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Una explosión en un oleoducto en Libia reduce la producción de crudo en hasta 100.000 barriles al día

Europa Press.- Mientras Ineos, operador del oleoducto Forties, uno de los más importantes del Reino Unido al transportar el crudo del Mar del Norte hasta su procesamiento en Grangemouth (Escocia), ha vuelto a realizar envíos de gas y petróleo a través de la conducción en sus volúmenes normales, la compañía petrolera nacional de Libia (NOC) ha confirmado una explosión en el oleoducto de crudo del puerto de Es-Sider, con la que se prevé una pérdida de la producción de hasta 100.000 barriles al día.

Según ha informado NOC, las primeras investigaciones señalan que la explosión tuvo lugar a 15 kilómetros al norte de Marada y a 130 kilómetros al sur de Sidra. Asimismo, ha asegurado que el incendio ya ha sido controlado, mientras que el área afectada ha sido aislada. Waha Oil Company, compañía que opera la línea afectada, ha desviado inmediatamente la producción hacia la línea Samah, no obstante, prevé una pérdida de la producción de entre 70.000 y 100.000 barriles diarios. NOC atribuyó la explosión a un ataque cometido por parte de hombres armados, posiblemente combatientes del Estado Islámico, que habrían llegado al lugar en coche y colocado explosivos en el oleoducto.

Ineos reabre el oleoducto Forties

«Un pequeño número de clientes estuvo enviando gas y petróleo a través de la conducción a bajos niveles como parte del plan coordinado que permite a Ineos controlar el flujo y la presión del sistema», indicó la compañía, que completó la reparación mecánica de la tubería y evaluó la presión del sistema hasta alcanzar un nivel estable, paso necesario para reconectar las instalaciones de la terminal de Kinneil. Ineos, que completó la compra a BP de la infraestructura el 31 de octubre de 2017, se vio obligada a interrumpir el suministro de crudo el pasado 11 de diciembre tras detectar una fisura en la tubería.

Brent rozando los 70 dólares

La suspensión del servicio de esta importante red de transporte de petróleo y gas del Mar del Norte contribuyó al brusco repunte de los precios del barril de petróleo Brent, que el pasado 11 de diciembre cotizaba a 62,99 dólares, pero que un día después llegaba a alcanzar los 65,83 dólares, marcando así su precio más alto desde junio de 2015. El precio del barril de referencia para Europa se sitúa actualmente en 69,24 dólares.

Una nueva protesta interrumpe la producción en el yacimiento de Repsol en Libia, que había retomado recientemente su actividad

EFE.- El campo petrolero libio de Sahrara, que explota Repsol, se mantiene inactivo a causa del sabotaje en una de las tuberías principales, según indicó la Compañía Nacional libia de Petróleo (NOC), por la acción de un grupo de manifestantes que dañó parte del gran gasoducto que une este yacimiento en el sur de Libia con la refinería costera de Al Zawaiya.

En busca de una solución para un problema que se repite, Mustafa Sanalh, director de NOC, se reunió con sus colegas de la empresa local Akakos con los que examinó las vías para proteger un campo capaz de generar en la actualidad 220.000 barriles de crudo diarios. La producción en el campo de Sharara ya quedo interrumpida por una razón similar en marzo cuando una milicia, que exigía el pago de salarios atrasados y mejorar sus condiciones de vida, asaltó la planta y la mantuvo bloqueada durante 5 días. Miembros de una de esas milicias tribales cortaron también el suministro de la estación 10 de bombeo del gasoducto que parte de Wafa en dirección a la localidad occidental de Ruwais.

El gasoducto, gestionado por la compañía italiana de petróleo (ENI) y que desemboca en el puerto de Mellitah, en el Mediterráneo, surte también a una de las plantas que suministran electricidad a varias localidades del oeste de Libia. Los asaltantes que, según el diario Libyan Observer, forman parte de la milicia «Guardia de Protección de las Instalaciones petroleras», aliada en el llamado creciente petrolero del gobierno de unidad sostenido por la ONU en Trípoli, amenazaron con mantener su acción hasta que sus demandas fueran escuchadas.

El caos después de Gadafi

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi. Seis años después, dos gobiernos se disputan el poder, uno en el oeste sostenido por la ONU y otro en el este bajo liderazgo del mariscal Jalifa Hafter, un exmiembro de la cúpula militar que aupó a Gadafi y que años después, reclutado por la CIA, se convirtió en su principal opositor desde el exilio en Estados Unidos. A ellos se suma la poderosa ciudad-estado de Misrata, principal puerto comercial del país, y decenas de grupos armados que cambian a menudo de alianzas.

La situación ha favorecido el desarrollo de mafias dedicadas tanto al contrabando de petróleo como de armas, drogas e incluso personas. También beneficia el crecimiento de grupos yihadistas y salafistas vinculados tanto al grupo takfirí Estado Islámico como a la Organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y los tunecinos de Ansar al Sharia, que se extienden por todo el país. Esta circunstancia afecta igualmente a la industria petrolera: Libia produce en la actualidad unos 700.000 barriles diarios de petróleo, cantidad muy alejada de los 1,6 que generaba durante la dictadura de Gadafi.

Libia eleva a 685.000 barriles su producción diaria de crudo

EFE.- Libia elevó su producción de petróleo a 685.000 barriles diarios, el doble que hace seis meses y una tercera parte de lo que generaba en 2011 antes del alzamiento rebelde que acabó con la dictadura de Muamar al Gadafi. Según explicó un portavoz de la Compañía Nacional libia de Petróleo (NOC por sus siglas), este aumento está relacionado con la reciente reapertura de los oleoductos procedentes de los yacimientos de El Feel y Sahrara, situados en el suroeste del país.

Sahrara, que producía en torno a 340.000 barriles antes de 2011 y que explota la española Repsol, retomó parte de su actividad en las últimas semanas, pero apenas hay información fidedigna sobre El Feel, que producía en torno a 90.000. Libia, país que por su situación de inestabilidad quedó al margen del sistema de cuotas de la OPEP, es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a que los rebeldes derrocaran la dictadura de Gadafi.

Cinco años después, dos gobiernos, uno en Trípoli y otro en el Tobruk, luchan por hacerse con el poder y el control de los recursos petroleros con ayuda de decenas milicias que cambian a menudo de bando. De la situación se han beneficiado grupos yihadistas como la rama libia del Estado Islámico, Boko Haram o la organización de Al Qaeda en el magreb Islámico (AQMI) que han penetrado y extendido su influencia en el país.