países pagaran su esfuerzo. «Esto es un impuesto adicional que están introduciendo por la nada. Es una vuelta al rentismo», ha denunciado. Finalmente, desconfía de que esto se vaya a lograr fomentando sectores no rentables, provocando un endeudamiento del PIB. También lamenta que la propuesta sea hacer desaparecer un 20% del PIB mundial para frenar las emisiones cuando la limitación del calentamiento global llegará, «y esta es la parte positiva», con tecnología «que es imparable».

Soria asegura que suprimir la energía nuclear subiría la luz un 14% mientras el sector se augura un futuro “complicado”

Europa Press / Servimedia.- El acuerdo de Gobierno firmado por PSOE y Ciudadanos que incluye establecer el cierre de las centrales nucleares al cumplir 40 años “de vida útil” supondría el fin de la energía atómica en España en 2028 y un futuro «complicado» para el sector, según la Sociedad Nuclear Española (SNE), mientras que el ministro de Industria, José Manuel Soria, señalaba que esta decisión  «encarecería la facturación de la electricidad en un porcentaje por encima del 14%».

El ministro ha manifestado que no le gusta el acuerdo adoptado porque cuando ha visto «en detalle» lo que atañe a energía ha observado que «quieren suprimir todas las centrales nucleares» cuando lleguen a 40 años sin «ninguna posibilidad de prórroga». Soria defendió la energía atómica en España porque representa el 21% de la generación eléctrica y porque es «limpia». También indicó que prefiere el sistema actual en el que, cuando una planta llega a los 40 años, el organismo regulador (el Consejo de Seguridad Nuclear) determina si con determinadas inversiones podría seguir adelante «5, 10 o 15 años más».

Futuro «complicado» para el sector

Por su parte, Sociedad Nuclear Española reivindicó que si el pacto entre PSOE y Ciudadanos llegara a ejecutarse, se podría perder una industria que aporta el 0,27% del PIB español (2.781 millones de euros) y que genera más de 27.500 empleos, según sus estimaciones. En este sentido, el presidente de la SNE, José Ramón Torralbo, apostó por la operación a largo plazo de las centrales nucleares y señaló que a nivel mundial la «tendencia» es continuar con la energía nuclear. De este modo, reclamó un marco «estable» para el sector.

La Sociedad Nuclear Española también advirtió de que el cierre paulatino de las centrales nucleares en España obligaría al sector a paralizar o desviar sus inversiones a otros países. Eso sí, Torralbo subrayó que de momento no se han planteado ese escenario sobre la mesa, ya que «aún hay un margen de tiempo, las legislaturas duran lo que duran y las políticas energéticas han sido cambiantes a lo largo de los años«. La SNE, que reúne a mil profesionales cuya misión es la difusión de la tecnología nuclear, propugna un modelo energético consensuado, con un mix equilibrado en el que esté presente la producción nuclear.

«Fundamentalmente hay que tener el cuenta que el sector está exportando el 70% de los servicios y actividades y que, sobre todo, ha crecido al amparo de su desarrollo en la plantas nucleares», cuya tecnología está exportando. «A nadie se le escapa que, si las nucleares no existen, la tarjeta de presentación en otros países será complicada y, por tanto, esa tecnología y las centrales tendrán un futuro muy complicado».

«Los próximos años serán momentos de tomar decisiones de inversiones importantes para las centrales del país» y de acordar si acaban su vida útil a los 40 o 60 años, tesis defendida por la Sociedad Nuclear Española. Al respecto recordó que casi todo el parque nuclear de Estados Unidos ha apostado por la operación a largo plazo ya que a 81 de sus 99 plantas atómicas se les ha concedido un permiso de 60 años.

A juicio de Torralbo, cerrar las centrales nucleares a los 40 años de funcionamiento es un error puesto que la «esperanza de vida» de las plantas es muy larga y supera con creces ese plazo. «La edad no es importante sino la actualización tecnológica para que sean plantas seguras, fiables y competitivas», argumentó. Con esa decisión, la vida media restante del parque nuclear español sería de 8 años: la primera de las centrales tendría que cerrar en 2021 y la última en 2028. Por el contrario, operar las centrales españolas hasta los 60 años de edad generaría 1,2 millones de kilowatios hora, reduciría la dependencia energética y evitaría la emisión a la atmósfera de 800 millones de toneladas de CO2.

Torralbo ha destacado que la energía nuclear supuso la primera fuente de electricidad en España en 2015, con un 20,3% de la producción y un 7,3% de la potencia instalada. En este contexto, ha asegurado que en 2015 el parque nuclear español tuvo «un funcionamiento bueno» y que así sigue siendo en 2016. El año pasado, según ha añadido, las plantas funcionaron 8.760 horas, lo que significa un 88,26% de factor de carga y un 90,26% de todo el año.

También ha apuntado que la demanda de la electricidad, según UNESA, creció en España un 1,8%, «por primera vez en cinco años» y que las centrales nucleares supusieron el 36,3% de la energía libre de CO2, que supone el 60% del total. «Todas las energías deben ser consideradas. La energía nuclear debe formar parte de un modelo energético equilibrado», concluyó.

Los profesionales del sector nuclear reclaman un marco estable para una energía pujante a nivel mundial

EFE.- El presidente de la Sociedad Nuclear Española (SNE), José Ramón Torralbo, demandó «un marco regulatorio estable y predecible para su continuidad» sobre una energía que cada día tiene más «interés internacional», es «limpia» y en la que «aumentan los márgenes de seguridad«. La SNE celebra esta semana en Coruña su reunión anual con más de 350 ponencias técnicas sobre gran diversidad de temas. Una actividad que tendrá un impacto económico de un millón de euros en la ciudad gracias a los 600 congresistas presentes.

Torralbo recordó que hay 437 centrales nucleares activas en el mundo, 8 reactores en España, además de 72 en construcción y 174 programadas. El interés por esta tecnología es importante en China y, además, avanzan nuevos proyectos en Estados Unidos, Europa y en Asia, lo que demuestra una «tendencia internacional» importante. En España, donde el consumo eléctrico descendió un 1,2% y es inferior al de 2004, la energía nuclear supone el 7,7% de la potencia instalada, aunque produce el 20,5% de la energía, lo que la coloca en primera posición por encima de la eólica (18,6%) y el carbón (16,6%).

La SNE subrayó el «excelente funcionamiento de las centrales nucleares españolas, que trabajaron el 85% de las horas del año con «seguridad, fiabilidad y buena gestión» además de inversiones de «en torno a 40 millones anuales por comunidad». También destacó el respeto por el medio ambiente de la energía nuclear, que está «libre de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera«. Concretamente, España tiene el 65% de la energía libre de emisiones, por encima de la media del 50% del resto de Europa, con un 35% representado por la nuclear, que evita la emisión de 40 millones de toneladas de dióxido de carbono anuales.

El sector de la energía nuclear supone 2.781 millones de euros al año, un 0,27% del Producto Interior Bruto (PIB), y aportó 1.141 millones en forma de tributación, genera 8.572 empleos directos de alta cualificación y calidad, de los que el 81% son indefinidos, y otros 27.466 puestos de trabajo indirectos. Según Torralbo, España es una referencia en el sector pues un proyecto nuevo de central podría hacerse con «un 75% de participación nacional» gracias al desarrollo tecnológico y a que ahora existe la «necesidad de un marco regulatorio estable y predecible para su continuidad».

La Sociedad Nuclear Española reclama la utilidad de la energía nuclear para luchar contra el cambio climático en el mundo

Europa Press.- El presidente de la Sociedad Nuclear Española (SNE), José Ramón Torralbo, firmó la iniciativa La energía nuclear y el cambio climático (Nuclear for climate declaration) que reivindica a nivel internacional esta energía como parte de la solución al cambio climático.

La firma del acuerdo se celebró durante el Congreso Internacional de Reactores Avanzados (ICAPP, por sus siglas en inglés) que se celebró en Niza (Francia) y en el que participaron expertos en tecnología y energía nuclear de todo el mundo. El pacto fue suscrito también por otras 38 asociaciones nucleares más de todos los países entre los que figuran Estados Unidos, Canadá, Japón, Corea, Argentina, Rusia, Bélgica, Suecia, Suiza, Finlandia, Francia, Holanda, además de España.

Según indicó la SNE, el congreso contribuyó a ratificar el compromiso de estas organizaciones en materia de lucha contra el cambio climático y para reconocer la energía nuclear como parte de la solución, al ser una fuente energética que no emite CO2. «Nosotros creemos que la energía nuclear es una parte clave de la solución en la lucha contra el cambio climático», reivindica la declaración.

En este ámbito, anunciaron que otro de los objetivos del pacto es solicitar que en la Cumbre del Clima que se celebrará a finales de este año en París, se establezcan los protocolos para reconocer a la energía nuclear como una opción energética baja en emisiones. Durante este congreso, ICAPP de reactores avanzados, se destacó en las diversas sesiones desarrolladas, las medidas adoptadas y condiciones exigidas por los nuevos países que inician la construcción de centrales nucleares tales como Emiratos Árabes, Turquía y Arabia Saudí, asegurando que tanto los proyectos como su posterior operación se realicen con todas las garantías.