La guerra termosolar

Dicho documento, aprobado en las postrimerías de la legislatura por el Gobierno, dejaba el paso libre a esta tecnología cuyo uso en el continente africano parece idóneo, pero su inclusión en un mix energético como el español parece un exceso, al menos con los volúmenes en los que está previsto y con el destino de tal volumen de primas. Hay que recordar que la cuarta parte de la tarifa que pagan (y la que no pagan los ciudadanos por la insuficiencia tarifaria) se va en primas a las energías renovables. Y que de esa cuarta parte, casi la mitad iría destinada a esta tecnología, cuando su producción no llegaría al 10 % de la generación total de electricidad.

Tan controvertido documento fue muy discutido tanto por la calendarización de la entrada de la nueva potencia, como por el exceso del compromiso del 20 % que contiene y la composición de la misma. Además es muy oneroso para la tarifa, habida cuenta de la incapacidad de que los precios de la energía asuman por motivos políticos los niveles que se corresponden por el coste total del suministro. Todo ello en un escenario de sobreinversión pasada en otras tecnologías y de caída de la demanda eléctrica por la crisis.

Esa crítica, fundamentalmente, provino desde Unesa y suscitó una fuerte reacción desde la industria termosolar, en general, y de la empresa Abengoa en particular, que enseguida utilizó el teléfono de aludidos. Por su parte, el presidente de Abengoa, Felipe Benjumea, dedicó una tribuna completa que el diario El País había propuesto a varios representantes empresariales para efectuar propuestas económicas para el nuevo gobierno con motivo de las elecciones para reclamar la importancia del sector termosolar exclusivamente y su papel en la salida de la crisis. Estos fueron el primer y segundo escarceo de esta guerra.

El tercer momento de enfrentamiento vino a cuenta de la propuesta de Ignacio Sánchez Galán, Presidente de Iberdrola, reclamando un modelo energético mediambientalmente y económicamente sostenible, eficiente, con menores costes y más competitivo. Por este motivo, Galán propuso un mix energético que pasaba por mantener la potencia actual de ciclos combinados de gas, por elevar en 14.000 megavatios (MW) la de eólica (hasta 34.000 MW), por mantener en unos 8.000 MW la nuclear y por elevar en 3.700 MW la hidráulica (hasta 17.900 MW). En cuanto a las tecnologías solares, la fotovoltaica incorporaría 1.000 MW nuevos hasta 2020, mientras que la termosolar se quedaría con los 1.200 MW que se desarrollan en la actualidad. Mientras, la cogeneración sumaría 3.400 MW y la biomasa y la minihidráulica, 1.700 MW.

La polémica estaba servida, en la medida en que estas cifras son insuficientes para la ambición de la industria termosolar que había conseguido adicionar 2.500 MW de potencia en el Plan de Energías Renovables con unas primas muy sustanciosas. La conjunción menos emisiones y menos primas fue considerada una declaración de guerra, puesto que actualmente esta tecnología solo cumple una de las dos partes. Desde Protermosolar, la Asociación que aglutina a esta industria, reaccionaron afirmando que dicho “modelo resolvía únicamente el problema de Iberdrola” frente al PER que atiende a otros intereses. Afirmación que además iba orientada a levantar el hacha de guerra entre las empresas en el sector eléctrico, puesto que, en el fondo, cada compañía tiene un mix de generación diferente. En ese momento, la guerra ya está directamente declarada desde los representantes del sector termosolar y Abengoa.

El cuarto momento de esta escalada se produce ahora, con la revisión de la tarifa eléctrica del primer trimestre de 2012. Una distorsión adicional al proceso de revisión de tarifas del primer trimestre de 2012. Mientras los retroprogresivos siguen pidiendo exprimir los resultados del mercado eléctrico (cuyos precios son de los más bajos de Europa), se apunta cada vez más al crecimiento desorbitado de los costes regulados (con especial acento en las primas y transporte además del coste del déficit y la distribución) y a la necesidad de su contención, algo incoherente con las propias decisiones del Plan de Energías Renovables.

Por tanto, el Partido Popular se encuentra con un escenario en el que el Partido Socialista Obrero Español ha dejado un PER de difícil cumplimiento sin afectar a los costes regulados, con las necesidades de nueva generación eléctrica orientativas situadas realmente en 2020, con la necesidad de que la nueva potencia renovable necesaria para cumplir los compromisos internacionales se puede ir calendarizando más cerca de ese 2020, con el cuestionamiento de ese exceso del 20 % de potencia renovable que seguramente tendrá que ser replanteado y con un mix renovable encarecido por su composición. Con este escenario, el objetivo de los titulares de esta tecnología y de sus proyectos está en evitar una ‘moratoria termosolar’, es decir, que se paralicen las inversiones realizadas, se liquiden las mismas y se indemnice a esta industria antes de seguir con el despropósito de seguir aumentando el coste en términos de primas que debe soportar la factura.

En el argumentario de esta guerra, el sector termosolar parte de las teorías retroprogresivas de la retribución por tecnología y costes reconocidos. Son partidarios de romper el mercado para que los excedentes por tecnologías se utilicen para subvencionar las primas de las tecnologías más caras, aunque el mix energético resulte encarecido por unidad de producción eléctrica. Así, afirman que la nuclear (con menores costes) no se puede pagar a precio de gas (dado que el precio medio de mercado es el que perciben todas las tecnologías). Llevando el argumento al extremo habría que tender a las tecnologías con menores costes para el ciudadano si no queremos caer en el cinismo de que cualquier retribución está justificada si está avalada por sus costes y una decisión administrativa de retribución por tecnología, como si la justicia retributiva se debiera hacer por ‘tecnología’ o lo importante no fuera que el mercado de generación fuera eficiente.

Por su parte, el sector termosolar ha ido aglutinando huestes del sector retroprogresivo de la energía, acogidos en el seno fundamentalmente de Abengoa, que además se ha visto reforzado por hombres muy cercanos al PSOE y al PP para conseguir ‘driblar’ los efectos de esa eventual moratoria termosolar. Abengoa, por su parte, en esa campaña, ya ha hecho sus gestos a las autoridades de las Comunidades Autónomas concernidas, para que capten el órdago.

Hay que reconocer que este escenario bélico es poco edificante y que se ha producido en un momento especialmente delicado, con cambio de gobierno por delante. Pero la guerra está abierta.

2 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *