La intensidad energética cae el 5,1% y se sitúa en niveles de 1994

La intensidad energética (relación entre consumo de energía y crecimiento del PIB) en España registrada en 2006 descendió el 5,1 por ciento respecto al ejercicio anterior y se situó en niveles del año 1994, mientras que el consumo de energía final cayó, por primera vez desde 1992, el 1,4 por ciento.

Durante su intervención en el acto de presentación del Balance Energético de 2006, organizado por Enerclub, el secretario de Energía, Ignasi Nieto, señaló que la senda seguida por estos indicadores es «positiva», pero recordó que todavía queda mucho por hacer, ya que estos datos aún están por debajo de la media europea.

En cuanto a la energía primaria (que incluye la que se utiliza en los procesos de producción energética, como generación de electricidad), la intensidad energética descendió el 4,7 por ciento.

Por tipos de combustibles, la demanda final de productos petrolíferos descendió el 1,3 por ciento, aunque continúa representando el 57 por ciento del total, el gas natural cayó el 8,2 por ciento, hasta suponer el 15,9 por ciento del total.

El consumo de energías renovables creció el 8,7 por ciento, hasta alcanzar el 3,9 por ciento del total.

El peso de la electricidad se situó en el 20 por ciento y el del carbón el 2,1 por ciento.

En energía primara, la principal fuente continúa siendo el petróleo, con el 49 por ciento del total, aunque en 2006 su demanda descendió el 1,3 por ciento, seguido del gas natural, que con un peso del 20 por ciento sobre el conjunto creció el 3,2 por ciento.

El mayor incremento en términos de energía primaria correspondió a las fuentes renovables(11 por ciento), que supusieron el 6,8 por ciento del total, mientras que la nuclear creció el 4,5 por ciento y su peso alcanzó el 10,8 por ciento.

El carbón representó el 12 por ciento del consumo de energía primaria en España.

Nieto afirmó que a partir de la segunda década de este siglo, una vez que el ciclo inversor del gas natural alcance su máximo, será necesario apostar por las tecnologías de carbón limpio y contar con esta materia prima como una de las fuentes principales para afrontar el reto de la sostenibilidad y la reducción de las emisiones a la atmósfera. Entre las ventajas que aporta el carbón frente a otros materiales fósiles, Nieto destacó la diversidad de los países de aprovisionamiento, lo que reduce la dependencia energética del exterior, y el escaso rechazo social que produce, al contrario que otras fuentes con características similares, como la nuclear.

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