La incertidumbre económica lleva a la baja al crudo Texas

En Nueva York, el crudo de Texas, referente en EEUU, terminó el viernes en los 73,66 dólares, apuntándose una caída semanal del 3,64%.

Este tipo de crudo ha sido el más castigado esta semana, en el que ha descendido en cuatro de las cinco jornadas de cotización, con una caída acumulada de 2,79 dólares, la mayor desde mediados de agosto.

El Brent, en Londres, cerró también en negativo el viernes, en 78,21 dólares, pero en el conjunto de la semana ganó cinco centavos respecto al cierre de hace siete días. Por su parte, el crudo de la OPEP gana 83 centavos en las últimas cuatro jornadas y acabó la semana en 75,49.

La caída especialmente marcada del crudo de Texas, que difiere de la semana plana de las otras dos marcas de referencia internacional, se debe a la reapertura de un gran oleoducto que abastece EEUU con crudo canadiense, después de una semana de inactividad, según la consultora de energía JBC.

El cierre de esa infraestructura impulsó los precios, y su reapertura está semana hizo que el Texas perdiera rápidamente valor, presionado también por los malos datos sobre la salud de la primera economía del planeta, lo que afecta a la demanda de hidrocarburos.

La confianza de los consumidores de Estados Unidos en la economía de su país descendió en septiembre, hasta su nivel más bajo desde agosto de 2009, según datos de la Universidad de Michigan.

El índice de confianza que elabora esa entidad se situó en septiembre en 66,6 puntos, desde los 68,9 puntos de agosto y frente a los cerca de 70 puntos que esperaban los analistas.

En cualquier caso, y a pesar de la fluctuación de las cotizaciones, el crudo sigue manteniéndose dentro de la banda de los 70 a los 85 dólares, en la que se ha movido la mayor parte del tiempo en los últimos dos años.

Antes de la próxima reunión de la OPEP en Viena el próximo 14 de octubre, el secretario general de la organización, Abdala Salem El-Badri, se ha quejado de la gran volatilidad de los precios y advirtió de que la recuperación económica se está ralentizando.

«No está realmente recuperándose (la economía), porque los paquetes de estímulo le permitieron crecer, pero el mercado está atento a esos paquetes, a ver cómo será la salida de ellos, y todavía se desconoce la salida», explicó El-Badri a Efe esta semana.

Si bien esas cotizaciones muestran cierta estabilidad, al mismo tiempo hay «demasiada volatilidad. Los precios suben y bajan 10 dólares, eso es mucho. La media es 78, suben a 84, y luego bajan a 74 y 70, en tres días. No queremos esto. Queremos, al menos, precios estables. No fijamos ningún nivel», insistió.

En este entorno de incertidumbre económica, la aparición de un huracán bautizado como «Karl», que se degradó en las últimas horas a tormenta tropical, no ha tenido prácticamente ningún efecto alcista.

La preocupación económica ocupa toda la atención de los mercados, más aún cuando incluso el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, advirtió ayer en Viena de que las expectativas son peores de lo calculado.

«Teníamos unas previsiones sobre el debilitamiento de la recuperación en el segundo semestre. La cuestión era conocer cómo de débil iba a ser, y tengo que decir que la desaceleración es mayor de lo que pensábamos», afirmó.

La incertidumbre económica lleva a la baja al crudo Texas

En Nueva York, el crudo de Texas, referente en EEUU, terminó el viernes en los 73,66 dólares, apuntándose una caída semanal del 3,64%.

Este tipo de crudo ha sido el más castigado esta semana, en el que ha descendido en cuatro de las cinco jornadas de cotización, con una caída acumulada de 2,79 dólares, la mayor desde mediados de agosto.

El Brent, en Londres, cerró también en negativo el viernes, en 78,21 dólares, pero en el conjunto de la semana ganó cinco centavos respecto al cierre de hace siete días. Por su parte, el crudo de la OPEP gana 83 centavos en las últimas cuatro jornadas y acabó la semana en 75,49.

