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El Gobierno de EE.UU. presenta una nueva ley para reducir las limitaciones federales al uso del carbón

EFE. – El Gobierno de Estados Unidos ha presentado una propuesta para reducir las limitaciones federales al uso de carbón por parte de la industria local, lo que supone un nuevo golpe al legado medioambiental del expresidente Barack Obama al dejar en manos de cada estado su regulación.

De esta manera, la nueva norma tiene por objeto reducir los costes energéticos en los que incurren las empresas debido al Plan de Energía Limpia -CPP, por sus siglas en inglés- implantado por la anterior Administración y que tenía por objetivo reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

La nueva regulación, bautizada plan de Energía Limpia Asequible -ACE, por sus siglas en inglés- prevé reducir en 400 millones de dólares al año «la carga» que tiene que soportar la industria local debido a la anterior normativa, y así lo ha informado la Agencia de Protección Ambiental.

El Gobierno de Trump permitirá la perforación petrolera en casi todas las aguas de alta mar

Europa Press.- El Gobierno de Estados Unidos ha propuesto revertir las protecciones que rigen actualmente en los océanos Ártico, Atlántico y Pacífico para que casi todas las aguas de alta mar estén abiertas a perforaciones en busca de petróleo y gas. El secretario del Interior, Ryan Zinke, anunció que el borrador del plan para el periodo 2019-2024 ampliará la posibilidad de explotación a más del 90% de la superficie total de la plataforma continental exterior, lo que incluye áreas vetadas por la Administración de Barack Obama.

«Queremos aumentar la industria energética de nuestra nación en alta mar, en lugar de entregarla lentamente a costas extranjeras», ha esgrimido Zinke, que defendió el nuevo plan de Trump para ampliar la producción, que no goza sin embargo del beneplácito de todos los sectores. El presidente ordenó en abril al Departamento del Interior que reformara el plan actual de perforaciones, que dejaba el 94% de la plataforma continental exterior fuera de potenciales prospecciones. Ahora, el actual Gobierno tiene sobre la mesa 47 potenciales contratos, una cifra que cuadriplica los 11 previstos con Obama y en un plan quinquenal sin precedentes.

Trump confirma la ruptura de Estados Unidos con el Acuerdo de París y la lucha contra el cambio climático

Europa Press,. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó la ruptura de su Gobierno con el Acuerdo de París contra el cambio climático, con el que su predecesor, Barack Obama, se comprometió en 2014, en un gesto sin precedentes hasta entonces por parte de una Administración norteamericana.

«Estados Unidos se retirará del acuerdo del clima de París», anunció Trump, entre el aplauso de los presentes, en una esperada comparecencia con la que confirmó lo que ya era un secreto a voces. No en vano, él mismo lo había prometido en la campaña electoral. Trump ha argumentado que los compromisos recogidos en ese «mal acuerdo» perjudican a Estados Unidos y, en concreto, al desarrollo de su economía y a la creación de empleo. El objetivo del inquilino de la Casa Blanca pasa por buscar un nuevo documento más favorable y «justo«, aunque por el momento no ha aclarado cómo ni cuándo lo hará.

En este sentido, ha explicado que no quiere que nada se «interponga en el camino» del desarrollo de Estados Unidos y ha apelado a su «deber solemne» de proteger los intereses de su país de una «gran herida autoinfligida» por el anterior Gobierno. «El resto del mundo aplaudió cuando firmamos el Acuerdo de París, estaban muy felices, por la simple razón de que ponía a nuestro país en una desventaja económica muy grande», ha afirmado.

Trump ha lamentado, por ejemplo, que Estados Unidos haya puesto «bajo llave» las grandes reservas energéticas de las que dispone y advirtió de que no está dispuesto a aceptar una «redistribución de la riqueza» norteamericana entre otros países. El vicepresidente, Mike Pence, verbalizó instantes antes de que Trump tomase la palabra que el lema «Estados Unidos, primero» sigue guiando el rumbo de la Casa Blanca.

El gesto de Trump, tan anticipado como polémico, sitúa a Estados Unidos junto a Siria y Nicaragua, que tampoco se unieron a un acuerdo del que sí forman parte 195 países. Obama se había comprometido a que el país norteamericano redujese las emisiones de gases contaminantes entre un 26% y un 28% para el año 2025, tomando como referencia los datos de 2005. Estados Unidos es el segundo país más contaminante del mundo, sólo por detrás de China. Los expertos estiman que emite a la atmósfera más del 15% de los gases registrados en todo el mundo, por lo que su implicación en materia climática se antoja imprescindible para lograr reducir de forma significativa los niveles actuales en términos globales.

El artículo 28.1 del Acuerdo de París contempla la posibilidad de que una de las partes decida dejar de serlo, pero sujeto a determinadas condiciones. Así, un país podrá solicitar su retirada con una petición escrita que será legalmente efectiva solo un año después de haberla presentado y que, además, no podrá presentar hasta que hayan pasado al menos tres años desde la entrada en vigor del Acuerdo de París. En la práctica ello implica que aunque Trump anuncie el abandono de Estados Unidos, legalmente no podrá solicitarlo hasta noviembre de 2019, y no se haría efectivo hasta un año después, en noviembre de 2020.

Trump, que anteriormente calificó el calentamiento global como una farsa, se negó a apoyar el histórico acuerdo alcanzado en París durante la cumbre del G-7, diciendo que necesitaba más tiempo para tomar una decisión. El acuerdo de París, sellado por cerca de 200 países en la capital francesa en 2015, tiene como objetivo limitar el calentamiento del planeta mediante la reducción del dióxido de carbono y otras emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles. La Comisión Europea señaló que es «decepcionante» que Estados Unidos abandone el acuerdo, pero avisó de que ello «no cambiará el curso de la humanidad» y que la Unión Europea está dispuesta a asumir el liderazgo internacional en esta causa.

Cañete considera que Estados Unidos seguirá apostando por la eficiencia energética pese a las políticas de Trump

Europa Press.- El comisario de Acción por el Clima y Energía de la Comisión Europea, Miguel Arias Cañete, considera que Estados Unidos, a pesar de la posición del nuevo Gobierno de Donald Trump, seguirá aplicando políticas «ambiciosas» de renovables y eficiencia energética. Cañete señaló que, a pesar de la política del nuevo presidente de los Estados Unidos, hay Estados norteamericanos, empresas y ciudades que seguirán apostando por la política medioambiental.

Así, afirmó que aunque «se anulen» las políticas que impulsó el anterior presidente, Barack Obama, que fijaban un objetivo de reducción de emisiones del 28% en el 2025, estas se quedarán en el 14% o 16% gracias a las políticas de las grandes ciudades y los Estados. Cañete subrayó que la Unión Europea «desea» que Estados Unidos siga dentro del Acuerdo de París, aunque aseguró que si decide abandonarlo todas las grandes potencias «van a seguir adelante con sus objetivos».

Además, recalcó el carácter de «pionera» de la Unión Europea en la transición energética, que juzga «irreversible», y que Europa está en el camino para asumir su «liderazgo global». Para ello, aseguró que la propuesta de la Unión Europa consolida el apoyo a las energías renovables y que se fija realizar un marco regulatorio «sólido», asegurando la certidumbre del retorno de las inversiones. «El paquete tiene como objetivo que los europeos puedan acceder a energía limpia, segura y asequible«, subrayó.

Asimismo, afirmó que se ha intentado que haya una normativa europea para que los pagos por capacidad no sean considerados ayudas de Estados y que se lleven a cabo con mecanismos de mercado abiertos a la cooperación transfronteriza. «Racionalizar algo más los pagos por capacidad. La Comisión pone una iniciativa pero los legisladores son el Consejo de Ministros y el Parlamento», indicó. Por otra parte, el comisario auguró que «en los próximos meses» habrá un debate «interesante» respecto a la propuesta más ambiciosa del Parlamento Europeo de elevar esos objetivos para el umbral de 2030 y que tengan el carácter de vinculante para los países.

China y la organización ecologista WWF insta a Donald Trump a cumplir con los compromisos estadounidenses del Acuerdo de París

Redacción / Agencias.- La organización ecologista WWF criticó la decisión del Gobierno de Donald Trump de retirar «políticas clave contra el cambio climático» adoptadas por su predecesor, Barack Obama. En este sentido, el Gobierno chino instó al presidente Trump a cumplir con los compromisos del Acuerdo de París, que Estados Unidos ratificó durante el mandato de Obama, pese a la reciente orden del nuevo mandatario de desmantelar la política contra el cambio climático.

«Aún creemos que todas las partes deben cumplir sus compromisos e implementar el acuerdo», señaló el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lu Kang, al ser preguntado por el decreto firmado por Trump, con el que busca la independencia energética del país y crear empleos a costa de desmantelar las políticas medioambientales y acabar con el legado climático de Obama. El portavoz reafirmó el compromiso chino con el clima y aseguró que el gigante asiático está «decidido» a cumplir con sus obligaciones «al 100%».

«Nosotros todavía mantenemos que todas las partes deben avanzar con los tiempos, aprovechar las oportunidades, cumplir sus compromisos y, con seriedad, dar pasos proactivos para presionar conjuntamente para el cumplimiento del acuerdo», ha afirmado el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, en referencia al pacto de París. «No importa cómo cambien las políticas sobre cambio climático de otros países, como un país grande y desarrollado, la resolución, las metas y las decisiones política de China en relación al cambio climático no cambiarán», ha asegurado Lu.

Acuerdo de París: un hito

Lu recordó que el Acuerdo de París, que Trump amenaza con abandonar, no fue fácil de lograr: «Es un hito en la campaña global» contra el cambio climático, subrayó. «Todas las partes involucradas han realizado contribuciones positivas, incluyendo a China y Estados Unidos«, añadió. El portavoz aseguró que China no se verá afectada por lo que hagan otros países: «Tanto si siguen comprometidos como si no lo hacen, China está decidida a cumplir los objetivos».

El Gobierno chino seguirá trabajando con otras naciones para fomentar el diálogo y tratará de incrementar sus esfuerzos para conseguir un desarrollo económico «verde», con un bajo consumo de energías contaminantes como el carbón, apuntó. El portavoz rehusó comentar si el presidente chino, Xi Jinping, tratará este asunto durante su primer encuentro con Trump en Estados Unidos. «De momento, no tengo información que ofrecer», se limitó a decir Lu Kang.

Con su iniciativa, Trump quiere «eliminar los excesos federales» y promover la «libertad económica», con el objetivo de recuperar unas políticas que se remontan «mucho más de 8 años» atrás, lo que implica también una crítica a otros exmandatarios. El decreto ordena a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) que comience a desmontar el Plan de Energía Limpia, una regulación de 2015 que obligaba a las plantas energéticas a recortar las emisiones de gases contaminantes. También se revisarán la moratoria para los permisos de explotación de carbón, las regulaciones sobre emisiones de metano y la técnica de fracturación hidráulica (fracking), la incorporación de protocolos medioambientales en proyectos federales y el denominado «coste social del carbono».

WWF también exige a Trump

Por su parte, WWF lamentó especialmente la desactivación del Plan de Energía Limpia, «una ley reconocida como la acción por el clima más significativa tomada nunca por Estados Unidos» y que iba a ser clave para el cumplimiento por este país de sus compromisos de reducción de emisiones dentro del Acuerdo de París. WWF cree que la decisión de Trump «ignora las acciones masivas tomadas por empresas, ciudades y comunidades locales por todo el país y el mundo que ya están avanzando para crear un futuro movido por energías renovables».

«Obstaculizar los planes de Estados Unidos para cumplir sus compromisos internacionales tendrá un impacto en los esfuerzos globales contra el cambio climático, pero no definirá el resultado final. Nuestra habilidad para cumplir los objetivos del Acuerdo de París no depende de un gobierno. En la COP22, celebrada en Marrakech, el presidente francés Hollande aseguró que el Acuerdo de París es un proceso irreversible. Estamos de acuerdo», declaró Manuel Pulgar Vidal, responsable del Programa de Clima y Energía de WWF Internacional.

Trump decreta anteponer la independencia energética en Estados Unidos levantando el veto al carbón frente a combatir el cambio climático

EFE / Europa Press.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un decreto con el que busca la independencia energética del país y crear más empleo, particularmente en la deprimida industria del carbón, a costa de empezar a desmantelar el legado contra el cambio climático de su predecesor en la Casa Blanca, Barack Obama. «Respecto al cambio climático, queremos seguir nuestro curso y hacerlo a nuestra propia manera», señalaron desde la Casa Blanca.

