Entradas

Pedro Linares señala que el reto de la transición energética es el transporte y no el sector eléctrico

EFE / Europa Press.- El coordinador de la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad, Pedro Linares, que ha formado parte del comité de expertos sobre transición energética, considera que los grandes retos para afrontarla no están en el sector eléctrico, sino en el del transporte. De hecho, el transporte supone un 40% de los usos finales de la energía en España y representa un 28% de las emisiones, ha recordado Linares durante la presentación de la undécima edición del Observatorio de Energía y Sostenibilidad de BP.

Pedro Linares subrayó también que el sector del transporte es el que más energía consume y más emisiones produce en España, y resalta que no está mejorando demasiado en eficiencia energética. El informe, que utiliza datos de 2016 porque son los únicos definitivos, señala que en España la demanda energética primaria se ha sujetado, al crecer ese año un 0,3%, aunque el consumo de energía final aumentó un 2%. Eso sí, permanece la dependencia energética del exterior en valores muy elevados. Por eso, según Linares, las mejoras vienen por la manera en que se produjo la energía en 2016: con buena pluviosidad, con más hidroeléctrica que generación a partir de carbón, y no por un cambio en los usos finales.

«La sostenibilidad del sistema depende por si le da por llover ese año», ha lamentado Linares, que considera que a España le queda mucho por recorrer en mejora de la eficiencia energética, pues el sistema mejora su sostenibilidad «por elementos que no están bajo nuestro control», como el año hidráulico o los precios de las materia primas. Asimismo, ha destacado que en España en ahorro y eficiencia se está empeorando, como demuestra que crece el consumo final de energía, y lo ha achacado a que no se está siendo suficientemente ambicioso en este asunto, al igual que en las renovables.

Mejorar diseño de subastas renovables

Respecto a las dos subastas para la instalación de nueva potencia renovable celebradas el año pasado, ha señalado que habrá que esperar a ver cuánto se construye finalmente y, aunque considera que su diseño se puede mejorar, sí considera que demostraron que las tecnologías renovables son competitivas. Respecto al nuevo bono social, considera que se tendría que haber ampliado su ámbito más allá del sector eléctrico y ha criticado que sigan incluidos entre los beneficiarios colectivos que no son vulnerables.

En cuanto al real decreto sobre el cierre de centrales de generación eléctrica, ha dicho que tiene problemas de compatibilidad con la normativa europea y ha manifestado que sería mejor hacer un diseño correcto de las señales del mercado de capacidad y que a partir de ahí se decida qué hay que cerrar y qué hay que mantener. En su opinión, el decreto del Gobierno «viene a ser un parche» ante la falta de una regulación de mercado y tarifas.

Por su parte, Jorge Aragón, que participó en el grupo de expertos sobre transición energética a propuesta de CCOO, ha denunciado que la liberalización no ha mejorado significativamente la competencia en el mercado eléctrico, pues sólo han entrado operadores «pequeñitos y muy marginales». También considera que se debería reflexionar sobre la presencia de capital público en las eléctricas, como hay en Alemania y Francia, pues son las que fijan las estrategias de inversión, y ha recalcado que en un conflicto como el que hay entre Siemens Gamesa e Iberdrola el sector público debería decir algo.

Datos del Observatorio de Energía

El informe señala que en 2016 el sector energético español consumió 6,3 exajulios (EJ) de energía primaria y emitió 306 millones de toneladas (Mt) de CO2, generando un valor añadido (sin descontar los costes externos) de 51.300 millones de euros, lo que equivale a un 4,6% del PIB. No obstante, pese al aumento de la demanda ya reflejado, cayó un 2,9% la intensidad energética primaria, incluso más que los países del entorno, y un 2,4% las emisiones de CO2 y otros contaminantes. Como ya se ha apuntado, esta mejoría se debió fundamentalmente a la reducción en el uso de carbón de un 24% en favor de la energía hidráulica, por lo que la meteorología sigue siendo el factor más influyente.

De hecho, la intensidad energética final aumentó un 1,2%. Por lo tanto, el informe ve necesario apostar por una mayor contribución de las energías renovables y, sobre todo, por el ahorro y la eficiencia energética. A este respecto, recuerda que, pese a la mejoría del último año, España sigue presentando una intensidad energética muy superior a otros países del entorno.

Así, a excepción del carbón, todas las energías fósiles aumentaron su contribución al mix energético primario en 2016, mientras que las energías renovables en su conjunto mantuvieron una contribución similar a la del 2015. Sin duda, la caída continuada de los precios de los combustibles fósiles y los precios bajos del CO2 explican en parte la falta de cambios significativos en el mix energético español. En lo que respecta a la demanda de productos petrolíferos para el transporte, siguió recuperándose, tanto para el transporte de mercancías como el de pasajeros. En ambos casos, el transporte por carretera continúa representando en torno al 90% del total.

El informe destaca que todos estos factores parecen indicar que la mejoría observada en los indicadores de sostenibilidad se debe principalmente a los cambios coyunturales en el mix de producción eléctrica. En un escenario de largo plazo, «parece poco razonable fiar la sostenibilidad del sector energético de las precipitaciones, más aún en España, que se enfrenta a un importante riesgo de bajada de las precipitaciones debido al cambio climático«, señala.

Desde el punto de vista de la sostenibilidad, la Cátedra BP considera que el modelo español continúa presentando «importantes desafíos» respecto a la eficiencia energética, la dependencia energética exterior o al impacto medioambiental. Para ello, ve necesario contar con una política energética estable, «que proporcione señales adecuadas a los agentes, y que contribuya a avanzar hacia la sostenibilidad del sector».

Expertos en movilidad sostenible piden un foro institucional para coordinar acciones por la descarbonización del transporte

Europa Press.- Una treintena de expertos recomienda la creación de un foro en el que participen todos los agentes y niveles institucionales para analizar los problemas de la movilidad y buscar acciones coordinadas de cara a la descarbonización del transporte para alcanzar una movilidad sostenible y mejorar la calidad del aire.

En este sentido, expertos de distintas nacionalidades reclaman un enfoque integrado y un terreno de juego nivelado para gestionar la transición hacia una movilidad sostenible. Así, señalan que la descarbonización y la calidad del aire son los principales retos para la movilidad sostenible y que las mejoras tecnológicas y la gestión de la demanda son claves para una transición apropiada.

Propuestas de movilidad más sostenible

En la sesión han participado el director de la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de Comillas ICAI-ICADE, Ignacio Pérez-Arriaga y el director de Comunicación y Relaciones Institucionales de BP España, Enrique González. En este marco se analizaron los retos y la contribución de las posibles soluciones tecnológicas o regulatorias, y formularon propuestas para una correcta transición hacia un sistema de movilidad más sostenible en términos económicos, ambientales y sociales.

En concreto, se han abordado los distintos problemas en transporte urbano, automovilístico, de mercancías, ferroviario o marítimo. Entre las necesidades principales han observado la importancia de incorporar la gestión de la demanda de movilidad, con soluciones regulatorias y urbanísticas e integrar la multiplicidad de soluciones posibles a nivel tecnológico, urbanístico o de combustibles alternativos así como de fiscalidad ambiental. Finalmente, insistieron en la importancia de que España y Europa miren más allá de sus fronteras y asuman papel como exportadores de tecnología o de conocimiento regulatorio, para lograr que el cambio hacia una movilidad sostenible tenga lugar a escala global.

El consumo de energía crece más rápido que el PIB y de forma menos sostenible, según la Cátedra BP

Redacción / Agencias.- El consumo de energía experimentó un incremento en 2015 más elevado que el crecimiento económico, lo que implica una menor intensidad energética y el regreso a «la senda ya desgraciadamente habitual de empeoramiento de la sostenibilidad energética«. Estas conclusiones aparecen en el informe anual del Observatorio de Energía y Sostenibilidad, elaborada por la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad, en la que participan la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE y BP España.

