Semana convulsa para el mercado del crudo

El mercado del crudo vivió una convulsa semana llena de contradictorias noticias que no impidieron un aumento de los precios que acercó el barril a los 50 dólares, debido al optimismo por la toma de poder de Barack Obama y al anuncio de que la OPEP está dispuesta a recortar aún más su producción.

La semana comenzó con un bajón del 4,4 por ciento en el precio del Brent europeo, con el mercado aún resentido por la última previsión de la Agencia Internacional de la Energía que rebaja a 85,3 millones de barriles diarios el consumo en 2009, por lo que la demanda caería por segundo año consecutivo, algo inédito desde 1982.

Sin embargo, el Petróleo Intermedio de Texas (WTI), referente en EEUU, reaccionó de manera bien distinta y ya el martes ganó más de un 6 por ciento, en una jornada en la que Barack Obama asumió la presidencia en Estados Unidos y recordó la crisis económica que atraviesa el país.

De hecho, el «efecto Obama» se hizo sentir ya el miércoles en el mercado de futuros de Londres, al igual que en la mayoría de plazas bursátiles del mundo ante la expectativa de que el 44 presidente de EEUU ponga en marcha un plan de estímulo de la primera economía del mundo.

Así, el miércoles el Brent superó la barrera psicológica de los 45 dólares y experimentó la mayor subida diaria de las dos últimas semanas. Ese mismo día, el Texas celebró con otra subida del 6 por ciento las afirmación del ministro argelino de Energía, Chakib Jelil, sobre que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) recortará de nuevo la producción en su reunión del 15 de marzo si fuera necesario para ayudar a estabilizar los precios.

El ministro argelino aseguró que se están ejecutando «al cien por cien» las decisiones que adoptaron los países miembros en la última reunión de diciembre en Orán (Argelia), en la que se acordó una rebaja de 2,2 millones de barriles diarios en las cuotas de producción.

Una señal que siguió elevando el precio del «oro negro» pese a los datos publicados el jueves sobre que el crudo almacenado la pasada semana en EEUU subió en 6,1 millones de barriles, casi el triple de lo que esperaban algunos analistas.

Así, según los datos que divulgó el Departamento de Energía (DOE) de EEUU, el volumen total de las reservas es ya de 332,7 millones millones de barriles, el 14,3% más que el del pasado año en las mismas fechas. Pese al nuevo dato que confirma el descenso del consumo por el enfriamiento económico, la tendencia al alza de los precios continuó hasta el final de la semana.

Ante la patente desaceleración económica y su clara afección al consumo del crudo, los mercados petroleros saludaron los primeros informes sobre la recuperación, como el publicado el jueves por la agencia de calificación de riesgo Standard & Poors, que augura que los primeros síntomas del fin de la crisis llegarán a final de año. De esta forma, el viernes los precios del crudo cerraron con importantes ganancias respecto a las cotizaciones de hace una semana.

Así, en el International Exchange Futures de Londres el Brent se pagó a 48,37 dólares por barril, el precio más alto desde el pasado 6 de enero y una marca superior en un 4 por ciento al cierre del pasado viernes. Por su parte, la recuperación del Texas fue aún mayor, cerrado la semana a un precio de 46,47 dólares por barril en la Bolsa Mercantil de Nueva York. Esa cotización supone que el WTI ha ganado casi diez dólares respecto al cierre del la semana anterior y logrado su mejor marca desde hace 17 días.

El crudo de la OPEP mantiene el precio pese a la reducción de producción

El precio del crudo de la OPEP se ha colocado en los 40 dólares por barril, el mismo nivel que hace un mes, cuando la conferencia ministerial de este grupo se reunió en Orán para acordar una reducción de la producción.

En esa ciudad argelina, los trece miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidieron el 17 de diciembre reducir a partir del 1 de enero en 4,2 millones de barriles diarios (b/d) el bombeo de 29,045 millones de b/d establecido tres meses antes. El jueves, la OPEP fijó el barril a tan solo 40,85 euros.

Con una recesión simultánea en varios países europeos, EEUU y Japón, ha menguado drásticamente la demanda y se han deprimido los precios, que el verano pasado llegaron a superar los 140 dólares por barril, unos 100 dólares menos que ahora.

La consultora vienesa JBC atribuía el descenso del precio de la variedad WTI, de referencia en Estados Unidos, al considerable crecimiento de las reservas de petróleo en la primera economía mundial.

El WTI se encareció el pasado viernes con moderación y cerró la semana a 36,51 dólares en Nueva York, pero es aún un 10,6 por ciento más barato que hace una semana, con pronósticos de que este año mermará la demanda a nivel mundial.

Desde comienzos de año esta variedad se ha depreciado más del 10 por ciento, al contrario del Brent, de referencia en Europa, que ha ganado 3,20 dólares por barril en el mismo período y el de la OPEP, tan sólo alrededor de un dólar.

El barril de crudo Brent cerró el pasado viernes con una caída del 2,3 por ciento en Londres, hasta 46,57 dólares, después de que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) revisara a la baja sus previsiones sobre la demanda mundial de petróleo para 2009 en un millón de b/d, hasta los 85,3 millones de b/d.

