El petróleo no da tregua y cierra en máximos no vistos desde agosto de 2008 por los combates en Libia

Libia, socio de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), sigue sumida en enfrentamientos armados entre los rebeldes y las tropas leales al coronel Muamar el Gadafi, con el peligro de que la guerra civil se enquiste al estabilizarse los frentes.

Los analistas de la británica KBC Energy Economics recordaron que aunque Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait aumentaron su producción para compensar la pérdida de las exportaciones libias, los precios no han bajado porque lo que preocupa a los mercados es el grado de estabilidad de los productores más grandes de la OPEP.

Ni siquiera la subida de tipos en la eurozona, con la posibilidad de que afecte al consumo de energía, atemperó el temor a las consecuencias de una carestía de combustible por la oleada de revueltas populares en Oriente Medio.

Además, la tensión geopolítica se extendió a otro importante país petrolero como Nigeria, donde se produjo un atentado que dejó ocho muertos en vísperas de los comicios legislativos.

Los máximos del euro frente al «billete verde», que se cambiaba el viernes a 1,44 dólares, también empujaron al alza el valor del «oro negro», que en Nueva York alcanzó el viernes los 112,79 dólares, después de subir un 4,5% respecto a la semana anterior.

En Europa, el Brent no le fue a la zaga y en Londres cerró el viernes en 126,65 dólares, una cifra que no se veía desde agosto de 2008, después de apuntarse un incremento semanal de más del 6%.

En el primer trimestre del año se produjo un encarecimiento récord del precio de las principales marcas de crudo, entre un 16 y un 23%, y algunos analistas ya apuntan que posiblemente el precio medio para todo 2010 se sitúe sobre los 125 dólares.

Esa cifra sería un 25% superior al valor promedio del crudo en 2008, cuando el petróleo tocó su máximo histórico de 147 dólares antes de desplomarse tras la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers.

El mismo Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó esta semana el mensaje de que el mundo debía prepararse para una etapa de escasez de petróleo y de precios altos, sin descartar volver al récord de 147 dólares de julio de 2008.

Si las tensiones se agudizan, ya sea a raíz de una mayor demanda o por alteraciones por el lado de la oferta, podrían producirse subidas adicionales de los precios como ocurrió en el periodo 2007-2008, advirtió el FMI.

La cuestión es que con una situación económica débil en la mayoría de los países industrializados, los elevados precios del crudo pueden ser un duro golpe para la recuperación.

Para los analistas de la consultora de energía vienesa JBC, la política de bajos tipos de interés de las principales economías tiene como consecuencia que ingentes cantidades de capital se dirijan a las materias primas, consideradas un refugio frente a la incertidumbre económica actual.

«Esto conduce no sólo a subidas de precios récord en combustibles y alimentos, sino que también eleva enormemente los costos de otras materias primas, amenazando de forma clara la situación económica», subrayaron los analista de JBC.

La cuestión de fondo es que ya sea por razones geopolíticas o especulativas, o por ambas combinadas, la actual escalada de crudo no tiene visos de acabar.

Ante esta situación, algunos responsables políticos, como el secretario de Energía de EEUU, Steven Chu, subrayó esta semana desde Abu Dabi que los actuales precios suponen una «gran preocupación».

Por su parte, el actual presidente de la OPEP, el ministro iraní del Petróleo, Masud Mir-Kazemi, reiteró que no convocará una reunión extraordinaria de la OPEP antes del encuentro previsto en junio.

Cadena de favores

Recomendación para el fin semana, para aquéllos que no lo hayan podido ver. Intenten ver “Cadena de favores”, una película en la que un niño imagina un curioso sistema para mejorar el mundo; hacer favores incluso antes de que los devuelvan. Es decir: no devolver favores, sino pagarlos por adelantado, y no necesariamente a quien te los hizo a ti. Para sorpresa de todos, esta desinteresada propuesta causa furor entre la gente. Este fue el modelo de generación de plusvalía en las promociones de energía solar fotovoltaica

Aunque hubiera podido parecer que la cuestión relativa a la modificación de los parámetros que determinan la retribución y las primas a las instalaciones fotovoltaicas podría haber estado resuelta tras el ‘continuum’ de votaciones en las Cámaras, como venimos informando en Energía Diario, esto no es así. Volvemos a estar en una negociación abierta, mejor dicho, reabierta, cuya palanca, cuyo estilete de reapertura son ahora las presiones del grupo parlamentario catalán de CiU, dado que en un primer momento, Industria había cerrado las presiones de las Comunidades Autónomas socialistas con mucho interés en este sector como Castilla La Mancha, Andalucía y Extremadura.

En primer lugar, hay que señalar que el ajuste que introdujo el Real Decreto Ley, primeramente, es muy moderado. Tan moderado, que los estudios de rentabilidad de las instalaciones afectadas aumentan ligeramente la misma aplicando lo establecido por el 14/2010, dado que la limitación de horas en los parámetros implantada es sólo para dos años y el aumento la vida útil en tres, descendiendo los costes variables y su amortización, produciendo mayor efectos generosos en la matemática financiera.

Por otra parte, hay que recordar que los estudios de rentabilidad de esta tecnología tenían previsiones de límites de retribución, aunque finalmente no se aplicaron en el R.D. 661/2007, verdadero origen de todo este desaguisado. En todo caso, parece que es posible que pueda suceder la paradoja de que un supuesto recorte, a largo plazo, suponga una destrucción creativa.

