Los mercados confían en que vuelva a fluir el crudo libio, aunque lentamente

Según la asesora británica KBC, la cuestión es «cuánto y cuán rápido» se restaurará la producción petrolera de Libia, que alcanzaba los 1,6 millones de barriles diarios (mbd), cerca de un 2 % de la producción mundial, antes de desatarse en febrero la guerra civil entre los rebeldes opositores y las fuerzas de Gadafi.

«Esperamos que la producción de crudo de Libia, que cayó a menos de 100.000 barriles diarios (bd), tarde seis meses o más para alcanzar un nivel de entre 500.000 y 600.000 bd», ha indicado Ehsan Ul-Haq, analista de KBC, y recordó que «los rebeldes necesitan urgentemente dinero».

Pero aún así, añadió, para recuperar el nivel de bombeo anterior al conflicto, necesitará «al menos un año» y la ayuda de las petroleras extranjeras que abandonaron el país y retiraron a sus operadores.

La italiana Eni ya tenía hoy un equipo de técnicos trabajando para reactivar sus instalaciones en Libia, según aseguró el ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, quien en declaraciones a la televisión pública de su país resaltó que el grupo italiano tendrá un rol de primer orden en el sector energético de Libia.

Eni producía unos 108.000 bd antes del conflicto, mientras que Italia es el primer destino de las exportaciones de hidrocarburos libias, con un 32 % del total, estima KBC.

«El régimen de Gadafi podría aún tener capacidad para causar daños en la infraestructura petrolera, pero la mayor parte de las instalaciones de producción de crudo de Libia, situadas en su mayoría en áreas remotas del desierto, parecen haberse salvado«, dijo Rafiq Latta, del MEES (Middle East Economic Survey), con sede en Chipre.

«Por otro lado, prácticamente no hay un solo campo o terminal de exportación que haya aguantado el período sin ninguna forma de interrupción, así que algunos retrasos serán inevitables«, añadió.

Latta calcula que, «con un manejo adecuado, sería posible el regreso de un millón de barriles diarios en un plazo de unos seis meses. Las áreas bajo los rebeldes que tenían su base en Bengasi, en el oeste, tendrían que ser las primeras en poder recuperar la actividad». Y «hay cerca de 90.000 bd de producción en los campos de Jurf y Bouri operados por Total y Eni, respectivamente, donde las instalaciones no han sido tocadas por los luchadores y una reanudación rápida es viable«.

También la española Repsol, «que tiene campos importantes, por un total (en condiciones idóneas) de cerca de 360.000 bd en la Cuenca de Murzuq, en el suroeste, podría ser un contribuyente al renacimiento del hidrocarburo libio», considera Latta.

Los rebeldes sabotearon el equipo de bombeo del principal oleoducto de Repsol, pero las instalaciones del campo de producción y el oleoducto en sí mismo no habían sufrido daños al menos hasta fines de junio, según la información del MEES.

La entrada de los rebeldes libios en Trípoli impulsaba este lunes al alza a las acciones de las petroleras que tuvieron que abandonar Libia en febrero, al tiempo que presionaba a la baja al precio del crudo Brent, el de referencia para Europa, efectos que, sin embargo, los analistas ven por ahora momentáneos. «El WTI (el crudo de Texas, referente en EEUU) subió, las bolsas están relativamente fuertes, el dólar relativamente bajo», factores todos que tienden a presionar al alza sobre los «petroprecios».

Además, en Libia hay aún mucha incertidumbre y las petroleras extranjeras se mostraron hoy en su mayoría cautas, a la espera de ver cómo se evoluciona la situación. «Total vigila la situación para evaluar cuándo será posible retomar las operaciones en Libia», señaló la compañía.

«De momento es demasiado pronto para decir cuándo, cómo y bajo qué condiciones se puede reiniciar» la extracción de gas y petróleo, comunicó la alemana Wintershall, filial de BASF.

Pronunciada bajada del crudo por los temores a una nueva recesión

La consultora JBC Energy llegó a decir que el mercado sufrió «un shock» el jueves, 4 de agosto, cuando las bolsas internacionales cayeron en picado y con ello el precio del crudo, que bajó más del 5% en sus principales marcas de referencia, tanto en Estados Unidos como en Europa.

Tras haber aparentemente superado la crisis de la deuda en EEUU el fin de semana pasado, los mercados volvieron a observar de cerca al comienzo de la semana la situación en Europa, donde preocupa principalmente la de Italia y España.

La espiral a la baja que está causando la crisis de la deuda pone en riesgo la recuperación de toda la economía, lo que hace que muchos operadores teman una bajada de la demanda energética, que no podrá ser contrarrestada ni siquiera por China.

En todo caso, los analistas de JBC no consideran que estos factores sean los únicos responsables de la fuerte caída del petróleo esta semana.

«Similar a la caída de 10 dólares en mayo (de la que el petróleo de Texas WTI no se ha recuperado) no se puede identificar una razón sola que podría causar una bajada de ese tipo», escribieron el viernes los expertos de la consultora.

