Rusia, Kazajistán y Turkmenistán firman un acuerdo sobre el Gasoducto del Caspio

Rusia, Kazajistán y Turkmenistán firmaron un acuerdo intergubernamental para construir el Gasoducto del Caspio, que deberá llevar el gas de Asia Central a los mercados mundiales a través del territorio ruso.

La firma del acuerdo tuvo lugar en presencia de los presidentes ruso, Vladímir Putin, y kazajo, Nursultan Nazarbáyev, y después de que éstos conversaran por teléfono con su colega turkmeno, Gurbangulí Berdimujammédov, para ultimar algunos detalles.

«El gasoducto permitirá garantizar a largo plazo cuantiosos suministros de gas a nuestros socios extranjeros, y supondrá una gran aportación de nuestros países a la seguridad energética en Eurasia y a escala global», afirmó Putin, según la agencia Interfax.

El ministro ruso de Industria y Energía, Víctor Jristenko, dijo a la prensa que el gasoducto será tendido hasta finales de 2010 y aumentará en al menos 20.000 millones de metros cúbicos de gas la capacidad actual de transporte de carburante turkmeno a Rusia.

Rusia se hizo el pasado 12 de mayo con la llave del gas de Asia Central al acordar con Kazajistán y Turkmenistán el tendido del Gasoducto del Caspio, que deja en entredicho las esperanzas de la Unión Europea de acceso directo a los hidrocarburos de esa región. A Rusia, mayor productor y exportador mundial de gas, le es más rentable comprar gas natural en Asia Central que extraerlo de sus yacimientos de Siberia, lo que requiere grandes inversiones.

El gasoducto, de 510 kilómetros de longitud y una capacidad inicial de bombeo de 12.000 millones de metros cúbicos de gas, que aumentaría hasta los 30.000 millones para 2017, bordearía el Mar Caspio y enlazaría en la frontera kazajo-rusa con el conducto existente, Asia Central-Centro.

El Asia Central-Centro, que une desde 1967 los yacimientos uzbekos, turcomanos y kazajos y exporta el carburante a Rusia y Ucrania, no tiene capacidad suficiente para afrontar la creciente demanda, por lo que también será modernizado y ampliado. En julio pasado Putin se mostró interesado en que este gasoducto incluya también una ramificación uzbeka, asunto que volvió a tratar por teléfono con el presidente de Uzbekistán, Islam Karímov.

La Unión Europea y Estados Unidos, por su parte, son partidarios de un gasoducto que cruzaría el Mar Caspio eludiendo Rusia y enlazando los yacimientos de gas centroasiáticos con Azerbaiyán y el ya existente conducto Bakú-Tiflis-Erzerum (Turquía), ambicioso proyecto que es conocido como Transcaspio.

De ello también depende en gran medida la viabilidad del proyecto Nabucco (Turquía-Bulgaria-Rumanía-Hungría-Austria), de 3.300 kilómetros y un coste de 4.600 millones de dólares, con el que compite Rusia con su proyecto Corriente Azul (Blue Stream) a través del Mar Negro también hasta Turquía.

Turkmenistán señala que tiene suficientes reservas para participar en ambos proyectos, tal y como lo reafirmó su presidente en octubre pasado al Alto Representante para la Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, Javier Solana.

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