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El agua contaminada pone bajo cuestión la limpieza de la central nuclear de Fukushima 8 años después de la catástrofe

Europa Press.- Un millón de toneladas de agua contaminada deberán ser almacenadas, posiblemente durante años, en la planta nuclear de Fukushima, lo que supone un nuevo obstáculo para la limpieza de las instalaciones cuando se cumple el octavo aniversario de la catástrofe en la región japonesa. El año pasado, la compañía Tokyo Electric Power (Tepco) reconoció que el sistema que debía purificar el agua contaminada había fallado en eliminar las partículas radiactivas.

Esto supone que la mayor parte del agua, que actualmente está almacenada en 1.000 tanques alrededor de la planta, tendrá que volver a ser procesada antes de ser devuelta al océano, en lo que es el escenario más probable ahora mismo. Este proceso podría llevar cerca de 2 años, además de acarrear el desvío de personal y recursos que actualmente se utilizan para desmantelar los reactores dañados por el tsunami, operación que según las previsiones costará hasta 40 años finalizar.

No está claro cómo afectará este nuevo retraso al desmantelamiento. El Gobierno japonés calculó en 2016 que el coste total de este proceso, la descontaminación de las áreas afectadas y las compensaciones podrían llegar a los 21,5 billones de yenes (unos 170.000 millones de euros), casi el 20% del presupuesto anual del país. Tepco ha reconocido que se está quedando sin espacio para almacenar el agua. Además, algunos expertos advierten de que si hay otro terremoto importante, los tanques podrían romperse provocando el vertido ál océano de líquidos altamente radiactivos.

Los pescadores, en su apuesta por recuperar la confianza de los consumidores, están vehementemente en contra de verter el agua procesada, que la Autoridad Nuclear Japonesa (NRA) ha calificado como mayormente inofensiva. «Esto destruiría lo que hemos estado haciendo desde 2011», aseguró el líder de la Federación de Cooperativas de Pescadores de Fukushima. Las capturas del año pasado apenas llegaron al 15% de los niveles anteriores a la crisis, principalmente por la reticencia a consumir pescado procedente de estas aguas.

En la mayoría de zonas de la planta nuclear ya no es necesario que los trabajadores lleven máscaras ni que lleven trajes de protección contra la radiación. Solamente los edificios del reactor y otras áreas requieren este equipamiento especial. Alrededor de la planta hay tanques para llenar hasta 400 piscinas de tamaño olímpico, donde unas máquinas llamadas ALPS han estado tratando el agua contaminada. Tepco reivindicó que este sistema puede eliminar todos los radionucleidos excepto el tritio, un isótopo del hidrógeno relativamente inofensivo y que es muy difícil de separar del agua. Líquidos con esta sustancia son vertidos al medio ambiente en otras áreas nucleares en otras partes del planeta.

No obstante, un periódico japonés cuestionó el año pasado la calidad de las aguas procesadas con los ALPS, lo que llevó a Tepco a reconocer que había estroncio 90 y otros elementos radiactivos en muchos de los tanques. Tepco ha afirmado que estos problemas han ocurrido porque algunos materiales absorbentes del equipamiento no se han sustituido con la frecuencia adecuada. La compañía se comprometió a volver a purificar el agua si el Gobierno decide que verterla al océano es la mejor solución. Según un equipo gubernamental que realizó estudios en 2016, es la opción más barata de las cinco analizadas, que incluyen la evaporación, el entierro y mandarla al espacio.

El Gobierno y Tepco están ahora estudiando la creación de otro panel de expertos, pero no se ha fijado una fecha. El director del NRA, Toyoshi Fuketa, considera que verter el agua tras la dilución es la única manera accesible de lidiar con el problema. Además, advierte de que posponer esta decisión indefinidamente podría hacer fracasar el proyecto de desmantelamiento.

