Suprimir las subvenciones a los carburantes reduciría un 10% las emisiones de CO2

Además, sería un comportamiento «lógico en un contexto económico en el que los gobiernos se esfuerzan en reducir el déficit presupuestario por la crisis económica y financiera», destacó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Las subvenciones a los combustibles fósiles son «un derroche de recursos presupuestarios limitados», denunció el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, que afirmó que esos subsidios alientan las emisiones de gases de efecto invernadero y están en contradicción con la promoción de energías limpias.

La organización recordó que el G-20 en su cumbre de septiembre de 2009 en Estados Unidos se había marcado como objetivo «eliminar progresivamente y racionalizar a medio plazo las subvenciones ineficaces a los combustibles fósiles que alientan el consumo excesivo».

De acuerdo con las cifras presentadas por la AIE el pasado fin de semana en la reunión de ministros de Finanzas del G-20, esos subsidios representaron 557.000 millones de dólares en los países emergentes y en desarrollo.

Unos de los principales beneficiarios de esos dispositivos son los productores de energías fósiles (petróleo, gas y carbón), que según algunas evaluaciones citadas por la OCDE pueden recibir 100.000 millones de euros al año.

En los 31 países de lo que se conoce como el «Club de los países desarrollados», las ayudas a los agricultores y a los pescadores para la adquisición de combustible para sus actividades respectivas representan en torno a 8.000 millones de dólares y 1.100 millones respectivamente en ventajas fiscales.

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