Paisaje para después de una batalla

El final de la batalla de Endesa parece haber dejado un paisaje final que, combinado con el momento del año en que se produce, deja abiertas muchas posibilidades, reflexiones y análisis estratégicos. Hoy, seguramente, los equipos jurídicos de las compañías implicadas estarán cerrando los acuerdos, elaborando documentos sin descanso, y otros previsiblemente habrán pedido cajas para preparar los enseres que tienen que llevarse del despacho frente a aquellos que habrán comenzado a hacer llamadas (o ha recibirlas) para colocarse en primera línea de la segunda batalla, la de la ocupación y la administración del día después.

Desde el punto de vista de las instituciones y órganos reguladores, los daños han sido cuantiosos y abundantes, tanto en lo personal como en el prestigio de sus rectores y protagonistas, cuestionándose seriamente la independencia del poder ejecutivo. Nadie se plantea que el comportamiento de estos organismos hubiera podido ser de esta forma en otros países y urge tomarse en serio esta cuestión, porque se trasladará fuera de nuestras fronteras, afectando a la confianza en nuestro país. Nadie sopesa que la SEC americana hubiera sido sometida a tales presiones. El mayor problema no es que se hayan comportado así (que ya de por sí es un problema), sino que el único que ha tenido una posición razonable desde el punto de vista regulatorio y jurídico esté hoy fuera: Conthe, por intentar mantenerlo frente a los elementos.

El mayor problema de esta situación es que nos parezca normal que los órganos reguladores sean prolongaciones de los brazos políticos y ejecutivos de la Administración de turno. Que no nos cause extañeza cómo se traslada el conflicto político y devora las instituciones que deben garantizar el funcionamiento de los mercados. Y este ‘boomerang’ es para todos. Que las empresas no los perciban como garantes de las reglas del juego (y por tanto que se les pueda influir), es un problema a corto o medio plazo para las propias empresas y para las reglas del juego. Que la Administración no vea en ellos un contrapeso necesario es un problema para la Administración, y que desde el seno de estos órganos no se plantee un objetivo en sí mismo de independencia, para garantizar un futuro apacible, es un problema para los propios órganos.

Desde el punto de vista político y de la Administración (lástima que en los tiempos que vivimos sean equivalentes), es evidente que algunos protagonistas deben mejorar las artes del disimulo, aunque no de intuición y, por otra parte, que los costes políticos de la OPA y de sus resultados no van a ser masivos, ni generalizados. Razonablemente lejana de las elecciones y con todos los protagonistas vivos, incluida E.ON, conformes aunque sea por necesidad, la batalla política que resta de esta operación se presume de baja intensidad. De todas formas, aunque la legislatura casi ha terminado de facto, habría que repensarse las dimensiones de lo que ha pasado y las actuaciones de quienes han estado al frente, aunque sea para tomar nota.

Desde el punto de vista informativo, nuevos temas tras estas vacaciones vendrán a sustituir a la actualidad que ha llenado las páginas de los periódicos, los minutos en la radio y televisión y las direcciones IP de internet. Nuevas operaciones corporativas que a nadie se le escapan se estaban larvando o se han activado, se pondrán en primera plana. No hay que ver nada más que la evolución de la bolsa del día de ayer.

Desde el punto de vista empresarial, podemos ver como la estrategia financiera ha sido clave para que triunfase la solución final y también se ha podido apreciar como en muy pocos momentos, los jugadores habian previsto el siguiente paso de su competidor. Pizarro, el más resistente de todo el proceso, ha sido finalmente el gran perdedor del acuerdo del Retiro.

Pero como la energía tiene muchos más protagonistas y muchos más temas abiertos que los corporativos -mercados, tecnologías, lo jurídico, los consumidores, la regulación, las empresas, la eficiencia energética…-, este momento es un compás de espera; un momento de recuento de bajas y de efectivos, tras esta larga y cruenta operación, que ha terminado tan abruptamente y, probablemente, con tantos daños colaterales. El lunes, más. De momento, las primeras señales están en la bolsa.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *