La ONU alienta al acuerdo en la Cumbre de París y Estados Unidos subraya su compromiso

EFE.- El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, expresó su confianza en que se logrará un acuerdo positivo en la cumbre del clima de París (COP21), durante la visita que realizó a Finlandia para conmemorar el 60 aniversario de la entrada del país nórdico en la ONU.

«Aunque todavía quedan algunas cuestiones pendientes, estoy cada vez más alentado al constatar que existe un creciente impulso político y que los líderes han mostrado un fuerte compromiso al indicar a sus negociadores que es el momento adecuado para actuar», afirmó Ban en una rueda de prensa celebrada en Helsinki.

El máximo dirigente de la ONU reiteró su llamamiento a los países desarrollados a asumir su responsabilidad histórica sobre el calentamiento global. Al mismo tiempo, pidió a los países en vías de desarrollo que «hagan más», dentro de sus posibilidades, para frenar un cambio climático que afecta a toda la humanidad.

«Este es un momento crítico para que todos los países se unan por el bien de nuestro planeta y de la humanidad», resaltó.

EEUU está comprometido con la causa

El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, advirtió hoy de que un fracaso en la cumbre climática de París tendría «consecuencias históricas» y urgió a todas las partes a actuar para lograr un acuerdo ambicioso, pero que tenga en cuenta las capacidades de cada país.

«No nos equivoquemos. Si la comunidad internacional no es capaz de unirse y sigue rechazando actuar ante estas amenazas, si continuamos permitiendo que las obstrucciones premeditadas hagan descarrilar la urgencia de este proceso, seremos responsables de un fracaso colectivo y moral de consecuencias históricas», dijo Kerry. También avisó de que esto repercutirá negativamente no solo en la vida de las actuales generaciones, sino también en la de «nuestros hijos y nietos».

«Estamos determinados a tener éxito en París», aseguró Kerry, quien indicó que la COP21 no sellará un «techo» sino un punto de partida para los esfuerzos en la lucha contra el cambio climático en las próximas décadas.

Kerry abogó por un acuerdo «global, inclusivo, ambicioso y sostenible» con un alto grado de flexibilidad que reconozca la situación diferente en la que se encuentre cada país, pero sin dejar de mantener la «responsabilidad común» que supone la lucha contra el calentamiento global.

EEUU doblará para 2020 la ayuda pública para políticas de adaptación

Por otra parte, Kerry, anunció que su país doblará para 2020 la ayuda pública que concede a los países en desarrollo para que pongan en marcha políticas de adaptación al cambio climático. Kerry recalcó que Estados Unidos destina 2.500 millones de euros anuales a financiación climática.

De esa partida, «más de 400 millones» son subvenciones concedidas a países en desarrollo para iniciativas de adaptación ante el cambio climático, explicó el jefe de la diplomacia estadounidense, que reconoció que «se necesita más». «Por ello, me satisface anunciar hoy que EEUU se ha comprometido a doblar sus inversiones publicas con subvenciones a la adaptación climática para 2020»

La Celac quiere un acuerdo vinculante pero diferenciado por países

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) está a favor de lograr un acuerdo jurídicamente vinculante en la cumbre del clima de París (COP21), aunque con responsabilidades diferenciadas para países desarrollados y en desarrollo.

En una declaración acordada en el seno de la Celac, los países que integran esta comunidad abogan por lograr un acuerdo que evite que la temperatura del planeta aumente más de dos grados y que refleje la voluntad de los países del Norte de financiar y transferir tecnología en materia de mitigación y adaptación a los del Sur.

 

Greenpeace reclama abandonar los combustibles fósiles en 2050 para evitar el calentamiento de 1,5 grados mientras WWF pide más ambición

Europa Press / EFE.- Las organizaciones ecologistas están en vilo: WWF pide que el acuerdo que salga de la Cumbre de París incluya la revisión de las contribuciones nacionales de reducción de CO2 para mejorar «la ambición» y desde Greenpeace inciden en que es necesario el «abandono total» de los combustibles fósiles en 2050 si se quiere impedir el calentamiento global de 1,5 grados.

La responsable de la campaña de Cambio Climático de la organización ecologista, Tatiana Nuño, denuncia que a pesar de que el borrador mantiene el objetivo de no sobrepasar de 1,5 grados el aumento de la temperatura media del planeta, «detrás de algunas de las palabras» pueden verse todavía «los intereses de los estados productores de petróleo». Para Greenpeace, «lo peor» que aparece en este borrador es «cómo está formulado lo relativo a la fecha límite» para la eliminación de las emisiones de carbono. «Es necesaria una fecha clara», ha insistido y ha aconsejado establecer un «plazo ajustado» para 2050 ya que, según Greenpeace, ésta es la «única forma de no sobrepasar» ese grado y medio.

«El plazo de 2050 para la descarbonización total es factible si se pone la necesaria voluntad política. Los hechos juegan a favor. Gracias al crecimiento de las energías renovables, las emisiones mundiales pueden estar ya dejando de crecer», ha explicado Nuño. Por último, la ONG ha destacado que «hay una desconexión entre lo que está sucediendo en la sala de conferencias de la COP y lo que ocurre en el mundo real». Por ello, ha pedido a los negociadores que «eleven el listón» y que si «son capaces de comprometerse con una meta de 1,5 grados» también «deben ser capaces» de establecer una fecha de eliminación de los combustibles fósiles.

«Jugar al póquer» el futuro

Por su parte, el director de Greenpeace, Kumi Naidoo, también instó a los líderes de los países negociadores a «dejar de jugar al póquer» con el futuro de la humanidad y cerrar un acuerdo ambicioso en la cumbre climática de París, que persiga contener el calentamiento global en 1,5 grados a finales de siglo. «No pueden seguir jugando a un póquer político con el futuro de nuestros hijos y sus hijos. Tienen que preguntarse: si no cierran un acuerdo ahora, cuándo; si no aquí, dónde; y si no nosotros, quiénes lo hará», dijo Kumi Naidoo.

«El planeta como tal no necesita ser salvado, porque si fracasan, lo que va a pasar es que nosotros desapareceremos, la humanidad como especie desaparecerá y una vez que esto suceda los océanos y los bosques se recuperarán», afirmó. Naidoo advirtió de que con la naturaleza no se puede negociar, ni se le puede dar una «patada hacia delante, como si fuera fútbol político». Por eso, pidió a los líderes de todos los países, tanto desarrollados como en desarrollo, que se comprometan con un acuerdo ambicioso. «No es una cuestión -argumentó- sobre si yo o Greenpeace podremos vivir con un mal acuerdo o no. Es una cuestión de si nuestros hijos podrán vivir, sin más».

WWF pide revisar «con ambición»

La organización WWF ha reclamado que se incluya la revisión de las contribuciones nacionales de reducción de CO2 para antes de 2020, cuando entrará en vigor, para evitar que el aumento de la temperatura se acerque a 3 grados centígrados.Además, WWF advierte de que existe un «peligro real» de que si no se incluye esta revisión, el acuerdo podría estar bloqueado en los próximos 10 o 15 años ya que las actuales contribuciones son «insuficientes» para limitar a 2 o a 1,5 grados centígrados el aumento de la temperatura.

En este sentido, insta a los Gobiernos a apoyar un proceso de revisión científico «sólido, transparente e inclusivo», que se base en la equidad y la justicia para los próximos años, «lo ideal sería en 2018 y antes de que el nuevo acuerdo entre en vigor» para incrementar el nivel de ambición. «Los días que quedan deben servir para asegurar un acuerdo sobre este elemento crítico. Necesitamos que los países den un paso adelante y defendemos esto como una cuestión de urgencia», subrayó la ONG.

Presión global para el acuerdo

Por su parte, la presidenta de WWF, Yolanda Kakabadse, confía en que de la cumbre del clima salga un acuerdo global de lucha contra el cambio climático porque «los que toman las decisiones saben que, si no toman medidas ahora, estamos fritos» por el calentamiento. La exministra ecuatoriana de Medio Ambiente y líder de una de las principales organizaciones ecologistas afirma que el momento actual de las negociaciones «es de un pánico lógico». «Estamos en un momento de mucha tensión, pero confío en que haya un acuerdo decente, responsable y de alguna manera visionario», explica.

A Kakabadse no le «preocupa» que los países «estén posicionados hoy de manera muy dura» porque «eso forma parte de una estrategia, siempre se ponen radicales antes de ceder». Su «miedo» es «que se licuen los acuerdos y los países empiecen a aflojar y a ser menos ambiciosos», pero agrega que veía «más riesgo de que eso pasara en cumbres anteriores, no en esta donde hay tanta presión global». «Creo que los tomadores de decisiones tienen claro que la COP21 tiene que ser significativa, no hay más tiempo para esperar«, subraya una de las mujeres más influyentes en materia medioambiental.

La OCDE pide elevar el precio del carbono y los impuestos de las energías contaminantes

Redacción / Agencias.- El 90% de las emisiones contaminantes por el uso de la energía en los países ricos y las economías emergentes tienen un precio inferior al daño que causan al clima, según un estudio publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), coincidiendo con la segunda y definitiva semana de la Cumbre del Clima de París (COP21).

Esta organización analiza las tasas de carbono efectivas (la suma de impuestos al carbono, impuestos específicos sobre el consumo de energía y sistemas del comercio de emisiones) de sus 34 países miembro (que son los países desarrollados) y 7 economías asociadas del G-20 (Argentina, Brasil, China, India, Indonesia, Rusia y Sudáfrica). Por tanto, evalúa cuánto pagan los usuarios por las emisiones contaminantes procedentes de la energía. El estudio concluye que el 90% de las emisiones en estos 41 países, que representan el 80% del consumo energético mundial, están tasadas en menos de 30 euros por tonelada equivalente de CO2, que la OCDE cifra como coste mínimo por sus repercusiones climáticas, y el 70% cuestan menos de 5 euros por tonelada.

Impuestos o comercio de emisiones

A juicio de la organización, estos datos muestran la necesidad que existe de poner precio al carbono, a través de impuestos o a través de los sistemas de comercio de emisiones, «como una de las herramientas más eficaces para reducir las emisiones de CO2 por el uso de la energía». «Los precios pueden reducir el consumo de energía, mejorar la eficiencia energética, e impulsar un cambio hacia formas menos dañinas de energía», apunta la OCDE.

El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, indica en el estudio presentado que es necesario «un precio efectivo de las emisiones de carbono si queremos hacer frente al cambio climático». «La aplicación del principio de que quien contamina paga es insuficiente lamentablemente«, señala, antes de añadir: «No podemos seguir así si la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de manera efectiva es un verdadero objetivo político».

Sólo un 10% funciona correctamente

El informe indica que, en los 41 países analizados, el 60% de las emisiones de CO2 equivalente por el uso de la energía no están sujetas a ningún precio, un 30% cuestan hasta 30 euros por tonelada y sólo un 10% supera los 30 euros fijados como coste mínimo por sus daños al clima. Excluyendo el transporte por carretera, la tasa es cero para el 70% de las emisiones contaminantes y el 96% valen menos de 30 euros por tonelada equivalente de CO2. Un 46% de las emisiones del transporte por carretera tienen un precio superior a 30 euros, por lo que es el sector con los precios más altos.

La OCDE constata, además, que en casi todos los países se tasan las emisiones con impuestos relacionados con el sector energético, no con una tasa al carbono en sí. «Ese informe evidencia que las políticas de precios de carbono no están utilizando todo su potencial», indica el documento, que subraya que hace falta «un precio del carbono más elevado y de cumplimiento más estricto para conseguir los objetivos climáticos». Ese precio traería beneficios colaterales como «la reducción de la contaminación del aire o la elevación de los ingresos públicos», subrayaron.

