La Termosolar, imprescindible en el futuro mix de generación

Aunque parece que las aguas están más calmadas, no quiero dejar pasar esta oportunidad para clarificar algunos puntos sobre los que se trata de confundir interesadamente a la opinión pública.

1. El Régimen Especial no son sólo las renovables. El Gas Natural, también recibe sustanciosos apoyos (más de 1.000 millones de euros) para las plantas de cogeneración, así como las plantas de RSU. Sin embargo no hemos tenido conocimiento de que se les quieran aplicar recortes.

2. Las renovables han contribuido de manera muy significativa a la bajada de los precios del ‘pool’ en los tres últimos años, desde niveles de 6,5 c€/kWh a los 2,5 c€/kWh de finales de 2009. Por ello y aunque parezca paradójico, siendo verdad que han recibido primas, las renovables han reducido el coste de la electricidad. Por ello, no se les puede achacar la responsabilidad mayoritaria sobre el déficit tarifario.

3. Si esa bajada de los precios del ‘pool’ no repercute en las facturas de las comercializadoras de electricidad a las industrias, especialmente a las pequeñas y medianas, habrá que preguntarse de quién es esa responsabilidad.

4. El déficit tarifario no es déficit público. Las renovables, con la disminución de importaciones de combustibles, la generación de empleo, la reducción de costes de CO2, y su balanza fiscal positiva, contribuyen a incrementar el PIB y a reducir el déficit público, en unos momentos en los que el país necesita este tipo de contribuciones de alto valor añadido para su crecimiento.

Por ello, las renovables, además de una obligación por los acuerdos internacionales de reducción de emisiones y una necesidad para reducir la elevada dependencia del petróleo y del gas natural importados, son un buen negocio para el país en su conjunto y el Gobierno lo sabe.

El cambio de modelo de generación, con una contribución cada vez mayor de las energías renovables, no está ya en cuestión y así lo manifiesta la, antaño tan fosilizada y nuclearizada, Agencia Internacional de la Energía (AIE), que ha publicado recientemente la «hoja de ruta» para la termosolar en todo el mundo, mostrándonos la oportunidad histórica que tiene nuestro país para aprovechar nuestra actual posición de liderazgo en esta tecnología.

El verdadero debate sobre el mix de generación debería plantearse en estos términos:

¿Prefiere la sociedad española seguir dependiendo en un 90% de las importaciones fósiles, con todos los impactos negativos que esta vulnerabilidad energética ha causado y causará a nuestra economía o prefiere avanzar lo más rápidamente posible a un escenario de mayor autosuficiencia?

¿Prefiere que su dinero vaya a parar a los países productores de petróleo y de gas natural o prefiere que con sus pagos se genere empleo en nuestro país y capacidad de exportación tecnológica?

¿Prefiere seguir consumiendo combustibles fósiles y poner en peligro la sostenibilidad ambiental o prefiere contribuir a mitigar los efectos del cambio climático?

Creemos que ante estas disyuntivas, la sociedad, con una información completa y veraz, apostaría por continuar los apoyos a las energías renovables y entendería los ajustes de tarifa que pudiesen resultar necesarios. Un Gobierno con visión de futuro, sin duda, debería apostar sin complejos por esta vía y en ese cambio de modelo.

El uso de la tecnología termosolar es imprescindible por la estabilidad que proporcionan a la red las centrales solares termoeléctricas y por su gestionabilidad basada en su capacidad de almacenamiento e hibridación.

Bajo el punto de vista del incremento de penetración de las energías renovables en nuestro país, hay que reconocer que la política de apoyo ha resultado globalmente exitosa, aunque con algunos desequilibrios y descontrol que hubieran debido saberse evitar en su momento.

El modelo de primas a la generación renovable, con cupos anuales y reducción progresiva de la cuantía de las mismas hasta alcanzar la competitividad de cada una de las tecnologías, parece el más adecuado y por él abogamos desde Protermosolar, con propuestas concretas al Ministerio en 2008 que hubiesen proporcionado una mejor solución que la derivada del RDL 6/2009.

El potencial para el uso de las tecnologías solares termoeléctricas en nuestro país es el más elevado de todas las tecnologías renovables y, en el resto del mundo, donde se reconoce el liderazgo de la tecnología española, las oportunidades son de gran alcance. En estos momentos se están definiendo ambiciosos planes de implantación en muchas regiones (USA, Oriente Medio y Norte de Africa, Australia, China, India, …) y nuestras empresas podrían tener un campo abonado para su expansión siempre que sigamos manteniendo ese liderazgo con referencias de nuevas plantas innovadoras en nuestro propio país.