La caída especialmente marcada del crudo de Texas, que difiere de la semana plana de las otras dos marcas de referencia internacional, se debe a la reapertura de un gran oleoducto que abastece EEUU con crudo canadiense, después de una semana de inactividad, según la consultora de energía JBC.

El cierre de esa infraestructura impulsó los precios, y su reapertura está semana hizo que el Texas perdiera rápidamente valor, presionado también por los malos datos sobre la salud de la primera economía del planeta, lo que afecta a la demanda de hidrocarburos.

La confianza de los consumidores de Estados Unidos en la economía de su país descendió en septiembre, hasta su nivel más bajo desde agosto de 2009, según datos de la Universidad de Michigan.

El índice de confianza que elabora esa entidad se situó en septiembre en 66,6 puntos, desde los 68,9 puntos de agosto y frente a los cerca de 70 puntos que esperaban los analistas.

En cualquier caso, y a pesar de la fluctuación de las cotizaciones, el crudo sigue manteniéndose dentro de la banda de los 70 a los 85 dólares, en la que se ha movido la mayor parte del tiempo en los últimos dos años.

Antes de la próxima reunión de la OPEP en Viena el próximo 14 de octubre, el secretario general de la organización, Abdala Salem El-Badri, se ha quejado de la gran volatilidad de los precios y advirtió de que la recuperación económica se está ralentizando.

«No está realmente recuperándose (la economía), porque los paquetes de estímulo le permitieron crecer, pero el mercado está atento a esos paquetes, a ver cómo será la salida de ellos, y todavía se desconoce la salida», explicó El-Badri a Efe esta semana.

Si bien esas cotizaciones muestran cierta estabilidad, al mismo tiempo hay «demasiada volatilidad. Los precios suben y bajan 10 dólares, eso es mucho. La media es 78, suben a 84, y luego bajan a 74 y 70, en tres días. No queremos esto. Queremos, al menos, precios estables. No fijamos ningún nivel», insistió.

En este entorno de incertidumbre económica, la aparición de un huracán bautizado como «Karl», que se degradó en las últimas horas a tormenta tropical, no ha tenido prácticamente ningún efecto alcista.

La preocupación económica ocupa toda la atención de los mercados, más aún cuando incluso el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, advirtió ayer en Viena de que las expectativas son peores de lo calculado.

«Teníamos unas previsiones sobre el debilitamiento de la recuperación en el segundo semestre. La cuestión era conocer cómo de débil iba a ser, y tengo que decir que la desaceleración es mayor de lo que pensábamos», afirmó.

El precio del petróleo se recupera pese a las malas noticias económicas de EEUU

Tras registrar depreciaciones durante las dos últimas semanas, los petróleos de referencia internacional cerraron la sesión del viernes con ganancias de hasta el 3%.

En el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cerró la semana a 76,65 dólares, un 3,2% más que el viernes anterior.

El Texas estadounidense creció más moderadamente y tuvo una ganancia semanal del 2,3%, hasta cerrar a 75,15 dólares por barril.

Esos cierres al alza culminaron una semana marcada por la expectativa de conocer los últimos datos sobre el crecimiento de la economía en Estados Unidos, el mayor consumidor de petróleo del planeta.

Así, el viernes se supo que el Producto Interior Bruto de EEUU avanzó a una tasa anualizada del 1,6% entre abril y junio, menos de lo calculado inicialmente y muy por debajo del 3,7% registrado en el primer trimestre del año.

Pese a todo, el hecho de que la corrección a la baja fuera menor de lo esperada y el rápido mensaje tranquilizador por parte del Gobierno, evitó que los mercados reaccionarán con pérdidas a esa noticia.

El presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, defendió que la economía del país, aunque se ha ralentizado en los últimos meses, presenta las condiciones para una aceleración el próximo año.

Según Bernanke, no hay razón para que la Fed tome medidas adicionales para favorecer el crecimiento y afirmó que el riesgo de deflación o una inflación demasiado fuerte es «débil», aunque aseveró que la entidad que preside esta lista para actuar.

