El gas de Argelia

Un nuevo frente se abre en la operación de adquisición de Unión Fenosa por Gas Natural y es una de las joyas de la corona de la empresa gasista: el contrato del gas de Argelia, que supone que Gas Natural tenga el 100 % del abastecimiento del gas natural procedente de ese país a través del gasoducto del Magreb hacia Europa. Una verdadera bomba de relojería en lo que se refiere a competencia, tanto en le plano nacional como en el europeo, ámbito en el que podría llegar a desenvolverse la resolución definitiva de la operación.

Una cuestión que, por sus efectos a nivel competitivo, está siendo señalada con el dedo en el momento en que se trata la operación por los órganos reguladores españoles en materia de competencia. Por tanto, este contrato, parece que se puede convertir en un argumento que puede esgrimirse en contra de la gasista, que podría “ir a por lana” y salir trasquilada”.

El contrato fue negociado por el gobierno socialista duratne el mandato de Felipe González y suscrito con Enagas, antes de convertirse en Gestor Técnico del Sistema. Posterormente este contrato fue cedido a favor de Gas Natural en su momento, lo que conlleva que sus condiciones supongan unos precios y volúmenes que son estratégicos para la compañía.

Ahora, según la información a la que ha tenido acceso Energía Diario, con esta operación abierta en manos de las autoridades de regulación y competencia, en las alegaciones formuladas a la misma, se insta a que la Comision Nacional de Energía recomiende a la Comisión Nacional de Competencia que este contrato se ceda a todos los operadores del mercado de aprovisionamiento de gas.

En este contexto los competidores de Gas Natural, consideran que este contrato sería una ventaja competitiva impropia del proceso de liberalización, y el momento en el que ponerlo de manifiesto, la concentración de actividades gasistas resultante de la operación Gas Natural-Unión Fenosa.

Por su parte, tal y como se ha conocido ayer, los servicios técnicos del organismo habrían propuesto en el informe de la función 15 de la compra de Unión Fenosa por gas natural, una desinversión de 800 MW en centrales de ciclo combinado a la empresa resultante, así como una mínima reducción en la actividad comercializadora. Según se ha podido conocer en los medios de comunicación, la propuesta ha sido tachada de inconcreta en el propio organismo.

De confirmarse esta posición, las desinversiones que propone la CNE se centran en la actividad eléctrica de la nueva empresa resultante de la operación. Por tanto, no habría propuestas de este regulador en lo que se refiere al mercado gasista, pese a las importantes cuotas de mercado resultantes , tanto en aprovisionamiento como en distribución y comercialización, algo que en determinadas comunidades autónomas es más apreciable y que Gas Natural justifica en la entrada prevista de Sonatrach en el mercado español.

La compra de Gas Natural sobre Unión Fenosa ¿a nivel europeo?

Como ya anticipábamos esta semana la Comisión Nacional de Energía tiene el primer plato fuerte del año en la operación de adquisición de Unión Fenosa por parte de Gas Natural. Una operación sobre la que se precipita ahora la amenaza de su revisión en el ámbito europeo. Según ha podido conocer Energía Diario, la italiana ENI podría acudir a la Comisión Europea, trasladando la operación en las instancias comunitarias.

Esta amenaza podría ser letal para la operación, puesto que la adquisición indirecta por parte de Gas Natural de la participación de Unión Fenosa Gas, que asciende al 50 % del capital de esta sociedad podría ser objeto de revisión si tuviera un tratamiento regulatorio como adquisición intracomunitaria. En este sentido, hay que tener en cuenta la propia actuación de la Unión Europea en las operaciones empresariales. Mientras que en las operaciones de otros sectores no energéticos, suelen tener una tramitación tranquila, en los sectores energéticos estas operaciones acaban en condiciones severas e incluso en prohibiciones. Uno de los casos paradigmáticos es el de la OPA de Gas Natural sobre Endesa, algo que seguramente tiene escamados al equipo de Gas Natural.

Unión Fenosa Gas tiene comprador natural

Como ya se hemos venido informando en este medio, la sociedad que mantiene la italiana ENI con Unión Fenosa al 50 %, mantiene unos pactos parasociales que son endiablados para el desarrollo de la operación. Los pactos implican que si se modifica la composición de esta sociedad, la otra tiene derecho de tanteo sobre la parte en venta y, en definitiva, puede adquirir la parte en venta, sobre la base de una valoración de bancos de negocios y un 20 % adicional.

En este sentido, parece que ENI esta haciendo valer sus posibilidades de adquisición con mucha firmeza en la operación. Así se desprende de las propias alegaciones que ha formulado a la Comisión Nacional de Energía y lo que se ha podido conocer por los medios de comunicación. Situación que puede incomodar ciertamente a Gas Natural que tendría que mejorar la oferta para hacerse con este 50 % y que sería estratégico para los intereses de la gasista. Todo ello, sin que las autoridades de competencia se hayan pronunciado hasta el momento, de forma que podrían ubicar las desinversiones a realizar de la operación en los activos gasistas y no en los eléctricos, lo que sería la opción más lógica. De hecho, la empresa resultante, contaría con una cuota muy alta en el mercado de aprovisionamiento y distribución. El paso a instancias europeas, desactivaría notablemente el papel de los órganos de regulación y competencia españoles.

Semana relevante para la operación Gas Natural – Unión Fenosa

Esta semana que comienza será decisiva para el desarrollo de la operación de adquisición de Unión Fenosa por Gas Natural. Y será relevante, pero no decisiva. La Comisión Nacional de Energía analizará la denominada función 15 de este organismo, es decir los efectos de esta operación sobre la competencia en los mercados energéticos que se ven afectados: aprovisionamiento y comercialización de gas y electricidad. Esta operación ya superó en la CNE el no trámite de la función 14 (si la operación tendría efecto sobre la inversión en las actividades reguladas y la garantía de suministro), justo en el momento en que los tribunales europeos cuestionaban el alcance de esta función.

En este caso, el informe de la función quince no es vinculante. Su informe será remitido a la Comisión Nacional de Competencia, que será quien finalmente determine como se lleva a cabo la operación, si se autoriza directamente, si se autoriza con condiciones o, por el contrario, propone que se prohíba la operación. Si el Gobierno no estuviera de acuerdo en la posición de este organismo, tendría que justificar las razones a su oposición.

Hasta el momento, ha existido una “calma chicha” en torno a la operación, aunque han empezado a aparecer las primeras disensiones. Una primera que señala el punto de riesgo para la competencia en la operación en las actividades gasistas de la nueva compañía. El argumento es que Gas Natural es uno de los principales operadores gasistas del mundo y con la adicción de la actividad de Unión Fenosa Gas esta capacidad se incrementa y más aún en el mercado ibérico.

Eso apunta a que las condiciones de la operación tendrían que ir orientadas a moderar la configuración de un operador casi monopolístico en el mercado del gas en España. Algo que alcanza tanto al aprovisionamiento como a la comercialización. Gas Natural apela a la futura entrada de Sonantrach en sus argumentos para evitar condiciones severas en materia de desinversión, a sabiendas que el control del gas seria el elemento más estratégico de la operación, más que la actividad eléctrica.

Por otra parte, otro de los trasuntos que ha levantado esta operación es la conformación empresarial que tiene Unión Fenosa Gas, en la que participa en un 50 % ENI, y que merced a una cláusula muy ‘a la italiana’, esta empresa tiene un derecho de tanteo sobre el 50 % restante, caso de que se modificase la conformación accionarial de UF-Gas. Una “jugada” que además podría resultar muy cara a Gas Natural; caso de querer quedarse con el 50 % que actualmente tiene la empresa transalpina, hasta un 20 % más de lo que fijen los bancos de negocio.

Todo ello trae consecuencias desde el punto de vista de la operación y del precio fijado en la misma, así como del apalancamiento necesario para efectuarla. Algo que nos podría devolver al escenario inicial, en la medida que los ratios de deuda sean más elevados para la garantía en las actividades reguladas. Lo que si está claro es que el resto de competidores está muy atento a la operación y que un proceso que a priori parecía sencillo, parece que no acaba nada más que empezar.

El petróleo cae un 14 por ciento en medio de la crisis financiera

La bajada fue menos pronunciada ayer, viernes, después de la aprobación del plan de rescate de Washington para los mercados financieros, lo que ha despertado una cautelosa esperanza de que estimule la economía y por ende el consumo de energía.

En Nueva York, el barril de crudo de Texas (WTI), referencia para Estados Unidos, concluyó ayer a 93,88 dólares, tan sólo 9 centavos menos que al cierre del jueves, pero con una caída de 13,01 dólares -un 13,8 por ciento- respecto al viernes anterior.

El abaratamiento acumulado desde mediados de julio, cuando este barril batió un récord histórico de más de 147 dólares, es del 36,4 por ciento.

Paralelamente descendió en Londres el crudo Brent, referente en Europa, y ayer, tras bajar hasta los 88 dólares por barril, terminó la sesión a 90,25 dólares/barril, un 14,7 por ciento menos que al cierre de la semana precedente (103,54 dólares).

Los operadores en los mercados del crudo estuvieron atentos al voto de los congresistas estadounidenses, que tras rechazar el lunes el mayor plan de rescate para el colapsado sistema bancario, fue finalmente modificado y aprobado el viernes.

En medio de una gran incertidumbre sobre la evolución de la economía mundial, en los mercados petroleros ha prevalecido la percepción de que el empeoramiento de la situación financiera y macroeconómica frenará mucho la demanda de crudo.

A esta perspectiva contribuyó la noticia de la pérdida de empleos en EEUU, como también la advertencia del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, sobre un crecimiento aún más ralentizado de la economía para la zona euro.

«La realidad es que hay una gran incertidumbre», entre otros sobre la evolución de los precios del petróleo, dijo Trichet, y recordó que desde Europa se está transfiriendo «una enorme cantidad de dinero» a los países productores de crudo.

En cuanto a la demanda petrolera, la tendencia a la baja fue confirmada por un informe del Departamento de Energía (DOE) de EEUU que reveló un retroceso interanual del consumo de crudo.

Asimismo, la consultora especializada vienesa JBC Energy calcula que 2008 concluirá con una demanda estadounidense de gasolina inferior en unos 200.000 barriles diarios a la de 2007.

«Las ventas de automóviles en Estados Unidos cayeron en septiembre un 21,5 por ciento (respecto al mismo mes de 2007)», fenómeno que la industria atribuye a las turbulencias financieras y la falta de créditos, recordó la asesora en un análisis.

Y en Japón, tercer consumidor mundial de crudo después de EEUU y China, la demanda de productos petroleros cayó en agosto al nivel más bajo en 21 años.

En cuanto a la oferta, destacó el fuerte aumento en Estados Unidos de las reservas almacenadas de crudo y gasolina, en 4,3 millones de barriles y en 900.000 barriles, respectivamente.

Por otro lado, los precios del «oro negro» mantuvieron estos días su correlación con el valor del dólar, moneda en la cual cotiza esta materia prima, y descendieron cuando el billete verde subió.

El euro cayó el viernes a su nivel más bajo desde septiembre del año pasado, y se vendió a 1,3701 dólares, aunque se recuperó ligeramente luego, tras la aprobación de Washington de la inyección de 700.000 millones de dólares a los mercados financieros.

Candidatos para una reforma pendiente

La semana pasada las declaraciones del Ministro de Industria señalando que “querría perfiles técnicos” para el Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía, nos devolvía a la situación de interinidad en que está su actual composición. Entre otras cosas, porque ya han empezado a surgir propuestas y colocarse en posicines de proximidad.

Uno de los candidatos que más recientemente ha aparecido es el anterior Secretario General de Energía, Ramón Pérez Simarro, que procede del sector gasista, al ser consejero de ENAGAS y REPSOL. Su candidatura parece que ha recalado a través de la Vicepresidenta del Gobierno, Mª Fernández de la Vega. Una candidatura difícil por varios motivos, en primer lugar por que no parece razonable que pueda ocupar uno de los puestos que dejan los candidatos salientes, todos del PP. En segundo, por su propia cercanía a las propias empresas. Y, una tercera, que complicaría aún más la reducción de miembros del organismo que también se ha anunciado en varios medios de comunicación.

Por este motivo, por su cercanía al Partido Popular, ha cobrado fuerza el nombre de la actual secretaria del Consejo, Marina Serrano, Abogada del Estado (un cuerpo de tradición más próximo al partido conservador), ex directora general de Patrimonio del Estado, aunque según las fuentes consultadas en el Partido Popular también se apostaría por la continuidad de Javier Peón, actual consejero en el organismo. En el ámbito político, y sobre todo, en el de los partidos nacionalistas, parece que es el turno del Partido Nacionalista Vasco para ocupar uno de los puestos vacantes. Aunque ya se ha hablado del ex senador Xabier Albistur, parece que el equilibrio de fuerzas en esta formación no se decanta tanto hacia los hombres próximos al anterior presidente Josu Jon Imaz. En el PSOE, otro de los nombres procedentes de la política es el del ex Ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, todavía en espera de destino.

Por su parte, Ignasi Nieto, anterior Secretario General de Energía, que sigue muy activo en el sector, pero desde posiciones menos expuestas, también podría ser otro candidato a tener en cuenta, lo que sería una “bomba” (nunca mejor dicho) dentro del sector, al volver de su experiencia en la empresa de sistemas militares ISDEFE. La virtualidad de esta candidatura estriba sobre todo porque sería también una forma para el actual ejecutivo de “gestionar” su presencia y su insistencia sectorial.

Por otra parte, dentro del organismo han surgido rumores que señalaban como posible candidata a María Jesús Martín Martínez, actual directora de Mercados Derivados de Energía, quien también puede tener una vía abierta de llegada a la consultora Intermoney. El puesto de Martínez, creado por Maite Costa, no ha llegado a “cuajar” en la estructura del organismo y hay quien lo ve en extinción, lo que ha levantado todo cúmulo de posibilidades dentro de la CNE. Martínez tiene buenas relaciones con Carlos Ocaña (actual Secretario de Estado de Hacienda, no el jefe de Gabinete de Sebastián, también Carlos Ocaña) y con Miguel Angel Lasheras, consejero de Enagas y presidente de Enervia.

El hecho de precisar mayor bagaje profesional y peso en el sector parece que se trata de un peso difícil de levantar para María Jesús Martín Martínez como candidata a Consejera, y para otro de los nombres que se han anunciado y circulado en las quinielas, el de Milagros Avedillo, ex CNE, ex Oficina Económica del Gobierno y actualmente colaboradora de David Vegara, Secretario de Estado de Economía. Se trata también de otro de los argumentos delirantes que forman parte de esta prolongada sustitución anunciada: la cuota femenina. Otro de los candidatos que se manejaba en el interior del organismo, era el propio José Manuel Revuelta, actual director de Regulación, del que ya se ha hecho público su vuelta a Endesa. En todo caso, todos estos nombres dan cuenta de la situación del organismo, sumido en su propia devanadera.

Mientras, siguen sin aparecer en las quinielas candidatos de peso. Parece que no se oyen nombres. A lo mejor hasta es positivo y hasta no los queman.

Una buena noticia para el sector de la energía solar fotovoltaica y para el sector energético

La forma en que se ha resuelto la nueva legislación sobre energía solar fotovoltaica es una cuestión que no debe pasar desapercibida positivamente por lo que quiere transparentar de nuevas formas en la actuación del Ministerio de Industria y la Secretaria General de Energía. Nuevas formas que es preciso saludar y valorar en su justa medida. Sobre todo, porque si bien es cierto, que debería tratarse de un comportamiento habitual en la actuación del Ejecutivo, no ha sido la práctica más usual hasta el momento. En este sentido, la nueva Administración ha sabido recoger lo que era un problema “heredado” y resolverlo.

Lo primero que cabe señalarse es que hemos asistido a un proceso “normal” de negociación, partiendo de un mecanismo, el que se contenía en la propuesta de Real Decreto que ya dibujaba una máquina regulatoria mucho más perfeccionada: el denominado método alemán de adecuación de la retribución al cumplimento de los objetivos de instalación. Por tanto, se apreciaba desde el primer momento la búsqueda de un modelo más permanente en el tiempo y una sofisticación regulatoria a la que no estábamos acostumbrados, en la medida que se provenía del más absoluto coyunturalismo regulatorio. No hay más que ver la propia precipitación en la necesidad de abordar el propio marco de la energía fotovoltaica en el R.D. 661/2007 (la regulación de esta tecnología es una de las piezas más débiles), con el decreto de “cuerpo presente”.

También es preciso señalar como el propio Ministerio de Industria, fruto de las negociaciones con las asociaciones sectoriales, de los posicionamientos también recogidos en el trámite de la Comisión Nacional de Energía, ha modificado y suavizado su propuesta inicial, de forma que ha ampliado con cupos adicionales temporales la instalación en suelo y ha mejorado la retribución de estas instalaciones. Por tanto, ha sabido jugar con una posición negociadora hasta llegar a un equilibrio con el sector, pero al mismo tiempo ha querido dibujar las líneas de futuro del mismo, haciendo en este caso “política” respecto de la participación de esta energía en el mix de generación energético. Bienvenido sea porque al menos se percibe y con transparencia las intenciones de la Administración y se articula lo que es normal en los procesos de negociación latina: plazos, períodos, fórmulas de adecuación temporal, etc…

Por otra parte, hemos podido comprobar la existencia de posiciones “duras” de las partes en distintos momentos de la negociación, la existencia de canales de diálogo y negociación, sin necesidad de que suponga un entreguismo de unos o de otros. Nadie en un proceso de negociación transparente suele ganar por goleada, sino que se trata de buscar una solución razonable, más que intermedia. En este caso, desde el Ministerio de Industria se ha tenido conocimiento de la evolución tecnológica del sector, de su situación en términos de rentabilidad, de las posibilidades en términos de innovación, inversión y empleo y de su propia conformación sectorial, teniendo en cuenta las posibilidades que tenía de provocar un efecto indeseado en una parte de “burbuja” generada por la regulación precedente.

Esto contrasta notablemente con las formas regulatorias que estábamos acostumbrados con el equipo anterior, encabezado por Clos y Nieto: regulación muy espasmódica, desbocada, plagada de posibles correcciones de errores, con poca perspectiva sectorial y ausencia de vocación de estabilidad regulatoria (el BOE está para adecuarlo a los objetivos y coyunturas de cada momento), una forma de ejercer el diálogo con los sectores económicos y empresariales fuertemente disfuncional, con un ejercicio de tiempos desequilibrado en la relación de la Administración y las industrias, la inclusión de cuñas, recovecos y “morcillas” en los textos que desactivaban los acuerdos y generaban fuerte suspicacia entre los sectores, con una consecuente falta de confianza y con negociaciones en términos de poder muy diferentes dependiendo del interlocutor (la “negociación” de la retribución del transporte fue un ejemplo de esto último). Todos ellos signos de la última etapa, que esperemos pasen a mejor vida.

La crisis agrava la volatilidad del precio del crudo, inclinado a la baja

Esa espectacular alza se registró en el crudo de Texas (WTI), pero no se trasladó sin embargo a la cotización del día siguiente, pues afectó sólo a los contratos para entrega en octubre que vencieron ese mismo día en la Bolsa Mercantil de Nueva York (NYMEX).

Así, la semana se inició con el barril del WTI para entrega en octubre disparándose hasta los 130 dólares, antes de concluir el lunes a 120,92 dólares, un 15,7 por ciento más que el cierre anterior (del viernes), que es la mayor subida en una sola jornada desde que estos contratos comenzaron a comercializarse en 1983.

Sin embargo, en comparación los contratos del mismo petróleo para entrega en noviembre subieron el mismo día «sólo» en poco más de 6 dólares, al igual que los del crudo Brent, referencia para Europa, en el Intercontinental Exchange Futures (ICE).

Durante el resto de la semana mantuvieron una volatilidad alta, dentro de la cual se impuso una tendencia a la baja: el WTI concluyó el viernes a 106,89 dólares, un uno por ciento menos que el jueves, y el Brent bajó 1,06 dólares, hasta los 103,54 dólares.

Sin embargo, estos precios superan a los del cierre de la semana anterior, de 104,55 y 99,61 dólares por barril, respectivamente, mientras que el barril del crudo referencial de la OPEP se movió esta semana entre los 99 y los 97,68 dólares, unos 10 dólares más que la media de la semana precedente (89,19 dólares).

Noticias de que Arabia Saudí está reduciendo sus exportaciones de crudo, mientras Nigeria y México registran asimismo reducciones en su bombeo sostuvieron a los precios, al tiempo que otros datos, como un fuerte descenso de la demanda de gasolina en Estados Unidos y de las ventas de automóviles en Europa, han presionado a la baja.

Pero la principal preocupación de los mercados es el temor a que la crisis financiera de EEUU se extienda al resto del planeta.

«En condiciones normales, los operadores estarían ponderando el impacto de los huracanes Gustav y Ike, que han detenido una parte importante de la capacidad de producción de crudo y derivados», señala la asesora especializada JBC Energy, con sede en Viena.

«Pero confrontados con un problema aún más dramático para todo el mundo, los mercados se concentran más en el desastre financiero que en la calamidad natural», añade.

Ahora, todos esperan que este fin de semana la Casa Blanca y los legisladores estadounidenses logren un acuerdo para aprobar el plan de rescate al sistema financiero, después de conseguir desbloquear anoche la negociación, en parte gracias a que el departamento del Tesoro aceptó un fraccionamiento en varias partidas de los 700.000 millones de dólares que compondrán el monto total del paquete.

En todo caso, los analistas advierten de la complejidad de la situación, que dificulta asimismo prever la evolución de los precios del petróleo.

Por un lado, si la crisis afecta negativamente a la coyuntura mundial, como prevén muchos economistas, puede mermar la demanda energética y presionar a la baja sobre las cotizaciones, lo cual a su vez amenaza con frenar las inversiones en el sector.

Según la consultara, unos «precios del crudo en torno a los 90 dólares ya están apretando a varios productores de arenas (bituminosas)», una de las formas más caras de extraer crudo, y de forma similar, se calcula que la energía nuclear necesita, para obtener beneficios, que el barril de petróleo no baje de 70 dólares.

Por otro lado, los precios pueden volver al alza si la crisis va acompañada de un debilitamiento del dólar frente al euro y otras divisas, pues este fenómeno empuja a los inversores a refugiar su capital en las materias primas.

¿Otro caso Taguas?

La salida del director de regulación de la Comisión Nacional de Energía (anunciada hace días en el diario Cinco Días) parece que no ha suscitado a primera vista ninguna polémica apreciable, pasando desapercibida a los ojos de la opinión pública.

Vayamos por partes. Quizá esto ha sido así, en primer lugar, porque el puesto que ocupa actualmente José Manuel Revuelta no tiene la repercusión mediática que tendría la cercanía a la Presidencia del Gobierno, caso de Taguas, responsable en aquel momento de la Oficina Económica del Presidente. En segundo lugar, porque el destino de Taguas, toda vez que ya se atisbaban los primeros problemas para el sector inmobiliario parece más llamativo que la empresa a la que volverá Revuelta, en este caso, Endesa. Un sector que en estos momentos no está en el ojo del huracán, y en todo caso, Endesa, ya lo estuvo en su momento, y que parece que ahora el movimiento va por otros barrios.

El caso es que tenemos que recordar que el sector eléctrico es un sector fuertemente regulado. De hecho del conjunto de actividades que desarrolla el sector eléctrico se denominan actividades reguladas al transporte y a la distribución. Es decir a lo que tiene relación con la utilización de redes para el transporte de la electricidad hasta el consumidor (en el caso de que no exista un comercializador de por medio, situación que actualmente no es muy frecuente).

Por otra parte, porque las otras actividades liberalizadas que son la generación de electricidad y la comercialización de electricidad, mantienen una macrorregulación que pende sobre el conjunto del sistema. La denominada tarifa regulada, herramienta que sirve en estos momentos para contener los precios de la electricidad y trasladarlos al futuro en forma de déficit tarifario. El hecho, es que nos situamos en un momento crucial en el cual deben desaparecer las tarifas reguladas y las denominadas tarifas de ultimo recurso no deben suponer una construcción falseada de las antiguas tarifas reguladas para seguir instrumentando lo que en realidad son unas tarifas políticas. Es en este momento y situación, en el que Revuelta llega a Endesa procedente de la Dirección de Regulación de la Comisión Nacional de Energía.

Pero no sólo eso, la regulación en el sector eléctrico afecta, en estos momentos, a las tomas de decisiones sobre operaciones corporativas (función 14 en cuestionamiento) o función 15 (relativa a la competencia). También en el funcionamiento de las subastas virtuales de capacidad o en las subastas de déficit tarifario, en la que además intervienen operadores financieros. Del mismo modo, la forma en que se articula el acceso, la retribución de las distintas tecnologías o incluso las renovables tienen que ver con la regulación de este sector.

Por ello, y solamente por ello, ya sería muy importante, el transvase de un directivo de esta importancia de la Comisión Nacional de Energía a una empresa regulada. Además, en ocasiones ha dado la impresión (y así se ha percibido en el sector) que en la etapa de Maite Costa, la Dirección de Regulación se ha interpuesto sobre la propia estructura del organismo en el análisis de cada una de las decisiones en las que la CNE tenía que tomar posición. ¿Qué quiere decirse? Que la Dirección de Regulación ha ido desplazando a las Direcciones Eléctrica, Petróleo y Gas en las decisiones más polémicas y relevantes para elaborar los informes desde esa plataforma. De hecho, a esto se ha añadido la sombra inevitable sobre la actividad de esta Dirección y su vinculación con las esferas políticas (y consecuentemente arrojando dudas sobre la independencia de la actuación del regulador). En concreto, la buena relación que mantienen el Director de Regulación y el anterior Secretario General de Energía, Ignasi Nieto, cuestión que es conocida, reconocida, pública y notoria.

En consecuencia, cabe señalarse que en este caso la vinculación entre regulación y actividades es mucho más directa e intensa, incluso que en el caso del propio Taguas, dónde las vinculaciones podrían ser más o menos ciertas, pero diluidas en su papel de “Consultor Económico”.

En este sentido, aquí no pasa esto, y por ello, cabe efectuar un llamamiento para que se examine la salida del futuro ex Director de Regulación de la CNE desde el punto de vista de las incompatibilidades desde la Oficina de Conflicto de Intereses del Ministerio de Administraciones Públicas, con la mayor atención y transparencia, en aras a dar las mayores garantías al sector y confianza en la actuación institucional. No puede pasar desapercibido un movimiento de estas características y sería especialmente ‘sano’ para la confianza en nuestras instituciones, un régimen de ortodoxia y de confianza.

¿Habrá función 14 en el caso de la adquisición de Unión Fenosa por Gas Natural?

El consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía se reúne hoy para abordar su posición respecto de la denominada función 14 y su aplicación respecto de la operación de compra de Unión Fenosa por parte de Gas Natural. Esta decisión ha sido ya pospuesta una vez en el seno del Consejo, a la vista de la necesidad de seguir confrontando los efectos de la sentencia del tribunal europeo a la reforma que realizó el gobierno en su momento, de cara a la entrada de E.On en liza en Endesa.

Según ya se ha podido saber a través de los medios de comunicación, parece que la propuesta que tratará el Consejo es que no se aplicará la función 14 al caso de la operación Gas Natural, ni siquiera en su formulación previa (anterior a la entonces deseada disciplina española propuesta anti E.ON).

Por otra parte, ayer El Confidencial señalaba que existían “presiones insistentes” desde el entorno de Florentino Pérez (ACS) para que el Consejo de Administración del organismo resolviera la operación sin necesidad de aplicar esta función, paso previo en la tramitación habitual de estas operaciones.

Por otra parte, ayer el rotativo económico El Economista, recogía que la Comisión Nacional de Energía abogaba por que la empresa resultante de la operación tuviese un menor peso en el mercado del gas (aprovisionamiento y comercialización), lo que podría significar que se pudiera instrumentar condiciones que supusieran la venta de determinadas redes como serían las de Madrid y Galicia. Según esta información la cuota conjunta de mercado de la resultante puede ser muy elevada y, particularmente, en varias Comunidades Autónomas, lo que ha levantado las alarmas en lo que se refiere al ámbito de la competencia.

Una CNE, friendly

En todo caso, de los primeros pasos de esta operación, lo que parece claro es que la CNE seguirá siendo un organismo “friendly” con los intereses de ACS, en la medida que ha modificado sus posiciones y criterios anteriores concernientes al ejercicio de los derechos políticos en las Juntas Generales de Iberdrola, empresa en la que participa simultáneamente en el sector energético. En todo caso, es curioso como opera de forma maniquea la ley del péndulo en la aplicación de la función 14 del organismo, por una parte de pasar a ser un ‘fidelato’ que se estira y amplía hasta extremos inaprensibles (última formulación, ahora derogada por el Tribunal Europeo), hasta diluir cualquier observancia sobre el efecto en las actividades reguladas y en la inversión de operaciones que tienen que ver con dos operadores españoles y cuyas desinversiones y capacidad financiera tendrían que estar verificadas por los reguladores independientes.

La no existencia de la función 14 evidentemente entraña una serie de beneficios para la operación y su agilidad: el primero, el posible aborto de recursos posteriores que pudieran entorpecer la misma. En segundo, permitir mayores grados de libertad de cara a la cobertura de los requisitos financieros para la atención a lo que se denominan actividades reguladas, verdadero sentido de la función 14. Eso es una cuestión que se dilucidaría solamente a través de la función 15 (que valora cómo afecta la operación a la competencia) y cuyo papel realmente está en manos de la Comisión Nacional de Competencia. El informe de la CNE, en este caso, servirá para que este órgano fije su posición definitiva.

La no subida del butano: un mal ejemplo, un mal presagio, una mala práctica.

La semana pasada pudimos conocer como el Ministerio de Industria decidió no subir los precios del butano, congelando los precios de la bombona hasta fin de año, pese a la evolución de los precios de los combustibles. La justificación que ofrece el Ministerio de Industria ante esta medida es la protección de los consumidores y la existencia de tensiones especulativas que han propiciado la subida de precios de las materias primas. Por otra parte, y según la fórmula recién aprobada en la que se recogía la evolución de los precios, debería haberse subido un 9 % el precio de la bombona, algo que parece que su mayor problema, es que es insoportable políticamente.

Lecturas de esta decisión de no subida del butano.

– La primera es la perversión de los mecanismos que se fijan como articuladores del funcionamiento de los sectores energéticos. Quiere decirse que si existe una normativa vigente y se establece una determinada fórmula de fijación/revisión de precios, ésta debería aplicarse, sobre todo para garantizar la seguridad de todos los involucrados en la decisión. Sobre todo porque, si en aras de la protección de los consumidores, o de lo que sea, esto no se produce, se cae en una modalidad de arbitrismo paternalista intencional.

– Segunda lectura: el mantenimiento de la energía (en sus distintos formatos y formas de suministro) como servicio sujeto a precios intervenidos, algo que presagia que los procesos de liberalización en los sectores del gas y la electricidad tienen todavía muchos obstáculos políticos, filosóficos (y mentales) que resolver. Entre ellos una desconfianza hacia el mercado: si el mercado ofrece los resultados deseados es bueno y si no ofrece los resultados deseados es que es malo. Argumento en todo caso falaz, porque las alternativas al mercado son siempre menos eficientes y ofrecen efectos indeseados.

Por tanto, esta no decisión es una medida que se interpone en lo que debería ser la traslación de precios a los consumidores, con el fin de conseguir mejores ahorros, ajustes en los comportamientos y mayor eficiencia energética, incluso fomento de la sustitución de tecnologías por parte de los consumidores finales. Por tanto, la acción regulatoria altera los precios relativos de las tecnologías. Pero, la crisis aprieta y el conjunto de malas noticias a enviar a los ciudadanos es limitado, sobre todo, en tiempos de debilidad.

– Tercera, la satanización de los argumentos. Si, cuando las materias primas suben, lo hacen por la existencia de los “nefandos especuladores”, y no se traslada a los consumidores, cuando las materias primas bajan ¿qué pasará?. Ello introduce mecanismos de desconfianza también en los ciudanos que perciben esta asimetría justo en el sentido contrario. Hay que tener en cuenta que, realmente, las subidas y bajadas de precios se producen por la interacción entre oferta y demanda, y que la propia especulación es un comportamiento habitual en los mercados ¿Qué señales se trasladan a los consumidores para que sean conscientes de los precios reales? ¿Quién paga la diferencia?

Por tanto, el argumento políticamente correcto (pero económicamente erróneo) y biempensante estriba en la reducción de daños colaterales momentáneos: a los consumidores y ciudadanos. Pero al final todo se paga y todo llega, y probablemente las fórmas en que se produce esta demora, no sea la más conveniente ni para la economía, ni para los ciudadanos, ni para la propia política que se acotumbra a pervertir los mecanismos y el funcionamiento de los mercados y de la sociedad.