JBC señala incluso que cierta responsabilidad recae sobre los programas de algoritmos de los operadores que causaron ventas masivas esta semana, lo que impulsó más el pánico en los mercados.

Tras la jornada negra del jueves, los mercados miraron con nerviosismo hacia Estados Unidos, donde se anunciaron los más recientes datos de empleo. Con la creación de unos 117.000 nuevos empleados, la tasa de paro oficial bajó en una décima hasta el 9,1%, un datos mejor del esperado, lo que dio cierto alivio a los mercados.

Pero el buen recibimiento que tuvieron entre los operadores esos datos se vio rebajado cuando se conoció que una explosión afectó a un oleoducto en el suroeste de Irán, cuarto mayor productor mundial de crudo con más de 3,5 millones de barriles diarios.

Así las cosas, la semana cerró en EEUU con una leve subida del 0,3%, mientras que en Europa, el mercado londinense registró un ascenso más pronunciado, con cerca del 2%.

Pero los mercados reaccionarán con toda seguridad al anuncio el viernes por la noche, tras el cierre de sus actividades, de la rebaja del «rating» de deuda soberana de Estados Unidos por parte de la agencia Standard & Poor’s. Por primera vez desde 1941, la deuda estadounidense deja de tener la nota AAA, según esa agencia, que la colocó en AA+, acompañado por una perspectiva negativa.

Así las cosas, el petróleo referente para EEUU, el Intermedio de Texas (WTI), cerró su semana a 86,88 dólares por barril, un 9,5% menos que el viernes pasado. Mientras, el Brent, referente para Europa, terminó su semana a 109,37 dólares por barril, un 6,4% menos que la semana anterior.

Menos fuertes fueron los movimientos del petróleo OPEP, calculado como promedio de doce tipos de crudo, que cerró su semana el jueves a 107,48 dólares por barril, un 4,3% por debajo del viernes pasado.

Una nueva faena de la CNE: ahora machaca al OMEL

Existe una anécdota en la que se dice que había un torero tan malo, tan malo, tan malo, que no hacía faenas, sino escabechinas. Ayer se publicó el dictamen de la Comisión Nacional de Energía respecto de la operación que requería el Operador de Mercado Eléctrico (OMEL) para adquirir el 50% del capital social del Operador do Mercado Ibérico de Energía Polo Português, Sociedade Gestora do Mercado Regulamentado SGMR (OMIP). También se conoció el voto del consejero Luis Albentosa respecto de esta resolución que resulta más esclarecedor que el propio informe. La conclusión que se puede sacar de la lectura de los dos informes es que la CNE hace una escabechina y una faena al OMEL en el momento en que se produce la configuración de un operador de mercado ibérico único.

Aunque se trata de un tema de un corte muy financiero (o precisamente por ello), vale la pena esclarecerlo por dos motivos: primero, porque a la CNE no le duelen prendas en maltratar al OMEL en esta operación (uno de sus muñecos de vudú al mantener posiciones antimercado tan marcadas desde el organismo de la calle Alcalá), y, segundo, porque hay que analizar en qué manos regulatorias está el sector desde el punto de vista financiero y jurídico, de cara al análisis de este tipo de operaciones, que requieren mayor capacidad en este terreno.

El objetivo de la operación es la configuración societaria del Operador de Mercado Ibérico OMI, para lo cual se deben producir intercambios en la estructura accionarial de los dos operadores español y portugués (OMIP y OMEL). El resultado final de la misma será esta sociedad OMI, que se estructurará en dos sociedades OMIP y OMEL, con sus respectivas sociedades tenedoras de acciones y sus respectivas gestoras del mercado regulado, OMIP para el mercado a plazo y OMIE para el mercado diario e intradiario de las ofertas de electricidad. Dichas operaciones son consecuencia del acuerdo suscrito entre los gobiernos español y portugués en Braga el 18 de enero de 2008.

De facto, la CNE ha tenido que autorizar y revisar dos operaciones: una, la ampliación del capital de OMIE, que queda suscrita por OMEL mediante la aportación no dineraria de la rama de actividad de la operación de mercado (es decir de activos, pasivos, derechos y obligaciones afectos). La segunda operación, que se realizaría tras la primera, consiste en el intercambio entre las sociedades tenedoras de acciones (portuguesa y española) del 50% de sus respectivas filiales (OMIP SGMR y OMIE SGMR), con un complemento de un pago en efectivo de 7,43 millones de euros a OMEL por la diferencia existente en el momento de la valoración.

La resolución y el destrozo de la CNE

La CNE aprueba las operaciones con tres condiciones: primera, que OMEL traslade a OMIE la totalidad del incremento del valor de los activos y pasivos producido desde el 30 de septiembre de 2010 (momento en que se elaboró el balance de escisión); segunda, que OMEL traspase al OMIE toda la caja existente en la fecha de formalización de la escisión, no pudiendo retener el exceso de caja existente en la fecha de la operación de la escisión y, tercera, que OMEL retenga una pate en efectivo que reciba en compensación del intercambio del 50% de las acciones de OMIP con el importe suficiente para asumir posibles pérdidas potenciales de OMIP ante una evolución desfavorable del negocio.