Ese mensaje de calma fue apoyado por el anunció de la Universidad de Michigan sobre la mejora en agosto de la confianza de los consumidores estadounidenses en la economía del país.

Lo cierto es que tras dos sesiones a la baja al principio de la semana, los precios del crudo comenzaron a remontar pese a la alternancia de datos positivos y negativos para los mercados.

La cautela de los primeros días ante la esperada desaceleración del crecimiento en EEUU fue alimentada con el mal dato de la caída en julio del ritmo de ventas de viviendas usadas un 27,2%, un anuncio que hizo que el precio del barril se desplomara en torno al 2%.

Sin embargo, el miércoles cambió el ambiente entre los operadores y ni siquiera el anuncio del aumento de la reservas de crudo en Estados Unidos en 4,1 millones de barriles la pasada semana logró echar sombra sobre las cotizaciones.

El encarecimiento del crudo continúo el jueves, cuando se supo que el recorte en las peticiones nuevas de subsidio por desempleo en Estados Unidos registradas la pasada semana fue mayor de lo que se preveía, según datos difundidos por el Departamento de Trabajo.

En total, la semana pasada se solicitaron 473.000 ayudas, 31.000 menos que en los siete días anteriores.

El precio del petróleo se recupera pese a las malas noticias económicas de EEUU

Tras registrar depreciaciones durante las dos últimas semanas, los petróleos de referencia internacional cerraron la sesión del viernes con ganancias de hasta el 3%.

En el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cerró la semana a 76,65 dólares, un 3,2% más que el viernes anterior.

El Texas estadounidense creció más moderadamente y tuvo una ganancia semanal del 2,3%, hasta cerrar a 75,15 dólares por barril.

Esos cierres al alza culminaron una semana marcada por la expectativa de conocer los últimos datos sobre el crecimiento de la economía en Estados Unidos, el mayor consumidor de petróleo del planeta.

Así, el viernes se supo que el Producto Interior Bruto de EEUU avanzó a una tasa anualizada del 1,6% entre abril y junio, menos de lo calculado inicialmente y muy por debajo del 3,7% registrado en el primer trimestre del año.

Pese a todo, el hecho de que la corrección a la baja fuera menor de lo esperada y el rápido mensaje tranquilizador por parte del Gobierno, evitó que los mercados reaccionarán con pérdidas a esa noticia.

El presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, defendió que la economía del país, aunque se ha ralentizado en los últimos meses, presenta las condiciones para una aceleración el próximo año.

Según Bernanke, no hay razón para que la Fed tome medidas adicionales para favorecer el crecimiento y afirmó que el riesgo de deflación o una inflación demasiado fuerte es «débil», aunque aseveró que la entidad que preside esta lista para actuar.

Ese mensaje de calma fue apoyado por el anunció de la Universidad de Michigan sobre la mejora en agosto de la confianza de los consumidores estadounidenses en la economía del país.

Lo cierto es que tras dos sesiones a la baja al principio de la semana, los precios del crudo comenzaron a remontar pese a la alternancia de datos positivos y negativos para los mercados.

La cautela de los primeros días ante la esperada desaceleración del crecimiento en EEUU fue alimentada con el mal dato de la caída en julio del ritmo de ventas de viviendas usadas un 27,2%, un anuncio que hizo que el precio del barril se desplomara en torno al 2%.

Sin embargo, el miércoles cambió el ambiente entre los operadores y ni siquiera el anuncio del aumento de la reservas de crudo en Estados Unidos en 4,1 millones de barriles la pasada semana logró echar sombra sobre las cotizaciones.

El encarecimiento del crudo continúo el jueves, cuando se supo que el recorte en las peticiones nuevas de subsidio por desempleo en Estados Unidos registradas la pasada semana fue mayor de lo que se preveía, según datos difundidos por el Departamento de Trabajo.

En total, la semana pasada se solicitaron 473.000 ayudas, 31.000 menos que en los siete días anteriores.

El precio del petróleo se recupera pese a las malas noticias económicas de EEUU

Tras registrar depreciaciones durante las dos últimas semanas, los petróleos de referencia internacional cerraron la sesión del viernes con ganancias de hasta el 3%.