Asimismo, y dentro de nuestras fronteras, la termosolar representa esa oportunidad para que regiones históricamente marginadas en inversiones industriales puedan generar mayor riqueza y evolucionen hacia la convergencia económica con otras regiones de España.

Para la construcción de cada central termosolar de 50 MW hacen falta el equivalente a 5.000 empleos directos de un año de duración, contabilizando todas sus fases (promoción, ingeniería, fabricación de componentes y construcción) de los que el 80% es valor añadido desde España. Posteriormente, para su operación, se requieren 50 puestos de trabajo permanentes.

La inversión realizada por las empresas para la puesta en funcionamiento de centrales termosolares en nuestro país asciende ya a cerca de 2.500 millones de euros y rondará los 15.000 millones de euros acumulados en 2013, cuando se hayan conectado a la red los 2.400 MW a los que se ha preasignado el sistema retributivo actual. Para esa fecha operarían en España un total de 60 plantas termosolares de diferentes tecnologías y tamaños. El potencial de reducción de costes en esta tecnología es muy elevado, lo que le permitirá ser competitiva en 2020 si se mantienen los apoyos y su ritmo de implantación.

Las inversiones en las centrales termosolares se están haciendo con tasas de retorno de los capitales muy ajustadas y cualquier cambio en las condiciones retributivas sobre las legalmente establecidas cuando se acometieron las inversiones, serían imposibles de ser asumidas por las empresas. Estas inversiones han sido financiadas por bancos y cajas españoles así como por el BEI y bancos y fondos de inversión extranjeros, ante los que importa mucho mantener la imagen de confianza sobre cualquier actividad regulada en nuestro país. Por ello nos felicitamos del acuerdo alcanzado con el Ministerio de Industria, en el que nuestro sector ha hecho un importante esfuerzo para contribuir a mitigar el déficit tarifario en el horizonte 2013 a cambio de esa necesaria estabilidad en la retribución a las plantas y sin aplicación de medidas retroactivas.

Aunque las políticas de apoyo a las renovables, que para la termosolar empezaron bastante más tarde que para las otras tecnologías -en 2009 recibieron tan sólo 22 millones de euros en primas- han dado sus frutos, nos preocupa, sin embargo, la pequeña cuota de potencia que se le asigna para 2020 en el borrador del Plan de Acción Nacional en Energías Renovables que el Gobierno ha presentado a Bruselas estos días para mostrar la senda del cumplimiento de los objetivos establecidos. Un mix de generación renovable debe guardar un mayor equilibrio entre las tecnologías gestionables y las no gestionables. Por ello esperamos que las estimaciones iniciales sean modificadas y se dote de mayor peso relativo en el horizonte 2020 a la solar termoeléctrica, por todas sus ventajas técnicas y macroeconómicas.

Como dijimos, las renovables -y en particular la termosolar- son, sin duda, una magnífica inversión para España.

La Termosolar, imprescindible en el futuro mix de generación

Aunque parece que las aguas están más calmadas, no quiero dejar pasar esta oportunidad para clarificar algunos puntos sobre los que se trata de confundir interesadamente a la opinión pública.

1. El Régimen Especial no son sólo las renovables. El Gas Natural, también recibe sustanciosos apoyos (más de 1.000 millones de euros) para las plantas de cogeneración, así como las plantas de RSU. Sin embargo no hemos tenido conocimiento de que se les quieran aplicar recortes.

2. Las renovables han contribuido de manera muy significativa a la bajada de los precios del ‘pool’ en los tres últimos años, desde niveles de 6,5 c€/kWh a los 2,5 c€/kWh de finales de 2009. Por ello y aunque parezca paradójico, siendo verdad que han recibido primas, las renovables han reducido el coste de la electricidad. Por ello, no se les puede achacar la responsabilidad mayoritaria sobre el déficit tarifario.

3. Si esa bajada de los precios del ‘pool’ no repercute en las facturas de las comercializadoras de electricidad a las industrias, especialmente a las pequeñas y medianas, habrá que preguntarse de quién es esa responsabilidad.

4. El déficit tarifario no es déficit público. Las renovables, con la disminución de importaciones de combustibles, la generación de empleo, la reducción de costes de CO2, y su balanza fiscal positiva, contribuyen a incrementar el PIB y a reducir el déficit público, en unos momentos en los que el país necesita este tipo de contribuciones de alto valor añadido para su crecimiento.

