El ángel exterminador

En primer lugar, el objeto de esta termita devoradora se precipita contra la CNMC como testigo de piedra de su deconstrucción imparable como organismo independiente y sus funciones. Si ya había sido lo suficientemente esquilmada en su proceso de constitución, la conformación de sus salas, la formación de sus equipos directivos y la propia confirmación en sus actuaciones al dictado, como los equilibrios con el exterminio del sistema de subastas.

Bien es cierto que la política española (la ejercida por los partidos de gobierno desde la creación de las mismas) desconfía enormemente de la existencia de órganos reguladores independientes, pero actualmente, cada día que pasa y cada paso que se da, hunde más a estos organismos hoy integrados en un magma irreconocible.

Ahora, ante este procedimiento «pontifical» (por encima del puente) a través del Parlamento, se le drenan nuevamente funciones a este regulador, y tampoco es que la CNMC tenga mucha capacidad de decir esta boca es mía con alguna convicción, o invocando alguna simetría con las funciones que ejercen este tipo de organismos en el mundo anglosajón. En el fondo, como institución puede pasar de un «dolce far niente», a ser esclavo feliz, un zombi «walking dead», en realidad, un trampantojo de órgano regulador que enseñar formalmente en la Unión Europea.

En segundo lugar, el hecho de que el Gobierno acceda a modificar la estructura tarifaria de la alta tensión generando déficit tarifario, acaba además con los principios de suficiencia tarifaria que están en la Ley del Sector Eléctrico y con la ley del sentido común, insostenible cuando el suministro energético se convierte en un objeto del eje político. Pero es que la arbitrariedad que se ha evidenciado con el decreto que hay en marcha, más la modificación de la Ley del Sector Eléctrico, además abre un problema de proporciones imprevisibles, como es la sujeción a un proceso torrencial de solicitud y reclamación de excepcionalidades tarifarias, que por otra parte ya ha comenzado.

Ya tenemos conocimiento del compromiso que adquirió el propio José Manuel Soria con la industria vasca, expresado en sede parlamentaria al diputado del PNV Pedro Azpiazu. Ahora, además, acabamos de conocer cómo el Gobierno también podría tener en cartera modificar los precios eléctricos para el colectivo de los regantes por la misma vía y gracias al mismo instrumento. Para cualquier Gobierno, parece ser que la tarifa, los costes del suministro, los costes regulados y el déficit tarifario, le resultan vías simpáticas para hacer amigos puesto que además, en su formato actual, no generan déficit público y, a malas, en el futuro se puede resolver con un «decretazo» o varios.

De hecho, en el propio Consejo Consultivo de la Electricidad varias Comunidades Autónomas reclamaban el mismo tratamiento o bien denunciaban la arbitrariedad de este sistema de subsidios cruzados que se abría en canal. En todo caso, en un momento como éste de reclamaciones territoriales, abrir este melón es de una irresponsabilidad considerable por parte del Gobierno.

Aclaremos. La medida en trámite constituye un subsidio cruzado que si se hace en el presente (compensando los costes de acceso de unas estructuras tarifarias con otras) modificará los costes de unos consumidores (domésticos y sectoriales) frente a otros y de unos territorios frente a otros. Y si se realiza hacia adelante, es decir con déficit, modificará las cargas presentes en pos de las cargas futuras y de quien soporte este nuevo déficit tarifario. Y quién sabe, finalmente, qué es lo que puede opinar la Unión Europea si un día se recupera del interminable proceso de constitución de la nueva Comisión. ¿Logrará explicar Arias Cañete que esto no es una ayuda de estado?

También es cierto que nuestra clase política y de gobierno, le podrá dar la vuelta y decir que de esta forma «son sensibles a las necesidades de los sectores económicos». El lenguaje de la comunicación política. Pero detrás de una afirmación rayana en el despotismo ilustrado, se encontrarían una ordenación intervencionista de sistemas de subsidios cruzados basados en la capacidad de presión y en la discrecionalidad, siempre mutable, por cierto.

De estas dos cuestiones, el Partido Socialista Obrero Español en el Congreso ha denunciado la primera de ellas, es decir, el daño institucional infligido a la CNMC. No es poco, y debe servir para avalar su compromiso futuro con este tipo de órganos independientes. Ha soslayado el problema territorial y sectorial con prudencia, con inteligencia, con medida, incluso con astucia. Lo que no se sabes es si es suficiente para detener al ángel exterminador de un Ministerio omnisciente.

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