Otra opción es almacenar el agua durante décadas en tanques normalmente destinados al petróleo. La idoneidad de estos recipientes ya ha sido analizada, según el ingeniero de la planta y miembro de la Comisión de Ciudadanos sobre Energía Nuclear, Yasuro Kawai. Esta comisión propone almacenar el agua con tritio, que tiene una vida media de 12 años y medio, durante 123 años, tras los que sería una milésima parte de lo radiactiva que era cuando se guardó en los tanques.

Las principales compañías eléctricas defienden en el Congreso una menor fiscalidad para afrontar más inversiones en las centrales nucleares

Europa Press.- Endesa, Iberdrola, Naturgy y EDP han defendido en el Congreso ante los grupos parlamentarios la necesidad de rebajar la carga fiscal a la que deben hacer frente con el fin de poder acometer las inversiones necesarias en sus centrales nucleares. Estas compañías acudieron a la ponencia encargada de las relaciones con el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), dentro del marco de comparecencias que tienen lugar para elaborar el informe parlamentario de este organismo del ejercicio 2017.

Concretamente, acudieron a la comisión, celebrada a puerta cerrada, el director de Nuclear Naturgy, José María Nubla; el director de Iberdrola Generación Nuclear, Francisco López; el director general de Nuclear Iberia de Endesa, Gonzalo Carbó de Haya, y el director de Generación EDP, Miguel Mateos. Más allá de la actividad desarrollada en el ejercicio en cuestión, diferentes grupos han explicado que las compañías plantearon que tenían que hacer frente a «una carga tributaria inasumible» o que los costes eran «exagerados».

«Básicamente ese era el mensaje. O me bajáis los impuestos o la nuclear no me sale rentable porque no salen las cuentas», ha explicado uno de los diputados, al tiempo que otra diputada presente en las comparecencias se preguntaba cómo podían ser negocios no rentables cuando siguen operando y su voluntad es continuar haciéndolo. «Se les preguntó si era cierto que no querían seguir operando y ninguna lo afirmó, todo lo contrario. Dijeron que estaban preparadas después de incorporar modificaciones tras Fukushima y que estaban dispuestos a pasar la revisión periódica», ha asegurado esta diputada.

Y es que, según corroboró otro diputado, ninguna de las compañías expresó que el negocio fuera inviable. Es más, considera que con los datos expuestos, la sensación que dejaron fue de que tenían una «firme disposición» de mantenerse. «Van a solicitar la prórroga todos», apostilló. Una afirmación que no es unánime dentro de la ponencia, puesto que otro diputado destaca que únicamente Endesa avanzó de forma contundente que, salvo que se le impidiera, iba a pedir el alargamiento de vida de sus centrales por 10 años más, mientras que el resto, Iberdrola, Naturgy y EDP, se mostraban más a la expectativa de lo que marque para las nucleares el futuro Plan de Energía y Clima.

Así, otra diputada incidió en la necesidad de contar con esta estrategia con la suficiente previsión, y así no repetir errores del pasado. «Por eso pedimos una planificación ya. Si no, viviremos la situación de Garoña», apuntó. «Hay que dar algo de estabilidad política y previsión, y que nadie vaya a presionar ni a poner en un brete a ningún Gobierno, amenazando con cerrar», sentenció.

La SNE espera que se despejen las «incógnitas políticas» alrededor del ATC y lamenta la fiscalidad sobre las plantas catalanas

Europa Press.- El presidente de la Sociedad Nuclear Española (SNE), José Antonio Gago, confía en que las incógnitas políticas sobre los permisos de las administraciones «se despejen» y que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) emita finalmente la autorizaciones necesarias para la construcción del almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares de alta actividad en Villar de Cañas (Cuenca), porque la instalación «siempre va a ser necesaria».

Así, ha insistido en que el ATC facilitará en su momento el desmantelamiento del parque nuclear español pero, según admite, se trata de una política de Estado y de una decisión del Gobierno central. «El ATC siempre va a ser necesario porque cumple la función de desacoplar el futuro desmantelamiento de las centrales de lo que es la gestión definitiva del combustible gastado de la misma, que irá a un almacenamiento geológico profundo«, ha manifestado Gago, que ha defendido que concentrar los residuos nucleares «a la larga abaratará su gestión».