En el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cerró la semana a 76,65 dólares, un 3,2% más que el viernes anterior.

El Texas estadounidense creció más moderadamente y tuvo una ganancia semanal del 2,3%, hasta cerrar a 75,15 dólares por barril.

Esos cierres al alza culminaron una semana marcada por la expectativa de conocer los últimos datos sobre el crecimiento de la economía en Estados Unidos, el mayor consumidor de petróleo del planeta.

Así, el viernes se supo que el Producto Interior Bruto de EEUU avanzó a una tasa anualizada del 1,6% entre abril y junio, menos de lo calculado inicialmente y muy por debajo del 3,7% registrado en el primer trimestre del año.

Pese a todo, el hecho de que la corrección a la baja fuera menor de lo esperada y el rápido mensaje tranquilizador por parte del Gobierno, evitó que los mercados reaccionarán con pérdidas a esa noticia.

El presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, defendió que la economía del país, aunque se ha ralentizado en los últimos meses, presenta las condiciones para una aceleración el próximo año.

Según Bernanke, no hay razón para que la Fed tome medidas adicionales para favorecer el crecimiento y afirmó que el riesgo de deflación o una inflación demasiado fuerte es «débil», aunque aseveró que la entidad que preside esta lista para actuar.

Ese mensaje de calma fue apoyado por el anunció de la Universidad de Michigan sobre la mejora en agosto de la confianza de los consumidores estadounidenses en la economía del país.

Lo cierto es que tras dos sesiones a la baja al principio de la semana, los precios del crudo comenzaron a remontar pese a la alternancia de datos positivos y negativos para los mercados.

La cautela de los primeros días ante la esperada desaceleración del crecimiento en EEUU fue alimentada con el mal dato de la caída en julio del ritmo de ventas de viviendas usadas un 27,2%, un anuncio que hizo que el precio del barril se desplomara en torno al 2%.

Sin embargo, el miércoles cambió el ambiente entre los operadores y ni siquiera el anuncio del aumento de la reservas de crudo en Estados Unidos en 4,1 millones de barriles la pasada semana logró echar sombra sobre las cotizaciones.

El encarecimiento del crudo continúo el jueves, cuando se supo que el recorte en las peticiones nuevas de subsidio por desempleo en Estados Unidos registradas la pasada semana fue mayor de lo que se preveía, según datos difundidos por el Departamento de Trabajo.

En total, la semana pasada se solicitaron 473.000 ayudas, 31.000 menos que en los siete días anteriores.

En el laberinto renovable, de la retroactividad y la negociación

La noticia corrió como la pólvora. La propia patronal fotovoltaica, ASIF, estimaba que el 28 % de las plantas fotovoltaicas (entre 600 y 1000 MW) podrían estar en situación irregular a efectos retributivos al haber sido «forzada» su entrada antes del 30 de septiembre de 2008 en el modelo retributivo ostentóreo que le precedía. Así lo recogía en su crónica el diario El Mundo, poniéndose la patronal al frente de la manifestación y ofreciendo los 1.300 millones de euros que le salen de las estimaciones de las irregularidades en sus cuentas, derivadas de las actuaciones inspectoras de la CNE y sus inconcretas consecuencias, para enjugar el recorte de primas que Industria había pensado para el sector.

Noticia que acaba con las filtraciones procedentes de la Comisión Nacional de Energía y que se basaban en la publicación, más o menos continuada, en un medio de comunicación concreto sobre insinuaciones, indirectas y una colección de situaciones excepcionales y disparatadas. Todas ellas expuestas con profusión, pero sin mucha concreción, ni cuantificación hasta este momento, junto con el correspondiente explaye correspondiente en los onerosos beneficios de los titulares de las instalaciones, con los que en las crónicas se despachaban a gusto por su perfidia.