Por ello, las renovables, además de una obligación por los acuerdos internacionales de reducción de emisiones y una necesidad para reducir la elevada dependencia del petróleo y del gas natural importados, son un buen negocio para el país en su conjunto y el Gobierno lo sabe.

El cambio de modelo de generación, con una contribución cada vez mayor de las energías renovables, no está ya en cuestión y así lo manifiesta la, antaño tan fosilizada y nuclearizada, Agencia Internacional de la Energía (AIE), que ha publicado recientemente la «hoja de ruta» para la termosolar en todo el mundo, mostrándonos la oportunidad histórica que tiene nuestro país para aprovechar nuestra actual posición de liderazgo en esta tecnología.

El verdadero debate sobre el mix de generación debería plantearse en estos términos:

¿Prefiere la sociedad española seguir dependiendo en un 90% de las importaciones fósiles, con todos los impactos negativos que esta vulnerabilidad energética ha causado y causará a nuestra economía o prefiere avanzar lo más rápidamente posible a un escenario de mayor autosuficiencia?

¿Prefiere que su dinero vaya a parar a los países productores de petróleo y de gas natural o prefiere que con sus pagos se genere empleo en nuestro país y capacidad de exportación tecnológica?

¿Prefiere seguir consumiendo combustibles fósiles y poner en peligro la sostenibilidad ambiental o prefiere contribuir a mitigar los efectos del cambio climático?

Creemos que ante estas disyuntivas, la sociedad, con una información completa y veraz, apostaría por continuar los apoyos a las energías renovables y entendería los ajustes de tarifa que pudiesen resultar necesarios. Un Gobierno con visión de futuro, sin duda, debería apostar sin complejos por esta vía y en ese cambio de modelo.

El uso de la tecnología termosolar es imprescindible por la estabilidad que proporcionan a la red las centrales solares termoeléctricas y por su gestionabilidad basada en su capacidad de almacenamiento e hibridación.

Bajo el punto de vista del incremento de penetración de las energías renovables en nuestro país, hay que reconocer que la política de apoyo ha resultado globalmente exitosa, aunque con algunos desequilibrios y descontrol que hubieran debido saberse evitar en su momento.

El modelo de primas a la generación renovable, con cupos anuales y reducción progresiva de la cuantía de las mismas hasta alcanzar la competitividad de cada una de las tecnologías, parece el más adecuado y por él abogamos desde Protermosolar, con propuestas concretas al Ministerio en 2008 que hubiesen proporcionado una mejor solución que la derivada del RDL 6/2009.

El potencial para el uso de las tecnologías solares termoeléctricas en nuestro país es el más elevado de todas las tecnologías renovables y, en el resto del mundo, donde se reconoce el liderazgo de la tecnología española, las oportunidades son de gran alcance. En estos momentos se están definiendo ambiciosos planes de implantación en muchas regiones (USA, Oriente Medio y Norte de Africa, Australia, China, India, …) y nuestras empresas podrían tener un campo abonado para su expansión siempre que sigamos manteniendo ese liderazgo con referencias de nuevas plantas innovadoras en nuestro propio país.

Asimismo, y dentro de nuestras fronteras, la termosolar representa esa oportunidad para que regiones históricamente marginadas en inversiones industriales puedan generar mayor riqueza y evolucionen hacia la convergencia económica con otras regiones de España.

Para la construcción de cada central termosolar de 50 MW hacen falta el equivalente a 5.000 empleos directos de un año de duración, contabilizando todas sus fases (promoción, ingeniería, fabricación de componentes y construcción) de los que el 80% es valor añadido desde España. Posteriormente, para su operación, se requieren 50 puestos de trabajo permanentes.

La inversión realizada por las empresas para la puesta en funcionamiento de centrales termosolares en nuestro país asciende ya a cerca de 2.500 millones de euros y rondará los 15.000 millones de euros acumulados en 2013, cuando se hayan conectado a la red los 2.400 MW a los que se ha preasignado el sistema retributivo actual. Para esa fecha operarían en España un total de 60 plantas termosolares de diferentes tecnologías y tamaños. El potencial de reducción de costes en esta tecnología es muy elevado, lo que le permitirá ser competitiva en 2020 si se mantienen los apoyos y su ritmo de implantación.

