Fracasos energéticos

Sirva esto para hacer recuento de la colección de fracasos, de diferentes proporciones y dimensiones (aunque ninguno pequeño) cada uno de ellos, en materia de energía y de las causas concretas de cada uno, más un motivo general. Causas, motivos y razones.

De la más reciente a la más antigua, comencemos por el fracaso de las prospecciones petrolíferas en Canarias, que ha hecho que Repsol interrumpa la búsqueda de crudo en las aguas próximas al archipiélago. Es el mito del progreso técnico, el de la creencia en el hallazgo de recursos naturales y de la independencia energética tamizado por el discurso político de la fiebre del oro, una cierta prisa y una combinación con un proceso electoral, posibles causas aparentes de este fracaso.

Seguidamente, y también muy reciente, la convocatoria de concurso eólico en Canarias, que ha evidenciado todas las carencias de la nueva regulación de los sistemas extra peninsulares, modelo que partía de una visión voluntarista de los deseos y preferencias reveladas por parte de la administración energética, en una expresión volitiva de cambio más fantasiosa que concreta, lo que conduce a la temeridad.

Otro fracaso dentro de la política del Ejecutivo, tiene que ver con el ejercicio de mutis por el foro que (con toda lógica política) ha devenido el órdago de cierre sobre la instalación del ciclo combinado de carbón en la planta de Elcogas (Puertollano). Probablemente, el error de no comprender el valor de esta planta en la comarca y el poder de una Comunidad Autónoma, cuya Presidenta es secretaria general del Partido Popular, haya influido en este fracaso. Otra instalación en la misma línea ha sido el almacenamiento subterráneo del Castor, de la que todo el mundo conoce más o menos su desarrollo episódico.

Dentro de las piezas separadas asociadas a la mal denominada «reforma eléctrica», tenemos también de reciente recuerdo, la propia forma de resolución de las subastas de interrumpibilidad, que también requirieron de una doble convocatoria recurrente, a la vista de que los resultados de la celebración de la primera, provocaban un maremoto de proporciones imprevisibles desde el punto de vista empresarial en ciertos sectores industriales, especialmente en el aluminio. El origen material de esto pudo ser un error de cálculo y una atropellada formulación de las subastas convocadas, además de la pervivencia de un mecanismo con muchas aristas.

Esta misma semana, cobraba una cierta amplificación la evolución alcista de los precios de la electricidad en el mercado mayorista en el mes de enero de 2015, anticipando lo que puede ser su impacto en los precios eléctricos, en un año (electoral) en que el Ejecutivo se ha propuesto que los precios de la energía vayan a la baja. La reforma eléctrica luchando contra los elementos y las explicaciones teóricas: la meteorología del mes de enero, la realidad, arruinando un diseño mecanicista.

Si no contamos, los conflictos internacionales acumulados y los procesos jurídicos larvados derivados de la reforma eléctrica o las consecuencias corporativas y de inversión que se verán en largo plazo, quizá el origen más profundo proviene de esa tendencia al enfoque del carpetazo expeditivo y la falta de comprensión de todas las perspectivas y elementos que intervienen e interaccionan, con una visión y una política global, es decir el mal de la simplificación de problemas complejos, sin una política y una coordinación intersectorial, económica, fiscal y completa que lo sustente, aunque exigible desde el punto de vista gubernamental.

Así, una aproximación en las medidas tomadas, evidencia que el Gobierno no ha abordado, de forma, una política energética completa, una liberalización definitiva de la tarifa eléctrica, un modelo de fiscalidad energética y medioambiental que contemple la contribución de todos los sectores, con una evaluación sobre la carga fiscal de la energía, así como, una revisión concreta y coordinada de los costes integrados en las tarifas de acceso eléctrica y gasistas para drenar sus costes ocultos o, el perfilado preciso de los papeles de los operadores de transporte y sistema eléctrico y gasista.

A cambio, asistimos a fracasos gestores que, en ocasiones pueden ser maquillados, ocultados o lo que es mejor, atribuidos, por señalamiento de culpables y, entonces se hacen sonados. Cuando no, incluso, amplificados e inflamados, como el que derivó en la intervención del Ministro de Industria en las subastas eléctricas, su abolición y el deterioro económico institucional español, supuestamente corregidos con otras fórmulas no menos improvisadas o con errores de diseño.

A la vista de este panorama, recomendamos la lectura atenta de «Instrucciones para fracasar mejor. Una aproximación al fracaso» de Miguel Albero, que nos confirma, en su metáfora, que los éxitos más o menos políticos o mediáticos son breves y efímeros y que detrás de un triunfador con su apariencia deslumbrante, se esconde un gran fracasado.

1 comentario
  1. J C Garcia
    J C Garcia Dice:

    buenas tardes

    no puedo estar más de acuerdo, cuando se aborda un sector económico de la magnitud del energético sin tener ni pajolera idea de lo que ocurre dentro

    cuando a la vista de que ni se ni me dejo aconsejar por los de casa (funcionarios independientes con conocimientos del sector)

    cuando decido que quien me marca la politica es una de las empresas del oligopolio el resultado es …..

    tremendo piñazo con los dientes en la acera

    mi abuela decia manolete manolete si no sabes torear pa que te metes

    J C Garcia

    Responder

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