Si a estos pseudoajustes se añade el hecho (reconocido en privado) de la existencia de un número importante de instalaciones que no estaban completamente montadas en el momento de su acta de puesta en funcionamiento –algo que aunque legal y técnicamente no es posible, en la realidad sí ha pasado- y cuya inversión se ha ido efectuando con posterioridad, las rentabilidades aumentan notablemente, dado que se han beneficiado de la caída de los costes de inversión por la mejora en la tecnología. Así, estudios efectuados sobre instalaciones reales elevan y revelan que estas rentabilidades, en esos casos, están por encima del 14%.

Sin contar, además, con el problema de las repotenciaciones, que en muchas Comunidades Autónomas se han tratado como modificaciones menores y que Industria quiere abortar, requiriendo a las Comunidades Autónomas información obligatoria de las mismas en la Orden Ministerial de tarifas para que sean comunicados al Ministerio (las repotenciaciones suponen la instalación de más placas en una instalación o de placas de mayor potencia en sustitución de las antiguas, beneficiándose de las condiciones retributivas que tuvieron en el momento de su acceso a la misma).

En todo caso, a la vista de todo este Patio de Monipodio, estas son rentabilidades a las que hoy, en el sector energético, no se asoma en sus distintas actividades y tecnologías por ninguna vía. Mientras la retórica que rodea a esta negociación es enormemente agresiva y desproporcionada.

Y, lo que vuelve a poner de manifiesto esta situación son los efectos del modelo de promoción y el escandallo (en algún caso, también el escándalo) que han supuesto las promociones de instalaciones de energía solar fotovoltaica en nuestro país, unido a la cantidad de agentes involucrados en sus trámites, configurando una larga cadena de favores, cuyo problema es que no se pueden devolver, en cuanto el retorno de la inversión se alargue en el tiempo o se aplace un poco, aunque sea de forma muy moderada.

Proyectos que han ido a acabar como activo financiero para entidades que adquirieron y financiaron estos proyectos y que incluso se han llegado a ofertar como rentas cuasi vitalicias, retribuidas en la banca privada. Dichos proyectos llegaron a las mismas después de un intenso flujo intermedio de permisos, accesos, etc…, que distribuyó concienzudamente la ganancia del plan, en un negocio que era de rentas seguras y sustanciosas. Ha aparecido, por tanto, un tipo de rentista que está al final de esta cadena y que opera con márgenes de rentabilidad reales muy estrechos y consumidos por esta cadena de favores y su apalancamiento como último eslabón.

Además, en paralelo, hay un movimiento al que se ha unido, últimamente, el Defensor del Pueblo pidiendo más energía fotovoltaica en el futuro. Es dudoso saber si el Defensor del Pueblo tiene entre su misión constitucional opinar sobre esas cosas. Eso nos llevaría a plantearnos su opinión sobre cuánta nueva potencia solar y de otras tecnologías se necesitaría. Pero si cada MW/h de fotovoltaica tuvo una retribución en 2010 de 470€, habrá que pensarse cuánta, en qué condiciones y si lo paga la tarifa, se puede seguir implantado en el futuro. Eso y la manera de achicar y recortar esa cadena de favores.

Energía Diario sube un 30% su audiencia en 2011 y ya es el diario online energético más leído

Energía Diario ha aumentado su audiencia en un 30% entre enero y marzo de este año, superando los 60.000 usuarios mensuales, cuyas visitas proceden tanto de España, como de la Unión Europea, especialmente, desde la City y Bruselas. En términos interanuales este crecimiento se cifra en el 45%.

Además, dicho crecimiento se concentra en todas las franjas diarias y en los fines de semana. En este período, Energía Diario también ha escalado en el Page Rank según las mediciones de este indicador y de Google Analytics.

Energía Diario es, en la actualidad, el primer medio on line especializado en energía, actualizado diariamente, dirigido a una audiencia del sector desde una perspectiva global, tanto técnica como para profesionales de los ámbitos informativo, económico, regulatorios, financieros, empresariales, medio ambientales y de la Administración.

Energía Diario ha querido aprovechar estas sinergias, de forma, que desde el mes de febrero, se ha trabajado en el relanzamiento de la publicación con nuevos contenidos.

Así, mañana se podrán comprobar las importantes novedades que contiene nuestro nuevo site, que afectan tanto a su «look and feel» como a las secciones e información. Energía Diario se refuerza con nuevas secciones, comentarios editoriales por tecnologías y actualización de información financiera sectorial. Y, también habrá más humor diariamente, con nuestra sección «Energía Diario Today«.

Por otra parte, Energía Diario también aborda el desarrollo de la web 2.0 y las redes sociales, integrándose con Twitter y, posteriormente, también con Facebook. Durante los meses de abril y mayo, se incorporarán más novedades a la oferta informativa de Energía Diario que iremos desvelando paulatinamente.

Y mañana, para celebrarlo, habrá sorpresa.

¿Quién paga las renovables?

La primera, de utilización frecuente y fácil, se emplea ante el desconocimiento generalizado, como si fuera gratuito y no hubiera ciudadanos y consumidores detrás. La segunda, entra dentro de la sorpresa e indignación cuando hay subidas «controladas y tímidas» de la electricidad y, consecuentemente, aparece la incomprensión del hecho real del déficit tarifario.

Parece como si existiera una corriente negacionista del déficit tarifario, negacionista de las relaciones de oferta y demanda, negacionista de los mercados, negacionista de que el precio de la electricidad es un precio, negacionista de las magnitudes económicas, de la consolidación de todos los costes que consolida la tarifa eléctrica y de la contabilidad. Esa negación de los mercados no tiene parangón con otros países de nuestro entorno occidental, que además de contar con más tradición democrática y de economía de mercado, superaron la existencia de un cuerpo intelectual marxista-trotskista y las simplificaciones ideológicas intervencionistas de 1968 con mayor madurez, al comprender mejor la realidad de los hechos económicos y la globalización. Dicha tendencia se evidencia de la forma más descarnada en el sector de la electricidad y en los medios de comunicación.

Históricamente, además, esta visión tiene raíces y anclaje en el tardofranquismo, otra forma de intervencionismo con ribetes de paternalismo político. España, un país con fuerte dependencia energética, sufre la primera crisis del petróleo en 1973, que decide no «trasladar2 a los ciudadanos, en forma de elevaciones de precios, en un momento de extrema debilidad del régimen de Franco, con el fin de evitar el efecto empobrecimiento de los ciudadanos y, sobre todo, su repercusión política. Por ello, aparece el estado protector. Desde entonces la electricidad, de una forma u otra, indebidamente tiene un carácter de precio intervenido y se convierte en una «caja negra» administrada por las autoridades. De esa convicción, y de un cierto adanismo económico, comulga el debate en el espacio público español, así como en los propios medios de comunicación, incluso de una cierta rebeldía social, política y mediática ante esta coyuntura, así como una negación obstinada de la realidad energética española.

Por ejemplo, hoy para asombro de los más ortodoxos, es frecuente entre nuestros «media económicos» autodefinidos como liberales, el hecho de reclamar que el Ministerio de Industria no suba la tarifa eléctrica, porque todo alimenta en la confrontación contra el Gobierno actual. Incluso existe una concepción fantasiosa de las relaciones causa efecto: por ejemplo, existen tensiones importantes en los mercados energéticos y en el petróleo, pero no se comprenden y aceptan sus consecuencias implícitas en términos de precios, que no se pueden trasladar sin saber misteriosamente por qué. Entre una y la otra, se sitúan los que piden más renovables, incluyendo su sistema de incentivos descomunal y, a la vez, que la electricidad no experimente subida de precios. Es un ejercicio de prestidigitación que es difícil de resolver.

Por otra parte, bien es cierto, que se está produciendo un debate, todavía con sordina, respecto a las energías renovables y de régimen especial y su coste en términos de primas. Sobre todo porque el actual sistema de primas, fruto de una mala regulación, de un mal seguimiento y de una mala supervisión, ha generado fuertes distorsiones en la que los agentes económicos han tratado lógicamente de maximizar sus beneficios y aprovechar sus resquicios. Esto sirve para una confrontación ideológica bochornosa y de componentes paranoides entre dos bandos: los primeros, los que se oponen a las tecnologías renovables «per se»; los segundos, los que defienden un modelo «latino» de subvenciones de amplio espectro, con manguerazo y de distribución de la plusvalía de la energía, incluyendo a las menesterosas Comunidades Autónomas.

Decíamos la semana pasada, que el accidente de la central nuclear de Fukushima y los denodados esfuerzos de la empresa y autoridades japonesas por su control, han sido apresuradamente utilizados para abordar un debate cuya urgencia era dudosa. El primero es la cuestión del desarrollo de nueva potencia nuclear en nuestro país (algo impensable incluso sin el accidente de Fukushima) por motivos estrictos de demanda y exceso de oferta. Segundo, la puesta en la «pole position» de otras tecnologías de generación en su sustitución y, en el caso de las renovables, con argumentos balsámicos. Lógico que esto ocurra, pero antes de decidir nada al respecto, hay que valorar qué hacemos con el exceso de capacidad existente en el parque de generación español, qué fuentes renovables tienen un desarrollo tecnológico que les permite ser más competitivas y, en conjunto, cuánta nueva capacidad es necesaria en estos momentos.

Por eso, la aparición el pasado domingo, en el Diario El País de un análisis editorial que desliga primas a las renovables del déficit, además de ser profundamente peligroso y falaz, hay que inscribirlo en todo la anterior. Así, mientras en el mismo, se hacía una defensa encendida de las tecnologías renovables (y, en consecuencia, de su vís económica, las primas), también se trataba de inocular una teoría que empieza a circular: desligar las primas a las energías renovables del déficit tarifario, llevando una afirmación a una salida de la autopista sin destino al decir: «Justamente, en España se ha venido produciendo en los últimos tiempos un debate sobre el «excesivo» coste del apoyo a las renovables, relacionándolo erróneamente con el déficit tarifario, que tiene otras causas«, de una forma críptica y misteriosa. Esto es tanto como decir que las primas no están en la tarifa. La pregunta a hacerle al editorialista es, ¿entonces, esto ahora quién lo paga? Imaginemos que le dieran la orden a la CNE de que no liquidase las primas contra la factura y las primas, ¿qué pasaría entonces?

Por eso, todo esfuerzo didáctico para comprender los flujos económicos que conforman la tarifa eléctrica y que finalmente pagan los ciudadanos en sus facturas, es poco. Evidentemente, en el déficit tarifario participan todos los componentes de la tarifa agrupados en sus dos componentes, el precio de la generación de la electricidad y las tarifas de acceso o costes regulados (primas a las renovables, pago de la deuda del déficit, retribución al transporte y distribución y resto de costes).

En la actualidad, con la bajada de los precios de la electricidad en el mercado de generación, estamos en una situación en la que el déficit de tarifa se ha ido concentrando en los costes regulados o tarifas de acceso, fruto fundamentalmente de decisiones políticas y administrativas: las del retraso del pago de la tarifa eléctrica, generadora de aplazamientos e intereses y, las relativas a las primas, generadoras de transferencias y subvenciones.

En estos momentos, estos costes regulados han ido creciendo con el tiempo y tomando proporciones mucho mayores en la tarifa, convirtiéndose en un Leviatán que nadie de la visión estatalista y repartidora de subvenciones cuestiona. Lo que es paradójico es esa comprensión y condescendencia, frente al cuestionamiento de los procesos de mercado, aunque resulten precios mucho más bajos en generación que los resultantes del primado. Incluso las propias asociaciones de consumidores viven presas de esta paradoja en sus críticas a la factura eléctrica, de forma que no hablan jamás de los costes regulados. En todo caso, cada vez que se hace una afirmación en indefinido (lo paga la tarifa o lo paga el sistema) quiere decirse que lo paga la factura, lo pagan los ciudadanos, los consumidores y se incluye en el déficit tarifario. ¿Quién paga, por tanto, las primas a las renovables, incluidas en esas tarifas de acceso?

Coda. Las energías renovables son necesarias en nuestro mix de generación. La pregunta es qué tipo, a qué ritmo, cuándo y a qué precio, con qué desarrollo previsto. Para ello es necesario un debate en el que se transparenten perfectamente sus costes, su financiación, el efecto en la factura que pagan los ciudadanos y la necesidad de nueva potencia en las previsiones de demanda del parque de generación español, para conseguir un mix económica y medioambientalmente sostenible. Sólo así, no estaremos presentes ante un debate trilero, oportunista, demagógico y emotivo, con muchos intereses bastardos, trufándolo, pero hurtando de la realidad a la sociedad.

Las crisis de Libia y Portugal zarandean los precios del crudo, que acabaron al alza

Así, a las iniciales subidas de los precios, empujados por la ola de levantamientos populares en países musulmanes, sucedieron caídas generalizadas ante la evolución de la crisis financiera en Portugal y la amenaza de que el país tenga que recurrir a un rescate.

Finalmente, el crudo de tipo Texas cerró la sesión del viernes en la Bolsa Mercantil de Nueva York a 105,4 dólares por barril, un 4,3 por ciento por encima de la última cotización de la semana pasada.

Respecto al Brent europeo, la evolución intersemanal fue más moderada y el precio marcado el viernes en el Intercontinental Exchange Futures de Londres fue de 113,93 dólares, un 1,45 por ciento más que la semana anterior.

El comienzo de la semana estuvo marcado por una tendencia al alza, en reacción al inicio de los ataques de fuerzas occidentales contra las tropas del líder libio Muamar el Gadafi

El temor a que los enfrentamientos corten los suministros de crudo libio pesó mucho más que los llamamientos a la calma por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

El lunes, los ministros de Petróleo de Venezuela y Kuwait, Rafael Ramírez y Ahmad al-Abdullah al-Amad al-Sabah respectivamente, descartaron que sea preciso convocar una reunión de emergencia del grupo para debatir un cambio en sus actuales niveles de bombeo.

El martes, tanto el crudo Brent de referencia en Europa como el Texas estadounidense siguieron encareciéndose, al tiempo que aumentaba la tensión y las protestas antigubernamentales en Yemen.

Así, ni siquiera el anuncio por parte de Irak de un plan para aumentar la producción de petróleo conjuró el miedo a una caída del suministro desde el norte de Africa y Oriente Medio.

Esa tendencia al alza se vio moderada por el anuncio el miércoles de que la semana pasada se produjo un aumento de las reservas de crudo en los Estados Unidos, una noticia que suele relacionarse con un bajo consumo de crudo y normalmente empuja los precios a la baja. De hecho, esa noticia provocó incluso una leve caída del precio del Brent europeo.

Una depreciación que se generalizó el jueves, cuando el foco de atención de los mercados se trasladó a Portugal, donde el rechazo del Parlamento a un plan de austeridad económica del Gobierno precipitó la dimisión del primer ministro, José Sócrates.

Esta crisis reavivó las preocupaciones sobre el endeudamiento de las economías europeas y su influencia en la recuperación económica, lo que hizo que las noticias sobre la inestabilidad en Oriente Medio, impulsoras las últimas semanas de los precios del crudo, pasaran a un segundo plano.

Una ralentización de la recuperación económica en Europa podría hacer menguar la demanda de crudo y por lo tanto rebajar su precio. Un escenario parecido al que se teme podría darse en Japón si se prolonga la emergencia nuclear en el país.

En la evolución del precio al final de la semana pesaron también los datos contradictorios sobre la marcha de la economía de Estados Unidos, el mayor consumidor de «oro negro».

Así, el dato de que el producto interior bruto de EEUU creció un 2,9 por ciento en 2010, y un 3,1 por ciento durante el último trimestre, contrastó con una encuesta que muestra que la confianza de los consumidores estadounidense en la evolución de la economía y su situación financiera cayó en marzo hasta su nivel más bajo desde noviembre de 2009.