La OPEP, en su informe mensual, también revisaba ligeramente a la baja sus cálculos sobre la demanda en 2009 y expresaba su temor de que debido al negro panorama económico mundial para este año se produzca una caída del consumo aún mayor de la prevista.

El cártel situaba en otros 30.000 barriles diarios menos las previsiones de hace un mes, con un descenso del consumo mundial de 180.000 barriles en 2009, hasta los 85,66 millones de barriles diarios (mb/d).

«Las grandes dudas sobre la recuperación (económica) hacen probable que se deteriore aún más la demanda mundial de petróleo» en 2009, indicó el informe.

La OPEP se mostraba decepcionadas por el consumo en 2008 en los países industrializados y subrayaba el temor de un mayor deterioro de la demanda en esa región para este año, tras puntualizar que el incremento de consumo en los países en desarrollo no fue suficiente para enjugar el descenso de los países ricos.

La bajada del precio del crudo lo explica la OPEP, que cubre cerca del 40 por ciento de la demanda mundial del oro negro, con «la fluctuación de dólar y la expectativa de precios aún más bajos, lo que impulsó a los fondos a vender para recoger beneficios».

La OPEP ya ha anunciado que no dudará en aplicar un nuevo recorte a su producción de crudo, posiblemente en su próxima reunión ministerial en Viena el 15 de marzo próximo, si considera que el mercado está sobreabastecido, y explicó que hasta mediados de febrero no se podrá comprobar el efecto de las reducciones aplicadas.

A su vez, la economía china, considerada como la responsable de una reciente fuerte demanda de crudo, se ha ralentizado y prevé un aumento del consumo del 1,3 por ciento este año, hasta los 8 millones de b/d, lo que equivale a unos 300.000 b/d menos que los pronosticado antes.

Por otra parte, Rusia ha decidido reducir los aranceles de exportación de petróleo en un 15 por ciento, hasta los 100,9 dólares por tonelada, 13,84 dólares por barril (159 litros), lo que debería incentivar las ventas al exterior, según la consultora JBC.

El petróleo vuelve a la baja por la fuerza del pesimismo económico

El creciente pesimismo sobre la economía mundial se impuso esta semana en el mercado petrolero y los precios han vuelto a la baja a pesar de la presencia de factores alcistas, como la violencia en Oriente Medio y la crisis del gas en Europa.

La mayor caída la experimentó el Petróleo Intermedio de Texas (WTI), el crudo referencial para Estados Unidos que, en sus contratos para entrega en febrero, concluyó en Nueva York a 40,83 dólares por barril, 0,87 menos que la sesión anterior.

Frente al viernes precedente, el valor del WTI se depreció casi el 12% al retroceder 5,51 dólares y perdió así gran parte de lo que había ganado la semana anterior debido al conflicto armado entre el Ejército israelí y el movimiento Hamás en Gaza, los recortes de la oferta de la OPEP y la «guerra del gas» entre Rusia y Ucrania.

Pero la publicación de datos que revelan el deterioro del panorama económico han reforzado el pesimismo y el temor a un fuerte retroceso de la demanda de petróleo.

Es el caso del aumento del índice de desempleo en EEUU hasta el 7,2% y una pérdida de puestos de trabajo de 2,6 millones en todo el año pasado, con lo que la primera potencia mundial vive el paro más alto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

También en Europa ha proseguido la lluvia de malas noticias económicas: mientras España ve aumentar el paro a más de 3 millones de personas (la peor cifra desde 1996) y caer la producción industrial más del 15%, Alemania anunció un descenso del 50% en su superávit comercial y del 22 por ciento en los pedidos industriales. Las ventas de automóviles de Mercedes-Benz, propiedad de Daimler, bajaron un 2,3 por ciento, y las del BMW, un 4,3 por ciento.

La recesión en la zona euro fue confirmada el jueves por Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea, que revisó a la baja sus cálculos sobre el crecimiento al calcular que el PIB de la zona bajó un 0,2% en el tercer trimestre de 2008.

Y el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, advirtió en Bratislava que el año 2009 «no dará muchos alivios» a las economías de la UE.

Mientras, más de 16 países continuaban este sábado sin recibir el gas natural de Rusia que normalmente atraviesa Ucrania debido a la disputa de precios entre ambos, aunque se esperaba que las entregas se reanudarían en breve gracias a un acuerdo con la UE.

En Londres, el barril del crudo Brent, referencia para Europa, terminó ayer a 44,42 dólares, con un abaratamiento del 5,3% en una semana de una gran volatilidad, pues llegó a venderse a más de 51 dólares, impulsado por el temor a que el conflicto entre israelíes y palestinos afecte a los suministros de Oriente Medio.

La tendencia a la baja fue también frenada por las evidencias de que los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) están adhiriéndose a su compromiso de retirar del mercado 2,2 millones de barriles diarios.

La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) informó de que redujo en 166.000 barriles diarios sus exportaciones de crudo a EEUU, como parte del recorte de 189.000 barriles diarios de su producción acordado en el seno de la OPEP el pasado diciembre.