Las inversiones en las centrales termosolares se están haciendo con tasas de retorno de los capitales muy ajustadas y cualquier cambio en las condiciones retributivas sobre las legalmente establecidas cuando se acometieron las inversiones, serían imposibles de ser asumidas por las empresas. Estas inversiones han sido financiadas por bancos y cajas españoles así como por el BEI y bancos y fondos de inversión extranjeros, ante los que importa mucho mantener la imagen de confianza sobre cualquier actividad regulada en nuestro país. Por ello nos felicitamos del acuerdo alcanzado con el Ministerio de Industria, en el que nuestro sector ha hecho un importante esfuerzo para contribuir a mitigar el déficit tarifario en el horizonte 2013 a cambio de esa necesaria estabilidad en la retribución a las plantas y sin aplicación de medidas retroactivas.

Aunque las políticas de apoyo a las renovables, que para la termosolar empezaron bastante más tarde que para las otras tecnologías -en 2009 recibieron tan sólo 22 millones de euros en primas- han dado sus frutos, nos preocupa, sin embargo, la pequeña cuota de potencia que se le asigna para 2020 en el borrador del Plan de Acción Nacional en Energías Renovables que el Gobierno ha presentado a Bruselas estos días para mostrar la senda del cumplimiento de los objetivos establecidos. Un mix de generación renovable debe guardar un mayor equilibrio entre las tecnologías gestionables y las no gestionables. Por ello esperamos que las estimaciones iniciales sean modificadas y se dote de mayor peso relativo en el horizonte 2020 a la solar termoeléctrica, por todas sus ventajas técnicas y macroeconómicas.

Como dijimos, las renovables -y en particular la termosolar- son, sin duda, una magnífica inversión para España.

La Termosolar, imprescindible en el futuro mix de generación

Aunque parece que las aguas están más calmadas, no quiero dejar pasar esta oportunidad para clarificar algunos puntos sobre los que se trata de confundir interesadamente a la opinión pública.

1. El Régimen Especial no son sólo las renovables. El Gas Natural, también recibe sustanciosos apoyos (más de 1.000 millones de euros) para las plantas de cogeneración, así como las plantas de RSU. Sin embargo no hemos tenido conocimiento de que se les quieran aplicar recortes.

2. Las renovables han contribuido de manera muy significativa a la bajada de los precios del ‘pool’ en los tres últimos años, desde niveles de 6,5 c€/kWh a los 2,5 c€/kWh de finales de 2009. Por ello y aunque parezca paradójico, siendo verdad que han recibido primas, las renovables han reducido el coste de la electricidad. Por ello, no se les puede achacar la responsabilidad mayoritaria sobre el déficit tarifario.

3. Si esa bajada de los precios del ‘pool’ no repercute en las facturas de las comercializadoras de electricidad a las industrias, especialmente a las pequeñas y medianas, habrá que preguntarse de quién es esa responsabilidad.

4. El déficit tarifario no es déficit público. Las renovables, con la disminución de importaciones de combustibles, la generación de empleo, la reducción de costes de CO2, y su balanza fiscal positiva, contribuyen a incrementar el PIB y a reducir el déficit público, en unos momentos en los que el país necesita este tipo de contribuciones de alto valor añadido para su crecimiento.

Por ello, las renovables, además de una obligación por los acuerdos internacionales de reducción de emisiones y una necesidad para reducir la elevada dependencia del petróleo y del gas natural importados, son un buen negocio para el país en su conjunto y el Gobierno lo sabe.

El cambio de modelo de generación, con una contribución cada vez mayor de las energías renovables, no está ya en cuestión y así lo manifiesta la, antaño tan fosilizada y nuclearizada, Agencia Internacional de la Energía (AIE), que ha publicado recientemente la «hoja de ruta» para la termosolar en todo el mundo, mostrándonos la oportunidad histórica que tiene nuestro país para aprovechar nuestra actual posición de liderazgo en esta tecnología.

El verdadero debate sobre el mix de generación debería plantearse en estos términos:

¿Prefiere la sociedad española seguir dependiendo en un 90% de las importaciones fósiles, con todos los impactos negativos que esta vulnerabilidad energética ha causado y causará a nuestra economía o prefiere avanzar lo más rápidamente posible a un escenario de mayor autosuficiencia?

¿Prefiere que su dinero vaya a parar a los países productores de petróleo y de gas natural o prefiere que con sus pagos se genere empleo en nuestro país y capacidad de exportación tecnológica?

¿Prefiere seguir consumiendo combustibles fósiles y poner en peligro la sostenibilidad ambiental o prefiere contribuir a mitigar los efectos del cambio climático?