El largo día acaba

El pasado sábado se publicó en el Boletín Oficial del Estado la Ley de Economía Sostenible (un mes más tarde casi de su aprobación definitiva por el Congreso de los Diputados), que, como anunciábamos, revisa y actualiza el funcionamiento de los órganos reguladores. Y, entre otras cuestiones, incorpora el cese automático del presidente y de los consejeros. Algo que afecta a los órganos sectoriales encargados de la regulación energética en España, Comisión Nacional de Energía y Comisión Nacional de la Competencia. En particular, tiene mucha más incidencia inmediata en el primero, dado que en la actualidad la mitad de su Consejo tiene su mandato vencido y el resto expira en torno a la primera semana de junio.

Así, el artículo16 establece que el Presidente y los Consejeros cesarán en su cargo por renuncia, por expiración del término de su mandato, por incompatibilidad sobrevenida, por haber sido condenado por delito doloso, por incapacidad permanente o mediante separación acordada por el Gobierno por incumplimiento grave de los deberes de su cargo o el incumplimiento de las obligaciones sobre incompatibilidades, conflictos de interés y del deber de reserva.

Hay que recordar que, en su momento, la Ley de Hidrocarburos, por la que se crea la Comisión Nacional de Energía (y se transformaba la Comisión Nacional del Sistema Eléctrico), establecía la prolongación del mandato de los integrantes de estos órganos reguladores o en La Ley del Sector Eléctrico, desde que se producía el cese hasta que el Gobierno nombrase nuevos consejeros. Dicha situación, por tanto, cambia con esta Ley, haciendo imposible que vuelva a producirse esa interinidad.

Con esta formulación sin solución de continuidad, el Gobierno se autoimpone, de ahora en adelante, la disciplina de tener preparado el proceso de renovación de las vocalías vencidas de una forma más diligente, para evitar la situación en la que habían quedado los distintos órganos reguladores deslegitimados y en estado de interinidad permanente, ya desde hace dos años.

Por otra parte, estos órganos «rompen amarras» con el Ejecutivo. Sus decisiones ahora serán recurribles directamente ante la Administración de Justicia y desaparece cualquier atisbo de que en su Consejo se hubiera creado una reserva de puesto (con voz o con voz y voto) para el responsable correspondiente de la Administración, una vieja aspiración desde los tiempos del ministro Piqué. De hecho, ni siquiera podrán estar presentes en las deliberaciones de su Consejo.

Por tanto, parece que nos disponemos, como en «El Largo Día Acaba« (excelente película de Terence Davies sobre el fin de la niñez), a varios finales: la publicación de la Ley, inexplicablemente demorada; la sustitución de los miembros del Consejo de Administración de la CNE con mandato vencido, la imposibilidad de que una situación tan kafkiana se vuelva a producir y, por tanto, la terminación del mandato del actual Consejo en su debido momento.

Todos los impuestos se pagan

Si a estas alturas de la película, el problema fuera saber si las Administraciones Autonómicas pueden fijar tasas autonómicas a las actividades estaríamos ante una tautología, incluso ante una obviedad. Evidentemente, en el caso que nos ocupa, las Administraciones Autonómicas pueden fijar impuestos medioambientales a la generación y a la distribución de electricidad. El problema es otro. La clave está en otra cuestión. El temible problema para la Administración autónoma correspondiente es si esa subida o creación de impuestos puede ser repercutida a los ciudadanos o consumidores de una Comunidad Autónoma y si se puede sujetar al ordenamiento jurídico y en qué condiciones.

Y la respuesta es SÍ, se puede subir y con claridad, desde dos perspectivas, la jurídica y la económica, que al final se unen y su resultado se refleja en la lógica económica. Todos los impuestos se pagan y los impuestos sobre las actividades económicas se repercuten o, en lenguaje de hacienda pública y de la fiscalidad, se trasladan hacia adelante o hacia atrás de forma que el sujeto pasivo del impuesto no es el mismo que sobre el que recae finalmente.

Impuestos autonómicos dese la perspectiva jurídica: la normativa.

En el caso de las actividades reguladas (incluidas en las denominadas tarifas de acceso), el artículo 7 de la Ley del Sector Eléctrico trata de los peajes de acceso a las redes: «En caso de que las actividades eléctricas fueran gravadas con tributos de carácter autonómico o local, cuya cuota se obtuviera mediante reglas no uniformes para el conjunto del territorio nacional, al peaje de acceso se le podrá incluir un suplemento territorial, que podrá ser diferente en cada Comunidad Autónoma o entidad local.»

Y, por otra parte, en el artículo 18 en relación a las Tarifas de Último Recurso dice: «En caso de que las actividades eléctricas fueran gravadas con tributos de carácter autonómico o local, cuya cuota se obtuviera mediante reglas no uniformes para el conjunto del territorio nacional, a la tarifa de último recurso se le podrá incluir un suplemento territorial, que podrá ser diferente en cada Comunidad Autónoma o entidad local.» Por tanto, parece claro que el Gobierno puede repercutir directamente sobre tarifas de acceso y sobre la TUR el recargo que se imponga a los clientes y consumidores de la Comunidad Autónoma que idee e imponga una tasa.

Pero hay más límites para las Comunidades Autónomas en la fijación de impuestos o tasas «medioambientales». En primer lugar, las CCAA pueden imponer impuestos medioambientales, pero con ese fin y destinando los recursos a temas medioambientales. Por tanto, en ese hipotético caso, seguramente le sería difícil justificar a la Junta de Castilla y León, un ejercicio discrecional de aplicación de impuesto «medioambiental» a instalaciones hidráulicas o nucleares (no contaminantes), mientras se exonera a las centrales de carbón nacional (contaminantes). Con lo cual la idea del impuesto sobre las viejas bases de la discrecionalidad por tecnologías para romper el mercado eléctrico se agota y entra en una ratonera. De hecho ese era el ejemplo que ponía el rotativo Cinco Días, en línea con las tesis que históricamente sostiene el colectivo retroprogresivo. En todo caso, además de que se entraría en un «impuesto paradójico» más que ecológico, también sería repercutible directamente a los ciudadanos de la Comunidad Autónoma.

Y otros límites constitucionales se refieren a que tampoco se podrían establecer impuestos que conciernan a otras administraciones como las haciendas locales (un impuesto de radicación, por el hecho de estar la instalación allí), ni tampoco aquéllos que rompan la unidad de mercado o generen doble imposición.

Desde el punto de vista económico y fiscal, los impuestos se trasladan

Desde el punto de vista económico, en las actividades reguladas (distribución y transporte de electricidad), para reconocer las tarifas que pueden cobrar las empresas distribuidoras en regímenes regulados, los impuestos y tasas se incluyen como un coste reconocido a las empresas. Dichos costes incluirán costes de gestión comercial tales como la contratación y atención al cliente relacionados con el acceso y conexión de los consumidores a las redes eléctricas y la lectura de contadores y equipos de medida, así como los relativos a la planificación de las redes y la gestión de la energía. Su importe se determinará a partir de los importes auditados declarados por las empresas distribuidoras en la información regulatoria de costes que se establezca y vendrán afectados por un factor que introduzca competencia referencial en los mismos. Incluso incorporan los costes derivados de la tasa de ocupación de la vía pública.

En resumen, si la tasa se impone en las actividades reguladas, esta tasa se incorporará como un coste más y debe afectar a las tarifas de acceso. Y, si la tasa se fija sobre las actividades liberalizadas como la generación de energía, éstas se trasladarán a los costes de las empresas e instalaciones y afectarán a los precios de las ofertas en el mercado. Y, también, a la otra actividad liberalizada, es decir, a la comercialización, donde las empresas también pueden incorporar las tasas en sus ofertas, es decir, estas tasas medioambientales a la generación se propagarán al sistema eléctrico (incluyendo el mercado ibérico) y a la tarifa, salvo que se repercuta su efecto sobre los ciudadanos de la propia comunidad autónoma, como establece la Ley.

Por otra parte, hay que contextualizar la propuesta, en el marco del grave problema del déficit tarifario. Las tarifas no están para bromas, ni para incorporar impuestos y tributos que se trasladen a las tarifas de acceso, a la TUR o la factura. Ni tampoco los consumidores asumirían una elevación de sus facturas derivada de un berrinche. Los impuestos se pagan.

Con sus afirmaciones, el consejero de la CNE, Jaime González, estaría insuflando ánimos a la Junta de Castilla y León para meterse por inercia en un camino complejo de consecuencias imprevisibles. Entonces la pregunta es, ¿por qué aboga por que se fijen estos impuestos y se suban las tarifas a los ciudadanos de su comunidad? 

Un síntoma de un sector estratégicamente atractivo

Con sorpresa se recibía ayer la noticia del asalto del fondo árabe IPIC Abu Dhabi de lanzar una OPA para alcanzar el cien por cien del capital de Cepsa. El instrumento ha sido una OPA por el 48,83% del capital que controlaba la francesa Total Fina, con una prima de emisión del 23%. Total ya ha anunciado su voluntad de desinvertir y la aceptación de las condiciones de la oferta lanzada por este fondo. El Fondo que ya contaba con un 47% de Cepsa se garantiza, por tanto, el control total de la compañía.

Se trata de una operación muy importante, y que haya sido sorpresivo no quiere decir que no haya condiciones objetivas y estratégicas que justifiquen esta operación. De hecho, en estos momentos, se puede afirmar que el sector español de los hidrocarburos está ganando atractivo de cara a la realización de operaciones estratégicas empresariales. Por una parte, Repsol, como compañía, está ganando tamaño a nivel internacional debido a los buenos resultados en su política de exploración en Brasil. Tanto es así que la compañía que dirige Antonio Brufau lleva una trayectoria alcista en Bolsa galopante y está adquiriendo atractivo al colocarse en un tamaño medio respecto de las petroleras internacionales.

Por otra parte, la política de inversiones en refino a nivel interno están resolviendo uno de los cuellos de botella del sector. Las nuevas refinerías de Cartagena (Repsol) o la ampliación de la Huelva (Cepsa), recién inaugurada, son ejemplos de ello. Eso, sin contar con el proyecto de la Refinería Balboa, promovido por el empresario extremeño Alfonso Gallardo, que causa más de un dolor de cabeza en niveles empresariales y políticos y que, actualmente, sigue en trámites medioambientales.

Desde el punto de vista competitivo, en lo que es la distribución minorista (gasolineras), el mercado español está reduciendo el número de operadores. Se puede decir de forma muy esquemática que los grandes operadores sectoriales son Repsol y Cepsa, cuestión que se ha visto acrecentada por la adquisición de la red de gasolineras de Canarias (dónde Cepsa cuenta además con una de sus refinerías históricamente emblemáticas en Tenerife).