La COP21 tiene un borrador de acuerdo para ser ultimado por los ministros

EFE.- La primera semana de negociaciones en la cumbre del clima de París (COP21) culminó con la aprobación de un borrador de acuerdo que terminarán de ultimar los ministros de cerca de 200 países a partir del lunes, en tanto que los artículos más problemáticos siguen aún sin cerrar. El documento aprobado es fruto de cuatro años de trabajo de los negociadores, que, en la cumbre de Durban (Sudáfrica) de 2011, recibieron el mandato de elaborar el texto de un acuerdo universal de lucha contra el cambio climático.

El texto ha pasado de las 55 páginas con las que llegó a París a las 48 actuales, de las que 22 corresponden al pacto en sí que se prevé aprobar el próximo viernes, 21 a un paquete de decisiones que lo desarrollarían y 5 a un anexo con 96 propuestas de cambios introducidas por las partes a última hora. La embajadora francesa en la cumbre, Laurence Tubiana, reconoció que el borrador aún recoge todas las opciones, muchas contradictorias entre sí, cuenta con más de mil paréntesis y deja sin resolver las dos áreas más conflictivas: la diferenciación entre países desarrollados y en desarrollo, y la financiación a estos últimos para crecer bajos en carbono y se adapten al calentamiento.

No obstante, admitió que el documento «indica el deseo de todos de alcanzar un gran pacto», aunque «todavía no estemos al final del camino» y «la mayor parte de los temas más problemáticos continúan sin resolver». «Sobre esta base deberán negociar los ministros», que el lunes a primera hora llegan París, dijo Tubiana, quien advirtió de que su Gobierno «no tiene un plan B» y confía en contar con la versión final el jueves por la mañana, para que los juristas la revisen y los traductores la preparen en los seis idiomas oficiales de la ONU, con el fin de que sea suscrita el viernes.

Tras Tubiana intervinieron en el plenario los portavoces de todos los grupos de negociación, quienes coincidieron con la idea lanzada por la jefa del equipo negociador de la Unión Europea, Elina Bardram, quien dijo que es «un texto aceptable para todos». A pesar de haber logrado una base para el futuro pacto universal de lucha contra el calentamiento en esta semana, la mayoría de los negociadores consultados reconocen que la labor diplomática que queda pendiente para los ministros es «tremenda». «Nos hubiera gustado que el texto hubiera llegado a este punto con muchos más puntos cerrados», lamentó en el plenario la embajadora de Sudáfrica, Nozipho Mxakato-Diseko, portavoz de los más de 130 países del grupo de negociación G7 más China.

La directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, apuntó que «todas las opciones siguen estando encima de la mesa, no se ha avanzado en ningún punto político». Tanto Ulargui como el comisario europeo de Acción Climática, Miguel Arias Cañete, valoraron que «las cuitas de la Unión Europea» siguen dentro del acuerdo, tanto en materia de ambición como de mitigación. «La próxima semana será la del compromiso, cuando se deban cerrar los temas más difíciles», dijo Arias Cañete.

Mientras la Unión Europea y Estados Unidos desean que la diferenciación entre países desarrollados y en desarrollo «se vaya diluyendo», países como India, China y los países petroleros presionan para que se mantenga y para que el compromiso de cumplir los objetivos nacionales no sea obligatorio para ellos. Del mismo modo, quieren que el cometido de financiar a los más vulnerables sólo recaiga en los países considerados ricos en un anexo de la convención de cambio climático de la ONU de 1992, cuya mención actualmente, en un mundo tan diferente, enerva a la Unión Europea.

El enconamiento del debate de la diferenciación choca en muchos casos de bruces con la propia realidad: a día de hoy, 186 países, incluyendo la inmensa mayoría de las naciones en desarrollo, han presentando compromisos de reducción de emisiones para incluir en este acuerdo. Sólo Venezuela, Uzbekistán, la República Popular Democrática de Corea, Libia, Siria, Panamá, Nepal, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves y Timor Oriental no han presentado compromiso, en algunos casos por motivos evidentes de su situación de conflicto.

Aunque también contribuyen a la financiación de los más vulnerables, China aportó recientemente 3.000 millones de dólares, lo cierto es que las potencias emergentes no quieren «dejarse computar» oficialmente en este aspecto, aseguró Valvanera Ulargui. «La Unión Europea no quiere que la diferenciación se diluya de manera traumática e inmediata para estos países, pero sí que vayan contribuyendo a medida que mejoren sus economías», explicó la jefa del equipo español.

Por su parte, las ONG se mostraron optimistas respecto a «cómo avanza el proceso», aunque cautelosas «por la lentitud con la que se progresa en el contenido». Martin Kaiser, portavoz de Greenpeace, recordó que a estas alturas en la última cumbre en la que se trató de alcanzar un pacto global «había un texto de 300 páginas, frente a las poco más de 20 de acuerdo que hay en París, donde el clima de negociación es mucho más constructivo». Kaiser alertó, sin embargo, de que «el acuerdo no está garantizado». También Tasneem Essop, jefa de la delegación de WWF en la cumbre, aseguró que «los ministros van a tener que correr una carrera contra reloj para asegurar un acuerdo fuerte».

Fabius se muestra «realmente optimista»

El presidente de la cumbre del clima (COP21) y ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Laurent Fabius, afirmó que, ante los últimos avances en las negociaciones, comienza a sentirse «realmente optimista» aunque queda todavía mucho trabajo pendiente. «Con las últimas informaciones que me han llegado, empiezo a ser realmente optimista, pero aún falta mucho por hacer. Por lo tanto, diría que ésta va a ser la COP de la acción», manifestó el ministro galo. Así se pronunció en el «Día de la Acción», en el que más de 50 personalidades de todo el mundo, como los actores Leonardo DiCaprio y Sean Penn, se reúnen en París para simbolizar el apoyo de la sociedad civil a la lucha contra el calentamiento.