En un breve discurso antes de firmar la orden en la sede de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) en Washington, Trump proclamó el inicio de una «nueva era» para la producción de energía en Estados Unidos y la eliminación de la «intrusión» gubernamental en el sector. Trump declaró, además, que la «guerra al carbón» terminó al prometer la cancelación de regulaciones del Gobierno federal que, a su juicio, están «matando empleos», y anticipar una «nueva revolución energética», centrada en fomentar la producción nacional y reducir la dependencia del extranjero.

«La acción que estoy tomando eliminará la extralimitación del Gobierno federal y permitirá a nuestros trabajadores prosperar, competir y tener éxito en igualdad de condiciones por primera vez desde hace mucho tiempo», enfatizó Trump. Según el mandatario, se trata ante todo de recuperar empleos y «hacer a Estados Unidos rico de nuevo». Para lograrlo, la orden de Trump pide revisar las directrices del Plan de Energía Limpia de Obama, lanzado en 2015 con la meta de que Estados Unidos reduzca para 2030 en un 32% las emisiones de carbono de las centrales eléctricas con respecto a los niveles de 2005.

Con ese plan, pieza fundamental de los esfuerzos de Obama contra el cambio climático y bloqueado provisionalmente por el Tribunal Supremo en febrero de 2016, el expresidente pretendía ir reemplazando las centrales eléctricas de carbón por plantas abastecidas con gas natural y energías limpias como la eólica o la solar. Para el Gobierno de Trump, ese plan de Obama supone una «guerra» contra la industria del carbón y una prohibición de facto a la construcción de nuevas plantas. Otra de las medidas incluidas en el decreto presidencial consiste en levantar la moratoria vigente sobre nuevas concesiones para explotación de carbón en tierras de propiedad federal.

Por otro lado, la orden de Trump elimina el requisito de que las agencias del Gobierno federal consideren el impacto para el cambio climático en su toma de decisiones sobre proyectos relacionados con el medioambiente, así como el reconocimiento de Obama de que frenar el calentamiento global es un asunto de seguridad nacional. En la ceremonia estuvieron presentes trabajadores y mineros de la industria del carbón, una de las más afectadas por las «regulaciones devastadoras», en palabras de Trump, impuestas bajo el mandato de Obama.

Durante la campaña electoral, Trump prometió revivir la industria del carbón y recuperar empleos perdidos en los numerosos mítines que celebró en condados mineros. El sector celebró las medidas de Trump, pero los expertos advierten de que un aumento en la producción de carbón puede no ser sinónimo de nuevos empleos, dada la creciente mecanización. El decreto no menciona el Acuerdo de París sobre el cambio climático que establece en el marco de las Naciones Unidas medidas para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y que entró en vigor a finales de 2016.

También prometió Trump sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París y llegó a decir que la amenaza del cambio climático era un «invento» de China. Pero el Gobierno de Trump todavía no ha decidido si cumplirá los compromisos del Acuerdo de París y varios miembros del gabinete, entre ellos los secretarios de Defensa, James Mattis, y Estado, Rex Tillerson, han dado indicios de que están a favor de que Estados Unidos continúe siendo parte del pacto climático. Trump también se marca como objetivos la liberalización del sector energético y una menor dependencia del petróleo exterior como objetivos a alcanzar durante su mandato. Así, su Plan Energético busca un menor coste para los estadounidenses y la maximización de los recursos.

Para la organización Sierra Club, el principal grupo medioambiental de Estados Unidos, la orden de Trump es el «mayor ataque» a las políticas contra el cambio climático «en la historia» del país. El director ejecutivo de Sierra Club, Michael Brune, denunció que, además, el decreto de Trump «ignora» la realidad de que la economía vinculada a las energías limpias está creciendo en estados tanto demócratas como republicanos, «creando empleos» y protegiendo el aire y el agua. Mientras, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, acusó a Trump de ofrecer un «regalo» a la gran industria petrolera a expensas de la «salud y seguridad» del pueblo estadounidense y de todo el planeta.

Trump autoriza la construcción del polémico oleoducto Keystone XL para transportar petróleo de Canadá a las refinerías de Estados Unidos

EFE.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, autorizó a la empresa canadiense TransCanada a construir el oleoducto Keystone XL, un proyecto que fue rechazado por el expresidente Barack Obama y que durante años ha generado una fuerte polémica en Estados Unidos. El portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, comunicó la decisión de Trump, que permitirá a la compañía canadiense «construir, operar y mantener» instalaciones de gasoductos en el estado de Montana, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá.