Por su parte, el ministro venezolano de Finanzas, Alí Rodríguez, opinó que el precio del barril de crudo podría estabilizarse entre los 70 y los 80 dólares, pero no precisó cuánto tiempo necesitará el «oro negro» para salir de la etapa actual de inestabilidad.

«Continuamos viendo una degradación de la situación económica mundial y su impacto en el precio del petróleo, que cayó considerablemente en los últimos meses, y que ha provocado cortes en el volumen de producción», dijo en Luanda el ministro angoleño de Petróleo, José Maria Botelho de Vasconcelos, presidente de la OPEP desde el pasado 1 de enero.

El precio del barril que la OPEP usa como referencia, una mezcla de doce calidades de crudo -una por cada país miembro- cayó el jueves un 8% y se vendió el jueves a 42,13 dólares.

La dependencia energética de la Unión Europea

La crisis del gas entre Rusia y Ucrania, que ya ha afectado a varios países europeos, ha reavivado la alarma sobre la dependencia energética que la UE tiene del exterior, especialmente de Rusia, y la dificultad de poner fin a esta situación.

En plena ola de frío, la drástica reducción del suministro de gas ruso hacia Ucrania a raíz de una disputa de precios entre ambos países inquieta en la UE, que compra a Rusia un 25 por ciento del gas natural que consume.

Bulgaria, que depende por completo de las importaciones rusas -que representan más del 90% de su consumo energético-, ha sido el país más perjudicado hasta ahora, pero Hungría, Rumanía, Grecia, Polonia, Rumanía, República Checa, Eslovenia, Eslovaquia, Austria, Alemania, Italia y Francia también han registrado irregularidades.

La UE lo tiene difícil para terminar con su dependencia del exterior «debido a su escasez de recursos y su limitada capacidad de almacenamiento», indicó Marie-Helene Fandel, una analista del European Policy Centre, un centro de estudios con sede en Bruselas.

Además, la necesidad de inversiones y tiempo para desarrollar gasoductos alternativos como el «Nabucco«, que conectará Europa con Asia Central evitando a Rusia, así como la «incapacidad de los Veintisiete para desarrollar una verdadera política energética común» ralentiza todo el proceso, añadió.

Del gas que la UE importa del exterior (un 60 por ciento), el 42 por ciento viene de Rusia, que envía el 80 por ciento de sus exportaciones a través de Ucrania y el 20 por ciento vía Bielorrusia.

Rusia es también el principal proveedor de petróleo a la UE, con un 33% de sus importaciones, y de carbón, con un 26% de sus compras al exterior.

Los estados bálticos, Finlandia, Eslovaquia, Bulgaria, Grecia, Austria, Hungría y República Checa dependen de las importaciones rusas de gas en más de un 70 por ciento, mientras que otros como España, Irlanda y Reino Unido no están tan expuestos a la crisis porque reciben gas de otros proveedores.

Las autoridades ucranianas y rusas se habían comprometido a no permitir que la disputa comercial que mantienen afectase al suministro europeo, pero no han cumplido su palabra y ahora se culpan entre ellas de que no llegue gas a la UE.

La Unión parece no estar interesada en buscar culpables sino en que la disputa, que sigue considerando meramente «comercial», se resuelva «inmediatamente», y en caso contrario ha amenazado con tomar «medidas más severas» que no ha detallado.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, consideró «inaceptable» que Rusia y Ucrania utilicen el suministro de gas de la UE como «rehén» en sus negociaciones bilaterales y exigió a ambos países su restablecimiento «inmediato».

Para muchos analistas la posición europea, aunque en parte comprensible por su delicada situación de dependencia, no deja de sorprender, ya que permite a Rusia utilizar el gas una vez más como arma política para perpetuar su influencia en el exterior y resquebrajar la unidad comunitaria.

Al desacreditar a Ucrania como país de tránsito, Moscú, que no siente una gran simpatía por sus dirigentes en especial desde la «revolución naranja», acentúa la necesidad de reforzar otras vías como el gasoducto «Nord Stream» que conectará Rusia con Alemania por el mar Báltico, estratégicamente diseñado para no transitar por las repúblicas ex soviéticas bálticas ni Polonia.

Este conflicto que cada vez recuerda más al de 2006, que también afectó a Europa, comenzó el pasado día 1 cuando Gazprom cumplió sus amenazas de los últimos meses y cortó el suministro de gas a Ucrania.

Rusia, que mira con recelo cualquier acercamiento de las antiguas repúblicas soviéticas al bloque europeo, quiere que Ucrania -que hace cola para pasar a formar parte de la OTAN– pague por el gas ruso un precio de mercado (unos 450 dólares por cada mil metros cúbicos) y no de «amigo» (250 dólares) como hasta ahora, pero Kiev se niega a pagar más de 235 dólares.

La UE, que no quiere intervenir directamente en la negociaciones, anunció finalmente que ha logrado un acuerdo con ambas partes para enviar monitores a fin de verificar cuál es el origen de los problemas, de los que Moscú y Kiev se culpan de forma recíproca.

