Permanezcan atentos a las pantallas

El anuncio de que el nuevo sistema de facturación se aplaza al menos dos meses era algo más que previsible y, probablemente, es el resultado lógico derivado de la improvisación con la que fue concebido. Ya decíamos la semana pasada que este compás de espera desde la presentación del mismo y el vapuleo evidente por parte de todos los agentes, empresas, distribuidoras, asociaciones, consumidores y mercados no podía acabar bien. Era palmario que algo tenía que suceder, pues el camino de poner en vigor un nuevo sistema de tal relevancia en este período, era inviable.

De hecho, el Gobierno, una vez conocido el informe de la CNMC, prometió enmendar las críticas que había recibido del superregulador y, lo cierto, es que el tiempo se le echaba encima para hacer un ajuste del ajuste a lo propuesto, antes de la revisión trimestral por el sistema que fuera. A eso, acompaña que, por condiciones meteorológicas y de oferta y demanda, el precio en el mercado ha sido muy bajo en estos dos meses, salvo repuntes ocasionales (lo que es cierto es que el mercado eléctrico español funciona y lo hace de forma muy eficiente) y, por eso, el mecanismo de intervención de precios dictaminado por Industria deja, por el momento, margen (el Precio Voluntario para el pequeño consumidor de 48,41 euros/MWh fijado por resolución de 31 de enero) si se tiene una visión cortoplacista.

Volviendo al sistema que se propone: posiblemente, contiene una definición matemática que cumple con todos los presupuestos del ‘álgebra de Boole». El cruce de los precios finales en el mercado con el consumo de cada hora por cada cliente (si se dispone de contador inteligente y si no con una estructura de consumo definida por REE), formando lo que en lenguaje matemático son las matrices («n» filas por «n» columnas). Su resultado será el componente de energía de la factura.

El objetivo fundamental del mismo era hacer desaparecer los mecanismos de cobertura de riesgos existentes en cualquier mercado al utilizar un ajuste perfecto y abaratar ese componente cuando eso se produzca y veremos qué puede ocurrir si todo evoluciona y se combina con la evolución de los costes de acceso crecientes. Sólo quedaría, para aquellos que se acogieran a las ofertas anuales, el hecho de que, a cambio de una estabilidad y predicibilidad de precios a medio plazo, pagarían un sobrecoste.

El sistema propuesto por el Ministerio de Industria ha concitado fuertes reacciones que van más allá de lo económico. La primera es el hecho de que en lugar de fijar un modelo competitivo y liberalizado de precios comprensible y conocido por los usuarios y clientes, se propone un sistema que incorpora fuertes dosis de variabilidad, incertidumbre y confusión por profusión.

La segunda es que los consumidores conocerán el precio una vez consumido, es decir, ex post. No podrán tomar decisiones sobre el mismo de antemano sobre consumo y eficiencia.

La tercera es la propia complejidad para los consumidores de su comprobación y verificación, lo que nos traerá en el futuro seguras polémicas. Las comparaciones con la propuesta de sistema de facturación del exministro Sebastián estaban servidas y han pasado a ser un juego de niños.

La cuarta es la variabilidad que tendrán en su factura en función de la distribución horaria de su consumo (lo que puede ser una sorpresa desagradable) existiendo traslados de cargas imprevisibles entre consumidores respecto a la situación actual.

La quinta es la dificultad de aplicación del sistema, la modificación de los sistemas de facturación y la extensión de los sistemas de telemedida y telegestión (contadores inteligentes), cuyas previsiones para final de 2014 no alcanzan al 35% del parque actual. De hecho, a nivel operativo, las empresas cifraban en un año el plazo para la adaptación de sus sistemas de facturación.

Todo ello deriva en un escenario muy turbulento, de gran incertidumbre, que incluso ha sido calificado de terrorífico. En todo caso, si el ajuste del nuevo sistema es ampliar el plazo de su puesta en operación en dos meses, es claramente insuficiente y todo indica que el espectáculo alrededor de esta cuestión seguirá abierto. Permanezcan atentos a las pantallas.

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