Detrás de Repsol y Cepsa, el resto de operadores claramente son de menor tamaño: BP, Galp y Shell. En este sentido la situación es divergente, la situación de BP tras el vertido del Golfo de México, le está llevado a desinvertir y vender activos, reduciendo su tamaño y anunciando su retirada, para atender las consecuencias del vertido. Mientras el crecimiento del resto operadores, con la portuguesa Galp a la cabeza, no altera esta relación de fuerzas.

Por tanto, el mercado español tiene un enorme atractivo estratégico y la operación, ejecutada con mucha rapidez, tiene mucho sentido empresarial. De hecho, según ha podido saber este medio, esta operación corporativa ha estado precedida de acercamientos de cara a posibles operaciones corporativas a la propia Repsol, y la adquisición de un paquete accionarial importante. Además de los conocidos y públicos intereses de las empresas rusas, Eni o la hindú Essar, también han existido acercamientos a la misma por parte de países árabes. Esta situación, y la presión del constructor Luis del Rivero (Sacyr Vallehermoso), probablemente hayan llevado al impulso en la política de distribución del dividendo de Repsol, para mantener una base accionarial estable. Sobre todo ante el interés nada indisimulado de países árabes y asiáticos de entrar en el sector de hidrocarburos y de la energía en Europa.

Por lo tanto, hay movimientos en el sector y se impone la atención.

Reguladores sostenibles

Ayer el Congreso de los Diputados aprobó la Ley de Economía Sostenible, que entre otras cosas, homologa la organización de los órganos reguladores y, por tanto, de la Comisión Nacional de Energía y de la Comisión Nacional de Competencia, órganos reguladores de especial influencia en el sector energético. Reducir el contenido de esta ley para los órganos reguladores a la composición de sus consejos es realmente un producto delirante porque la ley en sus fundamentos pretende modernizar el funcionamiento de los mismos para procurar más agilidad, independencia y control parlamentario. O un producto de la turbulenta vida política extrapolada a los sectores económicos.

Entre las principales novedades de la nueva ley, está el hecho de que los organismos deberán publicar las actas de sus consejos y los informes en que se basen sus decisiones, así como el resultado de las reuniones con empresas y con otros organismos reguladores. Por otra parte, estos órganos se hacen «mayores de edad» al desaparecer la tutela que ejercían los Ministerios de forma que los recursos contra sus decisiones serán recurridos ante instancias judiciales y no ante las instancias ministeriales (en este caso, la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional). De facto, esto dejaba muy mermada la capacidad e independencia de los organismos. Además, en el caso de la CNE se reformulan sus funciones de una manera más compresible, entre ellas la controvertida en el pasado función 14.

Por otra parte, se establece un proceso de coordinación entre los distintos órganos reguladores, con una reunión anual entre los presidentes de los distintos organismos, sin que hayan triunfado las tesis de crear un macroórgano panregulador residenciado en la Comisión Nacional de Competencia como abogaba insistentemente Luis Berenguer (actual presidente de la CNC).

Sin más preámbulo, y sin caer más tiempo en la intriga, uno de los procesos que más expectación ha levantado han sido las posibilidades y carambolas que entrañaba el proceso de renovación de los Consejos de estos organismos. En los casos que nos ocupan, se modifica el funcionamiento de los consejos de la Consejo de la Comisión Nacional de Energía y de la Comisión Nacional de Competencia, reorganizándolos de forma homologable a como quedan el resto de órganos reguladores: la Comisión Nacional del Sector Postal y la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones.

De esta manera, los Consejos de Administración de estos órganos quedarán compuestos por un presidente y seis consejeros, dos más de los previstos en versiones previas de la norma. En el caso de la CNE, esto supondrá la reducción en dos vocales y la desaparición de la vicepresidencia. En el caso de la CNC el efecto es el contrario, se produce la ampliación de su consejo con dos vocales más, dado que hasta el momento únicamente tenía cinco miembros (un presidente y cuatro consejeros). El mandato de los vocales será de seis años sin posibilidad de reelección. Los cargos serán de dedicación exclusiva y la incompatibilidad para trabajar en el sector se extenderá dos años más allá del cese, en los que los consejeros cobrarán el 80% del sueldo.

Renovación en dos fases y en bloque.

La Disposición Adicional Novena establece unas normas que articulan la transición al nuevo modelo de Consejos en los dos organismos. Si ejecutamos la previsión del calendario, está previsto que el proceso se produzca de forma sucesiva e instantánea sin solución de continuidad en el caso de la CNE. Así, lo previsible, es que en el plazo máximo de dos meses se produzca la salida de los consejeros que tienen actualmente su período de mandato vencido, de forma que el Gobierno podría decretar su cese casi de forma instantánea tras su publicación en el BOE. Esto afecta al Vicepresidente del organismo, Fernando Marti Scharfhausen y los vocales Carmen Fernández Rozado y José Sierra. Y, posteriormente, a partir del 7 de junio, (quien sabe si pasarán el verano), se produciría el cese del resto de los consejeros nombrados ya hace seis años, es decir, se produciría la salida de la presidenta, Maite Costa y los vocales Sebastiá Ruscalleda, Luis Albentosa, Jaime González y Jorge Fabra.