En el fondo, la noticia se basa en la aceptación de la culpa de lo conocido y su cálculo por lo mayor. Seguramente que la hilaridad se masticaría por los lares de Maite Costa y el consejo caducado del organismo, dado que en su tiempo, como se pudo saber, hasta planeaban perseguir los paneles solares con helicópteros. Quizá sea la forma más esotérica de admitir una responsabilidad o de convertir una amenaza en una oportunidad.

En esa misma secuencia del relato de las renovables en el laberinto, cobraron fuerza, los dimes y diretes en torno a la retroactividad de la propuesta esbozada por Industria, consistente en reducir las horas máximas que cada tecnología tendría sujeta al esquema retributivo de las primas. Eso y el alineamiento de los tres presidentes de las grandes eléctricas para que se reconvenga el volumen de primas y su efecto sobre la tarifa (y sobre la expulsión de otras tecnologías, menos el carbón, convenientemente garantizado). Hasta el presidente Zapatero, en su omniscencia, ya ha intervenido en el asunto, mostrándose contrario a la retroactividad, atendiendo al ejercicio de visitadores de la Moncloa: algunas entidades financieras, algunos fondos de inversión y a las asociaciones sectoriales (como decíamos ayer lobby de altura en el laberinto).

Por ello, se pudo leer en los medios una lucha cruzada: indulto al fraude, contra programa de limitación y reducción horaria de las primas y reducción de nueva capacidad. Esa es la jugada abierta actualmente, si se despliega en su totalidad.

En todo esto, vale la pena recordar la famosa escena de Groucho Marx en la cual se producía el siguiente diálogo: «¿Se acostaría usted conmigo por un millón de dólares?» Y la respuesta de la señora era: «Por supuesto» , a lo que el glorioso marxista respondía «¿Y por un dólar?». A tal aseveración, la misma mujer respondía «¿Quién se ha creído usted que soy?». Concluía Groucho «Eso está claro: ahora lo que falta es regatear». Lo que está claro es que la propuesta de Industria de «limitar» las horas sujetas a la retribución con prima, es decir, ajustar los efectos en tiempo anual del modelo retributivo anterior, en el caso de las renovables y la discusión sobre la naturaleza retroactiva de la propuesta, tiene el punto de no saber lo que es carne y lo que es pescado si hablamos de retroactividad.

En todo caso, parece que la propuesta tiene visos de no ser retroactiva, per sé, debate que empieza a apagarse. Industria, a la vista de la factura energética, parece que se ha abonado a la estrategia de aprovechamiento de la realidad y a exprimir la legalidad y los huecos de una regulación pensada para la inseguridad jurídica.

Si, en su momento, la propuesta de hacer pasar en la Unión Europea, como una cuestión de carácter estratégico las ayudas al carbón resultó una jugada maestra tras el encargo presidencial de ayudar a esta tecnología, al colectivo regionalizado afectado y a sus empresas, esta ingeniosa propuesta de limitación horaria en el caso de las tecnologías renovables, tampoco se queda atrás y sirve para que los afectados se lleven las manos a la cabeza al ver que las acusaciones de retroactividad pueden ser sofocadas convenientemente.

Volviendo al principio de nuestra crónica, nadie sabe si los 1.300 millones ofrecidos de forma propiciatoria por ASIF serán suficientes en esta fase de la negociación (en el fondo, se podrían dar por descontados y amortizados de producirse por tal montante el resultado inspector de la CNE, cuestión, por otra parte, hoy imprecisa). En todo caso, parece que para bajar la tarifa y el déficit nada es suficiente, dado que todo lo devora y no es seguro que el resultado del proceso inspector de la CNE, su trámite sancionatorio y sus consecuencias den todos los frutos que se sugieren, dada su imprecisión actual.

Al parecer, y a sensu contrario, Miguel Sebastián en cambio ofreció la amnistía a los inspeccionados de las instalaciones fotovoltaicas que resultasen fraudulentos. Pero bueno, aclarémonos, en el fondo tampoco es nuevo y, por tanto, tampoco es retroactivo: es lo mismo de siempre en el sector energético español, con sus procesos y visiones parciales, en que la suerte va por barrios y por días. Nadie puede estar tranquilo.

