El McGuffin del petróleo en Canarias se desinfla

El viernes pasado conocíamos cómo las exploraciones petrolíferas en las proximidades de Canarias efectuadas por la compañía Repsol habían dado como resultado la existencia de cantidades no significativas de petróleo y de gas que, consecuentemente, no harían rentable su explotación.

Repsol decidía en ese momento proseguir sus tareas de exploración hacia otros países como Angola. Una actividad en la que esta compañía ha cosechado enormes éxitos, con descubrimientos en diversos países, pasando en pocos años de ser una compañía centrada puramente en el downstream a cubrir todo el ciclo de exploración, extracción, explotación y comercialización de hidrocarburos. En todo caso, las matizaciones sobre rentabilidad, costes de una futura explotación, producción, etc., no estaban en la polémica maniquea en la que se había movido esta cuestión en la arena pública.

La polémica en la que estaban envueltas estas exploraciones había saltado a la Península con momentos de gran intensidad dramática y de suspense. Este proceso de búsqueda en las inmediaciones de Canarias, en primer lugar, había sido enormemente magnificado por parte del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, con declaraciones maximalistas generadoras de expectativas y de un discurso sobre la independencia energética que casi recordaban en su expresión discursiva a la autarquía o a la organización de la economía en modo salazarista. Ese discurso, y muchos otros latiguillos sobre la forma de aproximarse a cuestiones energéticas, siguen vigentes desgraciadamente en nuestro país.

También el discurso fue incendiado por parte de las autoridades de la comunidad autónoma de Canarias y, en concreto, por su máxima cabeza visible, el presidente Paulino Rivero, que se encuentra en una crisis interna de enormes proporciones. Se pretendía colocar contra las cuerdas a José Manuel Soria como enemigo público número uno del «Canarian way of life» y del modelo turístico del archipiélago por la vía de lo medioambiental. El presidente de las islas amagó con la convocatoria de un referéndum en el mes de noviembre con una pregunta imposible que acabó siendo una patochada por Internet. Lo cierto es que sí se había logrado personificar el problema y la polémica en la figura del incombustible Soria y que el discurso del miedo había arraigado en las islas. Hoy, en todo caso, con esta resolución. se puede presentar al ministro como alguien que lo intentó y cuyos resultados, que dependen de la Naturaleza, no permitieron proseguir adelante con este tipo de maná.

El resultado ha sido un McGuffin de proporciones enormes que era conveniente ventilar más pronto que tarde. Más concretamente antes de que se entrase de hoz y coz en el proceso conducente a las elecciones autonómicas de mayo de 2015. Su pinchazo despeja un problema para que el ministro de Industria vuelva a la política de las islas de cara a esta convocatoria electoral, con el mayor problema que tenía encima de la mesa pacificado.

Queda saber si el ministro está dispuesto a volver a la política canaria ya que en días pasados medios de comunicación nacionales insinuaban que no estaba muy por la labor. No sería el primer caso de político proveniente de las esferas autonómicas que, una vez conocida la política nacional, prefiere no volver a la realidad regional y de provincias, que siempre tiene menos «charm«. Pero eso será otro McGuffin.

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