«Solíamos tener solo gobiernos, pero ahora tenemos actores, de diferentes lugares, que quieren compartir su experiencia. Esto es importante», manifestó por su parte el ministro de Medio Ambiente peruano, Manuel Pulgar. Fabius confió en que el impulso que espera que suponga la COP21 para la lucha contra el cambio climático se mantenga al término de la cumbre y llegue más allá. «La sociedad está lanzada y la acción no se parará más. Estoy completamente convencido de que el movimiento lanzado va a continuar en los años siguientes y ampliarse», afirmó.

La secretaria de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (CMNUCC), Christiana Figueres, recalcó que «lo que estamos haciendo en estos tres, cuatro o cinco días es muy notable, pero nada comparado con lo que tenemos que hacer», avanzó. Figueres añadió que es importante darse cuenta de que «debemos» actuar porque la ciencia apunta a que solo se dispone de un estrecho margen para contrarrestar el cambio climático, pero también por un «imperativo moral», dado que si no se toman iniciativas con rapidez, sus efectos se cebarán con los más vulnerables.

Numerosas personalidades se unen en París a la lucha contra el cambio climático

EFE.- Un desfile formado por estrellas de cine, un premio Nobel, alcaldes de megalópolis, científicos y empresarios reputados se han reunido en la cumbre del cambio climático para enviar un mensaje claro: es necesario actuar ya contra el calentamiento.

«Los días de soñar han dejado paso a los días en los que hay que hacer», proclamó el actor y director estadounidense Sean Penn durante su intervención en los eventos organizados en la cumbre COP21 de París con motivo del «Día de la Acción».

En él han tomado la palabra personalidades con experiencia en combatir el cambio climático desde campos tan variados como las finanzas, la inclusión social o la construcción.

«No tenemos que seguir teniendo miedo a lanzar compromisos que cumplir. Me gustaría pediros que os unáis a nosotros en asumirlos y ponernos bajo el futuro escrutinio de nuestros hijos», recalcó Penn, fundador de una ONG centrada en Haití.

La presencia casi secretista de uno de sus colegas de profesión, Leonardo DiCaprio, ha creado una gran expectación. Mientras los rumores circulaban de pabellón en pabellón sobre si el actor había o no dado plantón a la organización, éste se ha escurrido entre el público para recluirse en la zona VIP.

DiCaprio, que saltó al estrellato con títulos como Titanic, dirige la fundación que lleva su nombre y ha aprovechado su paso por la cumbre para cambiar de papel y ponerse detrás de la cámara en un documental que está realizando.

También aprovechó su paso por París para hacer un llamamiento a los más de mil responsables municipales que se reunieron ayer en el Ayuntamiento parisino -entre los que figuraban las alcaldesas de Madrid y Barcelona, Manuela Carmena y Ada Colau– a comprometerse a avanzar hacia ciudades alimentadas con un 100 % de energías renovables.

Otro famoso que hoy aterrizó en la capital gala fue Arnold Schwarzenegger, que no ha dudado en acercarse a uno de los escenarios de la matanzas terroristas del pasado 13 de noviembre, la sala Bataclan, sin olvidarse de reivindicar el uso de las energías renovables.

«El futuro del que vienes 100 % energía renovable, ¿no?», le ha preguntado la ONG Greenpeace a través de Twitter, en referencia a su famosa interpretación del robot asesino Terminator. «¿California? Es el futuro. Ya tenemos un 40 % de renovables pero llegaremos al 100 %», bromeó el que fuera gobernador de este estado norteamericano como miembro del Partido Republicano, tradicionalmente escéptico respecto a la lucha contra el cambio climático.

En el bando contrario militaba el exvicepresidente de Estados Unidos y Nobel de la Paz Al Gore, una de las voces claves que ha tratado de despertar conciencia al otro lado del Atlántico sobre los efectos del calentamiento.

«Estamos viendo el crecimiento de una fuerte determinación que dice: sí, estamos dispuestos a hacer el cambio», dijo Gore en su intervención en el «Día de la Acción» de la COP y ligó el momento actual con otros sucesos que cambiaron el curso de la historia de la humanidad. «Con la esclavitud, el derecho a votar de las mujeres, el apartheid… hemos visto en cada caso que al final la discusión trata de decidir entre lo que es correcto y lo que es incorrecto», añadió.

También participó en el acto el astronauta español Pedro Duque, como parte de un emotivo vídeo en el que él y varios de sus colegas hacían hincapié en la importancia de cuidar un planeta excepcional como es la Tierra.

Otros rostros conocidos que se han asociado estos días con la COP21, que espera lograr un acuerdo global de recorte de emisiones, son el empresario y filántropo Bill Gates, la música y poetisa Patti Smith, y los actores Robert Redford y Mark Ruffalo.

También hubo lugar para la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, su homólogo de Río de Janeiro, Eduardo Paes, y el exregidor de Nueva York Michael Bloomberg, entre otros.

El broche al día ha corrido a cargo del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y del presidente de Francia, François Hollande, quien advirtió sobre el peligro que supondría para el planeta cerrar un «acuerdo de mínimos».

Mas y Urkullu presentan ante la Cumbre de París sus compromisos de reducción de emisiones

Europa Press.- El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha asegurado este domingo que Cataluña está actuando como si fuera un Estado en la lucha contra el cambio climático a nivel institucional, político y operativo, a pesar de que no pueda hacerlo desde el punto de vista legal.

Aprovechando para incidir en su objetivo independentista, ha viajado hasta París  para participar en el Cumbre del Cambio Climático (COP21). Mas ha explicado que su participación en la COP21 tiene como objetivo demostrar que Cataluña se toma «muy seriamente» la lucha contra el cambio climático, y ha destacado que el Govern presentará al Parlament un proyecto de ley pionero en el Estado sobre el cambio climático.

«Hemos logrado cumplir con creces los Protocolos de Kioto», ha señalado Mas, y ha insistido en que durante el período 2020-2030 trabajarán con el objetivo de rebajar el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero por debajo de lo fijado.

