El Partido Popular y la tarifa eléctrica: vive ahora, paga después

Uno de los lemas publicitarios más duraderos en el mundo financiero fue una de las primeras campañas de Visa. Decía ‘Vive ahora, paga después’. Todos los expertos, incluso el propio Ministerio de Industria, reconocen que los precios de la electricidad en España están por debajo de lo que son sus costes, de forma que se produce el denominado déficit tarifario (ex ante o ex post), cuyas consecuencias son que esa cantidad no se absorbe en lo que los consumidores anualmente pagan y debe ser ‘diferido’ a ejercicios futuros.

Por otra parte, en el ámbito de la vida política en la que nos hemos instalado, parece muy difícil mantener una postura razonable sobre una cuestión como la tarifa eléctrica. Un partido político tiene, por su propia definición, que identificar posiciones de desgaste del Gobierno en el caso de estar en la oposición y, por otro lado, si está en el gobierno, debe evitar las agresiones de sus contrincantes.

Posiblemente, el cortoplacismo en el que nos hemos instalado no permite ver que las posiciones de los dos grupos mayoritarios sobre la tarifa eléctrica guardan, en esencia, similitudes peligrosas. Los dos han aceptado el carácter político de tarifa eléctrica y justifican en el fondo el traslado a los consumidores futuros de los costes que se abordan actualmente por la incapacidad política de asumir un riesgo necesario para evitar almacenar los costes energéticos. Por eso, resulta extremadamente peligroso que a la política del gobierno y del partido mayoritario (el parlamentarismo y la separación de poderes no han llegado a materializarse por los rigores de lograr el enfrentamiento entre los grupos y el ejecutivo de cada momento), asuman unos principios políticos de partida y no económicos.

Por ello, es incomprensible la posición del Partido Popular en el asunto de la tarifa eléctrica, cautivo de las escaramuzas parlamentarias y del calendario político. En primer lugar, porque el Partido Popular fue el autor de la verdadera reforma del sector eléctrico y, en segundo lugar, porque debería adoptar una posición basada en la evitación del traslado a los consumidores futuros de los costes actuales, más que en evitar las subidas de tarifas (irremediables en un momento u otro). No se entendería, en ningún caso, que se acusase al gobierno de las subida de la gasolina por la elevación de los precios del petróleo. Pues todos, inclusive los grupos políticos, por mucho interés partidista que se pudiera tener, debemos comprender una situación así.

La posición del Gobierno y de Industria, con Nieto y Clos a la cabeza, tiene aspectos fuertemente criticables que el Partido Popular obvia. De hecho, hasta la Comisión Nacional de Energía ha expresado con extrema claridad su posición ante unas tarifas que claramente incumplen compromisos político/electorales (no subir más del IPC) y al mismo tiempo, siguen generando déficit tarifario, además de que no justifica debidamente los componentes económicos de esta subida.

Tal y como afirmaba Pedro Rivero en la ultima reunión del Consejo Consultivo de la Electricidad, si en su momento se hubieran subido las tarifas, hoy deberían bajar. Por eso el Partido Popular, debería mirar dos pasos más allá porque, a lo mejor, estas subidas de tarifa que ahora crítica y que el Gobierno actual elude, las tiene que aplicar este Partido cuando acceda al Gobierno. Quien lo sabe.

Si cabe la actitud del Partido Popular es más preocupante, en tanto en cuanto, también, es fruto de uno de los escasos aspectos que ha pactado con el Partido Socialista Obrero Español, ha derivado en una reforma de la Ley del Sector Eléctrico parcial, arbitrariamente incompleta en la traslación de las Directivas europeas y que no sirve para profundizar en la liberalización del mercado eléctrico, creando un nuevo monopolio en el transporte a favor de Red Eléctrica. ¿Quiere decir esto que no hay alternativa en política energética a la de este Gobierno, salvo el electoralismo?

Debemos sacar la tarifa eléctrica de la contienda política y valorar más todas las cuestiones que inciden en la reducción de los precios de la energía: introducción de competencia, liberalización del mercado eléctrico, impulso de mecanismos de mercado, definición estratégica del ‘mix de generación’, etc…

El electoralismo de instalarse en la crítica fácil, comparte con el déficit tarifario su filosofía. Vive ahora, paga después. Critica ahora, vota después, gobierna luego.

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