Por su parte, el presidente de TransCanada, Russ Girling, considera que la autorización de Trump supone «un hito importante» para la construcción del oleoducto y allana el camino para su puesta en marcha. «Estamos muy agradecidos al Gobierno del presidente Trump por revisar y aprobar esta importante iniciativa; estamos deseando trabajar con ellos para continuar invirtiendo en el fortalecimiento de la estructura energética de América del Norte», añadió Girling. El oleoducto Keystone pretende transportar unos 830.000 barriles diarios de crudo sintético y bituminoso diluido desde la provincia canadiense de Alberta a distintos lugares de Estados Unidos, incluidas refinerías de Texas en el Golfo de México.

Obama prohibió en 2015 la construcción de ese oleoducto tras una larga revisión sobre su impacto medioambiental que concluyó con la recomendación del entonces secretario de Estado, John Kerry, de rechazar el proyecto porque erigirlo podría «socavar» el papel de Estados Unidos como líder global contra el cambio climático. Al llegar al poder, Trump firmó una acción ejecutiva que daba luz verde a la continuación de los oleoductos Keystone y Dakota Access, otro polémico proyecto, siempre que las empresas encargadas de construirlos estuvieran dispuestas a «negociar» una serie de «términos y condiciones». Entonces se comprometió a tomar una decisión sobre Keystone en un plazo de 60 días tras recibir la petición de TransCanada, que la presentó el 26 de enero.

Según detalló el portavoz de la diplomacia estadounidense, el permiso para autorizar el oleoducto fue firmado por el subsecretario de Estado en funciones de Estados Unidos, Thomas Shannon. Esa recomendación debería proceder normalmente del secretario de Estado, pero el ocupante de ese cargo, Rex Tillerson, se ha apartado de las deliberaciones sobre Keystone debido a que hasta enero pasado era jefe de la petrolera ExxonMobil, que tiene inversiones en las arenas bituminosas canadienses de las que se nutriría el oleoducto.

Trump: “Hacia la independencia energética”

Al respecto, Trump aseguró que «es un gran día» para la independencia energética del país y para sus trabajadores. Además, el mandatario se ha ofrecido a llamar a las autoridades locales del estado de Nebraska para agilizar los últimos trámites del proyecto. Trump considera que la autorización concedida a TransCanada abre una «nueva era» en la política energética de Estados Unidos y reducirá su dependencia de petróleo extranjero. Por último, el presidente elogió la «gran tecnología» del «increíble» oleoducto y considera que es «mucho más seguro» llevar petróleo por una tubería que a través de otras formas de transporte, como camiones, una idea con la que difieren los grupos ecologistas.

El proyecto Keystone ha encontrado mucha resistencia de los grupos ecologistas debido al poder contaminante del petróleo procedente de las arenas bituminosas, cuya producción emite un 17% más de gases de efecto invernadero que la extracción convencional de crudo. El Departamento de Estado aseguró que la agencia siguió el mismo proceso que atravesó para hacer la revisión medioambiental que acabó con una recomendación negativa en 2015, pero que esta vez se están «teniendo en cuenta nuevos factores» que no identificó.

Trump relanza la construcción de dos polémicos oleoductos en Estados Unidos

EFE.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio una buena noticia a la industria petrolera y una mala a los ecologistas al posibilitar la construcción de dos grandes proyectos de oleoducto que su predecesor, Barack Obama, había paralizado debido a su posible impacto en el medio ambiente. Con la firma de dos acciones ejecutivas, Trump dio luz verde a la continuación de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access, siempre que las empresas encargadas de construirlos estén dispuestas a «negociar» una serie de «términos y condiciones» con su Gobierno.

«Veremos si podemos construir el oleoducto Keystone. Creará muchos trabajos, 28.000 trabajos. Muy buenos trabajos en el sector de la construcción», declaró Trump en el Despacho Oval. Trump acompañó esas medidas con otro memorando que requiere que el acero necesario para construir esos oleoductos se fabrique en Estados Unidos. Trump prometió revitalizar la industria del acero y de los combustibles fósiles durante su campaña electoral, y con sus medidas pretende «hacer que el país avance hacia la independencia energética y crear empleos para los estadounidenses», según su portavoz, Sean Spicer.

El oleoducto Keystone XL, prohibido por Obama en 2015 tras una larga revisión sobre su impacto medioambiental, seguida finalmente de un veto presidencial tras aprobarlo el Congreso, pretende transportar unos 830.000 barriles diarios de petróleo procedente de las arenas bituminosas de la provincia canadiense de Alberta a diferentes lugares de Estados Unidos, incluidas refinerías de Texas. El Gobierno de Obama también suspendió en diciembre la construcción de Dakota Access, un proyecto de 3.800 millones de dólares que llevaría medio millón de barriles de petróleo diarios desde los yacimientos bituminosos de Dakota del Norte a una infraestructura ya existente en Illinois.

La medida firmada por Trump «invita» a la empresa encargada de Keystone XL, la canadiense Transcanada, a solicitar un permiso para completar la construcción del oleoducto y promete tomar una decisión sobre ello en un plazo de 60 días tras recibir la petición. En el caso de Dakota Access, pide a las autoridades que se «revise y apruebe» las peticiones de la empresa Energy Transfer Partners, que ya ha construido el 90% del recorrido de 1.770 kilómetros del oleoducto y quiere completar el tramo final, que pasa bajo el Lago Oahe, en Dakota del Norte.

Protestas de indígenas y ecologistas

La tribu indígena Standing Rock Sioux lleva meses protestando contra el proyecto en Dakota del Norte con el apoyo de activistas medioambientales y políticos progresistas, al denunciar que el oleoducto echará a perder tierras que consideran sagradas y contaminará el río Misuri, del que depende su modo de vida. A la tribu indígena le queda la opción de volver a los tribunales para tratar de bloquear el proyecto y la esperanza en que alguna acción legislativa pueda entorpecer su construcción.

«Voy a hacer todo lo posible para detener la construcción de estos oleoductos», prometió el senador y ex aspirante presidencial demócrata Bernie Sanders, quien acusó al presidente Trump de «ignorar las voces de millones de personas y poner los intereses de la industria fósil por delante del futuro del planeta«. Grupos ecologistas como Greenpeace y Sierra Club condenaron también la decisión de Trump y prometieron seguir luchando para evitar que se construyan esos dos oleoductos.

Mientras, la industria del petróleo y muchos líderes republicanos aplaudieron las medidas al considerar que «potenciarán la economía y crearán miles de empleos bien pagados», en palabras del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan. «Estos oleoductos fortalecerán el suministro energético de nuestro país y ayudarán a mantener bajos los costes energéticos para las familias estadounidenses», afirmó Ryan. El presidente del Instituto Estadounidense del Petróleo, Jack Gerard, se mostró «complacido» de que Trump haya decidido «reconocer la importancia de la infraestructura energética del país».

Trump mencionó, sin embargo, la necesidad de «negociar» varios términos con las empresas encargadas de los proyectos, algo que, según Spicer, significa «conseguir el mejor acuerdo posible para los contribuyentes estadounidenses», dado que esas compañías «van a recaudar mucho dinero» con los oleoductos. El presidente también firmó una orden que busca «simplificar» la burocracia para aprobar proyectos de manufacturas y otra que acelera el proceso de revisión sobre el impacto ambiental de las nuevas infraestructuras. «No podemos estar en un proceso de evaluación medioambiental durante quince años si un puente se está cayendo», subrayó Trump.

Canadá aplaude decisiones de Trump

Por su parte, el Gobierno de Canadá aplaudió la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de aprobar la construcción del polémico oleoducto Keystone XL que transportará petróleo canadiense hasta refinerías en Estados Unidos. El ministro de Recursos Naturales de Canadá, Jim Carr, afirmó que la construcción del oleoducto «es un buen proyecto tanto para Canadá como para Estados Unidos». Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores, Chrystia Freeland, declaró que es «esencial» que las políticas sobre cambio climático del Gobierno de Canadá se complementen con su obligación de «llevar los recursos naturales al mercado».

Organizaciones ecologistas de los dos países se han opuesto al proyecto de construcción del oleoducto, que conectará los yacimientos de las arenas bituminosas de la provincia de Alberta, que contienen una de las mayores reservas de petróleo del mundo, con refinerías en la costa del Golfo de México, en Estados Unidos. El proyecto fue rechazado por Obama porque supondría el aumento de las emisiones de gases invernadero de Estados Unidos.

La organización Environmental Defence de Canadá solicitó al Gobierno canadiense que reconsidere «la aprobación de 2010 del oleoducto» porque fue hecha «sin ninguna consideración con los compromisos climáticos de Canadá». Según el grupo, la exportación a Estados Unidos de hasta 830.000 barriles de petróleo al día, la capacidad que tendrá Keystone XL, supondrá añadir «22 megatoneladas de emisiones», el equivalente a «6,3 plantas de carbón o más de 4,6 millones de automóviles». Las organizaciones medioambientales también han denunciado que Keystone XL permitirá alcanzar el objetivo de triplicar la producción de los yacimientos de las arenas bituminosas de 1,8 a 5,2 millones de barriles al día.

La industria petrolera de Texas, a la expectativa de las políticas de Donald Trump

EFE.- La industria petrolera de Texas, el mayor productor de crudo de Estados Unidos, está a la expectativa de las políticas prometidas por el presidente electo, Donald Trump, que aseguró en campaña electoral que impulsaría medidas proteccionistas y de desregulación del sector. En este sentido, el profesor del Departamento de Ingeniería de Petróleo y Geosistemas de la Universidad de Texas, Carlos Torres-Verdin, señaló que la industria petrolera seguramente tendrá «más libertad de acción en extracciones y exploraciones en Estados Unidos»  con la llegada de Trump al poder.

«Estas medidas tienen efecto a largo plazo, por lo que está por verse si son decisiones positivas o negativas para el sector y para la sociedad», aclaró Torres. En este sentido, el experto en petrofísica apuntó que desregular la industria petrolera generará más oferta de hidrocarburo en un mercado actualmente saturado, lo que ocasionará fuertes oscilaciones en los precios del petróleo y gas en la búsqueda de equilibrio entre oferta y demanda interna y externa.

Trump prometió en campaña electoral revertir las regulaciones federales que bajo el mandato del presidente estadounidense Barack Obama se han dirigido a las emisiones de combustibles fósiles de la industria. El magnate negó durante meses la realidad del cambio climático y llegó a decir en las redes sociales que se trata de un «engaño de los chinos». Trump también se mostró partidario de «cancelar» los acuerdos sobre medioambiente de la convención de París, suscritos por más de 170 países, y aseguró que «retiraría» todos los fondos de Estados Unidos para la ONU que tengan que ver con el cambio climático.

En este sentido, Christi Craddick, la nueva presidenta de la Comisión de Ferrocarriles de Texas, la agencia estatal que regula la industria de petróleo y gas, celebró la elección de Trump, de quién dijo que espera «cambios positivos«. «Estamos en un momento crucial para el enorme crecimiento de la energía en Estados Unidos», agregó Craddick, que confía en que Trump trate a la industria petrolera «como se merece» y cumpla con las medidas proteccionistas prometidas.

Estados Unidos establecerá 48 corredores de carga de vehículos eléctricos en 35 estados

EFE.- El Gobierno de Estados Unidos anunció que establecerá 48 corredores nacionales para carga de vehículos eléctricos que abarcarán más de 40.000 kilómetros de carretera en 35 estados del país. En este sentido, la Casa Blanca detalló que 28 estados, empresas de servicios públicos y fabricantes de automóviles como BMW o General Motors (GM) pretenden acelerar el despliegue de esos corredores en colaboración con el Departamento de Transporte.

Además, 24 gobiernos estatales y locales se comprometieron a asociarse con el Gobierno federal para aumentar la adquisición de vehículos eléctricos para sus flotas. Como ejemplo, el estado de California planea adquirir en 2017 un mínimo de 150 vehículos eléctricos adicionales para su flota, lo que elevará el total a más de 600. En el caso de las ciudades, la de Atlanta se comprometió a construir 300 estaciones de carga adicionales en el aeropuerto internacional Hartsfield-Jackson hasta finales de 2017.

Según la Casa Blanca, en los últimos ocho años el número de modelos de vehículos eléctricos aumentaron «de uno a más de 20», los costes de las baterías «disminuyeron un 70%» y la cifra de estaciones de carga para ese tipo de automóviles pasó de 500 en 2008 a más de 16.000 en la actualidad. La lucha contra el cambio climático ha sido una de las prioridades del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comprometido con adoptar «medidas responsables para combatir el cambio climático, aumentar el acceso a tecnologías limpias».