Los Veintisiete van a intensificar su acción el viernes con una reunión del Grupo de Coordinación del Gas y otra de embajadores adjuntos ante la UE, en las que se evaluarán los acontecimientos, y si no hay una reanudación del suministro celebrarán un Consejo extraordinario de Ministros de Energía el próximo lunes.

Miguel Sebastián: el hombre que pudiera reinar

Si tuviéramos que elegir al hombre del año dentro del sector energético, este sería, con total claridad, Miguel Sebastián, gracias a su entrada en la cartera de Industria tras las elecciones generales del nueve de marzo. Hombre de indudable prestigio, como buen economista, se enfrenta a uno de los sectores más macroeconómicos del gobierno: Industria. Y, todo ello, con la carencia trágica de que, probablemente en los últimos doce años, no ha existido una política industrial clara en nuestro país. Por tanto, reto importante para Sebastián, puesto que casi siempre se ha vivido la Industria como una “maría”, algo que llegó al paroxismo con Joan Clos.

En todo caso, y salvada la coyuntura de que vivimos en un un país sin energía con gran intensidad energética, cabe incluso la pregunta de si no sería necesario tener un Ministro de Energía. De hecho, Sebastián, hombre que entra al fondo de todos los temas, ejerce claramente de Ministro de Energía y de “hombre fuerte” del sector con el apoyo y ejecutoria de Pedro Marín, su Secretario General. Un tándem muy bien avenido y que nada tiene que ver con el anterior, formado por Ignasi Nieto y Joan Clos.

La designación de Sebastián, tenía como principal aval (sin menospreciar su respaldo académico y técnico) su relación con el Presidente del Gobierno, que en algún caso le había valido su inmolación. El “flechazo” Zapatero-Sebastián se remonta años atrás, cuando el ministro presentó su flamante propuesta del tipo único para el Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas. Entre los meandros de esta relación, figura su paso por la Oficina Económica del Presidente, donde se le vincula a las operaciones que en la pasada legislatura tenían el sello inconfundible de Moncloa. Posteriormente, su asalto más que fallido a la candidatura a la Alcaldía de Madrid y que le llevó a estar un tiempo en la trastienda de la vida pública del partido.

Los mentideros más cercanos a Moncloa señalan, en las últimas semanas, un runrún según el cual, el actual Ministro de Industria habría perdido su ‘feeling’ con el presidente Zapatero. Si esto fuera así, el pronóstico ‘sotto voce’ que se hacía tras el nombramiento del gobierno de que, aproximadamente en el meridiano de la legislatura, Sebastián sería el nuevo Vicepresidente Económico, se haya desvanecido casi por completo. Se decía que Sebastián estaba permanentemente conectado por móvil con el presidente del gobierno y, no se sabe si esta desavenencia es momentánea o será permanente, pero parece que se multiplican las confirmaciones.

Por otra parte, todo el mundo reconoce que, lo que en un principio iba a ser un foco de conflictos, hasta el momento ha sido una relación correcta con Pedro Solbes, pese a que, en ocasiones, sus declaraciones recordaban a un Ministro de Economía y Hacienda en ciernes, mucho más preocupado por la macroeconomía que por la industria. En todo caso, parece que la fuerza de los hechos lo ha traído de este lado. Fundamentalmente porque parece que hubo una separación muy delimitada de las funciones y cometidos de cada área del Gobierno en el momento de la formación del mismo y sus problemas han podido venir tras comprobar que la Oficina Económica sigue funcionando como antaño y, ahora, sin él. Lo que sí le ha traído más de un problema es su oposición pública a la operación de Lukoil en Repsol.

Lo que se ha visto, de momento, en el plano energético, es que ha impreso mayor normalidad y tranquilidad regulatoria tras el anterior período convulsivo (de la era Clos-Nieto), y el mejor ejemplo ha sido el nuevo decreto para regular el exceso del RD 661/2007 en el campo de la fotovoltaica (pese al coletazo del proceso de investigación de las irregularidades en determinadas instalaciones para entrar en la retribución del decreto anterior). Algo parecido ha sido la solución a la regulación de los biocombustibles.

Por otra parte, ha percibido con toda su virulencia la gravedad del déficit tarifario y, al mismo tiempo, la premiosidad para la empresas tras el fracaso de las subastas del déficit tarifario que realizó la Comisión Nacional de Energía. Al mismo tiempo ha sido capaz de, con altibajos, dirigir un proceso de negociación en el que ha empezado jugando fuerte, aunque Moncloa ha acabado por entrar en liza y no se sabe por dónde terminará. En el plano de la liberalización, Sebastián ha apostado por la comercialización con una tarifa con un déficit tarifario acumulado en los peajes.

En el plano interno, a Miguel Sebastián se le reconoce un hombre trabajador y austero, y que se ha rodeado de un equipo de asesores técnico y muy numeroso que, a su vez, ha generado una fuerte suspicacia del aparato del Ministerio. Algo que, en todo caso, no ha evitado que le persiga una imagen frívola por algunas de sus propuestas en relación al reparto de bombillas de bajo consumo o la primera tarifa social, por lo que el flanco de la imagen y la percepción pública sigue siendo uno de sus puntos débiles.

Aseguran que su ritmo de trabajo es fuerte y, desde dentro, aseguran que sabe trasladar esa presión hacia abajo. Le desagrada enormemente el espectáculo permanente de la Comisión Nacional de Energía, un cáliz que deberá despejar pronto si no quiere que la situación pase directamente a la fase del pudridero, porque hoy ya es un pasivo para la política y acción energética del país.

Los que le conocen aseguran que es un ferviente defensor de lo que predica. El ahorro y la eficiencia energética son su sancta santorum y profesa la fe de un converso. En un sector en que sigue una cohorte de irreductibles retroprogresivos con pulsiones antimercado (y anti Unión Europea, si se tercia), las presiones para que Sebastián ejerza de intervencionista, no paran tampoco, como de vez en cuando le recuerda un grupo de consejeros de la CNE.

Lo que está claro es que 2009 no va a ser fácil para Miguel Sebastián, el hombre que pudiera ser Vicepresidente Económico, sustituto de Solbes (entonces estaría algo más bregado en responsabilidades de gobierno). Se atisban como pruebas de fuego, el final del proceso de negociación del déficit tarifario, la Prospectiva Energética, la ley de Eficiencia y Energías Renovables y el debate de la energía nuclear, entre otros.

Queda por despejar el subjuntivo del titular de este artículo, y saber si Sebastián, que hubiera podido ser Alcalde de Madrid, pudiera ser Ministro de Economía y si acabará con el déficit tarifario sin menoscabar el mercado y la credibilidad del sector energético, manteniendo la necesaria estabilidad regulatoria en el sector.

El crudo sigue por debajo de los 40 dólares en pleno invierno boreal

El reguero de datos económicos negativos que deja a su paso la crisis mantuvo esta semana el precio del crudo por debajo de los 40 dólares en pleno invierno boreal, tradicionalmente la temporada de mayor consumo mundial de petróleo

Para los analistas de la consultora JBC, ese repunte, al dispararse el consumo de combustible para calefacción, ha estado «llamativamente ausente» dadas las tormentosas circunstancias económicas de los últimos meses.

En menos de medio año el valor del petróleo ha caído a los niveles en los que cotizaba en 2004, una depreciación de más del 70 por ciento -desde los más de 147 dólares del pasado julio-, en una fecha en la que tradicionalmente se producía un pico de consumo debido al invierno boreal.

El viernes, sin embargo, se cortó una racha de cierres a la baja que en Nueva York se había prolongado por nueve jornadas, debido al compromiso de Emiratos Árabes de aplicar sus cuotas de producción, pactadas en la última reunión de la OPEP, y en la que se sancionó un recorte de 2,2 millones de barriles diarios para todo el grupo. Numerosas voces habían puesto en duda que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) sea capaz de aplicar esos recortes debido a la indisciplina de sus miembros.

Para la gran mayoría de los países del cartel que controla el 40 por ciento de las exportaciones mundiales, el crudo es la mayor fuente de ingresos en su presupuesto estatal, por lo que sería muy doloroso ajustarse el cinturón y decidir vender menos crudo cuando los precios están bajos.

Así, el barril de crudo tipo Texas terminó la semana a 37,71 dólares, tras subir 2,36 dólares con respecto a la sesión anterior. De esta forma se recuperó parte del terreno perdido en las últimas sesiones y de forma particular el miércoles, cuando cayó un 9,3 por ciento. El barril de Brent acabó en Londres a 38,37 dólares, tras repuntar 1,76 dólares.

La recesión o el crecimiento cero en los países desarrollados y la ralentización económica en los países en desarrollo han presionado a la baja los precios, con numerosos datos que reafirman que el valor del crudo seguirá bajo en los próximos meses.

En EEUU el número de trabajadores que solicitaron la ayuda por desempleo se encuentra al mayor nivel en los últimos 25 años y el consumo ha bajado de forma notable, lo que se traslada también a la demanda energética.

En China, el segundo consumidor mundial, la importación de crudo ha descendido y en Japón, el tercer mayor consumidor del planeta, la producción industrial cayó en noviembre un 8,1 por ciento, el mayor descenso en 40 años.

Algunos analistas, sin embargo, han empezado a asegurar que el efecto del crudo excesivamente barato puede ser negativo a largo plazo y que plantará las semillas de una futura subida. «A mediano plazo, los precios bajos y las limitaciones financieras van a obstaculizar nuevas inversiones» en la industria petrolera, explicó Daniel Yergin, presidente de la prestigiosa firma de investigación Cambridge Energy Research Associates (CERA), en un reciente estudio encargado por Reino Unido y Arabia Saudí.

Esa falta de inversiones se traducirán en un alza de los precios cuando llegue un periodo de crecimiento, para el que la industria no estará preparada. «El precio del petróleo es hoy el barómetro para medir el progresivo debilitamiento de la economía mundial», agregó Yergin.

Otro aspecto es que las costosas inversiones para desarrollar energías alternativas más limpias que el petróleo pueden verse desincentivadas ante un crudo más barato.

La caída del consumo prevalece sobre el recorte de la OPEP y abarata el crudo

La estrategia de la OPEP de aprobar un histórico recorte de su nivel de bombeo para detener el desplome del precio del crudo no ha tenido aún el efecto buscado, en un mercado que, ante la evidencia de la caída de la demanda, siguió perdiendo enteros durante la semana.

El miércoles, los socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) reunidos de forma extraordinaria en Orán (Argelia) aprobaron reducir su producción en 2,2 millones de barriles por día.

A ese recorte, el de más volumen de la historia del cartel, se sumaron los compromisos de otros productores, como Rusia y Azerbaiyán, para cerrar los grifos e intentar apuntalar los precios del petróleo, que han perdido un 70 por ciento desde el pasado julio.

El recorte de la OPEP, efectivo a partir del 1 de enero, no logró sin embargo inyectar calma al mercado y el precio del crudo volvió a bajar respecto a la semana anterior.

Ya el mismo miércoles, los petróleos de referencia en Estados Unidos y Europa, reaccionaron a la baja, más atentos a las pesimistas previsiones de demanda que a las medidas de urgencia de los productores.

Especialmente el Petróleo Intermedio de Texas estadounidense reaccionó con una caída del 8,7 por ciento y marcó ese día un valor de 40,06 dólares en Nueva York, lo que supuso el precio de cierre más bajo en cuatro años y medio.

Y es que la crisis económica y sus efectos de contracción del consumo de «oro negro» siguen concretándose semana tras semana. El martes, el informe de la propia OPEP sobre la situación del mercado se refirió por primera vez a una caída del consumo en 2009 respecto a los niveles del presente año.

Si el análisis del pasado mes hablaba aún de un tímido aumento del consumo de casi medio millón de barriles diarios (mbd), los nuevos datos del cartel con sede en Viena hablan ya de un descenso de la demanda de 150.000 barriles al día.

Así, la OPEP estima «que el empeoramiento de las economías en los países (industrializados) de la OCDE reducirá el consumo total de crudo en el mundo en 150.000 barriles diarios, el 0,2 por ciento, en el año 2009, hasta alcanzar una media de 85,7 millones de barriles por día». Especialmente en la primera mitad del próximo año, las naciones más industrializadas reducirán su demanda de «oro negro» en 1,3 mbd.

Eso sí, la OPEP advierte de que si la economía mundial «muestra más deterioro y el invierno resulta ser más cálido de lo esperado, la demanda de petróleo podría manifestar un mayor retroceso».

La OPEP destacó que en EEUU, el mayor consumidor energético del planeta, el año 2009 verá un descenso del uso de gasolina, debido a la nueva tendencia de comprar vehículos más pequeños, y del fuel industrial, ante la generalizada reducción de la producción.

A estos pesimistas datos se unió el anuncio de que las reservas de crudo aumentaron en EEUU en 500.000 barriles, síntoma de bajada en la demanda, así como la decisión de las autoridades chinas de rebajar los precios de la gasolina y del diesel en ese país, lo que sugiere un menor nivel de consumo.

Ante ese panorama, las cotizaciones del petróleo acabaron la semana con desigual resultado en Europa y EEUU, aunque la tendencia a la baja fue generalizada.

Así, el barril de Texas se desplomó el viernes un 6,5 por ciento hasta pagarse a 33,87 dólares, el precio más bajo desde febrero de 2004. Esa marca supone una depreciación de casi el 27 por ciento respecto al cierre de la pasada semana.

Más optimista fue la jornada en el International Exchange Futures de Londres, donde el Brent subió el viernes hasta los 44 dólares. Sin embargo, esa ganancia del 2,06 por ciento respecto a la sesión anterior no evitó que el precio de cierre estuviera aún 2,41 dólares por debajo del marcado el viernes anterior.

Los “negocios” de Fortia

La semana pasada pudimos conocer cómo el único contrato formalizado con una eléctrica que ha realizado Fortia, en este caso con EDF, se había encarecido para esta central de compras. En ese caso, se trataba de cómo Fortia participaba en una central nuclear promovida por EDF (y que la eléctrica gala estaba construyendo en Flamaville), a cambio del suministro de 350.000 MWh en 24 años.

Al parecer la empresa francesa acaba de hacer público que los costes del proyecto se elevaban un 21%, de forma que si estaba previsto que las empresas pagasen 46 Euros por MWh, con las nuevas cifras este coste se irá a 54 euros o, incluso a 60 Euros por MWh. Hay que tener en cuenta que estos serán los precios que tendrán que pagar las industrias que hayan decidido efectuar las compras de su energía a través de esta empresa. A la noticia se le añadía, incidentalmente, el caso de otra central finlandesa (que nada tiene que ver el contrato entre EDF y Fortia) cuyos costes se habían elevado sobre la previsión inicial de inversión.

También hay que valorar para contextualizar este encarecimiento, súbito y sorprendente, que los precios previstos para el mercado mayorista español y que han servido para el cálculo de las tarifas eléctricas de 2009 se sitúa en la banda de los 58-59 euros el MWh. Por otra parte, el otro lote de energía adquirido por Fortia según se ha podido saber, el que le fue adjudicado en las subastas virtuales de capacidad, las famosas VPP, cuyo precio (por encima de los 60 euros MWh) fue muy semejante al precio resultante en ese momento del mercado eléctrico español.

Lo cierto es que esta noticia, el encarecimiento de este proyecto nuclear en el que participa la central española de compras gracias a su acuerdo con EDF es claramente negativa para esta central de compras y, por ende, para las empresas que han decidido efectuar las compras de energía a través de Fortia. También habrá que buscar cómo su difusión estaba orientada al menos a cuestionar el coste de los proyectos nucleares y a difuminar las consecuencias de esta política operada desde la central de compras.

En primer lugar, se conoce que un número importante de grandes consumidores (según fuentes del propio Ministerio de Industria) han efectuado sus propios acuerdos bilaterales con las empresas eléctricas. Además, también se sabe de la intención de que Industria promueva que las eléctricas acepten rebajas en los precios a los consumidores de la G4 en la negociación tarifaria y del déficit tarifario. Algo que empieza a secar el mercado final que puede aglutinar esta central de compras. De hecho, su vinculación con AEGE se ha ido disolviéndose poco a poco.

En segundo lugar, la intención de efectuar contratos a muy largo plazo, incluso de participar en alguna central con compromisos de muy largo plazo (según ha hecho saber desde la propia compañía, Fortia desechó las propuestas de las eléctricas españolas con períodos de vigencia de 3 a 5 años) se puede volver en su contra. Por eso resulta paradójico, que el modelo francés y los contratos a 15 años como mínimo, al final se vuelven contra sus defensores. Un contrato a 24 años y a 60 euros/MWh en un modelo bilateral de costes reconocidos. En todo caso hay que preguntarse si hoy, alguien puede entender en los mercados energéticos la existencia de nuevos contratos a 25 años, sin que las coberturas por las partes sean tan elevadas que sean insostenibles.

Lo cierto es que, más allá de la intentona de hacer recaer sobre las nuevas tecnologías de la industria nuclear la causas de sus males, la experiencia de Fortia empieza a aflorar que determinados supuestos (energía barata de forma artificial o desacoplada del mercado, contratos a largo plazo o el conocido en otros países se ata a los perros con longaniza) evitan conocer puntualmente la evolución de los mercados energéticos y de paso, adaptarse a ellos (incluso en términos de beneficios empresariales según la naturaleza de los mercados de commodities), puede ser hasta suicida en el largo plazo.

La OPEP se enfrenta a un recorte récord de la oferta mundial de crudo

Un recorte récord de la oferta mundial de crudo, de al menos 2 millones de barriles diarios (mbd), se anunciará previsiblemente hoy en la ciudad argelina de Orán, donde la OPEP celebra una reunión extraordinaria en la que su principal competidor, Rusia, desempeña un papel decisivo.

«Habrá un recorte en esta reunión de cerca de 2 mbd», dijo a la prensa el ministro saudí de Petróleo, Ali I. Naimi, tras llegar a Orán para participar en la 151 conferencia ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

El ministro saudí no especificó si ese volumen será la reducción de la cuota de producción conjunta de once de los diez países miembros (todos menos Irak e Indonesia), fijada en 27,3 mbd, o el resultado de un recorte menor sumado a otro de países productores ajenos a la organización, especialmente Rusia.

Si la OPEP decide retirar del mercado 2 mbd, batirá un récord al pactar el mayor recorte de su historia, pulverizando la reducción de 1,7 mbd acordada en marzo de 1999, que entró en vigor el 1 de abril de ese mismo año.

En la reunión participan como observadores Rusia, Azerbaiyán, Omán y Siria, y se espera que esos cuatro productores independientes se adhieran a los esfuerzos de la OPEP con un compromiso para rebajar también su propio bombeo.

«Nosotros siempre decimos que la OPEP sola no puede hacerlo todo, así que necesita la ayuda de los ‘no-OPEP’, dijo por su parte el ministro de Energía de Qatar, Abdulá bin Hamad Al Attiyá, quien, sin embargo, declinó pronunciarse sobre el anuncio de su colega saudí.

«Discutiremos todos estos asuntos, veremos si 2 mbd es razonable y adecuado. Venimos aquí a discutir la situación del mercado, he escuchado cifras diferentes», afirmó Al Attiyá.

Por su parte, el ministro venezolano de Petróleo, Rafael Ramírez, señaló que, como «mínimo» había que sacar 1 mbd, mientras que el delegado de Libia, Shukri Ghanem, subrayó que la reducción será «sustancial».

Según Ramírez, la medida tiene el objetivo de «detener la caída» de los precios del petróleo, que se han desplomado cerca de un 70 por ciento desde los valores récord de casi 150 dólares/barril en julio pasado, a raíz de la crisis financiera y económica que ha acarreado un retroceso de la demanda mundial de crudo por primera vez en un cuarto de siglo.

Esta es la tercera vez que la OPEP se apresta a limitar sus suministros, después de decidir en septiembre retirar del mercado 0,5 mbd que bombeaba por encima de la cuota, y luego, a partir de noviembre, reducir ese techo de producción en 1,5 mbd.

