El crudo Brent baja un 1,4% y cierra en 33,75 dólares tras haber cotizado a un mínimo de 32,18 dólares

Redacción / Agencias.- El barril de crudo Brent para entrega en febrero cerró en el mercado de futuros de Londres en 33,75 dólares, un 1,4% menos que al cierre de la sesión anterior. El crudo del mar del Norte, de referencia en Europa, terminó la sesión en el International Exchange Futures (ICE) con un retroceso de 0,48 dólares respecto a la última negociación, cuando acabó en 34,23 dólares.

El petróleo europeo cerró a la baja presionado por las dudas sobre la economía china, segundo consumidor mundial de crudo, y las tensiones entre Arabia Saudí e Irán, que complican un acuerdo en la OPEP para tomar medidas que frenen el desplome de los precios. Con todo, el Brent recuperó en la segunda mitad de la sesión parte del terreno que perdía a primera hora, cuando a llegó a marcar un mínimo de 32,18 dólares el barril, nivel que no tocaba desde abril de 2004.

Las turbulencias financieras que atraviesa China agudizaron la volatilidad del precio del petróleo; la debilidad en algunos indicadores económicos del gigante asiático y los estragos en sus principales bolsas han añadido presión al mercado del crudo, saturado desde hace año y medio ante la imposibilidad de dar salida al exceso de producción global. El barril de petróleo Brent cerró la sesión en 33,75 dólares, un 10,99% por debajo de la apertura del lunes, y el Texas (WTI) estadounidense terminó en 33,27 dólares, con una caída del 11,44% en cuatro días, mientras que los analistas continúan sin ver signos de recuperación.

«Creo que hay potencial para nuevas caídas, quizás hasta 25 dólares el barril», explicó Michael Hewson, analista jefe de la firma británica CMC Markets. Los mercados temen que un frenazo en el crecimiento chino afecte a las importaciones del segundo consumidor mundial, si bien Hewson advierte de que no se conocerá el alcance de ese posible impacto en la demanda hasta que Pekín publique este mes sus cifras oficiales de crecimiento. «El problema con la economía china es que nadie sabe realmente cuál es la situación«, considera el analista, que ve cifras macroeconómicas «completamente contradictorias» y señala que «es prematuro pensar que su economía se está ralentizando más de lo que ya sabíamos en diciembre».

A esa situación de incertidumbre se añadió esta semana las tensiones entre Arabia Saudí e Irán, avivadas por la ejecución de un clérigo chií saudí, que han complicado las posibilidades de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acuerde medidas para frenar la sangría de los precios del crudo. «Ante ese conflicto, ninguna de las dos partes va a querer ayudar a la otra, por lo que un acuerdo en la OPEP es mucho menos probable», dijo Hewson.

Irán, uno de los mayores productores de la organización, prepara su regreso a los mercados internacionales del petróleo en 2016, en cuanto se levanten las sanciones internacionales por su programa nuclear, por lo que maniobra para tratar de impulsar al alza los precios. Riad, que ha impuesto su visión en los últimos tiempos, es partidaria en cambio de mantener la tasa común de producción sin cambios, por encima de 30 millones de barriles diarios, para castigar a la naciente industria del esquisto estadounidense. «Es una batalla por la cuota de mercado y ninguna de las partes va a querer ceder. No veo que en este momento haya ningún apetito en absoluto por acordar un recorte en la producción», comentó Hewson.

Nicolas Robin, gestor de fondos de materias primas en Columbia Threadneedle Investments, considera que “una vez rotas las relaciones diplomáticas entre los dos países, es poco probable que trabajen juntos en cualquier potencial recorte de la producción de crudo por parte de la OPEP». Por otro lado, Robin indica que «lo que con el tiempo situará de nuevo los precios del petróleo por encima de los 60 dólares por barril será la combinación de presiones financieras, que obligarán a reducciones de inversión de capital en las empresa y, por tanto, una reducción en su futura producción, así como la amenaza de inestabilidad social en los países productores y una mayor demanda de crudo debido a los bajos precios del petróleo”.

Si la OPEP continúa sin variar su posición, los analistas consideran la posibilidad de que el nivel de producción global acabe descendiendo por sí mismo, al verse afectado por la reducción en las inversiones que causa la caída de los precios. Sin signos visibles de que esa situación vaya a darse a corto plazo, calculan que un aumento repentino de las tensiones en Oriente Medio podría ampliar los temores a un recorte de suministro y llevar los precios al alza.

El exceso de bombeo ha hecho que las reservas de petróleo de la mayoría de los países hayan alcanzado máximos históricos, lo que frena las importaciones y lastra asimismo los precios. La situación es especialmente acuciante en Estados Unidos, donde los tanques de crudo acumulan 482,3 millones de barriles, nivel no visto en los últimos 80 años. La rebaja de las previsiones de crecimiento global por parte del Banco Mundial (del 2,9% en 2016, según su último informe presentado) y la perspectiva de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) de que el crecimiento de la demanda de crudo se frenará este año han contribuido también a mantener a la baja los precios del petróleo.

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