En conjunto, esta resolución perjudica notablemente al OMEL de cara a este proceso societario de integración, «levantándole» la caja y determinando el destino de los resultados de la empresa regulada por encima de la decisión de sus accionistas, de forma que la CNE se erige en el máximo dirigente del OMI, con funciones y potestades que van más allá de la legalidad vigente, al fijar el destino de los resultados de la sociedad. De hecho, resulta evidente que, con esta resolución de la CNE, existe una transferencia de renta en el intercambio de acciones, perjudica al OMEL, de forma que aporta más que el valor que obtiene.

El voto particular de Albentosa: “la CNE arrasa con el derecho societario”

Por su parte, el voto de Albentosa es demoledor al recoger con una precisión casi quirúrgica la descripción de la operación, los perjuicios para el OMEL y los defectos en el ámbito financiero y jurídico en los que incurre la CNE en ella. Denuncia, por su parte, que la resolución de la CNE incorpora errores graves, impropios de un organismo regulador, arrasando con el derecho mercantil y societario y desconociendo los rasgos y características de una actividad regulada. Una decisión colegiada que es financieramente insoportable y jurídicamente ilegal por un órgano de estas características.

Queda un pequeño detalle que ha sido borrado en la versión pública de la resolución de la CNE, pero que es denunciado por Albentosa en su voto particular: la existencia de dos párrafos contradictorios referidos a la incorporación o no de la caja en el precio de la transacción negociado por las partes, tras la valoración de los bancos de negocio. Interesante.

Previsiblemente, el OMEL tendrá que acudir a los tribunales para defender sus intereses en vía judicial de una resolución de este cariz. Y el previsible bochorno de la Comisión Nacional de Energía en su etapa de transición no habrá hecho más que empezar.

Leer el voto particular de Albentosa, además de estar cargado de razones, lógica económico-financiera y jurídica, produce escalofríos sobre el funcionamiento de los servicios y el Consejo de «nuestra» CNE. Malos tiempos en los que es preciso luchar por lo evidente.

La cruenta separación jurídica y funcional de REE

Parece que la trasposición del tercer bloque de la normativa europea ha traído una batalla cruenta en el Gobierno a cuenta de la estructura societaria del holding Red Eléctrica de España. La separación jurídica y funcional de los dos operadores en dos sociedades dentro del mismo holding es un asunto que se va constituyendo en un serial de importantes proporciones, narrado de manera diferente por quien vaya metiendo un gol a cada una de las partes. Lo cierto es que Red Eléctrica de España ha puesto toda la carne en el asador para evitar esta separación jurídica y funcional.

El viernes pasado teníamos en el diario «Cinco Días» una crónica que inclinaba la balanza a favor de Luis Atienza frente a Miguel Sebastián. Atienza habría conseguido apoyos en el ejecutivo, sobre todo gracias al Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino (a través de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, con Teresa Ribera a la cabeza) y del Partido Socialista. En la crónica se mencionaba también a Ramón Jaúregui y al propio Rubalcaba.

Se habrían impuesto estas tesis, en primera instancia, a la posición conjunta del Ministerio de Industria y del Ministerio de Economía, que siempre han mantenido una posición favorable, conjunta y unitaria con respecto a esta separación. ¿Cómo habrá conseguido el ex Ministro de Agricultura granjearse estos apoyos para evitar, al menos por el momento, esta separación y con qué argumentos?

Aunque en este medio, de facto, se daba por ganada la batalla por el hecho de que el Gobierno haya tramitado estos Proyectos de Ley así al Parlamento, en pos de los intereses de Atienza. En todo caso, sería despreciar al Parlamento el dar en estos momentos la batalla por cerrada, pero en su momento ya Atienza consiguió por vía parlamentaria convertir a REE en «trust» de transporte y monopolista de sistema único. Lo que sí está claro es que desde La Moraleja se han desplegado todas las huestes para evitar daños a lo que es el centro del interés de sus gestores políticos: el centro de operaciones de la determinación de la retribución de las actividades reguladas.

De hecho, no faltan en estas crónicas triunfalistas las dos líneas argumentales de defensa de esta empresa privada ante su separación jurídica y funcional, aunque manteniendo su unidad en un holding.

Primero: Red Eléctrica de España, separados jurídicamente y funcionalmente el operador de transporte y del operador de sistema, sería el resultado de las presiones de las empresas eléctrica presentando todo el proceso como un conflicto de intereses (para evitar presentar el conflicto entre estas dos actividades y su capacidad de autoregulación y autorretribución). La última herramienta es el control de las energías renovables.

Segundo: aunque las directivas europeas promueven el ISO y que en los TSO las separaciones sean mucho más nítidas entre sus funciones (incluyendo el modelo sociedad holding con separación), Atienza se amarra a la situación más lenta en la liberalización y separación de actividades dentro de la Unión Europea.