Pero los precios del petróleo hicieron caso omiso a estos intentos de controlarlos y la OPEP ha advertido de que se requiere un esfuerzo mayor, que incluya a sus principales competidores.

Rusia -con un bombeo diario de 9,8 millones de barriles diarios (mbd) hoy por hoy el primer productor mundial de crudo seguido de cerca por Arabia Saudí (8,4 mbd)- se ha convertido en la estrella de esta cita.

Moscú ha despertado una enorme expectativa en los mercados petroleros al enviar a Orán una delegación de alto nivel, encabezada por el viceprimer ministro, Igor Sechin, y el ministro de Energía, Serguéi Shmatkó.

Las expectativas van desde la firma de un memorándum de entendimiento para estrechar las relaciones entre Rusia y la OPEP; que tendría un impacto nulo sobre los precios, hasta una cooperación más concreta, que podría abrir las puertas para un eventual ingreso del gigante petrolero en la organización.

El verdadero apoyo que se espera de Rusia es que se comprometa a reducir también su bombeo, y los mercados aguardan que Moscú anuncie mañana una reducción de entre 200.000 y 300.000 bd. Además, en esta cita participan como observadores Azerbaiyán, Omán y Siria, que podrían profundizar la rebaja de la oferta.

Los productores de crudo temen que los precios sigan bajando si no hacen nada, pues prevén que la crisis mundial va a destruir en 2009 mucha demanda de energía.

Los precios del crudo a la espera de la decisión de la OPEP

La inquietud por el desplome de la demanda mundial de crudo debido al efecto de la crisis parece pesar más en los mercados que el más que probable recorte que acuerde la OPEP el próximo miércoles en Argelia.

Aun así, las marcas de referencia del crudo internacional vivieron un repunte espectacular el pasado jueves, con subidas de hasta el 11 por ciento.

Las palabras del ministro del Petróleo de Arabia Saudí, Ali Al-Naimi, en las que anunciaba que su país, el mayor productor mundial, había aplicado los recortes de sus cuotas pactados en el seno del grupo, dispararon los precios.

El efecto se fue difuminando al conocerse los datos de la Agencia Internacional de la Energía, con un pronóstico que resultarían difícil de creer hace un año: en 2008 la demanda se contraerá por primera vez desde 1983.

De esta forma, en Nueva York, el crudo de Texas perdió el 3,54 por ciento y terminó la semana a 46,28 dólares, mientras que en Londres el Brent se abarató el 2,06 por ciento y acabó en 46,41 dólares.

La recesión económica en Occidente, con un desplome de los indicadores de producción industrial y consumo, y el menor crecimiento de India y China debido a la caída de las exportaciones, ha golpeado seriamente al mercado del crudo.

La AIE indicó que la demanda se situará en los 85,8 millones de barriles diarios, lo que representa un descenso de 350.000 barriles con respecto a la anterior previsión de la Agencia, y de 200.000 barriles diarios con respecto a 2007.

Para 2009 se espera un cambio de tendencia y un nuevo crecimiento de la demanda hasta los 86,3 millones de barriles diarios, una cifra también revisada a la baja en 260.000 barriles menos.

Aún así, con una crisis de la que no se conoce su perfil exacto y con las principales economías en recesión o a punto de entrar en ella, la AIE puede volver a revisar a la baja de nuevo la demanda de hidrocarburos para 2009.

El Departamento de Energía estadounidense ya había indicado que en 2009 el consumo podría caer en alrededor de 450.000 barriles diarios, lo que supondría que por primera vez en tres décadas la demanda cae por dos años consecutivos.

El efecto de la crisis ya ha presionado a la baja al petróleo de forma brutal, haciendo perder alrededor del 70 por ciento de lo que cotizaba en julio -147 dólares- hasta el entorno de los 40 dólares.

Esta bajada está afectando a todo los productores, tanto a los agrupados en la OPEP como a otros que hasta ahora han aplicado una política «expansiva» de producción, como Rusia.

Moscú -el segundo mayor productor de crudo del mundo- está empezando a atender las reiteradas llamadas de la OPEP para reducir su producción con el fin de ayudar a una recuperación de los precios. El presidente ruso, Dmitri Medvédev, dijo esta semana que Rusia puede atender la petición del grupo y reducir la extracción de crudo para «proteger las fuentes de nuestros ingresos: el petróleo y el gas».

Otro factor en la deriva de los precios es la difícil situación de la industria automovilística en EEUU, que podría afectar de forma directa al consumo de energía y hacer bajar más los precios.

Así las cosas, y como ha advertido el presidente de la OPEP, el ministro argelino de Energía, Chakib Jelil, el grupo se decantará por «un recorte más severo de la producción para establecer el equilibrio entre la oferta y la demanda». Ese recorte lo cifran los expertos de la consultora de análisis JBC en 1,5 o 2 millones de barriles diarios.

La OPEP ya decidió en octubre rebajar en 1,5 millones de barriles diarios su producción, pero no evitó con ello que el crudo siguiera negociándose a la baja en los mercados internacionales, debido al rápido deterioro de la economía mundial.