Urkullu también viaja hasta París

El lehendakari, Iñigo Urkullu, acudirá este lunes y martes a la Cumbre sobre el Cambio Climático de París (COP21), donde expondrá la apuesta por «mitigar las consecuencias del cambio climático» de Euskadi y del ‘The Climate Group’, entidad que copreside.

Según ha destacado el Gobierno vasco, la Cumbre ha integrado en su agenda, por primera vez, a entidades «subestatales» como administraciones más cercanas a la ciudadanía en la gestión de políticas medioambientales. Urkullu reivindicará ante los Estados «el papel que juegan las regiones, como administraciones más cercanas a la ciudadanía y a la gestión de las políticas industriales o de transporte».

El lehendakari, copresidente para Europa de la organización internacional medioambiental ‘The Climate Group’, que agrupa a países, regiones y estados federados, será el encargado de anunciar la apuesta por «mitigar las consecuencias del cambio climático» de esta entidad y de Euskadi.

En este sentido, el Ejecutivo Vasco se compromete a reducir en un 40% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para el año 2030 y en un 80% para 2050, tomando como referencia base el año 2005. Estos compromisos están alineados con los adquiridos por la Unión Europea y recogidos en la Estrategia Vasca de Cambio Climático.

 

 

Europa, China y Estados Unidos insisten en que el pacto de París sea vinculante mientras los países subdesarrollados exigen financiación

EFE.- La Unión Europea, China o Estados Unidos, entre otras partes de la cumbre del clima de París, reclaman un pacto de lucha contra el cambio climático «legalmente vinculante«, aunque esta expresión tiene un sentido distinto para cada uno de ellos. Mientras, representantes de los países menos desarrollados piden a sus socios más ricos que asuman su mayor responsabilidad en el calentamiento global y acepten incluir exigencias diferenciadas en el acuerdo de reducción de emisiones que se negocia en la COP21.

Las delegaciones de los 195 países centran sus intensas negociaciones en el carácter legal del acuerdo, entre otros temas y, según diversas fuentes, se busca una fórmula cercana a lo que persigue Estados Unidos. Las fuentes también apuntaron a que esa expresión tiene un sentido distinto para cada una de las partes. El comisario de Acción por el Clima de la Unión Europea, Miguel Arias Cañete, reitera que quieren que el acuerdo y los 185 compromisos nacionales de reducción de emisiones presentados para el mismo sean jurídicamente vinculantes internacionalmente o quedarán en papel mojado. China y Estados Unidos también persiguen un pacto vinculante, pero, a diferencia de la Unión Europea, no lo quieren en su totalidad sino hasta cierto punto.

Estados Unidos busca un acuerdo por el que los países estén obligados a remitir compromisos de reducción de emisiones periódicamente, a tomar medidas internas para asegurar que cumplen lo prometido y a rendir cuentas regularmente, pero no pretende que los objetivos nacionales ofertados sean vinculantes. La legislación estadounidense dice que todo acuerdo vinculante con «objetivos» o cifras de cumplimiento obligatorio debe ser remitida al Senado, lo que el Gobierno Obama quiere eludir ante la posibilidad de que la mayoría republicana lo rechace. Esa delegación argumenta que su propuesta contentaría a países como China o India que no quieren «atar» las cifras de reducción de emisiones ofrecidas con esa fórmula legal.

Preguntado al respecto, Yvo de Boers, una de las personas que mejor conoce las negociaciones, de las que fue jefe como secretario de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) entre 2006 y 2010, quita peso al hecho de que el futuro pacto sea «legalmente vinculante». Muchos países piden que lo sea a nivel internacional, «pero ¿qué significa? ¿Que si alguien no cumple lo llevas a la corte penal internacional? Eso nunca ocurre», señaló De Boers.

A su juicio tendría más sentido que fuera legalmente vinculante a nivel nacional, pues argumenta que «la promesa que has hecho en París, la llevas a tu Parlamento y la transformas en una ley que recoja el procedimiento para cumplirlo». De Boers vaticina que si hay un acuerdo final con todos los compromisos recogidos «y se dice que los países los implementarán en sus legislaciones y cada 5 años los revisarán y renegociarán la ambición, la Unión Europea lo aceptará» aunque no sea vinculante internacionalmente.

El embajador mexicano y miembro de la delegación de este país, Luis Alfonso de Alba, comparte la visión de que un acuerdo bien atado «en el que todas las partes pasan por un proceso de revisión del cumplimiento de sus obligaciones» es lo fundamental. Además, recuerda que el pacto prevé que cuando los países renueven en el futuro sus contribuciones nacionales no pueden prometer menos de lo ofrecido en 2015, lo que garantiza que irán revisando al alza aunque las promesas no sean jurídicamente vinculantes.

Determinará la fuerza legal del acuerdo «su contenido, no su nombre ni si es o no vinculante internacionalmente», subrayó por su parte la experta en temas legales del World Resources Institute, Eliza Northrop, quien augura que el resultado será una combinación de textos vinculantes y no vinculantes muy similar a lo que busca Estados Unidos. Northrop explicó que el acuerdo en sí será un pacto legal internacionalmente, por lo que para formar parte del mismo los países deberán ratificarlo posteriormente.

En cualquier caso, esa fórmula se sigue discutiendo en París, donde hay un nuevo texto de negociación con cinco páginas menos (50 en lugar de 55) pero con más paréntesis (1.400 frente a 1.250). El documento cuenta con 250 opciones abiertas que afectan fundamentalmente a las cuestiones más peliagudas: la financiación, mitigación y adaptación al cambio climático en los países en desarrollo y la diferenciación entre países ricos y pobres respecto a cumplir los compromisos.

Piden a Occidente más responsabilidad

Representantes de los países menos desarrollados pidieron a sus socios más ricos que asuman su mayor responsabilidad en el calentamiento global y acepten incluir exigencias diferenciadas en el acuerdo de reducción de emisiones que se negocia. «Es responsabilidad de todos, colectivamente. Pero tienen una mayor responsabilidad nuestros socios desarrollados, que son los que tienen la responsabilidad histórica de acudir con objetivos muy ambiciosos», afirmó el ministro de Medioambiente de Gambia, Pa Ousman Jarju, que lidera el grupo de países menos desarrollados en las negociaciones climáticas y alertó de que, si no se resuelven estas diferencias, será difícil llegar a acuerdos.

«Somos diferentes, tenemos diferentes capacidades y tenemos que asegurar que hay un acuerdo que refleja esto», dijo. En este sentido, señaló que es justo que la India defienda que tiene una posición diferente a la de otras grandes economías, debido al alto nivel de pobreza del país, por lo que consideró «justo» que trate de proteger a esta población. WWF pidió también que se tenga en cuenta la diferenciación en las negociaciones sobre el clima, de modo que se pongan sobre la mesa los conceptos de «responsabilidad y capacidad» a la hora de decidir qué esfuerzos deben hacer las partes.

Asimismo, Ousman Jarju hizo hincapié en la necesidad de que el acuerdo incluya un reconocimiento explícito sobre la ayuda ante los daños y pérdidas ocasionados por los efectos del cambio climático en los países más vulnerables. «Si la cuestión de las pérdidas y daños no se tiene en cuenta de manera adecuada, no habrá un resultado en París», resaltó. También consideró esencial asegurar que el paquete de medidas que salga de la COP21 incluya «financiación nueva, adecuada y predecible». En este sentido, aplaudió  la cooperación sur-sur anunciada por China, pero avisó de que ello «no sustituye» a las aportaciones que, a su juicio, los países ricos deben hacer y que no han de incluirse en ese paquete créditos a devolver.

Ban Ki-moon no se moja

Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, apremió a todos los países, ricos y pobres, a ser flexibles y demostrar su compromiso para alcanzar en París un acuerdo para combatir el cambio climático. «Todavía queda mucho trabajo por hacer. Siguen sin resolverse asuntos esenciales y no queda mucho tiempo», dijo Ban, que instó a los países desarrollados a «reconocer su responsabilidad de encabezar» el proceso y a las naciones en vías de desarrollo a «hacer más en línea con sus crecientes capacidades». En ese sentido, recordó que dentro de los países en desarrollo hay distintos niveles de riqueza y posibilidades y puso como ejemplo los fondos de cooperación prometidos por China.

El diplomático coreano, mientras tanto, evitó pronunciarse sobre una de las cuestiones esenciales de las discusiones: si el acuerdo que salga debe ser jurídicamente vinculante o no. Ban dijo que, por ahora, «se discuten muchas ideas» en ese ámbito y subrayó que lo importante es que haya un pacto que sea firme y universal. «El mundo ha estado demasiado tiempo sin un acuerdo climático universal que incluya a todos los países como parte de la solución. No podemos retrasarlo más», insistió Ban. El responsable de la ONU recordó que no hay «un acuerdo perfecto», pero dejó claro que el resultado de la negociación debe situar al mundo en el camino correcto para «una prosperidad a largo plazo, estabilidad y paz».

La India bloquea las negociaciones del acuerdo climático de París y la Unión Europea empieza a flexibilizar su postura

EFE.- Las negociaciones de cerca de 200 países para lograr un acuerdo universal contra el cambio climático están en punto muerto por el bloqueo de India, que presiona para que el acuerdo diferencie claramente las responsabilidades entre naciones desarrolladas y en desarrollo en los puntos clave. Mientras, la Unión Europea mantiene su exigencia de que el acuerdo climático perseguido incluya objetivos de mitigación jurídicamente vinculantes, algo que rechaza Estados Unidos, por lo que reconoció estar considerando opciones para llegar a un consenso.

Pese a que el presidente de India, Narendra Modi, subrayó en la inauguración de la cumbre del clima que su país «no quiere quedar fuera» del pacto global que se prevé aprobar en París, India no ha defraudado las expectativas de quienes vaticinaban que se convertiría en el Estado que más iba a complicar el acuerdo. La jefa del equipo negociador español, Valvanera Ulargui, explicó que India se opone a que la diferenciación entre países ricos y pobres, en que se basa el Protocolo de Kioto (1997), «se vaya diluyendo».

India persigue que las contribuciones de reducción de emisiones para el futuro acuerdo sean de cumplimiento «voluntario» para los países en desarrollo, entre los que se incluye, y sólo sean jurídicamente vinculantes para los países que un anexo de la ONU de 1992 consideró «ricos». Esa división entre ricos y pobres de 1992 dista mucho de la realidad actual y de ella no quieren ni oír hablar ni Estados Unidos ni la Unión Europea, que se oponen a que los compromisos de los países en desarrollo sean de cumplimento voluntario.

La negociación no sólo permanece paralizada en ese punto, también lo está en todos los párrafos más importantes del acuerdo, cuyo cumplimiento India quiere condicionar a la recepción de financiación por parte de los países desarrollados. La propia contribución presentada por India, el tercer mayor emisor tras China y Estados Unidos, de reducir la intensidad de sus emisiones entre un 33-35% para 2030 respecto a 2005 y que el 40% de su electricidad provenga de renovables, está condicionada a la recepción de 206.000 millones de dólares de la comunidad internacional.

Transferencia sin coste de conocimientos

India quiere, además, que el acuerdo recoja la obligatoriedad de los Estados desarrollados de transferir, sin coste, conocimiento en tecnologías bajas en carbono a los países en desarrollo, un asunto regulado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y que no puede ser tratado en esta convención. El país asiático no está solo: un buen número de naciones en desarrollo que se beneficiarían de que las contribuciones sean voluntarias le secundan en silencio. «Tememos que China, que oficialmente se presenta como facilitador, sea más bien un apoyo», indicó un negociador de la delegación británica.

