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La Lora (Burgos) no quiere ser solo historia del petróleo y pide publicar una nueva concesión

EFE.- La zona de la Lora no quiere ser solo historia del petróleo en España e insta al Ministerio de Industria y Energía a que publique una nueva concesión de la explotación de los pozos que en su día llevaron a llamar a este área «el Texas español».

Vecinos y veraneantes han marchado hoy desde el nuevo Museo del petróleo de la localidad hasta el «Pozo 1», donde el 6 de junio de 1964 se encontró la primera bolsa de petróleo.

Pese a la mala calidad del crudo y la cantidad cada vez menor de barriles, el campo petrolífero de Ayoluengo siguió funcionando hasta el 31 de enero de este año.

El primer pozo de petróleo de España y el único de la península ibérica que está en suelo firme se vio obligado a cerrar por la decisión del Consejo de Ministros de denegar la prórroga de la concesión por diez años que había solicitado la empresa británica Leni Gas&Oil, titular de la explotación los últimos diez años.

El yacimiento contaba en su inicio con 52 pozos, que producían más de 5.000 barriles diarios, aunque en el momento de su parada sólo quedaban activos diez pozos, con una producción entre 100 y 150 barriles.

El alcalde de Sargentes de la Lora, Carlos Gallo, cree que «todavía hay esperanza» porque el último estudio del subsuelo de la zona, que se realizó en 2013, estableció que quedaban por sacar 107 millones de barriles de petróleo y «La empresa Leni Gas&Oil ya comunicó en 2015 su interés por participar en un concurso para una nueva concesión, con un proyecto de inversión para pasar de los 115 barriles diarios que se extraían últimamente a 1.500.

Sin embargo, los meses van pasando desde el final de la anterior concesión y el Ministerio de Industria y Energía sigue sin publicar en el Boletín Oficial del Estado el concurso para una nueva concesión.

«El tiempo va pasando y da pena ver la comarca aún más vacía, con las dieciocho personas que trabajaban en Ayoluengo sin saber cuál será su futuro, porque ahora están con un Expediente de Regulación Temporal de Empleo para un máximo de un año y el tiempo pasa», ha explicado el alcalde.

Carlos Gallo, que ha promovido la marcha de hoy para llamar la atención de las autoridades, ha enviado ya dos cartas al Ministerio de Industria y Energía pidiendo que convoque el concurso para la nueva concesión, una de ellas arropada con 2.500 firmas de apoyo.

Asegura que la empresa británica que explotaba los pozos de Ayoluengo hasta enero no es la única interesada y que, sea cual sea la adjudicataria, para aumentar la extracción será necesario realizar una inversión importante que «seguramente también beneficiará al pueblo».

El alcalde afirma que ahora, en verano, «el pueblo tiene vida porque vienen muchas familias de otros lugares», pero si se pierden los dieciocho empleos de los pozos de petróleo será «un mazazo» para una zona que ya ha sufrido los efectos de la despoblación a medida que bajaba la producción del petróleo, pero puede quedar convertida prácticamente en una zona abandonada.

La Lora (Burgos) mantiene la esperanza de ser «un pequeño Texas» tras no prorrogarse su explotación

EFE.- Los pocos vecinos que quedan en el entorno de los pozos de petróleo de La Lora, en Burgos, están convencidos de que tras la denegación de la prórroga de la concesión, la explotación volverá a abrir porque hay empresas interesadas y un estudio que indica que queda mucho petróleo en «el pequeño Texas español», así conocida en los años sesenta del siglo pasado, cuando se hablaba de cantidades ingentes de petróleo, que convertirían a España en una potencia energética.

De la reapertura depende en buena medida el futuro de las seis pedanías que encabeza Sargentes de la Lora. «En realidad eran ocho pedanías pero en dos ya no vive nadie y en el resto cada vez queda menos gente joven; si se cierran completamente los pozos de petróleo será un desastre», detalla el alcalde, Carlos Gallo. De hecho, en este momento hay poco más de un centenar de habitantes censados, tres veces menos de los que llegó a haber en los años sesenta del siglo pasado, y muchos de ellos ni siquiera residen en el pueblo de forma permanente.

El silencio es impresionante en una mañana fría de invierno en la que desde El oro negro, el único bar que ha quedado en Sargentes de la Lora, se ven «los caballitos» para bombear petróleo instalados en los 12 pozos que seguían activos hasta hace unas semanas. Leoncio Ruiz, que trabajó durante 23 años en los pozos de Ayoluengo, que es el nombre oficial de la explotación petrolífera, mira con cierta tristeza el cartel de Prohibido el paso que ahora encabeza la entrada a la zona de los pozos. «A ver si tardan poco en volver a abrir», dice preocupado.

Parece que hay razones para la esperanza en estos pueblos situados a unos 60 kilómetros de Burgos, en los que llegó a haber medio millar de trabajadores, una sucursal bancaria y siete bares. Leoncio Ruiz recuerda que era el 6 de junio de 1964 cuando saltó el primer chorro de petróleo. Después vinieron «los mejores años», cuando salían de Ayoluengo más de 4.000 barriles diarios, aunque siempre fue «de poca calidad», por su alto contenido en arsénico y azufre, que dificultan el refinado; cuando los pozos pararon su actividad solo salían de 100 barriles diarios.

Sin embargo, el alcalde, Carlos Gallo, insiste en que hay razones para la esperanza en la reapertura. «Hay empresas interesadas, incluso la que ha tenido la concesión, en invertir millones de euros en Ayoluengo porque hay estudios que indican que todavía hay 100 millones de barriles sin extraer, más del 80% del total, pero eso requiere inversiones importantes», concluye Gallo.