Energía y política exterior española

La relación entre la política energética, las relaciones internacionales, la política económica y las relaciones empresariales, es una cuestión de plena vigencia, que actualmente está abierta en varias cuestiones en nuestro país y también en el seno de la Unión Europea. Si enumeramos las cuestiones candentes y abiertas en este momento, nos podemos dar cuenta del importante número de asuntos que tienen tintes internacionales, y en los que entra en juego la política exterior, cada vez más interconectada y multilateral a todos los niveles.

Por un lado, la OPA de Enel y Acciona sobre Endesa, cuestión de amplío calado y que ya ha suscitado un número importante de valoraciones y reacciones tanto en los mercados internacionales, como en la política interna. Y, más si añadimos el largo culebrón previo de la OPA a E.ON. Lo que si es evidente es que las relaciones entre los gobiernos italiano, español y alemán, han tenido que ver en como ha sido el transcurso de los acontecimientos y es la única manera de explicar porque era necesario llegar a un acuerdo final entre las partes, cuando ya estaba todo el pescado vendido por la vía financiera.

Un aspecto no menos importante son las relaciones con la empresa Sonantrach (y con el gobierno argelino) a cuenta de la posible participación de Gas Natural en el gasoducto Medgaz. Como bien se conoce la salida de Total y de BP permitió que aumentase la participación de la argelina hasta el 36%. Actualmente, Endesa cuenta con un 12%, Iberdrola con un 20% en Medgaz y parece que el ‘síndrome de Don Tancredo’ se ha instalado en la negociación entre las partes, para permitir la entrada de Gas Natural con un presumible 10 % en esta sociedad.

Al mismo tiempo, en este momento, el Ministerio de Industria ha concedido a Sonantrach de 1 bcm, que le permite adquirir mayor volumen de comercialización gasista en España. Recordemos que Sonanctrach es una empresa pública argelina, la mayor de África y que en España ya participa en España en varias plantas de regasificación y en una comercializadora con CEPSA. Sonantrach ha empezado una importante expansión en Europa que hay que seguir con atención, en que su configuración como empresa pública procedente de un país dónde su configuración de ‘aparato estatal paralelo’, va a tener mucho que decir en las relaciones bilaterales y empresariales.

Otra cuestión de máximo interés y de la que depende la evolución de las redes de distribución de electricidad en Cataluña y la mejora en la garantía de suministro, así como el AVE es la interconexión con Francia. Un tema abierto, en el que cada cierto tiempo, se vuelven a repartir las cartas, se evalúan nuevas alternativas y localizaciones a la interconexión, pero que ya lleva más de cinco años de retraso. Su financiación, en la que también interviene la Unión Europea, las fluctuaciones de las relaciones bilaterales y la propia posición de las comarcas afectadas hayan conseguido enquistar esta cuestión hasta límites exasperantes.

También en el plano peninsular, la creación y consolidación del Mercado Ibérico (MIBEL), es un tema en el que se producen abundantes avances y retrocesos consecutivos, relacionados con la necesidad de desarrollo de infraestructuras de conexión, coordinación legislativa y regulatoria, organización de los mercados, y lo que vendrá más adelante, si realmente existe avance: las relaciones societarias y corporativas que se puedan desprender.

Y, en el plano geoestratégico, con Rusia lanzada a controlar los mercados de la energía y del gas concretamente, los intereses actuales de empresas españolas en el Caspio como Repsol o Gas Natural, adquieren un papel trascendental. Algo parecido pasa a nivel de la política latinoamericana con la situación de países como Argentina, Brasil, Venezuela, Nicaragua, Bolivia o Colombia, donde las empresas españolas ya tienen una importante presencia en los mercados energéticos de la región.

Todo ello, sin descartar asuntos que teóricamente están reservados a la diplomacía europea como son las denuncias que tiene nuestro país en materia de competencia y el enfrentamiento abierto con la comisaria europea Neelie Kroes por el comportamiento durante la OPA de E.ON a Endesa. O, por ejemplo, la atención que las grandes empresas europeas energéticas tienen depositada en las empresas españolas, de cara a su expansión en el mercado ibérico a base de compras.

En fin, un pequeño resumen de cuestiones (seguro que no exhaustivo) a seguir con atención y a tener en cuenta de cara a la evolución del sector energético de nuestro país y sus relaciones exteriores. Podemos avanzar que la cara exterior de la economía y más concretamente de la energía española es cada vez es más importante. Se impone (y se reclama), por tanto, una visión de Estado y de política exterior en el sector energético, junto con una mayor coordinación en todos estos frentes, para superar la fuerte tendencia al estancamiento en cada una de estas cuestiones. También se precisa reconducir nuestra posición hacia dónde nunca nos deberíamos haber movido: de una posición europeísta sin atisbos de proteccionismo o de intervención en los mercados o en las empresas, que refuerce la convicción exterior en nuestros país.

En este sentido, la necesaria construcción de una administración exterior, unida a la política exterior (que son cosas diferentes), frente a posiciones cortoplacistas o poses meramente políticas, es todavía un reto abierto, un salto de nivel, en el que se exige una fuerte reflexión y un replanteamiento completo para nuestro Ejecutivo actual, siempre bajo las garantías de libertad en los mercados y ausencia de intervencionismo gubernamental.

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