El rayo que no cesa

El viernes y todo el fin de semana ha sido muy pródigo en las informaciones relacionadas con la operación en torno a Iberdrola, auspiciada por ACS y la compañía eléctrica pública francesa, EDF. Probablemente, no ha habido medio de información que no tenga en sus páginas una reacción, un posicionamiento o, simplemente, la patata caliente que tiene nuevamente la Comisión Nacional de Energía en virtud del escrito que ha dirigido la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán al regulador independiente.

La compañía ha requerido que se limitasen los derechos de voto de ACS en su consejo de administración al 3 %, dado que el grupo de construcción y servicios que preside Florentino Pérez, tiene una posición de control en Unión Fenosa, que no es compatible con el ejercicio de derechos en otro operador principal según la legislación española. Es decir, la legislación impide que alguien controle e intervenga la política de dos empresas, por su efecto sobre el libre mercado y la competencia. Es a lo que se denomina en derecho de competencia, defensa preventiva, y parece que, también busca anticipar una resolución de este organismo en este escenario concreto de toma de posiciones de cara al ‘asedio’, toda vez que Iberdrola ya tenía recurrido ante la Audiencia Nacional una decisión a este respecto que tomó en su momento la propia CNE y el Ministerio de Industria a cuenta de la ampliación de la participación de ACS en Iberdrola hace menos de un año, en la que se le permitió ejercer estos derechos en determinadas situaciones y cuestiones (o mejor dicho, sólo se excluyeron determinadas cuestiones)

Por otra parte, la compañía también ha pedido que se prohíba a ACS que continúe comprando acciones de Iberdrola, bien sea de forma directa o a través de intermediarios. Actualmente, tiene 7,7 % de participaciones de forma directa y un 5% en derivados de forma que impida que siga aumentando su participación hasta el 24,9 %, que fue la autorización de la CNE, (la actual legislación sobre OPAs, le permitiría llegar al 30%). Iberdrola considera que esta situación de ‘entente’ requiere un posicionamiento nuevo de la CNE y que se invaliden los permisos que ACS obtuvo en su momento, en la medida que pueden ser usados indebidamente.

Por otra parte, el ejercicio de posicionamiento (contrario y generalizado) que van teniendo gobiernos autónomos, cajas de ahorro, expertos y sindicatos, hasta la única entrevista que ha concedido José Luis Arregui, Vicepresidente de la compañía, realizada al diario EL PAÍS este domingo, hace que esté en plena incandescencia informativa permanente esta operación. Lo que está claro es que la traslación a los medios de comunicación de todas estas reacciones, inflaman aún más la trastienda de la operación.

Una cuestión que empiezan a cuestionar todos los expertos es la financiación de la operación, máxime en un momento de dificultades la liquidez en los mercados y en el crédito. Y, en el que una competición entre ofertas (se ha vuelto a nombrar a E.ON en todo el proceso) puede hacer muy costosa la operación. Algo a lo que está claro que Ignacio Sánchez Galán va a jugar como ya anticipó en su pronóstico de que la acción duplique su valor inmersa en un proceso de esta índole. En este sentido, mientras que la enorme liquidez que tiene EDF hace que su participación en la operación pueda encontrar financiación de forma sencilla y no precise acudir al mercado de capitales (eso no quiere decir que le salga barata la compra). El caso de ACS es diferente, sobre todo, cuando se ha conocido en este fin de semana se ha sabido que la caída de la Bolsa puso en su momento puso encima de la mesa la posibilidad de que tuviera que aportar garantías adicionales a la financiación obtenida para la compra de acciones de Iberdrola, lo que desató las consecuencias de la ‘delación’ del Plan. Es decir que ACS afronte una operación así de este volumen va a ser difícil. Por tanto, o bien entra un operador con mucha liquidez y tamaño, of course, y se pierde la españolidad, o las dificultades de liquidez pueden ser un serio problema. También, en tercera instancia, si hay mucho empeño, se podría buscar otros grupos (españoles) que se sumasen al asedio. Estén atentos de los que hacen caja.

Lo que si está claro es que para el gobierno, hay ya dos estrategias viables, aunque con variaciones. La primera es ponerse de perfil y esperar a que se celebren las elecciones, pedir árnica a ver que pasa, además de intentar sofocar su efecto mediático tan inoportuno. Por otra parte, si el apoyo del PNV es muy necesario en la siguiente legislatura, va a ser muy difícil que la operación siga adelante. La segunda, es abandonar el apoyo o ‘conocimiento’ explicito o soterrado (si en la organización del proyecto ha entrado la Moncloa o la Oficina Económica en algún momento, le va a costar explicarlo a sus interlocutores foráneos y sobre todo los virajes que se empiezan a difundir en los medios, en el sentido de limitar el peso de EDF en la operación y buscar nuevos colaboracionistas, además de perseguirle ya la sombra de las sospecha). La tercera opción, que es seguir con la operación tal y como estaba pensada en un primer momento, es hoy ya inviable. Que va a ser que no.

Permanezcan atentos a la pantalla.

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