El informe muestra que el empeoramiento de la intensidad energética es una tendencia contraria a la que de los países del entorno y recomienda para corregirlo un mayor esfuerzo en renovables y en eficiencia energética, ya que «contrasta con la trayectoria energética del resto de Europa», donde el consumo de energía primaria y las emisiones de gases de efecto invernadero «se han estabilizado», según el vicerrector de Investigación, Pedro Linares. El informe señala que en 2015 el sector energético español consumió 6,28 exajulios de energía primaria y emitió 313 millones de toneladas (Mt) de CO2, al tiempo que generó un valor añadido, sin descontar los costes externos, de 53.200 millones de euros, lo que equivale a un 4,9% del PIB.

El documento también recuerda el «alto grado» de dependencia energética española y, por tanto, el «riesgo importante» a una evolución desfavorable de los precios, a pesar de que el elevado nivel de diversificación de suministradores, tanto de petróleo como de gas natural, «mitiga mucho» este problema. Un dato positivo es que durante 2015 se mantuvo la tendencia de 2014 y la factura energética española volvió a descender «esta vez de manera muy notable» debido a la bajada generalizada de los precios finales de la energía.

Por ello, aparte de aludir al «empeoramiento de los indicadores de sostenibilidad energética», la cátedra también cita varios elementos positivos en 2015, entre ellos la recuperación de la actividad económica y la bajada de precios de los combustibles. Estos factores, señala, «no han sido aprovechados por el sistema energético español para seguir impulsando la eficiencia energética», lo que choca con el gran margen de mejora en los usos finales de la energía y ha traído consigo una vuelta al crecimiento de la demanda energética en tasas del 5,7% en el caso de la primaria y del 1,4% en la final.

Aumentaron un 16% las emisiones

El incremento fue «poco sostenible«, al apoyarse «fundamentalmente en combustibles fósiles», lo que a su vez provocó un aumento de las emisiones de CO2 del 16% y de otros contaminantes asociados al sector energético y a la intensidad de carbono de la economía, con lo que la bajada de emisiones de gases de efecto invernadero durante la crisis económica fue coyuntural y, en cuanto se ha retomado la actividad económica, los indicadores de sostenibilidad han vuelto a empeorar en España.

Ante el aumento de la demanda, todas las energías fósiles aumentaron su contribución al mix energético en 2015, si bien el dato más relevante fue el aumento del consumo de carbón, del 20%. Destacó especialmente el incremento del carbón importado, que pasó del 86% al 91%, por lo que no puede decirse que esa subida del carbón se derive del apoyo a la minería nacional e incide en su uso de forma “poco sostenible”, según explicó el profesor e investigador de la UPC, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y el Massachusetts Institute, Ignacio Pérez-Arriaga.

El mayor peso del carbón se debió a la caída del precio internacional de este combustible, a un precio muy bajo del CO2 y a la climatología, que estuvo marcada por la falta de lluvias, lo que hizo caer la aportación de la energía hidráulica (un 29% de reducción respecto a 2014), y la sucesión de anticiclones, que incidieron en una menor aportación de la eólica. Esto, unido a la falta de nuevas inversiones en renovables, hizo que bajara la contribución de éstas a la energía primaria y a la producción de electricidad en España.

Por otro lado, la demanda de productos petrolíferos para el transporte siguió recuperándose, tanto para el de mercancías como el de pasajeros. Este sector consumió un 40% de la energía final y contribuyó con un 23% a las emisiones de CO2. El aumento del 7% de las exportaciones de productos petrolíferos y la reducción de las importaciones en un 2% hicieron que el refino creciera.

El estudio también detecta y analiza la falta de regulación del autoconsumo en España, la escasez de inversión por parte del Gobierno en planes de fomento de energías renovables o el aumento del fraude eléctrico, que se situó en 2015 en 150 millones de euros y que «en su mayor parte se produce por malas prácticas de las empresas y los particulares de gran consumo«. La transición hacia una economía descarbonizada es «fundamental para la sociedad», concluyó el director de Comunicación y Relaciones Institucionales de BP, Enrique González, quien a la espera de un mayor desarrollo de las fuentes renovables ha apostado por emplear a corto plazo otro tipo de energías como el gas natural.