Ya está aquí… la retroactividad

Nadie sabe como ha sido, pero ha llegado la retroactividad. El pasado miércoles parecía que se empezaba a desvelar lo que era un inquietante secreto a voces: la concreción de la propuesta de aplicación de una fórmula de retroactividad para las instalaciones de energía solar fotovoltaica. Según las informaciones que se «filtraron» a El Confidencial, la retroactividad también alcanzaría al resto de tecnologías renovables, aunque en menor medida.

Industria se presentó ante los responsables del sector fotovoltaico, además, con el sector financiero alineado y conforme con la solución: un sistema que limitaría el número de horas anuales sujetas a prima. En el caso de la fotovoltaica (dónde se había amagado cifras de reducción de la retribución del 45%), la reducción se estima en un 30% en las instalaciones en funcionamiento y hasta un 45 % de las futuras. Las asociaciones al oír esta propuesta se levantaron de la mesa, según las informaciones conocidas.

La terapia al crecimiento de las primas pagadas a estas tecnologías es clara: reducción de primas con carácter retroactivo y frenazo-ralentización a la nueva potencia instalada. Todo ello precedido de una importante campaña en relación a las primas a las tecnologías renovables, cuyo incremento también se ha debido a la caída de precios de la energía en el mercado de generación (por lo que su garantía de rentabilidad ha aumentado). Y contextualizado en una demanda energética que ha sufrido una fuerte minoración en esta crisis.

El rival más débil

En este estado, las tecnologías con estructuras empresariales más débiles y endeudadas, por un lado y a la vez que han ido dejándose la rentabilidad en la cadena de autorizaciones administrativas asociada al proceso de promoción son las que peor lo van a pasar. Es, por tanto, la peor solución para el rival más débil, en el bocadillo que se traza entre la retribución y la financiación. En todo caso, la retroactividad requiere de un proceso negociador y el Ministerio ha jugado fuerte.

Desde las propias tecnologías renovables se apunta a las eléctricas tradicionales, sumidas en otro agudo problema por la sobreinversión en los ciclos combinados de generación a gas, como responsable de su caída en desgracia. El asunto es que estamos llegando a una tormenta perfecta y da la impresión que lo que se sabe es siempre menos de lo que queda por conocer. Nadie sabe si la solución final, la cuadratura del círculo será tranquilizadora para alguien. Seguramente nadie puede estar tranquilo porque esta parte de la novela, no resuelve el problema de otros protagonistas.

En todo caso, la retroactividad, o mejor dicho la irretroactividad, era una cuestión que siempre había sido algo irrenunciable y un elemento de derecho que suponía un bastión elemental en el funcionamiento de las reglas de la economía. Esta caída de la última esclusa supone perder un elemento clave en la confianza de los sectores económicos: la seguridad jurídica, frente incluso a los errores pasados y excesos de la Administración (bien por presiones atendidas, por regulaciones apresuradas, o por la mezcla de las dos…).

En este Especial, «Las renovables en un laberinto«, contaremos lo que nos ha llevado hasta aquí, y también el previsible futuro próximo para unas tecnologías atrapadas en un laberinto. Y los laberintos solo tienen una entrada y una salida.

El petróleo sufre el mayor descenso en cuatro meses tras una semana volátil

El Petróleo Intermedio de Texas (WTI), de referencia para EEUU, bajó el viernes en la bolsa de Nueva York un 4,15 por ciento, el mayor descenso desde febrero, con lo que terminó la semana a 71,51 dólares por barril, un 3,4 por ciento menos que al término de la semana anterior.

El crudo del Mar del Norte, el Brent, referente para Europa, bajó incluso más, un 4,4 por ciento, hasta 72,09 dólares por barril, un 2,6 por ciento menos que la semana anterior.

Por su parte, el petróleo de la OPEP -calculado como promedio de doce tipos de crudos- cerró su semana el jueves en 72,86 dólares por barril, un 3,3 por ciento más que la semana anterior, aunque sin tener en cuenta todavía un posible descenso el viernes.