Por tanto, hasta ese momento catárquico, se plantea la existencia de un consejo interino con estos cinco consejeros y, una vez producido el cese de éstos, se produciría su salida y su renovación en bloque, sin solución de continuidad y con el relevo al completo del nuevo consejo ya en su configuración definitiva. Parece que uno de los elementos particularmente más controvertidos en el caso de la CNE, es el carácter adanista del proceso, con un traspaso de poderes «a pelo» entre el consejo anterior y el que se nombre (sea en junio o en septiembre).

Por tanto, el nuevo Consejo quedará desierto de sus anteriores componentes. La norma prevé en determinados casos un período de convivencia de tres años de un máximo de tres miembros de los consejeros, bajo circunstancias que el consejo del organismo no cumple.

En el caso de la Comisión Nacional de Competencia permanecen en sus puestos hasta 2012, la vicepresidenta Pilar Sánchez y todos los vocales: Inmaculada Gutiérrez, Julio Costas y María Jesús González. Mientras el mandato de su presidente, Luis Berenguer, expira en el mes de septiembre sin posibilidad de renovación.

Ahora la clave será que realmente el funcionamiento de estos órganos permita una reformulación que supere el descrédito actual en el que se han precipitado en esta última etapa. Mientras tanto, a esperar la conjunción astral de la conformación provisional de la Comisión Nacional de Competencia y el consejo interino de la Comisión Nacional de Energía.

¿Gasolina o diésel?

En el primer debate, aparecen dos tendencias, muy diferentes entre sí. La primera está referida a la polémica sobre los sistemas de medición de la contaminación. Y, por tanto, de forma sucesiva, la picaresca originada sobre la colocación de los instrumentos de medición y la posibilidad de modificar de forma ventajista el lugar donde están ubicados estos sistemas de medición de la contaminación en las ciudades.

Sólo así se puede comprender que en páginas europeas de Internet sobre medición de la calidad del aire en Madrid se publiquen resultados que colocan a Madrid junto con Roma, fuera de los límites de contaminación ambiental y al mismo tiempo y a la misma hora la web del Ayuntamiento de Madrid ofrezca unos resultados positivos de calidad del aire. En descarga de esta polémica, algunos ayuntamientos afirman que la normativa europea les permite cambiar el lugar de toma de datos y así hacen aprovechamiento de la misma. Dicha línea de discusión, por sus propios elementos de búsqueda de trampas para ocultar la realidad, la podemos calificar de la parte más zafia de todo este debate. Y, seguramente, es la parte más débil con capacidad de volverse contra quien lo impulsa. El argumento del cumplo y miento nunca es bueno.

En ese sentido, la actualidad marca cómo el Ministerio de Medio Ambiente se reúne con el Presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, poniendo sobre la mesa la posibilidad de modificar las tasas sobre los vehículos más contaminantes. En paralelo, van apareciendo informaciones que destacan que ciertos Ayuntamientos han ido descartando o aparcando planes que incluyen medidas más rigurosas que en otros países frente a la contaminación ambiental. También se han publicado informes, oportunamente conocidos en este momento, que intentan dimensionar los efectos sobre la salud y las patologías de este fenómeno. Todo ello, con el debate sobre la financiación y la refinanciación autonómica, el colapso de los Ayuntamientos y la deuda municipal de fondo.

La segunda línea que se ha desatado en el marco de este proceso, más explicativa de todo él, ha introducido el argumento del cambio de parque automovilístico, su dieselización, como una causa de la contaminación en las grandes ciudades españolas. Los incentivos y ventajas fiscales a este tipo de vehículos, se han puesto como ejemplo de la promoción pública del uso de este combustible y como reacción de los consumidores coherente con estos apoyos. Economía del comportamiento. Behaviorismo en estado puro.

En paralelo, la subida de precios de los carburantes en España se está resintiendo de varias alineaciones y trayectorias: la primera es la evolución del precio del crudo, que explica en gran parte su subida; la segunda, la evolución del tipo de cambio; y, una tercera pero no valorada suficientemente, que es la inadecuación de la estructura de refino entre gasolinas y diésel en nuestro país. Frente a una estructura de refino con más capacidad productiva en gasolinas, la dieselización del mercado automovilístico ha aumentado la demanda de este carburante de forma que en estos momentos resulta insuficiente. En suma, además del precio de crudo y el tipo de cambio, hay que añadir el componente impositivo de los carburantes, que también es muy importante y conocido. Además, la diferencia impositiva en los precios de los carburantes y de su fiscalidad menor que en otros países europeos, permite que se estimen nuevas figuras impositivas o el aumento de las actuales, como ya se ha planteado, para abordar los efectos del cambio climático.

Por tanto, la diversificación de las necesidades de consumo en nuestro parque automovilista, en diésel y gasolina tiene hoy dos debates abiertos y relacionados: el problema de contaminación en las grandes ciudades y la evolución de los precios de las carburantes. Por tanto, estamos ante una cuestión energética, económica y medioambiental, y hay que preparase para la campaña que se ha abierto al respecto.

Las dos son cuestiones de «largo plazo». Por una parte, la inversión en nueva capacidad de refino en España que está realizando la industria petrolifera, va en este sentido y las nuevas plantas que entran en funcionamiento incidirán en la corrección de esta descompensación. Por otra, la atención del problema de la contaminación en las ciudades de forma no partidista, se debe plantear en el conjunto de las políticas públicas referidas al cambio climático, con neutralidad respecto de las tecnologías de transporte y combinado con la responsabilidad de ordenación de los propios Ayuntamientos sobre sus actuaciones y responsabilidades.