Permanezcan atentos a la pantalla.

Deshojando la margarita: ¿subida o no de la luz?

El hecho es que, en la actualidad, el déficit tarifario proviene de los costes regulados, o lo que es lo mismo, de las Tarifas de Acceso. Industria ya advirtió de que era necesaria una subida del 10% anual de estas tarifas para lograr el reequilibrio tarifario. Sin embargo, las subastas CESUR cada vez tienen más vendedores y los resultados del precio de la energía siguen una línea de correlación muy exacta con los precios en el mercado mayorista y en el resto de mercados europeos. Por tanto, la apelación que queda ahora pendiente es nuevamente a la intervención de precios y el cálculo político, es decir, deshojar la margarita y decidir si hay subida o no, por su efecto en la opinión pública. Se admiten apuestas.

Por otra parte, ayer mismo se hacía público un informe de Eurostat relativo a los precios del suministro de la energía (electricidad y gas) con dos vectores argumentales. El primero, trataba la relación existente entre el precio del suministro de la energía (electricidad y gas) en términos del mismo poder de compra de los españoles (es decir, de algo muy semejante a la renta). Y según Eurostat, esta relación precio de la electricidad-poder de compra ya se empieza a situar por encima de la media europea, coincidente con la caída de rentas de los ciudadanos españoles, con nuestra crisis económica y nuestros niveles de paro, más que con el precio del suministro de la energía en la factura (que sigue su propia lógica y dinámica).

En todo caso, evidentemente, los precios del suministro de la energía no dependen del poder de compra, sino del proceso de formación de precios y el comportamiento de la oferta, la demanda y de los factores que participan en el mismo. Imagínense que el precio del pan en la panadería dependiera de la declaración de la renta.

El segundo vector del estudio de Eurostat consigna que la evolución de los precios del suministro de la energía (eléctrica y gasista) está siendo más rápida en su elevación en España que en Europa. ¿Cómo es posible esta subida global del precio del suministro, si los precios en el mercado de generación son más bajos o iguales que en Europa? Por dos cuestiones, primera: la tendencia creciente de las tarifas de acceso, incluyendo componentes que no deberían estar dentro de las mismas, así como el importante crecimiento de las primas a las renovables incluidas en el precio del suministro. Segundo, por la necesidad de actualización de las tarifas, ya que no subieron en su momento, absorbiendo el déficit pasado derivado de decisiones de intervención en los precios (precisamente, cuando había más poder de compra en España en la expansión). Ahora hay que recuperar el terreno perdido.

La historia no falla y las facturas llegan.

Apurando la separación de funciones: la transposición que mejora la competencia en los sectores energéticos

La Comisión Nacional de Competencia acaba de publicar dos informes relativos a la transposición del tercer paquete comunitario a la normativa española y también ha terciado, aunque con mucha menos virulencia que en el caso de la Comisión Nacional de Energía, en el tema clave de la separación jurídica y funcional del operador de transporte y de sistema en Red Eléctrica de España. La CNC considera que esta transposición de la Directiva 2009/73/CE en los dos anteproyectos de Ley mejora, en general, la regulación vigente desde el punto de vista de defensa de la competencia.

La CNC recuerda las opciones que establece la Directiva 2009/73 para la articulación del operador de transporte y de sistema: la primera (y la más adecuada desde un punto de vista estricto de competencia, aunque tampoco se haya recogido en los países de nuestro entorno) consiste en un modelo de separación jurídica y patrimonial total. Una segunda posibilidad que brinda la Directiva es el modelo de Gestor Independiente del Sistema (modelo ISO), en el que una entidad independiente se ocupa de gestionar las instalaciones de transporte de otros operadores. El tercer modelo el TSO requiere una serie de controles y limitaciones que impidan la influencia, control y conflictos de interés entre las funciones del operador de transporte sobre el de sistema.

En ese contexto, la CNC reconoce que la transposición en el sector eléctrico propone una separación de funciones más exigente entre el Operador del sistema y el Gestor de la Red de transporte.

Por otra parte, la CNC destaca la función relativa a la elaboración de metodologías de cálculo de los peajes de acceso en la parte correspondiente a los costes de transporte y distribución, atribuida a la Comisión Nacional de Energía (las primeras, actividades realizadas por Red Eléctrica de España y las segundas, por las distribuidoras).

La separación de actividades: clave en el éxito de la liberalización

En la misma línea, la CNC también apura el principio de separación de actividades (unbundling). Según el regulador de competencia, el Anteporyecto de Ley introduce mejoras dirigidas a garantizar la separación efectiva entre las actividades de red y las actividades de generación y suministro, derivadas de la transposición de la Directiva, que se centran en el establecimiento de limitaciones al ejercicio del control simultáneo en empresas generadoras o comercializadoras y en el operador del sistema.

