Principio y fin

El Golpe de Estado del Gobierno al ministro de Industria, José Manuel Soria, es la noticia más relevante del final de año en lo energético. La encerrona del Ejecutivo (sin Rajoy, por cierto) a la chapuza de Soria en las tarifas que tuvo lugar en la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos y el sucesivo nombramiento directo desde la Oficina Económica de la Moncloa de Alberto Nadal, como secretario de Estado de Energía, confirman la irrelevancia del ministro de Industria José Manuel Soria y el fracaso de su estrategia de estar en todo y, a la vez, de no estar en nada y la dejación de un año completo en lo que se refiere al déficit tarifario, engordando el problema del suministro eléctrico en su visión política de abordamiento de la cuestión.

Por su parte, el recién nombrado Alberto Nadal Belda, hermano de Álvaro Nadal Belda tendrá que convencer que puede superar las ideas gregarias del clan monclovita y los apriorismos con respecto a los sectores energéticos y la sugerencia al sector de “debéis pasar más por Génova que por Moncloa”. Sobre todo a la hora de resolver el problema energético gestionando de forma solvente, con visión económica, gestora y de mercado. Las ideas de su teórico “responsable” ministerial, en este año, no han hecho sino empeorar las cosas y remiten al franquismo, en cuanto a que la postergación del problema energético en nuestro país, y el hecho de no abordarlo desde una perspectiva de mercado, fue generando un problema cada vez más grande.

Por su parte, José Manuel Soria, despide el año con una entrevista en ABC tratando toda la actualidad política, económica y cogiendo todos los temas que se le pusieron por delante ejerciendo de portavoz. Parece Rajoy. O Luis de Guindos. Como le gusta a él, eso. Qué contentos se pondrán en Canarias al ver lo ‘leído’ que es y lo bien que encuentra oportunidades en la actualidad política para lucirse.

Y, claro, también abordó en la entrevista la cuestión energética, sin atisbo alguno de autocrítica, ni de bochorno, dando la razón a los que le han cesado de ese negociado. No se iba abstener de opinar, que es lo suyo. Y eso que estaba recién despojado de las funciones energéticas horas antes o, incluso, para seguir extendiendo su influjo sobre este área. Dijo en la entrevista que no “intervendría en los precios del mercado” (porque para eso ya intervendría en los peajes o en la tarifa, o en el volumen de déficit o en todo a la vez).

En dicha entrevista dijo que en el mercado de generación no hay competencia “de facto”, bordeando la calumnia demagógicamente construida en los medios por los retroprogresivos con su colaboración (con los precios más baratos de Europa, a 50 euros el MWh), y volviendo a eludir el problema de las renovables y los costes regulados, que debe ser abordado con rigor y la consciencia de su relevancia. Después poniéndose digno, con Bolivia y Evo Morales y la expropiación de final de año, cuando parece que por la dimensión de lo expropiado y por la propia actitud boliviana el problema es menor que en el caso de Argentina con Repsol, donde acabó bailando el rigodón. Fuerte con los débiles y débil con los fuertes.

Y, finalmente, para acabar el año, el Gobierno, que fracasa con el déficit tarifario de 2012, se ve abocado a modificar la ley eliminando los topes del déficit para 2012, vía el Real Decreto Ley de la protección a las empleadas de hogar. Modelo regulación energética española: incumplir la ley para luego legalizar la ilegalidad cometida. La verdad es que los abogados del Estado del Ministerio de Industria tienen una forma peculiar de hacer no cumplir la ley o de no hacer cumplir la ley.

Y con poco pudor, porque las carcajadas en el BOE y en el Ministerio de Empleo todavía se oyen al ver comportamientos tan menesterosos. En el caso de los analistas internacionales, se vuelven a reafirmar con todos estos hechos y con esta entrevista-estrambote en que ya saben cómo se las gasta el Gobierno español en lo energético por insistir en estropear el problema por la vía de estar desquiciados. Y, completando el cuadro, empieza el año con el esperpento de no tener tarifas de acceso.

Marti Scharfhausen, por su parte, aparece a principios de año, sin pudor y apuntalando con sus declaraciones el solipsismo de su etapa. Para afirmar que sí había diálogo, aparece recontando los asistentes a reuniones, eventos sociales, cócteles y conferencias y el registro de entrada del Ministerio para buscar legitimidad al ostracismo real en que se movió el año que vence en lo energético y encontrar coartada de la chapuza realizada con el déficit tarifario y el ‘impuestazo’ a la generación y su ensañamiento con las tecnologías más eficientes.

Addenda. Al parecer, el ministro “se enteró” a finales de noviembre de que el déficit tarifario previsto para 2012 no se cumpliría. Justo después de proferir un juramento en los medios de comunicación de que el déficit sí que se cumpliría e hizo el ridículo más espantoso. Osadía, frivolidad, oportunismo y audacia no les faltan, eso es verdad.

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