Las fuertes caídas al cierre de la semana se debieron a varios factores, como por ejemplo la más reciente debilidad del euro frente al dólar, que bajó por primero vez desde marzo de 2006 de los 1,20 dólares por unidad.

Asimismo, las dudas en el mercado crecieron después de que el nuevo Gobierno conservador de Hungría advirtiera de que el déficit público del país podría ser mucho más elevado de lo que se pensaba.

«La economía (de Hungría) está en una situación muy grave», señaló un portavoz del gobierno magiar, quien acusó al anterior ejecutivo de haber manipulado los datos económicos, tal y como lo había hecho Grecia.

Estas declaraciones causaron gran nerviosismo en los mercados financieros, con fuertes pérdidas en las bolsas europeas, y en el parqué de Wall Street.

Allí, la publicación de unos decepcionantes datos de creación de empleo en Estados Unidos en mayo causaron gran nerviosismo entre los inversores.

A su vez, la subida del dólar estadounidense desincentiva la inversión en materias primas que, como el petróleo, se negocian en la divisa estadounidense.

Además, ante noticias poco halagüeñas sobre la evolución de la economía, los inversores también tienden a pensar que la demanda de crudo y de sus derivados se resentirá, por lo que suelen reaccionar retirándose de este mercado de futuros.

El martes, los mercados ya mostraron signos de nerviosismo con bajadas de en torno al 2 por ciento, que se debieron a señales de que la economía china podría ver su crecimiento estancado, según destacó la consultora JBC Energy.

Los precios volvieron a subir el miércoles y viernes después de conocerse que las reservas de petróleo en EEUU disminuyeron en 1,9 millones de barriles la semana pasada y quedaron en 363,2 millones de barriles.

Aun así, las reservas de crudo se encuentran por encima del promedio para esta época del año y en un nivel similar al de hace doce meses, lo que indicaría que el mercado está estabilizado.

El petróleo se recupera en una semana volátil ante la incertidumbre del euro

En Nueva York (Nymex), el crudo de Texas (WTI) concluyó el viernes a un precio de 73,97 dólares por barril, acumulando una subida del 5,6% respecto al valor del cierre de la semana anterior.

El barril de Brent, referente en Europa, cerró la semana de cotizaciones en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres a 74,02 dólares, un 3,26% más que el viernes precedente.

Respecto a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), su barril de referencia cerró el jueves, última cotización hecha pública, a 70,48 dólares, recuperándose por encima de la barrera de 70 dólares por primera vez desde el pasado 19 de mayo.

La OPEP aspira a que, en la situación actual, su barril se sitúe entre los 70 y 80 dólares, nivel que considera apropiado tanto para consumidores como para productores, al estimar que no es perjudicial para la recuperación económica y permite al mismo tiempo efectuar las inversiones necesarias en el sector.

La semana comenzó con un desplome de las bolsas a raíz del anuncio sobre la intervención del Banco Central de España en CajaSur, y terminó con la rebaja en un grado de la calificación de riesgo que la agencia Fitch otorga a la deuda de España.

Y es que el temor a un contagio de la crisis griega a otros países de la zona euro ha dominado los mercados y presionado a la baja sobre el valor de la moneda única.

La apreciación del dólar frente al euro suele ir acompañada de un descenso en los precios del petróleo, ya que desincentiva las compras de las materias primas que cotizan en el «billete verde».

A la baja sobre el crudo ha empujado asimismo el aumento de las reservas de petróleo en Estados Unidos, en 2,4 millones de barriles, hasta los 365,1 millones de barriles.

«Ello significa que los inventarios, no sólo, por primera vez desde enero, están más altos que en el mismo período del año pasado, sino también que son los más elevados para la temporada en los últimos 20 años», destacó la consultora JBC Energy.

Por otro lado, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) informó de que la demanda mundial de pasajeros en el sector aéreo cayó el 2,4% en abril respecto al mismo mes del año pasado, a raíz de la erupción del volcán islandés Eyjafjalljökull.

En el Viejo Continente, esa caída causada por las cancelaciones de vuelos por la nube de ceniza volcánica, alcanzó casi el 12%.