En este sentido, la CNC resalta la fundamental importancia que para la competencia en este sector, y por tanto para el éxito de la liberalización llevada a cabo, tiene el que la separación funcional entre las actividades reguladas y no reguladas sea efectiva.

Lo mismo ocho que ochenta

Además de dedicar a esta cuestión gran parte del informe, dirigido por el consejero de la Comisión Nacional de Energía (CNE), Jaime González, sustentando el dictamen del Consejo de Administración, se han producido dos votos particulares de dos consejeros sobre esta cuestión. A lo que hay que añadir el cruce público de posiciones, inédito en otras cuestiones de naturaleza regulatoria, tanto o más controvertidas en teoría que ésta. Y, todo ello, dado que la CNE se ha mostrado en su informe falazmente «neutral» en la cuestión, dado que en realidad reproduce argumentos contrarios a que se produzca tal separación jurídica y de actividades (y mecanismos de garantía que eviten conflictos de intereses o ayuntamientos excesivos, que es lo mismo). Una dirección que choca por completo con la clara orientación que propugna la Unión Europea para separar estas actividades o unbundling.

En este sentido, cualquiera que lea el voto del consejero Luis Albentosa, se podría preguntar cuál es la razón de que el organismo regulador independiente, es decir, la CNE, renuncie de facto a sus funciones regulatorias para defender la autonomía, independencia y unidad del TSO, en beneficio de Red Eléctrica de España que, recordemos, es una empresa privada. Aunque sólo fuera por dar coherencia a la Teoría de la Elección Colectiva y del comportamiento de las burocracias, el regulador energético no debería renunciar a sus funciones, encomendadas por las Leyes del Sector Eléctrico e Hidrocarburos.

Y, quizá la primera respuesta es que, en el fondo, en la actual configuración del Consejo de Administración de la CNE, en general, no se comparte ideológicamente o intelectualmente las implicaciones de la separación de funciones y actividades, ni la liberalización realizada a finales de los noventa. De ahí que nos encontremos con que quien tiene que administrar el proceso de liberalización, lo repudia, como se puede evidenciar en propuestas como el Informe de Costes y Precios y diluidas en numerosos opúsculos ideológicos que se combinan con la labora que tiene encomendada de «Tendido 7 de la energía», al que ha quedado encapsulado.

Es paradójico, no obstante, que a la luz del Informe, los dos consejeros que emiten sendos votos particulares, Albentosa y Jorge Fabra, coincidan desde posiciones muy diferentes en la baja calidad de la ponencia que soporta las conclusiones elevadas al dictamen del Consejo de Administración y lo «flojo» del mismo. Se podría intentar utilizar algún resquicio de condescendencia y afirmar que es que la mayor parte de los consejeros que forman parte del actual consejo de Administración están en los denominados «minutos de la basura» y que por ello han tenido una posición laxa ante una propuesta tan deficiente y criticada desde dos puntos de vista diametralmente opuestos. Evidentemente, los nuevos consejeros tendrán que tomar nota de las dinámicas del organismo y plantearse la forma de construcción de dichos Informes, así como poner atención a los mismos.

Uno, grande y libre: el TSO

En todo caso, y entrando en el fondo de la cuestión, el hecho de oponerse a la separación jurídica de las funciones de gestor de red de transporte y operador de sistema en Red Eléctrica de España, con argumentos leguleyos (no hay obligación de la separación jurídica y de funciones), con argumentos insuficientes (como la apelación a sinergias no explicitas y riesgos convenientemente adjetivados pero tampoco enunciados), con argumentos falaces (no hay simetría entre el sector del gas y el eléctrico, pese a ser dos sectores en red) solo pretende apuntalar el modelo en el que REE ejercía una función sinérgica: más allá de una empresa, más allá de gestor de la red de transporte y operador de sistema conjuntamente, para decidir muchas más cuestiones en el sector eléctrico, relativas a las planificación, inversiones y retribución.

Produce escozor el recordar que, pese a su apariencia de empresa pública (de hecho no se hace nunca énfasis paradójicamente en su naturaleza privada empresarial), en un país en que lo público es «mejor» per sé, REE es una empresa privada. Y, del mismo modo, señalar que REE tiene incentivos a la maximización de beneficios provenientes de aumentar su participación en la tarifa de acceso, con una garantía retributiva y exenta de riesgos. Todo ello, sin acudir a las explicaciones demiúrgicas en las que al TSO se le deposita un carácter omnipotente y omnipresente, para conseguir el equilibrio del sistema y su configuración de república perfecta al reunir de forma esférica todo lo necesario para controlar a todos y que todos los agentes se conviertan en brazos ejecutores de sus decisiones. Y, por supuesto, partiendo de la enorme capacidad técnica de REE en sus dos funciones.

No es lo mismo pedir la independencia del TSO que el Operador de Sistema Independiente (ISO)

Del mismo modo, resulta no poco significativo, como se ha iniciado una campaña para hacer equivalente la independencia del TSO con el Operador Independiente de Sistema (no vinculado ni a la generación, ni al transporte), con afán de confusión, manteniendo así para nuestro TSO, REE, la capacidad autorregulatoria, autorretributiva y de decisión de sus propios ingresos en el proceso de planificación y de inversiones en infraestructuras.

En todo caso, es preciso dejar claro que no es lo mismo TSO independiente que ISO (Operador Independiente de Sistema). No da igual y su adecuación a lo que pretende las Directivas Europeas y la separación de actividades no puede ser interpretada de forma torcida o ampararse en la asimétrica situación de los países europeos en este campo. Ni es igual que las inversiones y la planificación se ejerzan de forma eficiente por parte de los órganos reguladores a que de facto la integración transporte-sistema actual, lo deje todo atado y bien atado, generando sinergias para la empresa y una autonomía e independencia mal sana para el sistema eléctrico.

No es igual ocho que ochenta, aunque el Consejo de Administración de la CNE les parezca así y hayan decidido abdicar de sus funciones regulatorias por historia, por ideología, por vinculación o porque ya da lo mismo.

Albentosa denuncia la capacidad de REE para autorregularse y la dejación de funciones de la CNE

El consejero de la Comisión Nacional de Energía (CNE), Luis Albentosa emitió un voto particular contrario a la posición del Consejo de Administración del organismo respecto a la separación del gestor de la red de transporte (GRT) y operador de sistema (OS), ambas figuras desempeñadas actualmente por Red Eléctrica de España (TSO). Dicha separación se alinea con el modelo de separación de funciones (undbundling) que promueve la Comisión Europea a través de sus directivas comunitarias. En este sentido, la separación de funciones conlleva la separación del operador de transporte y de sistema, de forma que este último sea independiente (modelo ISO). Dicha cuestión es la que más polvareda ha levantado en todo el trámite de la transposicion de la Directiva Europea.

De hecho, se puede comprobar cómo, en el trámite de la transposición de la misma a la Ley del Sector Eléctrico al tercer paquete energético, este fue el punto en el que más incidió el Consejo de la CNE en su informe y con diferencia, convirtiéndose en el punto más polémico, en línea con las demandas de la propia REE que reclama que la «independencia» sea del operador de transporte y sistema, es decir, del TSO, o lo que es lo mismo, para sí misma.

El consejo de la CNE se apoyó en cuatro consideraciones para evitar posicionarse favorablemente respecto de esta separación jurídica, de forma que incluso mantiene una posición de facto contraria a la misma, pese a la fórmula empleada de «no lo obliga», pero «no lo impide». La primera, relativa a que no existe «obligación legal» por parte de la Unión Europea; segunda, el hecho de promover la independencia del OS y GRT integrados en el TSO, unidos e independientes frente al resto de agentes; tercera, la supuesta inexistencia de conflictos de interés entre Operador de Transporte y de Sistema (porque considera sus intereses son los mismos(¿?), porque la separación jurídica no podría tener vuelta atrás y, finalmente, en cuarto lugar, porque a su juicio, a pesar de ser dos sectores en red, no existe suficiente simetría entre los sectores eléctrico y gasista, donde ya existe esta separación recientemente aprobada.

Albentosa denuncia la debilidad del informe que soporta el dictamen de la CNE y de sus argumentos. El consejero pone en evidencia al Consejo, cuando denuncia que éste puede tener dificultades para comprender la diferencia de los dos, de forma que incluso, identifique el Operador de Sistema y Gestor de la Red de Transporte con expresiones en el informe como «el OS no va a ser más OS por el hecho de supervisar al GRT, sino que debe continuar coordinando y modificando los planes de mantenimiento de las redes de transporte, allí donde el OS y GRT sólo coordinaba y modificaba». Albentosa afea que el Consejo de Administración señale la no obligatoriedad de la separación en la transposición de la Directiva 2009/72/CE como argumento, cuando en su momento, en nuestro país se introdujo legalmente la figura del monopolio en la red de transporte y el transportista único, sin existir tampoco obligación, ni contar con pronunciamiento contrario del Consejo de Administración de la CNE.

Del mismo modo, ataca que el Consejo de Administración afirma que existen sinergias de estar unidas estas dos funciones y que no se explicitan, del mismo modo que augura riesgos de coordinación entre el operador de transporte y el operador de sistema. Albentosa ironiza respecto a que se haya producido alguna vez alguna instrucción del actual OS (integrado en REE) al Gestor de la Red de Transporte o le haya reconvenido algún comportamiento.

Red Eléctrica, privada, autorregulada e independiente

En definitiva, Albentosa señala que la conclusión de la postura de la CNE contraria al ISO y favorable al TSO «independiente del universo» es que REE pueda autorregular sus inversiones, las cuales van con cargo a la tarifa eléctrica vía tarifas de acceso, al tiempo que remarca el carácter privado de REE y sus objetivos de maximización de beneficio para sus accionistas, además de contar con la «elevada garantía de obtener una rentabilidad que puede considerarse alta para el riesgo en que incurre». Señala que la rentabilidad que obtiene el transportista único se obtiene de forma independiente a la rentabilidad social de las inversiones, señalando que esta se mide por que las infraestructuras permitan evacuar la energía eléctrica producida o abastecer a cierta área.

Allbentosa considera que los operadores de transporte y sistema deben estar separados, porque el sector eléctrico español precisa mejor planificación y mejor regulación ejercida por cada uno de los agentes, cada uno con sus funciones y sin dejación de responsabilidades. Propone que el ordenamiento energético español siga yendo por delante (sin contravenir el ordenamiento europeo) en la separación de funciones y el unbundling. Además, advierte en su informe de los numerosos criterios anteriores de la CNE en los que el organismo recoge el unbundling como piedra angular del sistema y del modelo energético y de si su utilización era retórica.

El final del último voto particular de Albentosa, pone el dedo en la llaga en la relación causa-efecto entre infraestructuras y tarifa que pagan los ciudadanos. Concluye que la regulación energética debe resolver sobre el mecanismo institucional para determinar el volumen de las infraestructuras y su composición, para evitar procesos de sobreinversión sufragados por los consumidores con unas más altas tarifas de acceso (que es donde se pagan las mismas), señalando que este papel lo deben tener el Ministerio de Industria y la CNE en esa función.

Por su parte, el consejero Jorge Fabra, ex delegado del gobierno en REE y ex Presidente de REE, en la explicación de voto que realiza en este aspecto, considera también que el diagnóstico y la conclusión son flojos y dedica la mayor parte de su explicación a esta cuestión. Y lógicamente se postula a que la actividad de transporte y operación de sistema son inescindibles, por tener REE y el TSO, la misión de conseguir el «equilibrio del sistema», considerando que la separación de actividades en este campo un devaneo regulatorio. Fabra afirma que lo que la Unión Europea promueve es el TSO y el ISO como transición al ISO y recoge la situación actual de la Unión Europea en este campo, más retardada en el unbundling para señalar que el TSO es el modelo más usual en los países europeos, dada la integración vertical todavía existente.

La OPEP calcula que la demanda de crudo subirá un 2,6% en julio

«Mirando lo que queda del año, la relación prevista entre la demanda y la oferta indica un mercado apretado«, señaló la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en su informe mensual de junio.

La advertencia se publicó dos días después de que el Consejo de Ministros de la OPEP cerrara en Viena su primera reunión del año sin conseguir acordar un aumento de la oferta de crudo propuesto por Arabia Saudí y esperado en los mercados.

El desacuerdo de los productores impulsó a «los petroprecios» al alza y el barril de Brent rozó los 120 dólares en Londres.

Las estimaciones del informe varían muy poco respecto a los cálculos del mes pasado. Según los expertos de la OPEP, la demanda mundial de crudo se situará en todo 2011 en una media de 88,14 millones de barriles diarios (mbd) este año.

Ello supone un crecimiento de 1,38 mbd ó un 1,59 por ciento respecto al consumo del año pasado, un aumento que acaparan en un 90 por ciento las economías en desarrollo, especialmente China e India.

El documento enfocó especialmente las previsiones para la segunda mitad de este año, cuando normalmente sube la demanda petrolera del planeta, primero por un mayor uso de gasolina y aire acondicionado durante las vacaciones de los ciudadanos del industrializado norte del planeta.Y a partir de octubre se dispara el consumo de calefacción.

Así, se espera que la demanda de crudo suba, desde los 86,79 mbd en el actual trimestre, hasta los 89,07 mbd a partir de julio, y a 89,31 en los últimos tres meses del año.

Los productores ajenos a la OPEP cubrirían esos requerimientos con cerca de 53 mbd, y el resto sería la llamada «demanda de crudo de la OPEP», pues debería ser satisfecha por los doce socios de la organización con el fin de mantener el equilibrio entre la oferta y la demanda, y evitar una escasez.

Los expertos de la propia organización estimaron que a partir del 1 de julio (y hasta fines de septiembre), esa demanda de crudo de la OPEP sería de 30,91 mbd de la OPEP, casi 2 mbd más que el volumen extraído por el grupo en mayo (28,97 mbd).

Reconocieron sin embargo factores de incertidumbre que dificultan los pronósticos, como las consecuencias del fuerte terremoto, tsunami y emergencia nuclear en Japón, que «continúa impactando el consumo», sin saberse aún cuándo comenzará su recuperación.

En EEUU, donde «los últimos datos mensuales muestran una demanda petrolera mucho menor de lo esperado», preocupa el desempleo y la desaceleración de la actividad industrial; y en Europa, los problemas de las deudas soberanas.

Pero «a pesar de las incertidumbres», las cifras «apuntaron a una significante diferencia a salvar entre la producción actual y la demanda de crudo de la OPEP», se subrayaron en el informe.

Por otro lado, las cifras publicadas revelaron que Libia, uno de los países miembros de la OPEP, apenas ha bombeado 0,17 mbd en mayo, de los cerca de 1,6 mbd que producía antes de estallar la guerra civil entre los seguidores y los opositores al líder Muamar al Gadafi.

Sólo parcialmente, los socios suplieron esos suministros, que en su mayoría se exportaban a Europa, ya que se trata de un crudo de muy alta calidad que no es fácil conseguir en otros países de la OPEP, incluido Arabia Saudí, el mayor suministrador de petróleo del que se espera ahora que bombee, junto a sus socios del Golfo Pérsico, el «oro negro» que faltaría a partir de julio.

La energía: ese objeto tributario del deseo

Y, también, en el caso de la generación de electricidad, los comportamientos en la actividad de generación son fuertemente inelásticos y más todavía con el estado de la demanda actual. El objeto de gravamen: la generación o suministro de energía reúne todos los requisitos de un buen impuesto a efectos recaudatorios. Consecuentemente, la «traslación» de las figuras tributarias al consumidor final es casi inevitable. Son, por tanto, tributos cuya elusión (concepto que alude a evitar incurrir en el objeto fiscal) es muy complicada.

En este sentido, el hecho de que se hayan desatado públicamente en el ámbito político, tras las elecciones municipales y autonómicas, los problemas financieros de estos entes territoriales, es consecutivo, con la propuesta abierta por algunas de ellas de promover impuestos medioambientales y con la posibilidad del establecimiento de los recargos tarifarios que podrían derivarse de las decisiones de entidades locales y autonómicas por sus requerimientos adicionales de calidad de suministro. Son dos tipos muy diferentes de instrumentos de carácter fiscal, con matices y consecuencias relevantes.

En estas dos opciones, hay una mezcla de problemáticas diferentes, que requieren su análisis particularizado y separado. En este sentido, hoy abordamos la propuesta de creación de nuevos impuestos, tasas, gravámenes y figuras impositivas a la generación de electricidad, en el bien entendido de que cualquier nuevo impuesto de estas características es una subida fiscal y se traslada a los precios del mercado de generación. Además, dicha subida fiscal tiene un efecto sobre la «unidad de mercado», en la medida de que el mercado de generación es único (con traslación incluso a efectos peninsulares, incluido Portugal).

Por eso, en ese contexto se puede inscribir la carrera abierta en ciertas Comunidades Autónomas por proponer impuestos con supuesto contenido medioambiental, aunque en su formulación práctica arroje muchas dudas. De igual modo, la carrera por fijar gravámenes de carácter por emplazamiento, radicación a otras instalaciones como eólicas o solares, tasas o cánones, subasta de licencias, etc., tienen efectos semejantes: el encarecimiento del suministro.

Las cuestiones abiertas son la introducción de nuevas figuras impositivas en el ámbito de la energía y, en algunos casos, de forma eufemística, con una utilización más o menos torcida de forma terminológica, de «impuestos medioambientales», sin que el objeto tributario sea en sí medioambiental, es decir para incentivar tecnologías más limpias o menos emisoras.

De hecho, la propuesta de una figura impositiva «medioambiental» a la generación, como la enunciada por la Junta de Castilla y León en su momento, perseguía gravar tecnologías como la nuclear o la hidráulica, limpias en términos de emisiones y salvaguardar de estos «impuestos medioambientales» a la generación térmica en sus distintas variantes, fruto además de un enfrentamiento por el real decreto del carbón y las presiones políticas que se pueden derivar de ello.

Sin mención al solapamiento o adulteración sobrevenida de los propios mecanismos derivados de la asignación, adquisición y detracción de derechos de emisión de emisiones contaminantes y sus objetivos de política medioambiental. Es decir, si se fijan impuestos a actividades no contaminantes para compensar los efectos de los instrumentos medioambientales con el fin de redistribuir los resultados de cada actividad de generación, se subvierte el sistema, además de hacer un pan como unas tortas, al no conseguir un mix de generación eficiente económicamente y medioambientalmente.

Además, de forma deliberadamente interesada, en este escenario aparecen también propuestas de determinados colectivos retroprogresivos de introducir «impuestos redistributivos» a la generación por tecnologías, formulados con la supuesta intencionalidad de reducir el déficit tarifario. Aunque, más bien, al contrario, lo que provocan los mismos es la necesidad elevación de la tarifa o del déficit.

Evitando las confusiones, la introducción de figuras impositivas tiene, por tanto, un efecto claro y directo de elevación de los precios de la energía para el consumidor final, sea un impuesto directo en la generación o un impuesto en el consumo. En el caso de la generación, resulta paradójico que propuestas para introducir impuestos directos a la generación de electricidad, sean generales o discrecionales por tecnologías que se traducirán en subidas de precios, puedan ser interpretadas como mecanismos de amortiguación del déficit tarifario.

Los impuestos y figuras impositivas a la generación, en definitiva, se trasladan a los precios de la electricidad. Tantos años de teoría fiscal y de la hacienda pública, además de sentido común, no se equivocan.