Para los negociadores más optimistas el bloqueo de India forma parte de una postura táctica y esperan que la próxima semana, cuando los ministros acudan a París a ultimar el acuerdo, la India ceda si se les asegura la financiación y parte del lenguaje que desean en transferencia tecnológica. Hay quien va más allá y cree que el bloqueo se debe a un conflicto de «orgullo país» mal gestionado: países como Estados Unidos no han dejado de repetir en los últimos meses lo «cooperante» que estaba China para alcanzar un acuerdo internacional, frente a «lo problemática» que estaba siendo India.

«India se ha podido sentir herido como país porque no se haya reconocido su recorrido», indicó la ex secretaria de Estado española de cambio climático Teresa Ribera. La realidad es que el mix energético de India es cada vez más limpio y que, aunque el carbón es la fuente de energía más barata y abundante del país, cada vez más caro y complicado de extraer.

«La mayoría de los bancos ven más potencial en financiar proyectos solares que nuevas plantas de carbón», aseguró un delegado de India en la cumbre, al tiempo que consideró que su país «no puede aceptar limitar duramente sus emisiones cuando todavía estamos tratando de alumbrar a gran parte de la población, el 20% de nuestros habitantes no tienen acceso a la electricidad». Apuntó a que los países ricos son los principales responsables del cambio climático, y que aún «un estadounidense medio emite 10 veces más al año que la media de un habitante en India».

La única manera de acercar posturas, por ahora, cuando ninguna delegación quiere ceder en sus líneas rojas, sería que los más ricos aporten fondos para ayudar a financiar el recorte de emisiones de los que están en desarrollo. Las «diferencias en la negociación en estos momentos son sanas, no se está debatiendo en contra de nadie», dijo la secretaria de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU, Christiana Figueras, quien insistió en que «queremos un acuerdo con todo el mundo a bordo, nadie se quedará en el camino».

La Unión Europea busca consensos

Bruselas mantiene su exigencia de que el acuerdo climático incluya objetivos de mitigación jurídicamente vinculantes, según afirmó Elina Bardram, negociadora de la delegación comunitaria. «Abogamos con fuerza por objetivos de mitigación jurídicamente vinculantes, y al mismo tiempo, como en toda negociación, tenemos que escuchar a todas las partes y considerar las circunstancias que nos permitan llegar al acuerdo más general, inclusivo y dinámico«, aseguró Bardram.

La negociadora europea recalcó que, en cualquier caso, la «fortaleza y la credibilidad» del acuerdo que se espera que salga de París «no se va a juzgar en función de una sola cuestión, sino del nivel de ambición de varios elementos del acuerdo». Apuntó a cuestiones como el establecimiento de un sistema de transparencia y rendimiento de cuentas a la hora de mostrar los esfuerzos hechos por cada país para cumplir con sus objetivos, así como el modo en que se fija la mitigación y cómo se formulan los compromisos que van a ser aplicados.

«Las negociaciones están en marcha, no ha habido ninguna concesión por parte de la Unión Europea, pero, como otros, estamos mirando soluciones que nos lleven a un acuerdo», manifestó Bardram. La negociadora instó también a todas las partes a acelerar los trabajos para poder alcanzar un consenso para el día 11, cuando finalizará la cumbre. «El trabajo duro acaba de comenzar ahora, hemos empezado esta sesión final con un texto de 51 páginas y claramente demasiadas opciones sobre la mesa. Las negociaciones tienen que ponerse a trabajar seriamente, para acortar y pulir el texto», apuntó.

«La gente se está reservando las balas como si fuéramos a estar en París tres semanas, en vez de dos», afirmó por su parte Karsten Sach, una de las negociadoras de la delegación alemana. Sach mostró su pesar porque las conversaciones no están avanzando tan rápido como desearía y consideró que los políticos deberían poner presión sobre los técnicos para que aceleren su trabajo. En la misma línea, Bardram afirmó que es necesario que se busquen ya puntos en común entre las diferentes partes y apuntó que la Unión Europea está dispuesta a actuar como una «constructora de puentes», así como a «comprometerse en negociaciones sustanciales» para lograr que la temperatura global permanezca por debajo de los dos grados Celsius.

China promete reducir un 60% sus emisiones invernadero del sector energético en 2020 y WWF cree que puede cumplir

Mientras diversas urbes de todo el planeta se comprometieron durante la conferencia medioambiental de París (COP21) a destinar el 10% de sus presupuestos anuales a mitigar el cambio climático, el gobierno de China anunció que reducirá sus emisiones de gases de efecto invernadero del sector energético en un 60% de aquí a 2020 y que las emisiones anuales de CO2 disminuirán en 180 millones de toneladas.

El país vive esta semana una crisis de contaminación del aire que ha provocado que se emitiera un alerta naranja, el segundo nivel más alto, que conlleva el cierre de autopistas y la paralización de obras de construcción y recomendaciones a los ciudadanos para que permanezcan en sus casas. El Ministerio de Protección Medioambiental indicó que las emisiones se disparan durante el invierno por los sistemas de calefacción y la baja ventilación natural. Por su parte, el delegado de China en París, Su Wei, subrayó con «preocupación» lo que considera que es una «falta de compromiso de las naciones más ricas para recortar drásticamente sus emisiones de CO2 y ayudar a los países en desarrollo a abordar el calentamiento global.

Tras el anuncio y también desde París, la ONG WWF apuntó que los compromisos expresados por China «no solo son posibles, sino también económica y técnicamente viable». El informe Future Generation 2.0 de WWF concluye que China dispone de potencial técnico para generar el 84% de sus necesidades energéticas con fuentes renovables en 2050 y a un coste mucho más bajo» que dependiendo del carbono.

El análisis del Instituto de Investigación de Transición Energética en el que se basa el informe de WWF sobre China revela que el país podría cumplir con los compromisos internacionales expresados antes de la COP de París para que las emisiones lleguen a su límite y se reduzcan significativamente y se genere el 20% de su energía mediante fuentes de combustibles no fósiles en 2030, por lo que podría prescindir del carbón en su mix energético en 2050 o antes.

La líder de la Iniciativa Global de Clima y Energía de WWF, Samantha Smith, destacó que China tiene una «gran oportunidad» en las negociaciones del clima de Naciones Unidas para «promover más apoyo» de cara a lograr un «sólido acuerdo». «Nuestra información muestra que los objetivos que China ha establecido no solo son ambiciosos, sino que son totalmente realistas», ha subrayado, al tiempo que ha añadido que el informe publicado por la ONG demuestra que el futuro de bajas emisiones está al alcance y a una fracción del coste de la trayectoria actual de China.

Para el director de WWF en China, Lo Sze Ping, el informe demuestra que «es posible» y que para lograr un futuro «altamente eficiente y alimentado por renovables, la voluntad política es un elemento clave». «Mientras más rápido el gobierno de China envíe señales claras para la transición energética, más pronto podemos garantizar un crecimiento sostenible para nuestra economía», alentó.

Presupuestos contra el cambio climático

Cali, México, Río de Janeiro, Santa Fe y otras 15 urbes de todo el planeta se comprometieron  en la COP21 a destinar el 10% de sus presupuestos anuales a mitigar el cambio climático. Esa promesa representa un compromiso de 5.200 millones de dólares que afectará a 33 millones de personas, señaló la Fundación Rockefeller, que impulsa la iniciativa junto con el grupo «100 ciudades resilientes». Forman también parte de ese compromiso capitales como Accra, Ammán, Atenas, Kigali y París, así como otros los municipios estadounidenses de Berkeley, Boulder, Nueva Orleans, Oakland, Pittsburgh y Tulsa, la británica Bristol, la libanesa Biblos, la china Huangshi, la holandesa Rotterdam o la japonesa Toyama.

Obama asegura que las medidas contra el cambio climático son «un imperativo» económico y de seguridad

Europa Press / EFE.- El presidente estadounidense, Barack Obama, reclamó un «esquema perdurable» para afrontar el cambio climático porque las medidas contra este problema son «un imperativo» económico y de seguridad. En el marco de la Conferencia de las Partes de la Convención de Cambio Climático de la ONU que se celebra en París (Francia), Obama aseguró que Estados Unidos buscará un acuerdo que impulse las economías además de ayudar al medio ambiente.

A su juicio, si se deja que el mundo se caliente y los niveles del mar aumenten «tan rápido como lo están haciendo» y que los patrones climatológicos sigan cambiando de maneras «más inesperadas», entonces pronto habrá que destinar más y más recursos económicos, no en oportunidades de crecimiento para los pueblos sino en adaptarse a las «vastas consecuencias del clima cambiante». Además, considera que un pacto por el clima fuerte enviaría una señal tanto a los investigadores como a los inversores de que el cambio es necesario y que podrá estimular la innovación energética. Por ello, Obama ha manifestado que espera que Estados Unidos pueda apoyar sus compromisos climáticos para ayudar a otros países a presentar sus objetivos energéticos.

«Todavía necesitamos un acuerdo en París», indicó Obama, que añadió que su principal objetivo es lograr asegurar que Estados Unidos sea «un líder en llevarse un acuerdo satisfactorio para casa». Finalmente, ha advertido de que el aumento del nivel del mar y el calentamiento del clima podría mermar los recursos económicos. En este contexto, apuntó que «la mejor manera de dirigir la innovación y de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es «ponerle precio» pero no espera que eso suceda por parte de la actual mayoría republicana en el Congreso y Senado estadounidense.

«Si pones un precio, entonces el mercado entero respondería», admitió Obama que estima que si la gente se da cuenta de los costes del cambio climático, entonces se empezará a poner una etiquetar el precio del daño que se está haciendo. «Obviamente no mantengo ninguna ilusión de que este Congreso imponga algo como eso», confesó el presidente estadounidense respecto a que los políticos de su país establezcan un sistema de mercado de emisiones de CO2.

La cumbre climática COP21 persigue hasta el 11 de diciembre un acuerdo para reducir las emisiones de CO2 que por primera vez englobe a la mayoría de los países, asumiendo Estados Unidos su papel de segundo emisor mundial. En este sentido, Obama subrayó el «liderazgo» que Estados Unidos y China han asumido en la cuestión climática desde que mostraran su disposición a contribuir a contener el calentamiento del planeta, una percepción que quiso reforzar inaugurando su presencia en la COP21 con un encuentro bilateral con el presidente chino Xi Jinping.

Seis años después de que Estados Unidos contribuyera a forjar el fiasco de la cumbre climática de Copenhague, Obama se dice consciente en el tramo final de su mandato de la necesidad de tomar cartas en la lucha contra el calentamiento global. Aunque el presidente estadounidense no ha dado muestras de aceptar el acuerdo climático vinculante que otras partes como la Unión Europea reclaman, sí ha advertido de que su país debe actuar para no perder influencia en una cuestión que «todo el mundo se está tomando muy en serio«.

La prioridad de Europa es lograr un acuerdo «ambicioso» de reducción de las emisiones, que cuente con un mecanismo de transparencia al que estén sujetas todas las partes para asegurar que cumplen y con un sistema de revisión periódica que les permita ir aumentando los esfuerzos comprometidos. Al igual que China, Estados Unidos quiere margen para decidir de qué modo pone en la práctica la lucha contra el cambio climático. «La gente puede tener la confianza de que cumpliremos», afirmó Obama, quien advirtió de que, incluso en el caso de que el próximo inquilino de la Casa Blanca sea un republicano, Estados Unidos deberá mantener los objetivos climáticos para no dañar su credibilidad e influencia.

Las organizaciones ecologistas como Greenpeace celebran que Estados Unidos llegue, aunque sea tarde, a la lucha contra el cambio climático, pero advierten de que para ser creíble tiene que ir más allá. El escepticismo también es compartido en otros socios que aún recuerdan que Obama llegó a la anterior cumbre, en Copenhague, con la promesa renovadora que inspiraba su Yes, we can (Sí, podemos) y se marchó sin romper con la postura tradicionalmente inmovilista de Estados Unidos en materia climática.