Electrodomésticos II: Neveras y congeladores

Algunos consejos para mejorar la eficiencia y gestionar el consumo energético de nuestros frigoríficos y congeladores:

– Leer atentamente la etiqueta energética colocada en el aparato y elegir un modelo de bajo consumo energético (con un modelo de clase B se gasta aproximadamente la mitad que con un modelo de clase G).

– Elegir el modelo adecuado para las exigencias de la familia: no comprar neveras o congeladores de gran tamaño si la familia no es numerosa. Los aparatos más grandes, como es lógico, consumen más (10 Kwh. por cada 100 litros de capacidad).

– El grosor de las paredes y de la puerta son importante ya que los aparatos demasiado ligeros dispersan más el frío y por lo tanto consumen más.

– Colocar las neveras y congeladores en el punto más fresco de la cocina y lejos de fuentes de calor o ventanas, dejando un espacio de por lo menos 10 cm. entre la pared y la parte de atrás del aparato para que esté bien ventilado.

– Un buen lugar para la colocación de los congeladores es el sótano.

– Colocar los alimentos según sus necesidades de conservación. No debemos olvidar que la zona más fría de la nevera es la parte baja, justo encima del cajón de la verdura.

– Introducir la comida en la nevera cuando esté a temperatura ambiente: así se evitará la formación de escarcha en las paredes y se consumirá menos.

– Es mejor regular el termostato a temperaturas intermedias para evitar el derroche de energía. La temperatura ideal está comprendida entre 0 y +4° C. Normalmente esto se obtiene con una posición del termostato intermedia entre el mínimo y el medio. Una posición más fría aumentaría el consumo entre un 10 y un 15 %.

– Abrir la puerta lo menos posible y sólo el tiempo necesario: abrirla de forma prolongada es la primera causa del aumento del consumo de energía.

– Controlar periódicamente que las juntas de goma de la puerta estén en buenas condiciones, sustituyéndolas cuando estén dañadas.