Moscú pone en jaque a Europa con una nueva «guerra del gas»

A tres días del Año Nuevo, Rusia ha vuelto a poner en jaque a la Unión Europa (UE) con una nueva «guerra del gas«, esta vez contra Bielorrusia, por cuyo territorio pasa la quinta parte del combustible que consumen los países comunitarios.

La Comisión Europea, Polonia, Lituania, Eslovaquia y hasta el enclave báltico ruso de Kaliningrado han expresado ya su temor de convertirse en rehenes del conflicto entre Moscú y Minsk por las tarifas del gas para 2007.

El presidente del monopolio ruso Gazprom, Alexéi Miler, anunció que su consorcio cortará el grifo a Bielorrusia el 1 de enero de 2007 a las 10.00 horas de Moscú (07.00 GMT) si Minsk no acepta las condiciones de Rusia. «Gazprom no es Santa Claus para hacer regalos a Bielorrusia«, declaró su portavoz, Serguéi Kupriyánov, quien indicó que la empresa ya avisó sobre la crisis y sus posibles consecuencias a sus socios en Lituania, Polonia y Alemania.

El Gobierno del autoritario presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, respondió que sin el correspondiente contrato desde esa fecha también será «ilegal» el transito del gas ruso por su país hacia Europa.

Gazprom replicó que el tramo bielorruso del gasoducto Yamal-Europa, por el que pasa el gas, es propiedad suya, y confirmó su intención de cumplir todos los compromisos asumidos con clientes europeos. Pero el vicepresidente del consorcio, Alexandr Medvédev, admitió que Gazprom sería incapaz de compensar las perdidas de gas si Minsk, como teme Moscú, procede a «robar» carburante de la red. «Espero que esa situación se resuelva antes de finalizar el año, en el peor caso en los primeros días de 2007, de lo contrario sería un suicidio para la economía bielorrusa», señaló.

La falta de acuerdo amenaza con afectar los envíos de gas ruso por Bielorrusia hacia la UE, en una repetición de la «guerra del gas» ruso-ucraniana de principios de este año, que alteró por cuatro días los suministros a los estados comunitarios.

A Rusia le corresponde una cuarta parte del gas consumido en la UE, que el monopolio ruso Gazprom suministra a través de los territorios de Ucrania (casi el 80 por ciento) y de Bielorrusia (algo más del 20 por ciento). La crisis con Ucrania la desató Gazprom al cortarle el primer día del año los suministros de gas por no aceptar sus nuevos «precios de mercado», que quintuplican los anteriores, con lo que puso en duda la fiabilidad de Rusia como suministrador de energía.

El cierre del grifo a Ucrania, cuya «Revolución Naranja» fue recibida por el Kremlin como un desafío a Rusia animado por Occidente, ha provocado una reacción en cadena por toda Europa, donde las importaciones de gas ruso cayeron en un tercio.

El conflicto con Bielorrusia se debe a que este país, que formalmente integra con Rusia una alianza interestatal, se resiste a compensar los precios subvencionados del gas ruso con acciones de su consorcio de transporte Beltransgaz. Desde 2002, Bielorrusia recibe el gas natural ruso a una tarifa preferencial de 46,68 dólares por mil metros cúbicos, y ayer rechazó el precio de 110 dólares ofertado por Gazprom para el próximo año. Esa tarifa es bastante inferior a la que Gazprom fijó a otras repúblicas ex soviéticas para el próximo año, como, por ejemplo, a Moldavia (170 dólares) o a Georgia (235 dólares).

De ese precio, Gazprom quiere recibir en metálico 80 dólares y los otros 30 cobrarlos en acciones de Beltransgaz, hasta obtener el 50 por ciento en esa empresa, que incluso aceptó en tasar en 5.000 millones de dólares, como calcula Minsk, aunque considera que sólo cuesta 3.300 millones. En tanto, Minsk sólo está dispuesto a desembolsar 75 dólares por mil metros cúbicos de gas, y exige que Gazprom le pague aparte 2.500 millones de dólares en metálico por el 50 por ciento de Betransgaz. En 2006, Gazprom suministró a Europa a través de Bielorrusia 44.000 millones de metros cúbicos de gas, más otros 20.000 millones al propio país vecino, y en 2007 pretende repetir esas cifras si logra zanjar la crisis con Minsk.

El comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs, pidió hoy «una solución urgente» al conflicto entre Moscú y Minsk, a fin de evitar que afecte las exportaciones a la UE, y su preocupación ya la compartieron, entre otros, Lituania, Polonia y Eslovaquia.

Entre tanto, Gazprom amenazó con imponer a Bielorrusia un arancel de exportación, que ahora no cobra, del 30 por ciento del coste del contrato, lo que elevaría el precio final hasta los 260 dólare. En respuesta, Minsk amenaza con subir al menos el doble la tarifa de tránsito del gas ruso, y ambas partes se acusaron mutuamente del posible corte de los suministros a Europa.

En medio de este duelo verbal, Ucrania, que ya arreglo sus problemas con Moscú, expresó su disposición de aumentar el tránsito del gas ruso por su territorio en caso de crisis, para «garantizar el funcionamiento estable de los países vecinos de la UE«.

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