La Conferencia de biocombustibles insiste en la defensa del uso del etanol

En la «Conferencia internacional sobre biocombustibles», inaugurada en Sao Paulo, la ministra jefe de la Casa Civil (Presidencia), Dilma Rousseff, insistió en la defensa de la producción de etanol de caña de azúcar y del biodiesel de oleaginosas sin comprometer la oferta de alimentos.

Rousseff aseveró que «el etanol no debe ni puede competir con la producción de alimentos» y presentó números sobre los avances tecnológicos que han permitido un desarrollo de ese carburante sin necesidad de ocupar áreas destinadas a cultivos de alimentos, como cuestionan algunos Gobiernos y organizaciones sociales.

La ministra recordó que en treinta años de industria del etanol en Brasil se duplicó el rendimiento por hectárea cultivada de caña de azúcar y se alcanzó autosuficiencia en materia de combustibles «sin atentar contra las áreas» dedicadas a la agricultura.

«Somos una alternativa que enfatiza en el carácter de renovable (del etanol) para la seguridad energética, adoptamos una política que tiene en cuenta la seguridad alimentaria y pensamos en la parte ambiental en consonancia con las cuestiones internacionales de calentamiento global y efecto invernadero», aseguró.

La seguridad al consumidor final «nos hacen inequívocamente líderes de los biocombustibles de primera generación», dijo la ministra.

«Somos un puente entre la era del poscarbono y la del hidrógeno que tendremos en 2020 ó 2030, pues avanzamos en los biocombustibles de segunda generación, a partir de la celulosa, como el bagazo de caña», citó.

Una visión menos entusiasta de esa industria expresó la Pastoral de la Tierra, órgano de la Iglesia Católica, que reafirmó sus denuncias de que hay trabajo esclavo y degradante en los cultivos de caña de azúcar y en la producción de etanol.

La Pastoral presentó datos del propio Ministerio de Trabajo, según los cuales entre enero de 2003 y octubre de este año fueron rescatados 6.779 trabajadores en condiciones infrahumanas de cañaverales en los estados de Goias, Sao Paulo, Alagoas, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Río de Janeiro, Ceará, Minas Gerais y Pará.

En ese sentido, el ministro de Agricultura, Reinhold Stephanes, indicó que el Gobierno prepara una ley para establecer una zonificación de los cultivos y ejercer un mayor control de las entidades fiscalizadoras de su cartera y del Ministerio de Trabajo.

Ese mapa delimitará las áreas de cultivo y su expansión, con reglas para la instalación de plantas, pero respetará las licencias otorgadas a las que estén en fase de construcción.

Por su parte, el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio, Miguel Jorge, destacó que Brasil es, después de EE.UU., el segundo productor mundial de etanol, con el 33,2%, y el mayor exportador, con el 37% del total, pero afirmó: «en cinco años esperamos tener la mitad del mercado del etanol en el mundo».

Según datos oficiales, la producción brasileña de etanol será este año de unos 27.080 millones de litros y las exportaciones rondarán los 4.170 millones de litros.

En la primera fase de la reunión, que se extenderá hasta el próximo miércoles, académicos, industriales y especialistas debatirán sobre los biocombustibles y su relación con el cambio climático, la seguridad alimentaria, las nuevas tecnologías y el mercado mundial, entre otros aspectos.

La fase intergubernamental, que se llevará a cabo el jueves y viernes con la participación de ministros y delegaciones de al menos 40 países, según el Gobierno brasileño, será encabezada por el canciller anfitrión, Celso Amorim.

De manera paralela a la conferencia, se inauguró la Primera Exposición Internacional de Biocombustibles, durante la cual Brasil firmó un convenio con la organización del campeonato mundial de Fórmula Indy para que los autos de esa categoría usen etanol brasileño a partir de 2009.

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