Por otro lado, el representante de la SNE ha reflexionado sobre la situación de las centrales nucleares situadas en Cataluña. Al respecto, ha señalado que desde hace un año en Cataluña se reinstauró un impuesto que ya había sido considerado como doble imposición por el Tribunal Constitucional «en la primera intentona»; y ha añadido que desde el 1 de abril las plantas catalanas soporta «un nuevo impuesto» al combustible. Además, ha añadido que la ley de cambio climático aprobada por el parlamento catalán en agosto de 2017 establece el fin de la producción eléctrica nuclear en 2027. Si bien, matizó que esta ley fue recurrida por el Gobierno y anulada posteriormente por el Tribunal Constitucional.

Por otro lado, en el contexto de sequía que ha afectado al conjunto de España durante el 2017 y 2018, el presidente de la SNE asegura que la escasez hídrica «demuestra la importancia» de la nuclear en situaciones climatológicas adversas, como cuando hay sequía y no sopla el viento, como el año pasado cuando se incrementó el uso de las centrales de ciclo combinado y de carbón, lo que aumenta a su vez las emisiones de gases de efecto invernadero.

El año pasado, según ha recordado, la producción hidroeléctrica obtuvo su peor resultado de los últimos 30 años, con una caída del 49% entre 2016 y 2017. «Tendríamos que remontarnos a 1989 para encontrar un dato con menor energía hidráulica en la serie histórica, frente a una producción nuclear estable», ha precisado. En este sentido, Gago lamenta que cuando la nuclear funciona bien «nadie lo reconoce» ni «es noticia», pero en las ocasiones en que «pasa lo más mínimo sí lo es». Entre otras cosas, achaca este hecho a que las nucleares tienen obligación de comunicar «todo», cosa que no ocurre con una central de gas o carbón, ha insistido.

Respecto a Fukushima, ha asegurado que la situación en la zona tardará «muchos años» en volver a la normalidad, no solo por el accidente nuclear sino por lo que supuso el tsunam. Como lado positivo, ha subrayado las importantes «lecciones» que ha dejado. Entre las repercusiones para España expuso que, tras una inversión de unos 35 a 40 millones de euros por reactor, se han completado la mayor parte de las acciones comprometidas tras las pruebas de resistencia y ahora el parque atómico español está «infinitamente» mejor preparado, el personal más capacitado y las centrales más preparadas para afrontar accidentes que van «mucho más allá» de su base de diseño.

Por último, el presidente de la SNE ha opinado sobre la «intención apuntada» por el actual Ministerio de Energía de trasladar la responsabilidad de desmantelar las centrales nucleares a los titulares de las mismas en vez de a Enresa. En ese sentido, recordó que Enresa se constituyó en 1985 para la gestión del combustible radiactivo y el gastado de todas las centrales y para el desmantelamiento de las mismas, con un fondo que se nutriría de la financiación de las centrales nucleares. Antes, este fondo se nutría con la tarifa y desde hace años, por una tasa cargada al kilowatio/hora de generación nuclear, es decir que lo soportan las centrales en explotación para el desmantelamiento.

De este modo, observa que la propuesta del Gobierno pasaría por que Enresa transfiriera lo acumulado a los titulares para que acometan este desmantelamiento. «Hay que conocer el esquema en su conjunto», admite Gago quien asegura que, en todo caso tanto si es Enresa quien desmantela como si son los titulares «las reglas son las mismas para unos que para otros y todas las actuaciones de desmantelamiento serían supervisadas por el CSN«, como lo está haciendo con las plantas de José Cabrera y de Garoña.

Esta alternativa «no necesariamente» sería más barata que el sistema actualmente vigente, aunque admite que sí podría haber «algo de eficiencia». En todo caso, ha subrayado el conocimiento y la experiencia de años de Enresa, aplicado primero con Vandellós I y después en José Cabrera y, posiblemente, en Santa María de Garoña. «Es muy prematuro concluir que el desmantelamiento por los titulares va a ser más barato que si lo hace Enresa, pero las reglas serán siempre las mismas para todos», ha concluido Gago que ha elogiado la capacidad y experiencia de Enresa, de la que «tendrían que empaparse» los titulares en caso de que se produjera ese cambio regulador.

El ex primer ministro Koizumi solicita que Japón renuncie a la energía nuclear

EFE. –  El ex primer ministro nipón Junichiro Koizumi (2001-2006), defendió la posibilidad de eliminar por completo el uso de energía nuclear en el país, pocos días antes del séptimo aniversario del desastre nuclear de Fukushima. «Aquellos que defienden la energía nuclear ponen en primer lugar su propio beneficio y no la seguridad de las personas o del medio ambiente», aseguró Koizumi, uno de los mandatarios más carismáticos y populares de Japón.

Según el ex representante nipón,  «es una mentira que Japón necesite energía nuclear, ya que durante los últimos siete años su porcentaje de suministro ha estrado entre el 0 y el 2 por ciento». Así, ha realizado las declaraciones cuatro días antes del séptimo aniversario de la catástrofe nuclear de Fukushima, desencadenada por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011, que acabó con la vida de unas 20.000 personas.

Tras sucederse el accidente nuclear, la producción de este tipo de energía en Japón decreció considerablemente, llegando a suspenderse completamente en 2013. Desde ese momento, la administración japonesa ha mostrado el apoyo al desarrollo de la industria nuclear. 

Por ello, el ex político japonés considera que el desastre de Fukushima fue un «error humano» debido a la falta de medidas necesarias y concluyó que en la industria nuclear «no se pueden producir errores».

Ese accidente nuclear ha tenido un coste total para el país japones estimado en 20 billones de yenes (152.815 millones de euros).

La central nuclear de Fukushima asegura que ha frenado la acumulación de agua radiactiva y pretende retirar el combustible fundido

EFE.- La operadora de la central de Fukushima asegura que ha logrado contener la acumulación de agua contaminada en la planta y señaló que la retirada del combustible fundido de los reactores es el mayor desafío a corto y medio plazo.

La propietaria de la planta accidentada, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), y el Ejecutivo nipón, que supervisa la limpieza y desmantelamiento de las instalaciones nucleares, valoraron positivamente los progresos logrados en estos trabajos, cuando se aproxima el séptimo aniversario de la catástrofe. La operadora de la planta y el Gobierno destacaron el «éxito» de los diferentes sistemas empleados para reducir la acumulación de agua contaminada de radiación en la planta, entre ellas la construcción de un muro de hielo subterráneo.

Gracias a estas medidas se logró reducir a un cuarto la cantidad de agua contaminada que se genera diariamente en la planta, hasta unos 110 metros cúbicos diarios, un líquido que se almacena en tanques dentro de las instalaciones nucleares, señaló el máximo responsable de TEPCO para el desmantelamiento, Naohiro Masuda. Estos avances permiten mantener el calendario establecido a medio y largo plazo para el desmantelamiento de la planta, una tarea que se alargará hasta 2040 o 2050, subrayó por su parte el supervisor de los trabajos en Fukushima del Ministerio de Energía, Satoru Toyomoto.

Ambos también admitieron los «complejos desafíos técnicos» para el futuro, como la retirada del combustible nuclear derretido durante las fusiones que sufrieron los reactores a raíz del terremoto y el tsunami de 2011. No obstante, aún no se logró «identificar el estado exacto» de estos materiales debido a la radiactividad extrema dentro de los reactores, que dañó algunos de los robots empleados, y al hecho de que las vasijas de contención fueron inundadas con agua marina para evitar fugas de radiación y refrigerar el combustible.