Creemos que ante estas disyuntivas, la sociedad, con una información completa y veraz, apostaría por continuar los apoyos a las energías renovables y entendería los ajustes de tarifa que pudiesen resultar necesarios. Un Gobierno con visión de futuro, sin duda, debería apostar sin complejos por esta vía y en ese cambio de modelo.

El uso de la tecnología termosolar es imprescindible por la estabilidad que proporcionan a la red las centrales solares termoeléctricas y por su gestionabilidad basada en su capacidad de almacenamiento e hibridación.

Bajo el punto de vista del incremento de penetración de las energías renovables en nuestro país, hay que reconocer que la política de apoyo ha resultado globalmente exitosa, aunque con algunos desequilibrios y descontrol que hubieran debido saberse evitar en su momento.

El modelo de primas a la generación renovable, con cupos anuales y reducción progresiva de la cuantía de las mismas hasta alcanzar la competitividad de cada una de las tecnologías, parece el más adecuado y por él abogamos desde Protermosolar, con propuestas concretas al Ministerio en 2008 que hubiesen proporcionado una mejor solución que la derivada del RDL 6/2009.

El potencial para el uso de las tecnologías solares termoeléctricas en nuestro país es el más elevado de todas las tecnologías renovables y, en el resto del mundo, donde se reconoce el liderazgo de la tecnología española, las oportunidades son de gran alcance. En estos momentos se están definiendo ambiciosos planes de implantación en muchas regiones (USA, Oriente Medio y Norte de Africa, Australia, China, India, …) y nuestras empresas podrían tener un campo abonado para su expansión siempre que sigamos manteniendo ese liderazgo con referencias de nuevas plantas innovadoras en nuestro propio país.

Asimismo, y dentro de nuestras fronteras, la termosolar representa esa oportunidad para que regiones históricamente marginadas en inversiones industriales puedan generar mayor riqueza y evolucionen hacia la convergencia económica con otras regiones de España.

Para la construcción de cada central termosolar de 50 MW hacen falta el equivalente a 5.000 empleos directos de un año de duración, contabilizando todas sus fases (promoción, ingeniería, fabricación de componentes y construcción) de los que el 80% es valor añadido desde España. Posteriormente, para su operación, se requieren 50 puestos de trabajo permanentes.

La inversión realizada por las empresas para la puesta en funcionamiento de centrales termosolares en nuestro país asciende ya a cerca de 2.500 millones de euros y rondará los 15.000 millones de euros acumulados en 2013, cuando se hayan conectado a la red los 2.400 MW a los que se ha preasignado el sistema retributivo actual. Para esa fecha operarían en España un total de 60 plantas termosolares de diferentes tecnologías y tamaños. El potencial de reducción de costes en esta tecnología es muy elevado, lo que le permitirá ser competitiva en 2020 si se mantienen los apoyos y su ritmo de implantación.

Las inversiones en las centrales termosolares se están haciendo con tasas de retorno de los capitales muy ajustadas y cualquier cambio en las condiciones retributivas sobre las legalmente establecidas cuando se acometieron las inversiones, serían imposibles de ser asumidas por las empresas. Estas inversiones han sido financiadas por bancos y cajas españoles así como por el BEI y bancos y fondos de inversión extranjeros, ante los que importa mucho mantener la imagen de confianza sobre cualquier actividad regulada en nuestro país. Por ello nos felicitamos del acuerdo alcanzado con el Ministerio de Industria, en el que nuestro sector ha hecho un importante esfuerzo para contribuir a mitigar el déficit tarifario en el horizonte 2013 a cambio de esa necesaria estabilidad en la retribución a las plantas y sin aplicación de medidas retroactivas.

Aunque las políticas de apoyo a las renovables, que para la termosolar empezaron bastante más tarde que para las otras tecnologías -en 2009 recibieron tan sólo 22 millones de euros en primas- han dado sus frutos, nos preocupa, sin embargo, la pequeña cuota de potencia que se le asigna para 2020 en el borrador del Plan de Acción Nacional en Energías Renovables que el Gobierno ha presentado a Bruselas estos días para mostrar la senda del cumplimiento de los objetivos establecidos. Un mix de generación renovable debe guardar un mayor equilibrio entre las tecnologías gestionables y las no gestionables. Por ello esperamos que las estimaciones iniciales sean modificadas y se dote de mayor peso relativo en el horizonte 2020 a la solar termoeléctrica, por todas sus ventajas técnicas y macroeconómicas.

Como dijimos, las renovables -y en particular la termosolar- son, sin duda, una magnífica inversión para España.

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