La niña de sus ojos

Los dos debates que han mantenido los actuales candidatos del Partido Socialista Obrero Español, José Luis Rodríguez Zapatero y del Partido Popular, Mariano Rajoy han puesto de manifiesto cuán de puntillas han pasado por la cuestión de la energía y también por el medio ambiente.

Como novedad, anoche, Rodríguez Zapatero se refirió a las energías renovables como un vector de futuro y de innovación, algo que no había aparecido en el primer debate, en la medida que este segundo tendría que ser el debate de las iniciativas de futuro (de aquella manera como se pudo ver). Una tendencia, la de las energías renovables, una ola que era preciso coger, pese al comportamiento en el ámbito regulatorio de la acción de gobierno de estos cuatro años, ( y especialmente el ultimo año y medio), caracterizado por la precariedad legal y la inseguridad jurídica. Desde la abolición del R.D. 434/2004, la aprobación del 661/2007 y los sucedidos posteriores a cuenta de las modificaciones en torno a la retribución de la energía fotovoltaica, aún en fase de negociación (o de renegociación, o lo que sea), unido a la poca calidad regulatoria de lo formulado (se atisba que lo promulgado en el ultimo año no puede tener una gran perdurabilidad).

Por otra parte, el candidato del Partido Socialista Obrero Español anoche volvió a referirse a las emisiones de CO2, atribuyéndose como propio la reducción del año 2006 (cuyo buen resultado se debe fundamentalmente a factores exógenos a la política medioambiental: meteorología, utilización de tecnologías nucleares de manera más intensiva en generación, etc…). Además, anticipó que en el año 2007 estas emisiones se iban a ‘moderar’, pese a todos los informes adelantados al respecto y a la realidad vigente: cuando no se ha producido un cambio en el mix de tecnologías de generación, lo que hace complicado que se reduzcan las emisiones.

Dentro de ese disenso entre lo programático y lo hecho en estos cuatro años, tampoco se hizo referencia al contenido del Plan Nacional de Asignaciones, que otorga la proporción de derechos mayor existente entre carbón y gas de toda Europa, en una proporción de tres a uno. Cuestión que ha sido criticada duramente por la propia Unión Europea hasta el punto de considerar que incluyen ayudas de estado. ¿Será esta una de las causas de que no progresemos más en la reducción de emisiones de gases efecto invernadero, pese a las sonrisas beatíficas de la ministra del ramo y de toda la demagogia asociada para ciudadanos bienpensantes?.

Y, aunque es comprensible que no pudieran entrar a debatir en un grado de profundidad como éste, teniendo en cuenta el peso que en las emisiones de carbono tiene la energía, la forma de reducción de los derechos a las instalaciones para minorar la tarifa eléctrica (a pachas entre todas las instalaciones, sean emisoras o no), es otro elemento que fruto de la política de intervencionismo y de rentas en el sector eléctrico, no puede contribuir al cambio en el mix de generación limpia, sino más bien al contrario.

Ninguna referencia (ni ninguna réplica por parte del candidato popular al respecto a todas estas cuestiones). Ninguna otra porque, en primer lugar, y fruto de los vaivenes del resto de cuestiones de la agenda política, les llevó a abstenerse en la cuestión de la detracción de los derechos de carbono a las eléctricas y en convertir a Red Eléctrica de España en un monopolio de facto. Por su parte, Rajoy hizo referencia a Endesa, espetándole de rondón la capacidad conspirativa de la Oficina Económica bajo cuerda en esta cuestión.

Cuatro cosas positivas, sobre todo ahora que parece que las cosas se decantan a la vista de los resultados, el candidato del Partido Socialista, parece que hizo autocrítica (señalando su voluntad de corregir lo que no se ha hecho bien , rememorando aquella expresión de Felipe González (‘He aprendido el mensaje’). En este sentido se le pueden apuntar añadidos a su programa: la extinción de la oficina económica como sacristía de las operaciones empresariales, el retorno, toda vez que el propio Pedro Solbes está siendo especialmente importante en la credibilidad del PSOE, a la ortodoxia del Ministerio de Economía y la sustitución del actual equipo energético (pese a que en los círculos especializados el actual Secretario General de Energía se postule para su continuidad, incluso para una cartera ministerial o elevar de rango a Secretaria de Estado ). La segunda, la apelación al europeísmo (en un momento en que nuestro país vive horas bajas en su perfil europeo, fruto del enfrentamiento con las autoridades comunitarias en materia de liberalización del sector energético y del comportamiento con E.ON durante la OPA). En tercer lugar, encontrar la necesidad para potenciar el mercado energético liberalizado como fuente de inversión y de seguridad jurídica (en lugar de hacer permanentes cuestionamientos o intervencionismos apriorísticos). Finalmente, sería razonable una vuelta a la racionalidad en la operación latente con Iberdrola por parte del pseudomonopolio público francés de EDF, para evitar alimentar sectores no liberalizados e ineficientes de otros países por no tener una visión empresarial propia del sector energético.

Mientras, Rajoy, sigue con la niña de sus ojos.

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