En este contexto, y teniendo en cuenta que nunca antes se ha retirado combustible fundido del interior de un reactor, TEPCO, el Gobierno y varias empresas niponas tratan de desarrollar una tecnología robótica que permita iniciar esta tarea hacia 2021. El principal riesgo que esos trabajos conllevarán serán las posibles fugas radiactivas o la exposición de los trabajadores a la radiación, según admitió el responsable de TEPCO, quien también señaló medidas preventivas como la instalación de cubiertas sobre los reactores.

Varias organizaciones ecologistas piden el cierre de la central nuclear de Cofrentes para no asistir a “un Fukushima 2″

Europa Press.- El Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA), la plataforma Tanquem Cofrents y Ecologistas en Acción han exigido el cierre definitivo de la central nuclear de Cofrentes (Valencia) antes de su renovación en 2021, tras los tres incidentes registrados y notificados al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Una «acumulación» de averías que, para los ecologistas, pone en duda tanto la seguridad de la instalación como la supervisión del CSN: «Estamos jugando con fuego. Podemos asistir a un Fukushima 2».

Así lo han advertido el portavoz del MIA, Francisco Castejón, y el de Tanquem Cofrents, José Juan Sanchis, a raíz de los últimos incidentes comunicados por la central al CSN. «Un accidente en Cofrentes pondría patas arriba todo el turismo y la industria del Mediterráneo», ha alertado Castejón. La primera incidencia tuvo lugar en octubre de 2017, después de la última parada para recarga, al constatar una irregularidad en las medidas de caudales de los dos lazos de enfriamiento. El Consejo estableció una parada no programada y calificó el suceso en nivel 0 al no constatar impacto en los trabajadores.

Las organizaciones denuncian que, por el contrario, se decidió poner la central en funcionamiento y esto tuvo como resultado un nuevo incidente el 8 de noviembre: la rotura de una válvula de uno de los lazos y la parada forzosa de la central, en lo que ven «falta de rigor del CSN y dejadez del titular» de las instalaciones. Según los antinucleares, el procedimiento de extracción de esta válvula fue «extremadamente complicado» y los trabajadores recibieron «dosis radioactivas extra a pesar de que la recuperación se realiza con un robot». Cofrentes se puso en marcha nuevamente el 10 de diciembre tras reparar la pieza dañada, un incidente reclasificado como nivel 1 (anomalía) por el Consejo.

Finalmente, en enero, la central tuvo que parar de nuevo por una fuga en los accionadores de las barras de control, elevadores hidráulicos que actúan como los «frenos» de la central en los elementos combustibles del reactor, piezas que «ya se tuvieron que sustituir en 2005 por corrosión». Las plataformas señalan que esta fue una parada programada porque los titulares de Cofrentes avisaron al CSN con 48 horas de antelación.

Sin embargo, aseguran que los responsables de la central «habían observado la existencia de las fugas y anunciaron con antelación que pararían para anticiparse así a una parada no programada» que habría supuesto «un nuevo incidente a comunicar públicamente». La causa de este incidente, según las organizaciones, es que en las operaciones de mantenimiento «no se apretaron correctamente los tornillos de los accionadores». Un error «de parvulitos de ingeniería», ha ilustrado el portavoz de Ecologistas.

El 13 de enero se produjo otro suceso al poner la central en marcha: una vibración anómala en una pieza de la turbina que obligó a una nueva «parada forzosa» y de la que «tampoco se sabe la causa». El Consejo lo clasificó en nivel 0 al no constatar ningún impacto. Los ecologistas subrayan que esta «acumulación» de incidentes se produjo «tras un mes de inspecciones», durante la parada para recarga, y cuando el titular de la central está «a punto» de pedir la renovación del permiso de explotación por 10 años al CSN, que entraría en vigor en 2021.

Aunque reconocen que «sería improbable», las plataformas consideran que los elementos que han fallado ahora podrían hacerlo en el futuro al mismo tiempo y «no habría forma humana de pararlo». De esta forma, ha advertido en este punto el portavoz de Ecologistas, «podemos asistir a un Fukushima 2». Denuncian que, al mismo tiempo, las incidencias han supuesto «un aumento de la exposición a la radiación» para los trabajadores y ponen de relieve 3 cuestiones: «el envejecimiento y degradación de la central, la baja o nula cultura de seguridad nuclear por parte de la empresa y la falta de rigor y de medidas serias del CSN».

En cualquier caso, remarcan que no cuestionan el trabajo de los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), sino «la dirección política de los consejeros». «El PP es claramente pro-nuclear y por eso prepara, desde el Gobierno central, un decreto ley para evitar la discrecionalidad en el cierre», ha subrayado el portavoz de Tanquem Cofrents. Las organizaciones defienden que la central «ya está sobradamente amortizada» y agregan que la energía que produce Cofrentes «se vende al triple de su precio» y supone «un millón diario de beneficios antes de impuestos».

Un libro de la institución valenciana de investigación Alfons el Magnànim analiza qué pasaría en un accidente nuclear en Cofrentes

EFE / Europa Press.- Un nuevo libro recién editado por la Institució Alfons el Magnànim-Centre Valencià d’Estudis i d’Investigació ha comparado las centrales nucleares de Chernóbil (Ucrania), Fukushima (Japón) y Cofrentes (Comunidad Valenciana) para analizar los accidentes de las dos primeras y concretar qué pasaría si una catástrofe similar ocurriese en la planta valenciana.

La institución, dependiente del Área de Cultura de la Diputación de Valencia, presentará la obra este martes a las 19.30 horas con sus dos autores, la responsable de energía y cambio climático de Greenpeace, la ecologista Raquel Montón, y el sociólogo de la Universidad de Valencia Francesc J. Hernández. El libro describe las similitudes entre las centrales nucleares de Chernóbil, Fukushima y Cofrentes, analiza las causas de los accidentes de las dos primeras y estudia cuáles han sido las consecuencias para las sociedades y el medio ambiente próximos a ambas.

La obra pretende responder a las preguntas que la ciudadanía valenciana se plantea sobre el funcionamiento de la central y reflexiona sobre las consecuencias de un hipotético accidente en Cofrentes, un tema sobre el que girará el debate que se realizará el día de su presentación en el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM). Al debate asistirá el diputado de Cultura, Xavier Rius, y en él participarán, además de los dos autores, Carles Arnal, político y activista medioambiental, y María Josep Picó, periodista especializada en medio ambiente.

TEPCO anuncia que un trabajador de la accidentada nuclear de Fukushima ha estado expuesto a una pequeña dosis de radiación

Europa Press.- La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha informado de que un trabajador encargado de desmantelar la central nuclear japonesa Fukushima Daichi ha estado expuesto a una pequeña dosis de radiación, según ha revelado un control de seguridad rutinario. La radiación fue detectada en las cavidades nasales del trabajador, un hombre de 30 años, según explicó un portavoz de la compañía.

La empresa ha estimado que la cantidad de radiación presente en su cuerpo es de un máximo de 0,010 milisieverts, menos que la que se registra en una prueba típica de rayos X en el pecho, de 0,05 milisieverts, y ha asegurado que no supone un riesgo inmediato para su salud. Los incidentes por exposición a radiación en la central han sido excepcionales desde que comenzaron las operaciones de limpieza de la planta, tras el accidente nuclear provocado por el terremoto y el tsunami en 2011. El portavoz de TEPCO señaló que el último incidente de este tipo data de enero de 2012, cuando se detectó que un trabajador se había expuesto a una radiación de al menos 2 milisieverts.

Comienza la última etapa de refrigeración del muro de hielo que rodea las aguas próximas a la nuclear de Fukushima

EFE.- La propietaria de la central nuclear de Fukushima comenzó la última etapa de refrigeración del muro de hielo que rodea la accidentada planta, destinado a evitar la entrada de agua en las instalaciones y su consiguiente contaminación. Tokyo Electric Power Company (TEPCO) abrió las válvulas para hacer circular refrigerante en el 5% de la superficie del muro que todavía no se había congelado, según confirmó un portavoz de la compañía.

Ésta supone la última etapa de refrigeración del muro, un proceso que comenzó en marzo de 2016 y que podría terminar este otoño, tras lo cual se procederá a sellar todo el perímetro para impedir que queden huecos o filtraciones. El muro, que cuenta con un perímetro de 1,5 kilómetros, tiene como objetivo evitar los vertidos contaminantes al mar aislando el subsuelo alrededor de los cuatro reactores afectados por el terremoto y tsunami de 2011 para evitar así que penetre el flujo de los acuíferos naturales. Estas aguas subterráneas se mezclan en los sótanos con el refrigerante radiactivo y se filtran después al océano Pacífico.

Unas 400 toneladas de agua fluían inicialmente al día hasta el interior de los edificios, una cantidad que se ha reducido ahora hasta las 120/130 toneladas, según cifras de TEPCO. La compañía, que reconoció el año pasado que el muro subterráneo no podrá bloquear el 100% del líquido, tiene como objetivo reducir las filtraciones a menos de 100 toneladas diarias cuando el mecanismo helado esté completamente en funcionamiento. Para construir el muro se han insertado en la tierra, en torno a los cuatro reactores de Fukushima, más de 1.500 tuberías que, a una temperatura de -30ºC,  congela la tierra y crea así una barrera helada.

Japón planea construir depósitos subterráneos de residuos radiactivos en zonas costeras

EFE.- El Gobierno nipón presentó un plan para el almacenamiento a largo plazo de residuos altamente radiactivos procedentes del accidente de Fukushima y de otras centrales del país, que contempla su ubicación en depósitos subterráneos en zonas costeras. El Ejecutivo aspira a contar con el visto bueno de las autoridades locales, que acogerían los depósitos tras «explicarles las ventajas técnicas y logísticas de cada zona» y «obtener la comprensión de los ciudadanos», según el ministro nipón de Economía, Hiroshige Seko.

Sin embargo, este proceso se antoja difícil dadas las reticencias que han mostrado Gobiernos regionales y ciudadanos de áreas elegidas anteriormente para acoger depósitos temporales de residuos procedentes de Fukushima y con niveles medios o bajos de radiactividad. El plan trazado por el Ejecutivo incluye las zonas del archipiélago nipón designadas como más favorables para acoger los depósitos radiactivos en función de sus condiciones geológicas. Unas 900 localidades han sido identificadas como las más seguras para ubicar los depósitos, la mayoría de las cuales se ubican en la costa este nipona, incluyendo la región de Tohoku devastada por el terremoto y el tsunami de 2011, además de Shikoku y Hokkaido.

En cambio, las designadas como desfavorables son aquellas situadas cerca de fallas sísmicas y por tanto más propensas a terremotos, o con dificultades de acceso logístico. La prefectura de Fukushima, por su parte, no ha sido contemplada como posible destino de los depósitos al encontrarse «todavía en proceso de reconstrucción» tras la catástrofe nuclear, según el Ministerio. Los depósitos se ubicarán a unos 300 metros de profundidad y serán diseñados para durar en torno a 10.000 años, en línea con la larga vida de los isótopos radiactivos, según datos del Ministerio, que baraja un presupuesto de 28.457 millones de euros para su construcción y mantenimiento.

El Ejecutivo prevé comenzar las discusiones con las autoridades regionales a partir de septiembre, aunque no planea que haya una decisión que permita comenzar las obras hasta dentro de dos décadas. Japón no ha logrado una solución definitiva para el almacenamiento a largo plazo de sus residuos altamente radiactivos. A la dificultad técnica de este proceso se suma el hecho de haber sufrido la peor catástrofe atómica desde la de Chernóbil (Ucrania) en 1986, que ha incrementado la sensibilidad pública sobre los residuos radiactivos y que también presenta enormes retos y costes descomunales para Japón.