Pero esos factores «bajistas» para el petróleo se vieron compensados por otros elementos que lo impulsaron al alza, entre ellos, datos favorables sobre la economía estadounidense que despierta la confianza en una mayor demanda energética, como aumentos de las ventas de casas usadas en ese país, de los ingresos de los ciudadanos y de sus ahorros.

También la noticia de que China y otros países confían en la estabilidad de la eurozona y mantendrían las inversiones en Europa, repercutió en una mejora de los «petroprecios», que saltaron más del 5% el miércoles y el jueves, hasta el nivel más alto en dos semanas.

Si bien la catástrofe ecológica causada por el vertido de petróleo en el Golfo de México, con daños que superarían al desastre del derrame del Exxon Valdez en Alaska en 1989, no parece de momento influir sobre las cotizaciones del crudo, sí incide, sin embargo, el temor a los huracanes en esa región.

La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de EEUU (NOAA) ha pronosticado que la temporada de huracanes que comienza el martes en el Atlántico amenaza con ser «extremadamente activa», con la formación de entre 14 a 23 tormentas y entre 8 a 14 ciclones.

Los precios del crudo bajan al ritmo de las caídas bursátiles

Las bruscas bajadas del crudo comenzaron el martes de la semana pasada cuando los inversores de ambos lados del Atlántico y en Asia empezaron a expresar su desconfianza en torno al plan de ayuda internacional al país helénico.

Atenas recibirá de la zona euro y del Fondo Monetario Internacional (FMI) unos 110.000 millones de euros en los próximos tres años con el objetivo de estabilizar sus cuentas y a cambio de profundas reformas económicas y administrativas.

Pero este arreglo no sirvió para detener la especulación contra mercados que podrían padecer problemas similares por la situación de sus presupuestos y su déficit.

Así, las ventas se trasladaron a los mercados de la deuda, de divisas -el euro bajó de 1,33 dólares el lunes hasta 1,27 dólares el viernes- y a las materias primas, principalmente al crudo.

Tras cuatro sesiones al alza, el petróleo comenzó el martes una carrera bajista sin precedentes este año y se perdió más del 10 por ciento de su valor a lo largo de la semana.

Al final, el Petróleo Intermedio de Texas (WTI), cerró al semana en 75,11 dólares por barril, su precio más bajo en tres meses y un 14,7 por ciento menos que la semana pasada,

Mientras, el crudo europeo Brent terminó cotizando a 78,27 dólares por barril, un 11,7 por ciento menos que el viernes pasado.

Similar fue la evolución del petróleo de la llamada «cesta OPEP», una mezcla de 12 tipos de crudo de la organización petrolera, que cotizaba este jueves a 83,17 dólares por barril, un 7,1 por ciento menos que la semana anterior.

Los mercados vivieron una semana de excesivo nerviosismo, a tal nivel que la bolsa de Nueva York se desplomó el jueves cerca del 10 por ciento en pocos minutos sin razón aparente, antes de recuperar nuevamente la mayor parte del terreno perdido.

El gran perjudicado por la incertidumbre en general y en torno a Grecia en particular fue el euro, que en ciertos momentos bajó a menos de los 1,27 dólares un unidad, su nivel más bajo en 13 meses.

Eso también empujó a la baja los precios del petróleo, una materia prima que se vende en dólares estadounidenses.

A ello se sumó la catástrofe de la plataforma petrolera de BP en el Golfo de México, que siguió perdiendo crudo durante toda la semana, y un nuevo aumento de las reservas de crudo almacenado en Estados Unidos.

Según los analistas de la consultora JBC Energy de Viena, la actual preocupación en torno a la deuda soberana de algunos países de la euro zona «da una buena razón para que los inversores reconsideren sus posiciones al alza en los futuro del crudo».

Según los expertos de JBC, la subida de los precios del crudo en las anteriores semanas «parece haberse basado principalmente en el crecimiento de los países emergentes», lo que podría verse contrarrestado por nuevos problemas en la zona euro.